Fundamentos de la acción humana, cont.

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3. Implicaciones Adicionales: Los Medios

Los medios para satisfacer los deseos del hombre se llaman bienes. Estos bienes son todos objeto de acciones economizadoras.[1] Tales bienes pueden ser todos clasificados en una de dos categorías: (a) son inmediata y directamente utilizables en la satisfacción de lo que el actor quiere, o (b) pueden ser transformables en bienes directamente utilizables sólo en algún momento en el futuro—esto es, son medios indirectamente utilizables. Los primeros se llaman bienes de consumo o bienes de primer orden. Los segundos se denominan bienes de producción, factores de producción o bienes de orden superior.

Analicemos las relaciones entre estos bienes, considerando un fin humano típico: comer un sandwich de jamón. Teniendo el deseo por un sandwich de jamón, el hombre decide que este es un deseo que debe ser satisfecho y procede a actuar en base a su juicio sobre los métodos con los que puede preparar un sandwich de jamón. El bien de consumo es el sandwich de jamón al momento de ser comido. Es obvio que hay escasez de este bien de consumo como hay para todos los medios directos; de lo contrario siempre estaría disponible, como el aire, y no sería objeto de acción. Pero si este bien de consumo es escaso y, obviamente, no está disponible, ¿cómo puede hacerse disponible? La respuesta es que el hombre debe reorganizar los diversos elementos de su entorno para producir el sandwich de jamón en el lugar deseado—el bien de consumo. En otras palabras, el hombre tiene que usar varios medios indirectos como factores co-operativos de producción para llegar a los medios directos. Este proceso necesario envuelto en todas las acciones se llama producción; es el uso que el hombre hace de elementos disponibles de su entorno como medios indirectos—factores cooperativos—para llegar eventualmente al bien de consumo que puede usar directamente para alcanzar su fin.

Consideremos algunos de los numerosos factores que cooperan en una economía moderna para producir un sandwich de jamón como bien de consumo para el uso del consumidor. Típicamente, para producir un sandwich de jamón para Jones, es necesario que su esposa gaste energía en desenvolver el pan, cortar el jamón, colocar el jamón entre las rebanadas de pan, y llevárselo a Jones. Todo esto puede ser llamado trabajo del ama de casa. Los factores cooperando directamente necesarios para llegar a los bienes de consumo son, entonces: el trabajo del ama de casa, el pan en la cocina, el jamón en la cocina, y el cuchillo para cortar el jamón. También se necesita el terreno sobre el que se vive y se llevan acabo estas actividades. Además, este proceso debe, por supuesto, llevar tiempo, que es otro indispensable factor cooperante. Los factores arriba indicados pueden ser llamados bienes de producción de primer orden, dado que, en este caso, éstos cooperan en la producción del bien de consumo. Muchos de los bienes de producción de primer-orden, sin embargo, no están disponibles en la naturaleza y deben ser producidos, con la ayuda de otros bienes de producción. Así, el pan en la cocina debe ser producido con la cooperación de los siguientes factores: pan-en-la-panadería y trabajo del ama de casa (más los siempre-presentes espacio-que-se-ocupa, y el tiempo). En este procedimiento, estos factores son bienes de producción de segundo-orden, ya que cooperan en la producción de bienes de primer-orden. Factores de orden-superior son esos que cooperan en la producción de factores de orden-inferior.

Por tanto, todo proceso (o estructura) de producción puede ser analizado como ocurriendo en diferentes etapas. En las etapas primeras o “superiores” deben producirse bienes de producción que después cooperarán en la producción de otros bienes de producción que finalmente cooperan en la producción de los bienes de consumo deseados. Así, en una economía desarrollada, la estructura de producción de un determinado bien de consumo puede ser muy compleja e implicar numerosas etapas.

Conclusiones generales importantes pueden, sin embargo, elaborarse para todos los procesos de producción. En primer lugar, cada etapa de producción lleva tiempo. En segundo lugar, los factores de producción pueden todos dividirse en dos clases: los que son producidos, y aquellos que se encuentran ya disponibles en la naturaleza—en el medio ambiente del hombre. Los últimos pueden ser utilizados como medios indirectos sin haber sido previamente producidos; los primeros deben ser producidos con la ayuda de factores para ayudar en las últimas (o “inferiores”) etapas de producción. Los primeros son los factores de producción producidos; los últimos son los factores de producción originales; Los factores originales, a su vez, se dividen en dos clases: el gasto de energía humana, y el uso de elementos no humanos proporcionados por naturaleza. Lo primero se llama Trabajo, lo segundo se llama Naturaleza o Tierra.[2] Así, las clases de factores de producción son Trabajo, Tierra, y los factores producidos, que son denominados Bienes de Capital.

Trabajo y tierra, de una forma u otra, entran en cada etapa de la producción. El trabajo ayuda a transformar las semillas en trigo, el trigo en harina, los cerdos en jamón, harina en pan, etc. No sólo el Trabajo está presente en todas las etapas de la producción, sino también la Naturaleza. La tierra debe estar disponible para dar cabida a todas las etapas del proceso, y el tiempo, como se ha indicado anteriormente, se requiere en cada etapa. Si queremos rastrear cada etapa de la producción hasta las fuentes originales, tenemos que llegar en un punto donde sólo existían trabajo y naturaleza y no habían bienes de capital. Esto tiene que ser verdad por implicación lógica, ya que todos los bienes de capital tienen que haber sido producidos en las primeras etapas con ayuda de mano de obra. Si pudiéramos rastrear todo proceso de producción suficientemente atrás en el tiempo, tenemos que ser capaces de llegar al punto—las primeras etapas—donde el hombre combinaba sus fuerzas con la naturaleza sin ayuda de factores de producción producidos. Afortunadamente, no es necesario que los actores humanos realicen esta tarea, dado que la acción utiliza los materiales disponibles en el presente para llegar a los fines deseados en el futuro, y no hay necesidad de preocuparse con desarrollos del pasado.

Hay otro factor de producción único que es indispensable en todas las etapas de cada proceso de producción: la “idea tecnológica” de cómo pasar de una etapa a otra y finalmente llegar a bien de consumo deseado. Esto no es sino una aplicación del análisis anterior, a saber, que para cualquier acción, el actor debe haber algún plan o idea sobre cómo usar las cosas como medios, como caminos definidos, para lograr los fines deseados. Sin esos planes o ideas, no habría ninguna acción. Estos planes pueden ser llamados recetas; son ideas de recetas que el actor utiliza para llegar a su meta. Una receta debe estar presente en cada etapa de todo proceso de producción del cual el actor procede a la etapa siguiente. El actor debe tener una receta para transformar hierro en acero, trigo en harina, pan y jamón en sandwiches, etc.

La característica distintiva de una receta es que, una vez aprendida, generalmente no se tiene que aprender de nuevo. Puede ser anotada y recordada. Una vez recordada, ya no tiene que ser producida, sino que permanece con el actor como un factor ilimitado de producción que nunca se desgasta o necesita ser economizado por acción humana. Se convierte en una condición general del bienestar humano, igual que el aire.[3]

Debe quedar claro que el fin del proceso de producción—los bienes de consumo—es valorado porque es un medio directo para satisfacer los fines del hombre. Los bienes de consumo son consumidos, y este acto de consumo constituye la satisfacción de los deseos humanos. Estos bienes de consumo pueden ser objetos material como el pan, o inmateriales como la amistad. Su cualidad importante no es si es material o no, sino si es valorada por el hombre como un medio para satisfacer sus necesidades. Esta función del bien de consumo se llama servicio para satisfacer las necesidades humanas. Por lo tanto, el pan material se valora no por sí mismo, sino por su servicio en la satisfacción de necesidades; de la misma forma que algo inmaterial, como la música o atención médica, es, obviamente, valorado por su servicio. Todos estos servicios son “consumidos” para satisfacer deseos. “Económico” no es equivalente a “material.”

También está claro que los factores de producción—los diversos bienes productivos de orden superior—son valorados únicamente por su utilidad esperada para ayudar a producir bienes de consumo en el futuro o para producir bienes de producción de orden inferior que ayudarán en la producción de bienes de consumo. La valoración de los factores de producción es derivada de la evaluación de los actores de sus productos (las etapas inferiores), todos los cuales eventualmente derivan su valoración del fin resultante—el bien de consumo.[4]

Además, el hecho omnipresente de la escasez de los bienes de consumo deben ser reflejarse en el ámbito de los factores de producción. La escasez de bienes de consumo tiene que implicar la escasez de sus factores. Si los factores fuesen ilimitados, entonces, los bienes de consumo también serían ilimitados, lo que no puede ser el caso. Esto no excluye la posibilidad de que algunos factores, tales como recetas, pueden ser ilimitados y por tanto condiciones generales del bienestar en lugar de medios indirectos escasos. Pero los otros factores en cada etapa de producción tienen que tener una oferta escasa, y esto cuenta para la escasez del producto final. La búsqueda interminable del hombre por formas de satisfacer sus deseos—esto es, incrementar su producción de bienes de consumo—toma dos formas: incrementar su oferta disponible de factores de producción y mejorar sus recetas.

Aunque es claro que hay varios factores cooperantes en cada etapa de la producción, es importante darse cuenta de que para cada bien de consumo tiene que haber siempre más de un factor de producción escaso. Esto es implícito en la existencia misma de la acción humana. Es imposible concebir una situación donde un solo factor de producción produce un bien de consumo o incluso hace avanzar el bien de consumo desde su etapa de producción anterior. Así, si el sandwich en el sillón no requiriera los factores que cooperan en la etapa anterior (trabajo de preparación, transporte, pan, jamón, tiempo, etc.), entonces estaría siempre en status de bien de consumo—sandwich-en-el-sillón. Para simplificar el ejemplo, supongamos que el sandwich ya está preparado en la cocina. Entonces, para producir el bien de consumo desde esta etapa hacia la siguiente se requiere que de los siguientes factores: (1) el sandwich; (2) llevarlo al sillón, (3) el tiempo; (4) la tierra disponible. Si suponemos que se requiere sólo un factor—el sándwich—entonces tendríamos que asumir que el sandwich fue llevado mágica e instantáneamente desde la cocina al sillón sin esfuerzo. Pero en este caso, el bien de consumo no habría tenido que ser producido en absoluto, y estaríamos en la suposición imposible de que estamos en el Paraíso. De forma similar, en cada etapa del proceso productivo, el bien tiene que haber sido producido por lo menos por más de un factor escaso (de orden superior) cooperante; de lo contrario esta etapa de producción no podría existir en absoluto.


[1]La distinción común entre “bienes económicos” y “bienes libres” (como el aire) es errónea. Como se explicó anteriormente, el aire no es un medio, sino una condición general de bienestar humano, y no es objeto de la acción.

[2]El término “tierra” puede ser un poco confuso en este contexto porque no se utiliza en el sentido popular de la palabra. Incluye recursos naturales tales como el agua, el petróleo y los minerales.

[3]No trataremos aquí con las complicaciones envueltas en el aprendizaje original de cualquier receta por el actor, que es el objeto de la humana acción.

[4]Consultar Carl Menger, Principios de Economía (Glencoe, Illinois: The Free Press, 1950), pp. 51-67.


Traducido del inglés por Dante Bayona.

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