La pregunta que los libertarios no pueden responder (Parte II)

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La pasada semana,  Michael Lind planteó la que él considera es una devastadora pregunta para los libertarios: Si vuestro sistema es tan bueno, por qué no existe ninguna nación libertaria?

Ésta es más una pregunta graciosa que una dificil, ya que mientras Lind realmente piensa que nos tiene arrinconados, resulta que ésta es una pregunta que los libertarios se han planteado constantemente. Al reformular su pregunta, logré extraer la respuesta:

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué las fuerzas de la ley no quieren renunciar al dinero, suministros y autoridad que resulta de la guerra contra las drogas?”.

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué las grandes firmas comerciales no  prefieren mantenerse o caer por méritos propios en lugar de ser rescatadas por el estado.”

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué la gente prefiere obtener sus ingresos por un privilegio especial antes que por una producción honesta.”

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué el complejo militar-industrial prefiere los arreglos circulares y su  estrategia actual de desplumar a los contribuyentes a través de su táctica dual de pagos anticipados e ingeniería política”.

“SI vuestro planteamiento es tan bueno, por qué los empresarios suelen preferir los subsidios y privilegios especiales”.

“SI vuestro planteamiento es tan bueno, por qué algunas personas prefieren alcanzar sus objetivos mediante la guerra?”

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué la clase política prefiere vivir del trabajo de otros y ejercer un vasto poder sobre todos  los demás”.

“Existen intereses especiales que ganan beneficios especiales para ellos mismos, porque esos beneficios están concentrados y son significativos. Los costos, repartidos entre el público en general son tan insignificantes, para una persona en concreto, que no existe entre la gente un particular interés en organizarse contra ello. Un incremento de 25 céntimos por galón de zumo de naranja, difícilmente merezca que una persona dedique su vida a oponerse a ello, pero un incremento de $100 millones anuales en beneficios para las empresas involucradas seguro que justifica el tiempo que dedican a hacer lobby por ello.”

“SI vuestro planteamiento es tan bueno, por qué ocurre esto?”.

“Si vuestro planteamiento es tan bueno, por qué la gente no trata de llevarlo adelante después de 17 años de adoctrinamiento contra este planteamiento. (Desde Parvulario hasta bachillerato más cuatro años de universidad).

Ahora tenemos a E.J. Dionne, quien ha venido para recordarnos a todos, por qué necesitamos tener amos. El también considera que la pregunta de Linds es de las más importantes. Tendré mucho que decir si me centro en este párrafo de Dionne:

  Tuvimos algo muy parecido a la utopía libertaria del gobierno-reducido a finales del siglo XIX, y decidimos que esto no funcionaba. Nos dimos cuenta de que muchos no serían capaces de ahorrar lo suficiente para la jubilación y, más tarde, que la mayoría de ellos no podrían afrontar los gastos del seguro médico en su vejez. Un gobierno-reducido implicó que demasiadas personas se empobrecieron y que los monopolios fueron formados con mucha facilidad. Y cuando la Depresión nos devoraba, el gobierno no pudo hacer nada, en gran parte por estar maniatado por esta ideología antigubernamental hasta la llegada de Franklin Rooselvet

Todos los puntos de esta declaración son falsos:

En el siglo diecinueve no existía tal cosa como la “jubilación”, por lo que nadie podría haber dicho, “Bajo este sistema, la gente no es capaz de ahorrar lo suficiente para la jubilación”. Sólo la continua acumulación de capital, que se produce cuando los empresarios pueden reinvertir sus beneficios en la compra de bienes de capital, sin ser expropiados por el gobierno, hace posible que una economía resulte físicamente lo suficientemente productiva como para que algo como la “jubilación” pueda resultar concebible. Incluso cuando la Seguridad Social fue creada, la edad de jubilación era más alta que el promedio de la expectativa de vida, lo que significa que la mayoría de las personas habían muerto antes de que pudieran recuperar algo de su dinero.

En cuanto a los seguros de vejez, esto también se contradice con los hechos. “La mayoría de los gastos médicos realizados por el  gobierno en nombre de los pobres fueron para compensar a los doctores y hospitales por los servicios que habían sido prestados sin cargo o a precios reducidos”, escribe el historiador Allen Matusow. Con “Medicare-Medicaid” básicamente se transfirieron los ingresos de los contribuyentes de la clase media a los profesionales clase media del sector de la salud.

Y, qué hace, en primer lugar, tan costoso el cuidado de la salud? No el “libre mercado”, que el mismo Dionne admitirá no haber existido ni de lejos en el cuidado de la salud, en toda la vida. Vijay Baoyapati nos facilita una buena parte de la respuesta.

Dice Dionne entonces, “Un gobierno-reducido implicó que demasiadas personas se empobrecieron”. Esto es una completa estupidez. Los mayores avances contra la pobreza en Estado Unidos ocurrieron cuando el gobierno menos involucrado estaba. En 1900, la tasa de pobreza, según los estándares actuales, era del 95%. Para el momento en que el gobierno federal toma partido en la reducción de la pobreza en forma activa, a finales de los 60, ese porcentaje ya se había desplomado hasta un 12 a 14 por ciento, donde se ha mantenido hasta nuestros días. Hay una muy buena exposición sobre todo esto en  Back on the Road to Serfdom, una colección de ensayos que edité para el Intercollegiates Studies Institute.

Desde que el gobierno se involucró, la tasa de pobreza se ha estancado. Billones de dólares han sido gastados y, sin embargo, el porcentaje no se ha movido.

Así que la verdad es exactamente lo contrario a lo que Dionne afirma. El gobierno ha realizado un trabajo insignificante en reducir la pobreza.  El funcionamiento normal del mercado, mejor que ninguna otra institución, es lo que más se ha acercado a lograrlo.

En la misma oración, Dionne dice: “Un gobierno reducido implica que … se creen monopolios muy facilmente”. Dionne está aquí confiando más en sus recuerdos de octavo grado que en estudios especializados y datos actualizados.

La Economía clásica identifica a los monopolistas por su comportamiento: obtienen beneficios extraordinarios restringiendo la producción e incrementando los precios. Era este comportamiento evidente en las industrias a las que más frecuentemente se señalaba como monopolistas? El economista Thomas DiLorenzo, se tomó la molestia de examinar esto  en un importante artículo en International Review of Law and Economics.

He aquí lo que encontró: Durante la década de 1880, cuando el PIB real subía 24 por ciento, la producción de las empresas que se señalaban como monopolistas, se había incrementado, para los datos de que se disponían, en 175 por ciento en términos reales. Los precios en esas industrias, mientras tanto, estaban generalmente descendiendo, y mucho más rápido que la disminución del 7 por ciento para la economía en su conjunto. Los raíles de acero cayeron de $68 a $32 por tonelada durante la década de 1880; debemos señalar también el precio del zinc, el cual cayó de $5,51 a $4,4 por libra (una disminución del 20 por ciento) y el azúcar refinado, que cayó de 9¢ a 7¢ por libra (22 por ciento). De hecho, este patrón se mantuvo para todas las 17 industrias supuestamente monopolistas, con las triviales excepciones del aceite de castor y las cerillas.

En otras palabras, la historia que creíamos conocer a partir de nuestras clases de Historia, era falsa. (Para más información sobre el problema de los alegatos de monopolio en el libre mercado, vea mi artículo “The Misplaced Fear of ‘Monopoly.’”)

Finalmente leemos esto: “Y cuando la Depresión nos devoraba, el gobierno no pudo hacer nada, en gran parte por estar maniatado por esta ideología antigubernamental hasta la llegada de Franklin Rooselvet “

Así, Dionne repite que “Hoover creía en el laissez faire”, mito que los historiadores rechazaron hace décadas. En el caso de que E.J. no me crea, aquí tiene a un académico entrevistado en  pbs.org: “Los historiadores reconocen ahora [a Hoover] una inclinación progresista, y su compromiso con la planificación anticíclica y la creencia de que una nación deberá disponer una reserva de grandes proyectos en las etapas de planificación que puedan ser acometidos en el momento adecuado. Los programas iniciados en los años de Hoover, como la Reconstruction Finance Corporation  fueron los predecesores del New Deal, y años después del New Deal, Rexford Tugwell reconoció que – aunque nadie lo diría en su momento – “prácticamente la totalidad del New Deal fue extrapolado de programas que inició Hoover”.

Hoover expresamente dijo que el laissez faire era una cosa del pasado. Lo tenía dicho incluso a lo largo de la década de 1920. Impulsó proyectos de obras públicas, incrementó impuestos,  extendió créditos de emergencia a empresas en quiebra, restringió el comercio internacional y prestó dinero a los estados para programas asistenciales. Quiso mantener los salarios cuando los precios disminuían. Sus déficits, en porcentaje del PIB, rivalizaban con los de FDR.

Dionne evidentemente cree que hay muchas cosas que puede hacer el gobierno para arreglar depresiones si no está “maniatado” por una ideología. Esto es incorrecto, por razones que no puedo desarrollar aquí (pero que expongo en este video). Pero el gobierno de los Estados Unidos no estaba maniatado, tanto bajo el régimen de Hoover como de FDR, y la Gran Depresión persistió más tiempo que ninguna crisis económica en las historia de los Estados Unidos. (Acerca del pánico en el siglo XIX y si este fue causado por el laissez faire, vea nuestra página de consulta Economic Cycles Before the Fed.)

Naturalmente Dionne habla de la Depresión como si justo hubiese “aparecido” sin ninguna causa. Pero tenía una causa: la intervención de la Reserva Federal en la economía a lo largo de la década de 1920. El presidente del Federal Reserve Bank of New York, Benjaming Strong, llegó incluso a hablar de darle un “lingotazo de whisky” al mercado bursátil. Murray Rothbard cuenta la historia en America’s Great Depression.

Para más información, desarrollo las causas de la Depresión, la respuesta de Hoover y la respuesta de FDR en 33 Questions About American History You’re Not Supposed to Ask.

En cuanto a los Estados de Bienestar que parecen agradar a Dionne, el efecto ha sido el mismo en todos los sitios: el número de nacimientos se reduce (debido  los incentivos de los propios programas), y la reducción de la población joven hace que con el tiempo sean incapaces de soportar la abrumadora carga de los programas de ayudas para la vejez. Esto comienza a ocurrir alrededor del mundo entero. En los Estado Unidos el valor presente de los pasivos no financiados de la mayoría de los programas de transferencia es de $222 billones.(Sobre el Estado de Bienestar sueco, en particular, ver “The Swedish Model Reassessed: Affluence Despite the Welfare State.”)

En pocas palabras, el propio Dionne, quien tiene una gran audiencia desde su posición en el Washington Post repitió media docena de absurdos mitos pro-gubernamentales en un solo artículo. Luego presenta la pregunta de por qué la gente no siente mayor simpatía por el libertarismo, como si esto fuera algún tipo de rompecabezas. Si es un rompecabezas, entonces E.J. Dionne y sus amigos, son una pieza muy grande.

(Gracias a Danny Sanchez por el link)


Traducido del inglés por José Manuel García. El artículo original se encuentra aquí.

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