H. Lee Scott, Jr., CEO de Wal-Mart, sorprendió a muchos al pedir un aumento en el salario mínimo. ¡Y con qué elogios le han colmado! La empresa incluso a adoptado un nuevo pale, de explotadora de trabajadores a defensora responsable de políticas a favor de los trabajadores.
Y qué altruista, pues ¿quién tiene que pagar esos salarios más altos sino empresas como Wal-Mart? Así que vemos a una empresa que deja de lado sus intereses de negocio a favor de los intereses a largo plazo de la sociedad.
Todo esto aturdió a los enemigos de Wal-Mart tanto como disgustó a sus defensores de libre mercado.
Ted Kennedy no llegará al punto de elogiar a la empresa, pero sí dijo que “Si el CEO de Wal-Mart puede pedir un aumento en el salario mínimo, los republicanos deberían seguirle a favor de millones de trabajadores y trabajadoras que viven en la pobreza”.
Otros izquierdistas sencillamente no se lo creen. La portavoz de Wal-Mart Watch dijo que la reclamación de Scott de un salario mínimo más alto era “insincera y risible”.
Y aún así, pensemos. ¿Podría haber alguna otra razón por la que Wal-Mart defendería un salario mínimo más alto?
Antes de ver las evidencias, hagamos algo de teoría a priori basándonos en la historia de la regulación de las corporaciones de EEUU. Historiadores como Robert Higgs, Butler Shaffer, Dominick Armentano y Gabriel Kolko han relatado cómo el aumento de la regulación empresarial, incluyendo la intervención en los salarios del mercado, fue impulsada por lar grandes empresas por una razón principal: imponer costes más altos a competidores más pequeños.
Así es como se llegó a la legislación de trabajo infantil, la sindicalización obligatoria, las regulaciones de seguridad e higiene y toda la panoplia de reglamentación empresarial. Fueron impulsadas por las grandes empresas que ya habían absorbido los costes de estas prácticas en sus márgenes de beneficio para cargar a las empresas más pequeñas que no tenían estas prácticas. Así que la regulación es un método violento de competencia.
Pensadlo así. Digamos que tienes una cafetería que solo vende café de “comercio justo”, que es caro de adquirir, pero por el que los clientes están dispuestos a pagar un precio alto. Todo va como la seda hasta que aparece un competidor y vende café “injusto” que sabe igual de bien por la mitad del precio.
Supongamos que los consumidores empiezan a cambiar de idea sobre el valor de tu café de “comercio justo” y caen tus beneficios. Deben cambiar para sobrevivir. Puedes competir ofreciendo un rango más amplio para elegir. O puedes cabildear ante el gobierno local en nombre de la “responsabilidad social” (¡Oh, esos altos ideales!) para obligar a que todo el café que se venda en tu pueblo sea de “comercio justo”.
¿A quién beneficia eso? A tu empresa. ¿A quién perjudica? A su empresa.
Yendo de la teoría a la realidad, descubrimos que esto es precisamente lo que busca Wal-Mart. La pista viene en la noticia: “Wal-Mart sostiene que paga a sus empleados por encima del salario mínimo actual de 5,15$ la hora”.
La mayoría de los lectores podrían ver esto como un caso de liderar con el ejemplo. ¡Sería estupendo que todos fueran tan justos como la maravillosa Wal-Mart! Pero una segunda mirada sugiere otra interpretación, que es que quiere aplastar a su competencia más pequeña., que se vería seriamente dañada al tener que pagar más por su mano de obra.
El mínimo actual es de 5,15$. Según los estudios, Wal-Mart paga entre 8,23$ y 9,68$ como media nacional. Eso significa que el salario mínimo podría aumentarse un 50% y seguir sin imponer costes más altos a la empresa.
La propia Wal-Mart hace afirmaciones incluso más complejas en Walmartfacts.com: “El salario medio nacional para los salarios en jornada normal es casi del doble del salario mínimo federal y más alto en zonas urbanas”. Si es verdad, el mínimo nacional podría aumentarse un 100% sin que afectara a la empresa.
¿A quién afectaría entonces si no es a Wal-Mart? A todos sus competidores principales. Y la verdad es que hay millones de negocios que compiten con ella todos los días. Muchas tiendas locales han tratado de copiar el modelo competitivo en precios de Wal-Mart, pero afrontan costes menores y pueden prosperar.
Hay muchas formas de competir con Wal-Mart. A no todos los consumidores les gustan los grandes almacenes. Otros prefieren un mejor servicio con más expertos en el local. Otros simplemente odian las muchedumbres. Pero una forma importante de competir es contratar mano de obra más barata. Esto podría significar que nuestros empleado sean de un escalón “inferior” en la escala social, pero ellos también necesitan oportunidades. Los ahorros pueden reflejarse en otras cosas que Wal-Mart no ofrece. Puede haber productos no estandarizados que de otra manera no estarían disponibles. La ubicación podría ser mejor. Incluso los precios de los bienes podrían ser más bajos.
Incluso tienda similares como K-Mart pueden pagar salarios inferiores y eso puede suponer un margen de diferencia. K-Mart paga por encima de un rango más amplio tan poco como 6,75$ la hora. Un competidor importante son las grandes tiendas de alimentación, en las que los trabajadores sí empiezan con el salario mínimo. Target también paga a los nuevos empleados menos que Wal-Mart, si creemos al sindicato.
Si Wal-Mart puede cabildear con éxito al gobierno para eliminar empresas con salarios inferiores, ha dado un enorme paso hacia la desaparición de su competencia. El efecto de requerir que otras empresas paguen salarios igual de altos que los suyos es lo mismo que si la empresa cabildeara para obligar a otras empresas a comprar solo en grandes cantidades, a abrir solo grandes superficies o a estar abiertas la 24 horas del día. Al hacer que otros hagan lo que hace Wal-Mart, la empresa consigue exprimir a todos los que se atrevan a disputar su clientela.
He aquí la gran ironía. La izquierda estado completamente frenética respecto de cómo Wal-Mart va a pueblos pequeños y supera a vendedores locales establecidos hace tiempo. Los opositores de Wal-Mart se han autoflagelado frenéticamente por el éxito de la empresa, afirmando que siempre se produce con un enorme coste social.
Pero la mayoría de sus palabras son exageradas e ignorantes. Wal-Mart no habría tenido ningún beneficio o crecido como la ha hecho sin haber convencido a los consumidores para que compren en su tienda. Los consumidores podrían poner a la empresa fuera del negocio mañana mismo, simplemente no yendo allí a comprar.
Las reclamaciones de la izquierda de prácticas injustas serían válidas si Wal-Mart trabajara realmente para imponer dificultades legales a su competencia, haciendo ilegal en la práctica superar a la empresa. Y aun así eso es precisamente lo que haría el aumentar el salario mínimo: imponer una dificultad legal a aquellas empresas dedicadas a competir con Wal-Mart con salarios menores. Así que la izquierda económicamente ignorante defender aumentar el salario mínimo.
Así ha descubierto nuestro amigo el CEO Mr. Scott una táctica malévolamente retorcida. ¡Ve un forma de acabar con la competencia haciendo precisamente lo que los mayores críticos de Wal-Mart están reclamando! ¿Y cuál será la consecuencia? La porción del mercado de Wal-Mart aumentará y su grado cartelización sobre el consumo de masas también aumentará, no por medios del mercado sino mediante intervención pública. Lugo podemos esperar que la izquierda caiga de nuevo en otra histeria acerca del tamaño y crecimiento de la empresa, completamente inconsciente de cómo trabajaron para lograrlo.
Los defensores del libre mercado que han defendido desde hace mucho a Wal-Mart solo pueden estar disgustados por este cambio en los métodos de la empresa de competir sobre bases del mercado a pedir al estado que aplaste a su competencia. Más desagradable aún es cómo la empresa puede contar con la ignorancia económica de sus críticos para ayudarle a ello.
El salario mínimo no debería aumentarse sino abolirse. Si estáis a favor de la libre competencia y de un mercado no monopolizado, deberíais estar a favor de la abolición del salario mínimo en un mercado completamente libre, Wal-Mart descubriría que hay realmente límites al crecimiento y que otros están dispuestos y son capaces de aprender de sus éxitos.
Publicado el 28 de octubre de 2005. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.