La teoría revolucionaria del dinero de Mises

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[Extraído de Theory of Money and Fiduciary Media, editado por örg Guido Hülsmann, que conmemora el centenario de la gran obra de Ludwig von Mises, conocida en los países en lengua española como La Teoría del dinero y del crédito]

La evolución temprana de la teoría monetaria de Mises

La publicación de la Theorie des Geldes und der Umlaufsmittel, de Ludwig von Mises en 1912 señala un punto de inflexión en la historia de la economía y de la Escuela Austriaca en particular. Mises integraba la teoría del dinero dentro del marco de la teoría del valor subjetivo de la que fue pionero Carl Menger. Basándose en este fundamento, revisaba todos los grandes debates monetarios de su tiempo y del siglo precedente e intervenía en esos debates con argumentos originales y perspicaces, exponiendo cada uno en su lugar apropiado dentro de la estructura de un tratado monetario completo.

También hacía una asombrosa cantidad de otras contribuciones importantes, dicho sea de paso. La más notable era que desarrollaba la propia teoría general del valor subjetivo destacando que el valor estaba enraizado en la elección. Desarrollaba una tipología subjetivista del dinero partiendo de la cual planteaba una teoría sistemática de las causas y consecuencias de los precios del dinero. Aplicaba esa teoría a las relaciones internacionales, convirtiéndose así en pionero de la economía monetaria internacional. Analizaba los procesos de los precios en mercados no organizados. Realizaba refutaciones profundas de la teoría cuantitativa mecánica del dinero, de las teorías mecánicas de precios, del método de las cifras indexadas, de la teoría de la Escuela de la Divisa y de la teoría de la Escuela de la Banca. Por último, pero no menos importante, desarrollaba una teoría de las crisis económicas, destacando que la expansión monetaria es probable que conlleve desequilibrios intertemporales en la estructura de producción. Al lado de estas importantes contribuciones, Mises daba cuerpo a varios otros temas notables. Por ejemplo, destacaba características particulares de la economía comparadas con disciplinas cercanas como el derecho o la historia y hacía varias importantes observaciones sobre la teoría del monopolio, el cálculo económico y las consecuencias y limitaciones del intervencionismo público.

El pensamiento monetario de Mises seguiría siendo la espina dorsal de toda su teoría económica. Acabaría articulándolo dentro del mayor contexto de una teoría general de la acción humana, pero las tesis principales permanecerían inalteradas.[1] La primera publicación de su tratado en 1912 presentaba más que una teoría completa de los precios del dinero. Abría también prácticamente todas las demás líneas principales de su obra posterior, con la notable excepción de la epistemología.[2] Aunque Mises cambió de opinión sobre ciertos asuntos (ver Gertchev 2004), su teoría del dinero muestra una notable continuidad a lo largo de cuatro décadas hasta la última edición de su tratado.[3] El propósito de las siguientes páginas es destacar la estructura lógica de su tratado y sus principales contribuciones, así como los cambios más notables realizados en la segunda edición alemana de 1924 y la edición inglesa de 1934.[4]

La estructura lógica de su tratado

En Theorie des Geldes und der Umlaufsmittel, Mises extendía y desarrollaba la aproximación general de Carl Menger (1871, 1892) al análisis económico y la teoría del dinero en particular. Menger había demostrado que los precios de mercado de los bienes económicos estaban causados por el valor marginal subjetivo de estos bienes. Sin embargo, había olvidado en caso especial de los precios monetarios y críticos muy conocidos como Carl Helfferich y Knut Wicksell habían argumentado que era imposible realmente aplicar la nueva teoría del valor subjetivo a la economía monetaria . Mises rellenó este hueco con la publicación de su tesis de habilitación.

Siguiendo los pasos de Menger, explicaba las causas y consecuencias de los precios del dinero. Pero aplicaba simplemente los conceptos mengerianos a un caso especial que hasta entonces se había olvidado. En la primera parte del libro, revisaba completamente el propio marco de Menger para poner los cimientos para una nueva teoría del dinero. Más notablemente, Mises revisaba la teoría general del valor subjetivo y desarrollaba una nueva tipología de objetos monetarios en línea con la aproximación subjetivista. También destacaba la importancia metodológica de esa aproximación. Todos los fenómenos económicos tenían que remontarse a la toma individual de decisiones, sin que el análisis se viciara y llevara a conclusiones erróneas. Destaquemos estas contribuciones con algo más de detalle.

Nuevos cimientos para la teoría del dinero y la banca

Mises destacaba que un análisis causal correcto de los precios de mercado requiere remontar la explicación hasta el comportamiento humano individual. Una y otra vez, en puntos cruciales de su argumento, destacaba que las consideraciones agregadas llevan a error y que un correcto análisis causal del proceso de precios debe empezar con las elecciones individuales. Por ejemplo, explicando una de las opiniones de Helfferich, Mises decía:

El error en este argumento se encuentra en que considera la utilidad del dinero desde el punto de vista de la comunidad en lugar del de la persona. (…) Toda consideración del valor del dinero debe evidentemente presuponer un estado de la sociedad en el que tiene lugar el intercambio y debe tomar como su punto de partida a los individuos actuando como agentes económicos independientes dentro de dicha sociedad, es decir, individuos dedicados a valorar cosas.[5]

Mises no solo aplicaba la teoría del valor subjetivo que había recibido de Menger y Böhm-Bawerk. Más bien purgó a esa teoría de todos los elementos de valor cardinal, como con respecto a la utilidad cardinal y destacaba la naturaleza ordinal del valor subjetivo, que deriva de las elecciones humanas.[6]

Además, ya desde la primera edición de su libro, Mises destaca repetidamente que la acción humana tiene lugar en un contexto de incertidumbre (ver por ejemplo A6, A117, A162, A182) y apunta que la misma existencia del dinero se basa en este hecho. De hecho la gente quiere “tener en reserva una suma de dinero para atender gastos imprevistos e indefinidos” (A349, C338). Más importante es que con respecto a la elección humana el valor subjetivo es él mismo una fuente de incertidumbre. El impacto relativo de cualquier causa de una relación de intercambio está mediatizado por los juicios de valor del individuo. Los factores cuantitativos por tanto no tienen nunca un impacto constante en los precios del mercado. Por ejemplo, el precio de las manzanas puede permanecer constante incluso en presencia de cambio en las existencias de manzanas y las existencias de dinero, si los juicios de valor de compradores y vendedores compensan estos cambios. Igualmente, el precio de las manzanas podría cambiar incluso si permanecen constantes las existencias de manzanas y dinero. En palabras de Mises:

En teoría monetaria, como en cualquier otra rama de investigación económica, nunca será posible determinar la importancia cuantitativa de los factores independientes. El examen de la influencia ejercida por determinantes independientes de los precios nunca llegará a la etapa de ser capaces de asumir la imputación numérica entre los distintos factores. Todos los determinantes de precios tienen su efecto solo mediante el medio de las estimaciones subjetivas de los individuos y el grado en que cualquier factor dado influya en estas estimaciones subjetivas nunca puede predecirse.[7]

En resumen, no hay relaciones constantes entre precios de mercado (A216, A471). Esto conlleva la imposibilidad relacionada de medir cualquier variación del poder adquisitivo del dinero (PAD). El análisis causal de la teoría económica remonta el cambio en la relación de intercambio entre dos bienes (dinero incluido) hasta la demanda y oferta de los dos bienes y de ahí a sus valores subjetivos. Pero este análisis teórico nunca puede establecer cuánto del cambio observado se debía a qué causa. Nunca puede hacer una determinación cuantitativa. Por tanto, la demanda de dinero y la imposibilidad de medir el poder adquisitivo del dinero tienen ambas su origen en el hecho generalizado de la incertidumbre.

Por tanto Mises cuestionaba la utilidad de los métodos cuantitativos en el análisis económico. A veces reconocía que los números indexados pueden “realizar servicios rutinarios útiles para el político” si se basaban en “puntos de tiempo que se encuentren cercanos”.[8] Pero siempre rechazó abiertamente la posibilidad de demostrar ninguna idea acerca de causas y consecuencias con métodos estadísticos o de otro tipo cuantitativo.[9]

La aproximación subjetiva que había adoptado Mises de Menger le llevó directamente a una nueva clasificación de los bienes monetarios. Para explicar los precios del dinero como resultado de elecciones individuales, es necesario considerar cómo evalúan los individuos los distintos bienes económicos monetarios cuando los intercambian con bienes económicos no monetarios. Mises destacaba que, aunque este proceso de evaluación tiene ciertas características generales, hay asimismo diferencias categóricas en la evaluación de distintos tipos de dinero. Estas diferencias no derivan de las características físicas de los bienes, sino de diferencias creadas por el hombre e incluidas en legislación, contratos y práctica comercial.[10]

La clasificación del dinero de Mises se basa en la distinción esencial entre dinero (lo que es dinero propiamente dicho)[11] y sustitutivos del dinero. Esta distinción económica no debe confundirse con las características físicas de los respectivos objetos monetarios. Un billete puede ser un sustitutivo del dinero, pero también puede ser dinero fiduciario, dependiendo de si es redimible en algún otro bien económico que sirva como dinero. Las monedas de oro o plata no son por sí mismas dinero propiamente dicho, sino que pueden asimismo ser sustitutivos del dinero si son redimibles en otro bien económico que sirva como dinero. Las monedas representativas no son una forma distinta de dinero, sino una forma metálica de sustitutivos del dinero.[12]

En lo que respecta al dinero propiamente dicho, Mises distinguía tres formas: dinero material (incluyendo metales preciosos), dinero fiduciario y dinero de crédito (ver A43-48). En los tres casos, el objeto monetario se valora por sí mismo. Por tanto, es erróneo interpretar el dinero en general como un derecho o como una “asignación” a cualquier otro bien.[13] Aunque algunos bienes monetarios sean realmente derechos, el dinero en sí mismo no es por naturaleza un derecho. Puede usarse para comprar otros bienes en intercambios de mercado. Pero, al contrario que un derecho, el dinero propiamente dicho no puede redimirse en otros bienes.[14]

Aun así hay objetos monetarios que son realmente derechos sobre otra cosa (a saber, sobre dinero propiamente dicho, es decir dinero en sentido estricto) y que pueden por tanto evaluarse como si fueran dinero. Son “sustitutivos del dinero”. Respecto de esos sustitutivos del dinero, destacaba la diferencia entre sustitutivos completamente cubiertos, a los que llamaba “certificados monetarios” y sustitutivos sin ninguna cobertura, a los que llamaba “medios fiduciarios”.

La conclusión de estas distinciones es que la característica de los medios fiduciarios muestran una serie de causas y consecuencias muy particulares.[15] Lo más notable es que mientras que la producción de dinero propiamente dicho o de certificados monetarios es costosa y por tanto está limitada a sus límites bastante estrechos, los medios fiduciarios esencialmente no tienen costes de producción y pueden por tanto en principio producirse en cantidades ilimitadas. Su producción se limita en la práctica solo debido a circunstancias accidentales como una falta de coordinación entre banco o una interferencia legal. Lo más importante es que la creación de medios fiduciarios tiende a producir crisis económicas, mientras que no se produce esa consecuencia por un aumento en la oferta de dinero propiamente dicho o de certificados monetarios. Destacar estas características muy particulares de los medios fiduciarios fue el logro esencial del libro de Mises. También se refleja en su título, que en una traducción literal sería Teoría del dinero y de los medios fiduciarios.[16]

En la segunda parte de su libro, Mises se dedica a analizar las causas y consecuencias del “valor del dinero” en general. Lo hacía presuponiendo hipotéticamente que todos los sustitutivos del dinero estuvieran completamente cubiertos con dinero. En otras palabras, suponía que no hubiera medios fiduciarios en absoluto. En la tercera parte, eliminaría esta suposición y se dedicaría al estudio de las características particulares de “medios fiduciarios y su relación con el dinero”. Apuntaba (A145, A206, B407) que este procedimiento ya había sido la aproximación metodológica de la Escuela de la Divisa, que basaba su razonamiento en la hipótesis de una “divisa puramente metálica” en comparación con la cual había analizado el impacto de los billetes de banco.


[1] “Escribir mi Nationalökonomie me dio la oportunidad de pensar de nuevo mediante mi teoría del dinero y del crédito y presentarla de una nueva manera. (…) Así llevé a cabo el plan que había concebido treinta y cinco años antes: combiné la teoría del intercambio indirecto con la teoría del intercambio directo en un sistema unificado de acción humana”. Mises (2009, pp. 94 y ss.)

[2] Sin embargo, los hechos más importantes que acabarían siendo los puntos de partida para sus reflexiones metodológicas y epistemológicas ya estaban destacados en la Theorie des Geldes und der Umlaufsmittel en 1912. Ver más adelante, pp. 4 y ss.

[3] Hasta donde sabemos, ningún investigados hasta ahora ha remontado la evolución del pensamiento económico de Mises hasta la primera edición, que nunca fue traducida al inglés. Esto también afecta muy notablemente a Pallas (2005) y Hülsmann (2007).

[4] Todas las referencias a números de página de la primera edición de 1912 están precedidas por la letra “A”. Igualmente, las referencias a números de página de la segunda edición de 1924 están precedidas por la letra “B” y la letra “C” se refiere a la ampliamente usada edición estadounidense de 1981, que es idéntica a la edición inglesa de 1934, excepto en la ortografía y la cuarta parte adicional añadida a la edición estadounidense de 1953.

[5] A130 y ss., C144. Ver también A6, A142, A155, A159.

[6] “Toda transacción económica presupone una comparación de valores. Pero la necesidad de tal comparación, así como su posibilidad, se debe solo a la circunstancia de que la persona afectada tiene que elegir entre varios productos” (A15, C51 y ss.). Ver también A119, A130, A178, A234, A354, A373. Hemos explicado con algún detalle la contribución de Mises a la teoría del valor en Hülsmann (2003) y Hülsmann (2007).

[7] C128. El texto original: “Wie in jedem anderen Zweige der nationalökonomischen Forschung wird es nämlich auch auf dem Gebiet der Geldtheorie niemals möglich sein, zur Bestimmung der quantitativen Bedeutung der einzelnen Faktoren zu gelangen. Die Prüfung der Einwirkung der einzelnen Preisbestimmungsgründe wird niemals dahin kommen, die zahlenmäßige Zurechnung an die verschiedenen Faktoren vorzunehmen. Alle Preisbestimmungsgründe wirken nur durch das Medium der subjektiven Wertschätzungen der Individuen; wie stark ein bestimmtes Moment die subjektiven Werturteile beeinflußt, kann aber niemals vorausgesagt werden“ (A217, B173).

[8] C222, B177. La sección en la que hace esta concesión a la utilidad práctica de los números indexados se ha añadido a la segunda edición del libro.

[9] Ver A171, A216, A276, A405, A474.

[10] Así Mises responde a uno de los mayores defectos de las ideas de la Escuela de la Divisa. Ver más adelante.

[11] Llama también al dinero “dinero en sentido estricto”. La mayoría de los economistas lo llama hoy “dinero base”. Advirtamos que Mises argumentaba que la función esencial del dinero es servir como un medio de intercambio generalmente aceptado. Todas las demás funciones son funciones consecutivas. Derivan de esta primaria (A10-12). Mises acepta la clasificación del dinero de Knies como un bien sui géneris, es decir, como distinto de los bienes de consumo y los bienes de capital. La razón es, de nuevo, que estos tres tipos de bienes están sujetos diferentes leyes de valoración y precio (A79).

[12] Mises argumentaba muy muy notablemente que el error fatal de la Escuela de la Divisa, que en otros aspectos tuvo concepciones sólidas que reconoce en este libro, fue respecto de los billetes de banco como alguna forma de dinero, ya que esta consideraba los depósitos a la vista como puros instrumentos de crédito y no como una forma de dinero. Esa era a los ojos de Mises una distinción sin que hubiera diferencias y llevó al fracaso en la práctica de la Ley de Peel. Nos ocuparemos de este asunto con más detalle más adelante.

[13] Durante la Primera Guerra Mundial, Mises refutó la teoría de la asignación en un artículo periodístico de 1916 “sobre la clasificación de las teorías monetarias”. Este escrito se incorporaría luego a la edición de 1924 de su Theorie des Geldes und der Umlaufsmittel (capítulo 9 de la segunda parte; ver B242-263) y permaneció como apéndice en la edición de 1953 (ver C503-524).

[14] Ver North (1993, p. 159).

[15] No hay diferencias en todos los aspectos. Por ejemplo, aumentar la oferta de fiduciario tiende a conllevar un aumento de los niveles de precios, como sería en el caso de una oferta aumentada de dinero propiamente dicho o de certificados monetarios.

[16] Por desgracia, el título en español de Teoría del dinero y del crédito oscurecía el tema central. Nos ocuparemos luego de los problemas de esta traducción.


Publicado el 12 de marzo de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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