Una queja común de libertarios anticorporativos y autodenominados anarquistas es que las corporaciones son criaturas del estado. La característica de la responsabilidad limitada de la forma corporativa, afirman, y la capacidad de las corporaciones de conseguir grandes cantidades de capital son privilegios concedidos por el estado.
Dos réplicas importantes a esas afirmaciones deben abrirse paso en la conciencia cultural: (1) necesitamos corporaciones si queremos un nivel decente de vida y (2) estos poderes corporativos existirían sin el estado.
Las ventajas de la forma corporativa (responsabilidad limitada y acumulación de capital) se conocen desde que la humanidad ha tenido la tecnología para fabricar cosas útiles cuya producción sea demasiado cara para que la soporte un solo inversor. Esa tecnología es un desarrollo reciente en la historia humana, igual que las corporaciones y las leyes corporativas que conocemos hoy.
En Inglaterra, antes del siglo XIX, una concesión corporativa originalmente solo podía otorgarla el rey y luego solo el Parlamento. Igualmente, en Estados Unidos antes de la mitad del siglo XIX, solo podía otorgarse una concesión corporativa mediante una ley del parlamento del estado. A medida que se desarrollaban la tecnología y la necesidad de grandes inversiones (particularmente en ferrocarriles y petróleo), las aplicaciones empezaron a inundar los parlamentos estatales, que dejaron de querer ocuparse de este trabajo. Las corporaciones desde entonces se han convertido en fáciles de crear y mantener.
Respecto de la acumulación de capital, es bastante evidente que fabricar automóviles, aviones e incluso bebidas refrescantes y salsas para barbacoa baratas pero funcionales requiere enormes inversiones de capital inicial. Una sola fábrica, como una que haga latas de aluminio para refrescos con un coste de cuatro céntimos, podría costar decenas de millones de dólares (y algunas fábricas automovilísticas, mil millones). Fijémonos en que la salsa barbacoa de Kraft, muchas de cuyas variedades son perfectamente decentes, se vende por menos de 1,50$. Las salsas de barbacoa de gourmet se venden a menudo por 4$. Extrapolemos ahora esa diferencia de precio a nuestro automóvil y demos gracias a las grandes inversiones en fábricas de gran volumen.
Respecto de la responsabilidad limitada, el aspecto más importante de la responsabilidad limitada es que es la de los inversores la que está limitada (en la cantidad de su inversión). Eso significa que la responsabilidad limitada se aplica a ti y a mí, los pequeños inversores cuyos planes de jubilación invierten en acciones diversificadas y otros activos financieros. Necesitamos este asilamiento de los pasivos corporativos para aprovechar las ventajas de la tecnología y la división del trabajo.
La alternativa es impensable: imaginad recibir un carta en el correo diciéndoos que, en virtud de vuestra inversión en bolsa de 500$ en bolsa de alguna empresa petrolífera, debéis aportar más de 5.000$ para ayudar a pagar el último vertido de crudo. Nadie asumiría esa responsabilidad y sin la limitación de responsabilidad nuestros niveles de tecnología y de vida serían mucho menores.
Tened en cuenta que los directores y cargos corporativos son responsables de las malas decisiones que tomen.
Es verdad que hay protecciones legales y políticas de seguro disponibles para aislar a directores y cargos de las malas decisiones de negocio que puedan tomar. Es apropiado, ya que queremos animarlos a asumir riesgos en la creación de riqueza, queremos que intenten desarrollar productos y servicios nuevos y mejores y no todos esos intentos tendrán éxito. Tu protección antes sus malas decisiones empresariales es invertir en diversos valores: acciones (patrimonio) y bonos (deuda) de diversas compañías, sí como seguros, metales preciosos, divisas, etcétera. Diversificad de todas las maneras posibles y unas pocas malas decisiones en el mundo corporativo no os dañarán.
Pues aquí queda la responsabilidad por malas decisiones de negocio: compras hostiles, que fueron comunes durante y antes de la década de 1980. Sin embargo el gobierno ha intervenido a nivel nacional y en todos los estados para hacer estas compras tan difíciles que no puedan volver a producirse. Echad la culpa de la actual dificultad en expulsar a los malos gestores al estado.
Y los peces gordos corporativos siguen siendo directa y personalmente responsables de acciones que sean ilegales y pueden ser demandados por inversores por acciones que beneficien a directores y directivos a costa de los accionistas.
En último término, la responsabilidad limitada principalmente te protege a ti, al pequeño accionista. El término no se refiere a la gente que toma decisiones malas o ilegales respecto de acciones corporativas. (Aunque, repito, el estado interfiere en esta relación: si una corporación contamina ilegalmente, es a menudo el accionista el que se ve castigado por multas contra “la corporación” y las consiguientes caídas en el precio en bolsa).
¿Cómo puede estar seguro de que sería posible sin el estado la responsabilidad limitada corporativa y la agregación de pequeñas inversiones en grandes pilas de dinero? Porque los contratos son posibles sin el estado. Para un tipo interesante de confirmación, solo comprobad la Constitución de los Estados Unidos, que admite indirectamente que los contratos privados deberían ser vinculantes e intocables como derecho privado y que dichos contratos son previos a la Constitución (Art. I, § 10).
¿Cómo funcionan estos contratos para aislar a los inversores pasivos de demandas contra corporaciones? Los mecanismos contractuales necesarios ya son bien conocidos en la práctica empresarial. Hay cláusulas de indemnización por las que una parte acuerda mantener incólume a otra y reembolsarle los gastos en que incurra en ciertas acciones legales. Los ejemplos incluyen escrituras de garantía en contrataciones inmobiliarias y acuerdos de garantía en el préstamo: cuando Joe vende su pequeño negocio y ha garantizado personalmente el pago de préstamos asociados con ese negocio, el comprador del negocio acordará indemnizar a Joe por lo que gaste en las deudas del negocio después de vendido. Esas cláusulas por las que el negocio acuerda nunca hacer responsables de sus accionistas pasivos ni les permite ser demandados sin cobertura, serían relevante para acreedores pleiteantes del negocio. Gente que no contrata voluntariamente con el negocio (por ejemplo, alguien que tira una peladura de plátano en la tienda en la que tienes unas pocas acciones).
Igualmente sencillas y ya en uso en diversos tipos de contratos, son las cláusulas que limitan el recurso de una parte hacia la otra, utilizada para proteger a los inversores pasivos de accionistas contratados (prestamistas y vendedores): cuando tú o un negocio firmáis un contrato con la Corporación X, el contrato incluirá una cláusula por la que acordáis hacer responsable a la Corporación X y solo a la Corporación X y a sus directivos y directores (y no a los accionistas que no participen en la gestión diaria del negocio) por cualquier deuda o incumplimiento de contrato. Esas condiciones ya están supuestas hoy cuando la gente contrata con corporaciones, sociedades anónimas y sociedades limitadas.
¿Cómo sabemos que se atenderá a las corporaciones sin el estado? Los empresarios ya han demostrado que cualquier cosa que realmente necesite la gente, ésta pagará por ello. Incluso con la presencia de departamentos de policía, han aparecido y prosperado empresas de seguridad privada en el hogar en la nación. Incluso con un presupuesto militar y de defensa que es diminuto respecto del del resto del mundo, están apareciendo proveedores privados de servicios militares en Estados Unidos. La recogida de basuras es ahora privada para la mayoría de los cubos de basura estadounidenses.
¿Inventó el rey las corporaciones? Podríais igual preguntar si algún rey fue un astuto empresario que entendiera el mundo de los negocios mejor que los empresarios. Pocas de las cosas que hace el gobierno fueron inventadas por el gobierno, e incluso esas cosas que sí inventó el gobierno aun así se proporcionarían mejor privadamente que mediante fuerza pública. Recordad también que el gobierno solo está formado por seres humanos y que son seres humanos contratados por el gobierno, es decir, no afrontan las presiones del mercado que afrontan los empresarios y consiguientemente son generalmente menos capaces que los empresarios de regular inteligentemente la actividad empresarial.
La próxima vez que os encontréis afirmaciones económicamente ignorantes de que las corporaciones son meras criaturas del estado, que no podrían existir sin la coacción y el privilegio del estado, sabéis qué replicar: no, no lo son; sí, podrían existir. La reverencia y la dependencia corporativa del estado hoy no es un argumento. Las corporaciones no pueden elegir hoy sobre esto.
Publicado el 24 de diciembre de 2007. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.