Bruce Bartlett lamentaba recientemente en el New York Times que dado el actual estado de los asuntos económicos necesitáramos más medicina keynesiana para arreglar la economía de EEUU. Según Bartlett, la idea central de la economía keynesiana es que hay circunstancias económicas muy especiales en las que las reglas generales de la economía no son aplicables y son de hecho contraproducentes. Esto ocurre cuando los tipos de interés y las tasas de inflación son tan bajos que la política monetaria resulta impotente: un aumento en la oferta monetaria no tiene efecto estimulante porque no lleva a un gasto adicional de consumidores o empresas. Keynes llamaba a esta situación una “trampa de liquidez”. Keynes escribía:
Existe la posibilidad (…) de que, después de que el tipo de interés haya bajado a un cierto nivel, la preferencia de liquidez puede convertirse en virtualmente absoluta en el sentido de casi todos prefieran el efectivo a tener una deuda que produzca un tipo de interés tan bajo. En este caso, la autoridad monetaria habría perdido el control efectivo sobre el tipo de interés.[1]
Bartlett sostiene que:
Bajo esas circunstancias, el gasto público puede ser altamente estimulante, porque hace que el dinero que está ocioso en reservas bancarias o cuentas de ahorro circule y se movilice mediante el consumo o la inversión. Así la política monetaria se convierte de nuevo en eficaz.
Bartlett considera esto una idea extremadamente importante que los políticos aún no han entendido. Según nuestro columnista, a pesar de la inyección monetaria masiva de la Fed desde 2008, ha producido poco efecto estimulante en la economía. El balance de la Fed saltó de 0,897 billones de dólares en enero de 2008 a 3,3 billones a principios de mayo de 2013. El objetivo de Tasa de Fondos Federales estaba en el 0,25% a principios de mayo frente al 3% en enero de 2008.
Según Bartlett:
En tiempos normales, uno esperaría que tal aumento en la oferta monetaria fuera altamente inflacionista y aumentara abruptamente los tipos de interés del mercado. El que no haya sucedido esto es una prueba de que hemos estado en una trampa de liquidez durante varios años. Necesitamos mucho más gasto público del que tenemos para sacar a la economía de su estancamiento.
Advirtamos también que el premio Nobel de economía, Paul Krugman, mantiene opiniones similares. Para ellos, lo que hace falta es una reactivación del flujo monetario que por alguna razón se acumula en el sistema bancario. Observemos que en un marco keynesiano, el flujo monetario siempre en expansión es la clave para la prosperidad económica. Lo que genera crecimiento económico es el gasto monetario.
¿Por qué no es el dinero el generador de crecimiento económico?
Al contrario que en el pensamiento popular, el flujo monetario no tiene nada que ver con el crecimiento económico como tal. El dinero es simplemente un medio de intercambio y nada más que eso. Asimismo advirtamos que la gente en definitiva no paga bienes y servicios con dinero, sino más bien con los bienes y servicios que han producido.
Por ejemplo, un panadero paga los zapatos por medio del pan fabricado, mientras que el zapatero paga el pan por medio de los zapatos que fabrica. Cuando el panadero intercambia su dinero por zapatos, ya ha pagado los zapatos, por decirlo así, con el pan que fabricó antes de este intercambio.
Repito que el dinero solo se emplea para intercambias bienes y servicios. Al ser el medio de intercambio, el dinero solo puede ayudar a intercambiar los bienes de un productor por los bienes de otro productor.
Lo que genera crecimiento económico son los ahorros que se usan para financiar el aumento y mejora de herramientas y maquinaria, es decir, bienes de capital o infraestructura que permite el aumento en bienes y servicios finales: riqueza real para sostener las vidas y bienestar de la gente.
Al contrario que en el pensamiento popular, un aumento en el flujo monetario es en realidad perjudicial para el crecimiento económico, ya que pone en marcha un intercambio de algo por nada: lleva al desvío de riqueza real de los generadores de riqueza a los consumidores de riqueza. Esto, en el proceso, reduce la cantidad de riqueza a disposición de los generadores de riqueza disminuyendo así su capacidad de mejorar y mantener las infraestructuras. Esto a su vez socava la capacidad de hacer crecer la economía.
¿Qué hay detrás de la llamada trampa de liquidez?
El hecho de que hasta ahora la inyección masiva de la Fed no haya generado una inundación monetaria masiva debería considerarse una buena noticia. Si hubiera llegado a entrar todo ese dinero nuevo en la economía, habría diezmado completamente toda la maquinaria de generación de riqueza y producido un empobrecimiento económico masivo.
Parece que las fuerzas del mercado se las han arreglado hasta ahora para aguantar la arremetida del banco central de EEUU. Lo que permitió eta resistencia no es algún tipo de ideología contra las inyecciones agresivas de la Fed (de hecho, la mayoría de los expertos y comentaristas son de la opinión de que la Fed debería crear un montón de dinero en tiempos difíciles), sino por el hecho de que el proceso de generación de riqueza real se ha visto seriamente dañado por las políticas monetarias laxas anteriores de la Fed de Greenspan y Bernanke.
El proceso seriamente dañado de generación de riqueza ha dificultado gravemente el verdadero crecimiento económico y evidentemente esto ha reducido gravemente los tomadores de préstamos de buena calidad y consiguientemente ha reducido la voluntad de prestar de los bancos. Recordemos que en esencia los bancos realmente prestan riqueza por medio de dinero. Son solo intermediarios. Así que, evidentemente, si se ha dificultado la formación de riqueza, pueden darse menos préstamos. Creemos que es este hecho por sí solo el que explica por qué toda la inyección de la Fed ha acabado acumulada en el sistema bancario. Hasta ahora a principios de mayo los bancos tienen más de 1,7 billones de dólares en excesos de efectivo. En enero de 2008, el exceso de efectivo era de 2.400 millones de dólares.
Dada la alta probabilidad de que el proceso de generación de riqueza real se haya dañado gravemente, esto significa que el ritmo de generación de riqueza siga el mismo camino. Ahora, al contrario que en el pensamiento popular, un aumento en el gasto público no puede reavivar el proceso de generación de riqueza, sino por el contrario puede empeorar mucho las cosas.
Recordemos que el gobierno no es un ente generador de riqueza, así que en este sentido los aumentos en el gasto público generan el mismo efecto dañino que la impresión de dinero: llevan al desvío de la riqueza de los generadores a los consumidores de riqueza. Observemos que en 2012, el los desembolsos del gobierno de EEUU eran de 3,538 billones, aun aumento del 98% respecto de 2000.
Mientras la tasa de crecimiento de las existencias de riqueza real sea positiva, esto puede continuar sosteniendo actividades productivas e improductivas.
Sin embargo, aparecen problemas cuando, debido a las políticas laxas monetarias y fiscales, se genera una estructura de producción que recoge mucha más riqueza que la cantidad de que libera.
Este consumo excesivo en relación con la producción de riqueza lleva a un declive en las existencias de riqueza.
Esto a su vez debilita el apoyo a las actividades económicas, haciendo que la economía caiga en una recesión. Las menguantes existencias de riqueza muestran la mentira comúnmente aceptada de que las políticas laxas monetarias y fiscales pueden hacer crecer la economía.
No hace falta decir que una vez que la economía cae en una recesión debido a una existencias menguantes de riqueza real, cualquier intento del gobierno o el banco central de reavivar la economía debe fracasar.
Esto significa que un apolítica como aumentar los desembolsos del gobierno para contrarrestar la trampa de liquidez hará muchos peores las cosas.
Estos intentos no solo no reavivarán la economía: vaciarán más las existencias de riqueza real, prolongando así la recesión económica.
Igualmente cualquier política que obligue a los bancos a expandir el préstamo “a partir de la nada” dañará más las existencias y reducirá más la capacidad de préstamo de los bancos.
Repito que el fundamento del préstamo es la riqueza real y no el dinero como tal. Es la riqueza real la que impone restricciones a la capacidad de prestar de los bancos. (El dinero es solo el medio de intercambio, que facilita el flujo de riqueza real).
Advirtamos que sin una expansión de las existencias de riqueza real cualquier expansión del préstamo bancario ve a aumentar los activos de bajo rendimiento de los bancos.
Resumen y conclusión
Contrariamente a varios expertos, creemos que en el clima económico actual un aumento en los desembolsos públicos no va a hacer más eficaces las políticas monetarias laxas de la Fed en lo que se refiere a estimular la actividad económica.
Por el contrario, debilitará el proceso de generación de riqueza y retardará el crecimiento económico.
Lo que hace falta hacer para que marche la economía es cerrar todos los agujeros para la creación de dinero y reducir drásticamente los desembolsos públicos.
Esto dejaría una mayor cantidad de riqueza en manos de generadores de riqueza y estimularía su capacidad de hacer crecer la economía.
[1] John Maynard Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money, MacMillan & Co. Ltd. (1964), p. 207. [La teoría general del empleo, el interés y el dinero]
Publicado el 24 de mayo de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.