Fundamentos de la acción humana

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1. El Concepto de Acción

La característica distintiva y crucial en el estudio del hombre es el concepto de acción. La acción humana se define simplemente como el comportamiento con propósito. Por tanto, se distingue marcadamente de los movimientos observados que, desde el punto de vista de hombre, no tienen un propósito. Estos incluyen todos los movimientos observados de la materia inorgánica y esos tipos de comportamientos humanos que son puramente reflejos, que son simplemente respuestas involuntarias a ciertos estímulos. La Acción Humana, por otro lado, puede ser significativamente interpretada por otros hombres, ya que está regida por cierto propósito que el actor tiene en mente.[2] El propósito del acto de un hombre es su fin—su meta; el deseo de lograr dicho fin es el motivo por el cual el hombre actúa.

Todos los seres humanos actúan en virtud de su existencia y de su naturaleza como seres humanos.[3] No podemos concebir seres humanos que no actúen con propósito, que no tienen fines en mente que ellos desean y tratan de alcanzar. Las cosas que no actúan, que no se comportan con propósito, ya no se clasifican como humano.

Esta verdad fundamental—este axioma de la acción humana—es la clave de nuestro estudio. El campo completo de la praxeología y su rama mejor desarrollada, la economía, se basa en el análisis de las implicaciones lógicas necesarias de este concepto.[4] El hecho de que los hombres actúan en virtud de ser humanos es indiscutible e incontrovertible. Suponer lo contrario sería un absurdo. Lo contrario—la ausencia de comportamiento motivado—sólo se aplica a las plantas y la materia inorgánica.[5]

2. Primeras Implicaciones del Concepto

La primera verdad a ser descubierta sobre la acción humana es que puede ser llevada a cabo sólo por “actores” individuales. Sólo los individuos tienen fines y pueden actuar para alcanzarlos. No hay tal cosa como fines o acciones de “grupos,” “colectivos” o “Estados,” que no se llevan a cabo como acciones de distintos individuos específicos. Las “sociedades” o “grupos” no tienen existencia independiente aparte de las acciones de sus miembros individuales. Así, decir que los “gobiernos” actúan es simplemente una metáfora; en realidad, ciertos individuos están en cierta relación con otros individuos y actúan de una forma que ellos y los otros individuos reconocen como “gubernamental.”[6] La metáfora no debe tomarse como decir que la institución colectiva en sí tiene realidad alguna aparte de los actos de los distintos individuos. Del mismo modo, un individuo puede hacer un contrato para actuar como agente en representación de otra persona o en nombre de su familia. Aún así, sólo los individuos pueden desear y actuar. La existencia de una institución como el gobierno adquiere sentido sólo por poder de influenciar las acciones de los individuos que son y los que no son considerados como miembros.[7]

Para actuar, no es suficiente que el individuo tenga fines aún no alcanzados que le gustaría lograr. Él también tiene que esperar que ciertos modos de comportamiento le permitirán alcanzar sus fines. Un hombre puede desear un día soleado, pero si se da cuenta que no puede hacer nada para lograrlo, él no actúa sobre ese deseo. Él tiene que tener ciertas ideas sobre cómo alcanzar sus fines. Entonces, acción consiste en comportamiento de individuos dirigido hacia fines, de formas que ellos creen lograrán su propósito. La acción requiere la imagen de un fin deseado y las “ideas tecnológicas” o planes sobre cómo llegar a ese fin.

Los hombres se encuentran en un determinado medio ambiente o situación. Es esta situación la que el individuo decide cambiar de alguna forma para lograr sus fines. Pero el hombre sólo puede trabajar con los contados elementos que encuentra en su entorno, reorganizándolos para lograr la satisfacción de su fines. Con referencia a cualquier acto dado, el entorno externo para el individuo puede ser dividido en dos partes: elementos que él cree no puede controlar y tiene que dejar inalterados, y los que él puede alterar (o más bien, cree que puede alterar) para alcanzar sus fines. Los primeros pueden denominarse condiciones generales de acción; los últimos, medios utilizados. Así, el actor individual se enfrenta a un entorno que le gustaría cambiar para alcanzar sus fines. Para actuar, él tiene que tener ideas tecnológicas sobre cómo utilizar algunos de los elementos del medio ambiente como medios, como vías, para llegar a sus fines. Toda acción por tanto, debe implicar el empleo de medios por actores individuales para tratar de alcanzar ciertos fines deseados. En el medio ambiente externo, las condiciones generales no pueden ser objeto de acción humana; sólo los medios pueden ser empleados en la acción.[8]

Toda vida humana debe tener lugar en el tiempo. La razón humana no puede ni siquiera concebir una existencia o una acción que no ocurre a través del tiempo. En el momento en que un ser humano decide actuar para alcanzar un fin, su objetivo, o meta, puede ser final y completamente alcanzado sólo en algún momento en el futuro. Si los fines deseados pudiesen todos ser alcanzados de forma instantánea en el presente, entonces los fines del hombre habrían sido todos alcanzados y no habría razón para que actúe; y hemos visto que la acción es necesaria a la naturaleza del hombre. Por lo tanto, un actor elige medios del ambiente a su alrededor, de acuerdo con sus ideas, para llegar a un resultado esperado, alcanzable completamente sólo en cierto punto en el futuro. Para cualquier acción dada, podemos distinguir tres periodos de tiempo involucrados: el periodo antes de la acción, el tiempo absorbido por la acción, y el período después de que la acción ha sido completada. Toda acción tiene por objeto lograr condiciones en un momento en el futuro más satisfactorias para el actor de lo que habrían sido sin la intervención de la acción.

El tiempo del hombre siempre es escaso. Él no es inmortal, y su tiempo en la tierra es limitado. Cada día de su vida sólo tiene 24 horas en que puede alcanzar sus fines. Además, todas las acciones deben tener lugar a través del tiempo. Por lo tanto, el tiempo es un medio que el hombre tiene que utilizar para lograr sus fines. Es un medio omnipresente en toda acción humana.

Una acción tiene lugar eligiendo qué fines se satisfarán empleando los medios. El tiempo es escaso para el hombre sólo porque cualquier fin que opta por satisfacer, hay otros que deberán permanecer insatisfechos. Cuando tenemos que usar un medio tanto que algunos fines quedan sin satisfacer surge la necesidad de una elección entre fines. Por ejemplo, Jones está viendo un juego de béisbol en la televisión. Él enfrenta la elección de pasar la siguiente hora en: (a) continuar viendo el juego de béisbol, (b) jugar bridge, o (c) dar una vuelta en el auto. A él le gustaría hacer las tres cosas, pero su medio (el tiempo) es insuficiente. Como resultado, él tiene que elegir; un fin puede ser satisfecho, pero los otros no se pueden cumplir. Supongamos que decide hacer A. Esta es una clara indicación de que él ha dado a la satisfacción del fin A un rango más alto que la satisfacción de los fines B o C.

A partir de este ejemplo de la acción, muchas implicancias pueden ser deducidas. En primer lugar, todos los medios son escasos, esto es, limitados con respecto a los fines para los que posiblemente podrían servir. Si los medios se encuentran en abundancia ilimitada, entonces no necesitan ser objeto de atención de la acción humana. Por ejemplo, el aire en la mayoría de los casos se encuentra en abundancia ilimitada. Por eso no es un medio y no es empleado como medio para el cumplimiento de fines. No necesita ser asignado, a diferencia del tiempo, para la satisfacción de los fines más importantes, dado que es suficientemente abundante para todos los requerimientos humanos. El aire, entonces, aunque indispensable, no es un medio, sino una condición general de la acción humana y el bienestar humano.

En segundo lugar, estos medios escasos deben ser asignados por el actor para servir a ciertos fines y dejar otros fines insatisfechos. Este acto de elección puede ser llamado economizar los medios para servir los fines más deseados. El tiempo, por ejemplo, debe ser economizado por el actor para servir los fines más deseados. El actor puede ser interpretado como ordenando por rango sus fines alternativos de acuerdo al valor que tienen para él. Esta ponderación de los fines puede ser descrita como asignar rangos de valor a los fines por parte del actor, o como un proceso de valoración. Así, supongamos que Jones clasifica sus fines alternativos para el uso de una hora de tiempo de la siguiente manera:

(Primero)
1. Continuar viendo el juego de béisbol
(Segundo)
2. Salir a dar una vuelta
(Tercero)
3. Jugar bridge

Esta es su escala de valores o escala de preferencias. La oferta del medio (tiempo) disponible es sólo suficiente para la consecución de uno de estos fines, y el hecho de que él eligió el juego de béisbol muestra que él le dio el rango más alto (o primero). Supongamos ahora que él está asignando dos horas de su tiempo y puede gastar una hora haciendo cada cosa. Si él gasta una hora en el juego y luego la segunda hora manejando, eso indica que su ranking de preferencias es como el anterior. El fin de rango menor—jugar bridge—queda insatisfecho. Por tanto, cuanto más grande sea la oferta de medios disponibles, más fines se podrán satisfacer y menor el rango de los fines que deben quedar insatisfechos.

Otra lección a entender es que acción no necesariamente significa que el individuo esté “activo” como opuesto a “pasivo,” en el sentido coloquial. Acción no significa necesariamente que el individuo tenga que dejar de hacer lo que ha estado haciendo y hacer otra cosa. También actúa, como en el caso anterior, él que elige continuar lo que estaba haciendo, aunque la oportunidad de cambio estaba abierta para él. Continuar viendo el partido es tanta acción como salir a dar una vuelta.

Además, acción no significa para nada que el individuo deba pasar gran cantidad de tiempo deliberando sobre una decisión para actuar. El individuo puede tomar rápidamente la decisión de actuar, o después de una gran deliberación, de acuerdo a su elección deseada. Él puede decidir sobre una acción de forma fría o acalorada; nada de eso afecta el hecho de que una acción está siendo tomada.[9]

Otra consecuencia fundamental derivada de la existencia de la acción humana es la incertidumbre sobre el futuro. Esto tiene que ser cierto porque lo contrario completamente negaría la posibilidad de acción. Si el hombre conociera los eventos futuros completamente, nunca actuaría, ya que ningún acto suyo podría cambiar la situación. Por tanto, el hecho de actuar significa que el futuro es incierto para los actores. Esta incertidumbre sobre eventos futuros se debe a dos fuentes básicas: la imprevisibilidad de los actos humanos de elección, y el insuficiente conocimiento sobre los fenómenos naturales. El hombre no sabe lo suficiente acerca de los fenómenos naturales para predecir todos sus desarrollos futuros, y él no puede conocer el contenido de futuras decisiones humanas. Todas las decisiones humanas están cambiando continuamente como consecuencia del cambio en las valoraciones y el cambio de ideas sobre los medios más adecuados para alcanzar los fines. Esto no significa, por supuesto, que las personas no hac
en todo lo posible para estimar desarrollos futuros. De hecho, cualquier actor, cuando emplea medios, estima que llegará así al fin deseado. Pero nunca tiene conocimiento cierto, seguro, sobre el futuro. Por necesidad todas sus acciones son especulaciones basadas en su juicio del curso de eventos futuros. La omnipresencia de incertidumbre introduce la siempre-presente posibilidad de error en la acción humana. El actor puede darse cuenta, después de haber completado la acción, que los medios no eran los adecuados para alcanzar su fin.

Resumiendo lo que hasta ahora hemos aprendido sobre la acción humana: La característica distintiva de los seres humanos es que todos los humanos actúan. Acción es el comportamiento intencional dirigido hacia la consecución de fines en un período futuro que implicará la satisfacción de deseos que de otra forma quedan insatisfechos. La acción envuelve la expectativa de una situación menos imperfectamente satisfecha como resultado de la acción. El actor individual elige emplear elementos en su entorno como medios para el logro esperado de sus fines, economizándolos al dirigirlos hacia sus fines más valorados (dejando los menos valorados insatisfechos), y de la forma en que su razón le dice es más apropiada para alcanzar estos fines. Su método—sus medios elegidos—podría resultar ser inadecuado.

[NOTA DEL EDITOR: Los números de página citados entre paréntesis en el texto se refieren a la presente edición.]

[1]Para leer más acerca de este tema, la mejor fuente es el trabajo de época de Ludwig von Mises, La Acción Humana (New Haven, Connecticut: Yale University Press, 1949), pp 1-143, y passim.

[2]Consultar ibid., p. 11, FA Hayek, “Los hechos de las Ciencias Sociales,” en Individualismo y Orden Económico (Chicago: University of Chicago Press, 1948), pp 57-76; Hayek, La Contra-Revolución de la Ciencia (Glencoe, Illinois: The Free Press, 1952), pp 25-35; y Edith Penrose T., “Analogías Biológicas en la Teoría de la Empresa,” American Economic Review, diciembre, 1952, pp 804-19, especialmente 818-19.

[3]Consultar. Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro I, especialmente cap. vii.

[4]Este capítulo consiste únicamente del desarrollo de las implicaciones lógicas de la existencia de la acción humana. Los capítulos siguientes se desarrollan con la ayuda de un número muy pequeño de supuestos subsidiarios. Consultar el Apéndice más abajo y Murray N. Rothbard, “La Praxeología: Respuesta al Sr. Schuller,” American Economic Review, diciembre, 1951, pp 943-46; y “En Defensa de la ‘Apriorismo Extremo,’” Southern Economic Journal, enero de 1957, pp 314-20.

[5]No hay necesidad de entrar aquí en el difícil problema del comportamiento de los animales, desde los organismos inferiores a los primates superiores, que puede ser considerado como un problema de frontera entre el comportamiento puramente reflexivo y el motivado. De cualquier modo, los hombres pueden entender (a diferencia de simplemente observar) tal comportamiento sólo en la medida en que ellos pueden atribuir a los animales motivos que ellos pueden entender.

[6]Decir que sólo los individuos actúan no es negar que sean influenciados en sus deseos y acciones por los actos de otros individuos, que podrían ser compañeros miembros de distintas sociedades o grupos. No tenemos en absoluto que asumir, como algunos críticos de la economía dicen, que los individuos son “átomos” aislados uno de otro.

[7]Consultar Hayek, La Contra-Revolución de la Ciencia, p. 34. También consultar Mises, La Human Acción, p. 42.

[8]Consultar Talcott Parsons, La Estructura de la Acción Social (Glencoe, Illinois: The Free Press, 1949), pp 44 y ss.

[9]Algunos autores infundadamente creen que la praxeología y la economía asumen que toda acción es fría, calculada y estudiada.

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