Las políticas de la Fed exponen las mentiras de la corriente principal

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En la reunión anual de la American Economic Association en San Diego (4-6 de enero de 2013), el profesor de economía de Harvard, Benjamin Friedman, dijo:

Los modelos estándar que enseñamos (…) sencillamente no tienen espacio en ellos para lo que la mayoría de los bancos centrales mundiales han hecho en respuesta a la crisis.

Friedman también aconseja dejar de lado la importancia del papel de los agregados monetarios. Sobre esto dijo:

Si el modelo que estás enseñando tiene una “M” en él, es una pérdida del tiempo de los alumnos. Bórralo.

Según la mayoría de los expertos económicos, la Fed ha reescrito el libro de jugadas de la banca central, recortando los tipos de interés a casi cero y triplicando su balance al comprar bonos. El objetivo de tipos de fondos federales es actualmente del 0,25%. El balance de la Fed ha saltado de 0,86 billones de dólares en enero de 2007 a 2,9 billones en enero de 2013.


Los profesores que dicen que están de acuerdo con la aproximación de la Fed a la crisis económica de 2008-2009 se ven sin embargo desafiados a explicar este nuevo mundo de la banca central a sus alumnos. Argumentan que la acción radical de los bancos centrales para contrarrestar una crisis financiera global no puede explicarse con los modelos tradicionales de cómo funciona la política monetaria.

¿Cuál parece ser entonces el problema?

Según el pensamiento tradicional, una rebaja de los tipos de interés estimula la demanda general de bienes y servicios y esto a su vez, a través del famoso multiplicador keynesiano, estimula la actividad económica general. Además, de acuerdo con la pensamiento tradicional, la inyección monetaria masiva debería asimismo llevar a un tipo más alto de inflación.

Pero a pesar de la masiva inyección monetaria, tanto la actividad económica como la tasa de inflación siguen hundidas. Después de cerrar al 8,1% en junio de 2010, la tasa anual de crecimiento de la producción industrial cayó al 2,2% en diciembre de 2012. La tasa anual de crecimiento del Índice de Precios del Consumo (IPC) cayó al 1,7% en diciembre de 2012, desde el 3,9% en septiembre de 2009. Además, la tasa de desempleo se mantuvo en un elevado 7,8 en diciembre de 2012 con 12,2 millones de personas sin trabajo.


¿Por qué entonces la inyección monetaria masiva de la Fed y el tipo de interés cercano a cero de la tasa de fondos federales ha fallado en reavivar con fuerza la actividad económica y ejercer una presión visible al alza en los precios de los bienes y servicios?

¿Es válido ahora el comentario de Benjamin Friedman de que el dinero no es relevante?

No. El hecho de que la inyección masiva de la Fed haya fracasado en producir los resultados esperados (junto con las líneas de los modelos de la corriente principal) no significa que la oferta monetaria ya no sea importante para entender qué pasa.

El hecho de que la actividad económica actual no esté respondiendo a la inyección monetaria masiva, como en el pasado, indica que las políticas monetarias temerarias prolongadas han dañado severamente la capacidad de la economía de generar riqueza real. Así que frente a Friedman, sostenemos que el dinero importa mucho. Sin embargo, al contrario que el pensamiento de la corriente principal, un aumento en la oferta monetaria no hace crecer, sino más bien destruye la economía.

La actual inyección monetaria, junto con una falsificación de la estructura del tipo de interés, ha causado una grave mala asignación de recursos del escaso capital real. Como consecuencia de políticas monetarias temerarias, se ha creado una estructura de producción no generadora de riqueza. Evidentemente, con la decreciente capacidad de generar riqueza real, no es posible apoyar, es decir, financiar, una actividad económica fuerte.

Una inyección monetaria es siempre una mala noticia para la economía porque desvía financiación real de actividades generadoras de riqueza a actividades consumidoras de riqueza. Pon en marcha un intercambio de algo por nada.

Mientras funcione la capacidad de la economía de generar riqueza, pueden absorberse las políticas monetarias temerarias del banco central. Bajo esas condiciones, los observadores del mercado obtienen la falsa impresión de que las políticas monetarias “laxas” son la clave del crecimiento económico.

Cuando la actividad de generación de riqueza, como porcentaje de la actividad económica total, cae por debajo de cierto punto, la realidad se impone y la actividad económica tiene que caer. Este declive en la actividad generadora de riqueza socava la capacidad de prestar. Los fondos reales para prestar han declinado también y se produce el préstamo “de la nada”. A ello le siguen el crecimiento de la oferta monetaria y la inflación de precios.

Como consecuencia del proceso debilitado de generación de riqueza, actividades no generadoras de riqueza antes subvencionadas quedan bajo presión. Como no producen bastante como para sostener su propia viabilidad, se ven obligadas a bajar sus precios de bienes y servicios para prevenir la quiebra. Según Mises:

Tan pronto como el aflujo de medios fiduciarios adicionales llega a su fin, se derrumba el castillo de naipes del auge. Los empresarios deben restringir sus actividades porque les faltan los fondos para su continuación a esa excesiva escala. Los precios caen súbitamente porque estas empresas en apuros tratan de conseguir efectivo poniendo inventarios en el mercado a precios muy bajos.[1]

No está claro si ya hemos llegado a esta etapa en EEUU. Pero, a pesar de la inyección masiva de la Fed, la actividad económica permanece apagada y esto plantea la posibilidad de que la economía de EEUU no esté lejos de hundirse en un agujero negro.

Las políticas agresivas de la inyección de la Fed destacan la naturaleza destructiva de la moneda laxa. Dejando aparte las teorías populares de la corriente principal, las acciones de la Fed han demostrado que la inyección monetaria no puede hacer crecer una economía. Solo puede poner en marcha un proceso de destrucción.

Muchos pensadores políticos de la corriente principal son de la opinión de que las políticas de la Fed pueden hacer más eficaces haciendo trasparentes y coherentes las políticas del banco central Los siguientes comentarios, del ilustre economista Michael Woodford, recogidos por Reuters, no son más que un ejemplo:

“Los acontecimientos recientes (…) nos han dado muchas razones para cambiar lo que enseñamos cuando hablamos de política monetaria”, dijo Michael Woodford, profesor en la Universidad de Columbia y unos de los más influyentes pensadores actuales sobre política monetaria.

Woodford dijo que en el futuro incorporaría muchas más explicaciones acerca de la importancia de la estabilidad en el sector financiero en la macroeconomía y diría a los alumnos por qué las expectativas futuras de tipos de interés del banco central pueden ser vitales.

“Explicar por qué las expectativas son importantes para la demanda agregada”, dijo a la comisión. (…)

“Hacer creíble que el banco central seguirá de verdad la política que está indicando”, decía Woodford, refiriéndose a la importancia de convencer a empresas y familias para que inviertan y gasten.

La creencia de que una mayor transparencia y coherencia en las políticas de la Fed llevaría a un crecimiento económico estable es una mentira. Hemos visto que son en realidad las políticas de la Fed las que son el factor clave detrás del proceso del proceso de generación de riqueza. Por tanto, el daño infligido por estas políticas no puede evitarse aunque la Fed sea coherente y transparente.

El problema clave de la perspectiva de la corriente principal es su idea de que todo lo que hace falta para el crecimiento económico es potenciar la demanda de bienes y servicios, es decir, que la demanda crea oferta. Es por esta razón por la que los pensadores de la corriente principal sostenían la opinión de que los aumentos en la oferta monetaria y el consiguiente aumento en la demanda general de bienes y servicios es un catalizador del crecimiento económico.

Pero hemos visto que una vez se inyecta el dinero se pone en marcha un intercambio de algo por nada, es decir, una desviación de los generadores de riqueza a los no generadores de riqueza y consecuentemente un desvío al empobrecimiento económico.

Resumen y conclusión

En la reciente reunión de la American Economic Association eonomistas académicos dijeron que las últimas políticas monetarias de la Fed hacían difícil emplear teorías aceptadas respecto del efecto de las políticas del banco central en la economía. Los expertos son de la opinión de que en el “nuevo mundo”, debido a las políticas de la Fed, queda poco espacio para que la oferta monetaria explique por qué la actividad económica y la tasa de inflación están hundidas a pesar de las políticas agresivas de la Fed desde 2008. Frente al pensamiento de la corriente principal, las políticas agresivas de la Fed han destacado la naturaleza destructiva de la política monetaria laxa. La oferta monetaria importa ahora más que nunca.



[1] Ludwig von Mises, Human Action [La acción humana], 4ª edición revisada, p 562.


Publicado el 8 de febrero de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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