Coase y los austriacos

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Ronald Coase falleció ayer a la edad de 102 años. Coase es uno de los economistas más influyentes del siglo XX, tal vez de todos los tiempos. Este es un comunicado comunicado oficial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago; aquí están los comentarios de Lynne Kiesling, Mike SykutaPete  Boettke, Josh Gans, y yo. Mucho se escribirá en los próximos días sobre Coase y sus contribuciones, así que permítanme poner de relieve algunos puntos sobre su relación con la Escuela Austriaca .

Coase no fue un economista austriaco, pero fue amigo de muchos economistas austriacos, asimismo, era profundamente critico del positivismo moderno y el instrumentalismo, y se mostró escéptico de la mayoría de los esquemas de regulación. Sin embargo, los austriacos se encuentran entre quienes han rechazado el enfoque coaseano sobre los Derechos de Propiedad, Externalidades, y la Responsabilidad Civil (véase Block, 1977Rothbard 1982, y Cordato, 1992, como ejemplos de una extensa literatura). Sin embargo, la propuesta de Coase sobre que las reglas formales son a menudo negociadas, que a menudo socios comerciales pueden “contratar” dentro de un entorno de barreras legales y regulatorias, es importante y útil, aunque expertos en derecho y economía contemporáneos han mostrado también como se pueden producir errados análisis por partes de los jueces quienes de algún modo puede malinterpretar esa noción previa a fin de para determinar la asignación “óptima” de los derechos de propiedad .

Por su parte, el enfoque teórico de Coase sobre la empresa tiene tanto partidarios como detractores dentro de la literatura austriaca. Mi propio trabajo se encuadra principalmente en dentro de la tradición “coaseana” en la cual la empresa y el mercado se consideran como mecanismos de asignación de recursos alternativos, y en el cual las cuestiones legales y contractuales, en lugar de conocimiento u orden espontáneo, son fundamentales para la teoría de la empresa. Citando el artículo que escribí sobre Oliver Williamson:

Algunos austriacos han argumentado, siguiendo a  Alchian y Demsetz (1972) que Coase y Williamson erróneamente afirman que las empresas no forman parte del mercado, que los empresarios substituyen coerción por consentimiento voluntario y que las jerarquías corporativas son de alguna manera incompatibles con el libre mercado (por ejemplo  Minkler, 1993Langlois, 1995Cowen y Parker, 1997; Matthews, 1998). Considero que esto es una mala interpretación de Coase y Williamson. Es cierto,  que Coase habla de empresas “que reemplazan” el mercado y de empresarios “suprimiendo” el mecanismo de precios, mientras que Williamson dice que las empresas surgen para superar las ” fallas del mercado”. Pero ninguno sostiene que las empresas están fuera del mercado en un sentido general, o que el sistema de mercado en su conjunto es ineficiente en relación con la planificación del gobierno, ni nada por el estilo.

Coase estuvo sin duda familiarizado con los argumentos de Mises y Hayek sobre la planificación central, después de haber aprendido directamente estos del último. En ese sentido, en una documento sobre Hayek para la “Elgar Companion sobre la Economia de los Costos de Transaccion”, escribí:

Coase era un estudiante en LSE (London School of Economics) a finales de 1920 y principios de 1930. Coase contaba que el concepto hayekiano de “estructura temporal de la capital”, o de “estructura de producción”, era “el tema que dominó la discusión de economía en la LSE” (Coase, 1988, p. 7). El propio interés de Coase yacía en el concepto relacionado, pero distinto, de la “estructura organizativa de la producción” (Coase, 1988, p. 7). Su principal influencia fue su maestro Arnold Plant y un compañero de estudios, Ronald Fowler (Coase, 1988). Coase estaba familiarizado, sin embargo, con los argumentos de Mises y Hayek entorno al debate sobre el cálculo socialista, y cita el texto de Hayek titulado “Tendencia del Pensamiento Económico’”(1933b) al describir, en su obra “La Naturaleza de la Empresa” (1937), la idea de que el “sistema económico está coordinado por el mecanismo de los precios” haciendo de la sociedad “no una organización, sino un organismo” (Coase, 1937, p . 387). De hecho, añade, de nuevo citando a Hayek, “se considera a menudo como una objeción a la  planificación económica ‘central’ que simplemente se trata de hacer lo que ya está hecho por el mecanismo de precio ” (Coase, 1937, p. 387)….

El texto de Hayek titulado “Economía y Conocimiento” apareció en 1937, el mismo año del texto de Coase titulado “La Naturaleza de la Empresa”, y hay conexiones evidentes entre la comprensión del mercado de Coase y Hayek. Kirzner (1992, p.162), por ejemplo, describe el argumento de Coase en términos hayekianos: “En un mercado libre, las ventajas que se pueden derivar de la “planificación central” … se adquieren al precio de un problema de mayor conocimiento. Podemos esperar que las empresas se expandan de forma espontánea hasta el punto donde las ventajas adicionales de la planificación “central” son sólo compensados por las dificultades crecientes que se derivan de la información dispersa.”

Una vez le pregunté directamente a Coase qué pensaba de los austriacos. Él dijo que respetaba a Hayek, pero que no entendía la teoría austriaca del ciclo económico (que era el principal interés de Hayek cuando Coase estuvo en la LSE). Al parecer había comprado el argumento  de Friedman quien sostenía que Mises era ” intolerante.” Por lo menos, él no entendía el enfoque de Mises de la economía.

Lo que nos lleva a la metodología. Al tiempo que rechaza el positivismo de Friedman, Coase abrazó una especie de pragmatismo, un enfoque inductivo que le resulto útil a él, pero no necesariamente a otros. En un interesante artículo de 1978, “Economia y las Disciplinas Contiguas,” él rechazó el enfoque praxeológico de Robbins, -en mi lectura- ya que él asocia este enfoque con el Análisis Económico del Derecho tal como era practicado por Richard Posner. Es decir, Coase se siente incómodo con la forma neoclásica del imperialismo económico o economicismo (Becker, Posner, James Coleman, etc.), probablemente por la razón misma -que muchos de nosotros rechazamos “Freakonomics ” -porque es poco profunda, árida, no es útil, etc. Por otro lado, hay muchos problemas con el propio enfoque de Coase . Como escribí el año pasado:

Coase denuncia la falta de pertinencia de la teoría económica contemporánea, la economía está condenada a “renunciar a la economía del mundo real como su objeto de estudio.” Él también proporciona una cita asesina: “La Ciencia Económica por lo tanto, se transforma en un instrumento conveniente que el Estado utiliza para gestionar la economía, en lugar de una herramienta para que públicamente se convierta en la iluminación acerca de cómo funciona la economía”.

Estoy seguro de que eso es cierto para muchos economistas y para algunas ramas de la materia, como la macroeconomía keynesiana. Pero Coase parece rechazar la teorización económica por completo, incluso el enfoque de “causal-realista”, popular en estos lares. Para que sea útil, según él, la economía debería servir de guía práctica para el empresario. Sin embargo, “desde que la economía ofrece poco en el camino de una visión práctica, directivos y empresarios dependen de su propia visión para los negocios, el juicio personal, y reglas generales para tomar decisiones.”

Bueno, eso suena bien para mí. La Ciencia Económica proporciona principios generales o leyes, sobre la acción y la interacción humana, mayormente establecidas como “si-entonces” proposiciones. La aplicación de los principios a los casos concretos, históricos requiere “Verstehen”, y es la tarea de los historiadores económicos (los analistas) y empresarios (los actores), no  de los teóricos de la economía. Una Teoría Deductiva no sustituye el juicio empresarial. Sin teoría deductiva, sin embargo, tendríamos que aplicar los principios, y no contribuir a nuestra comprensión de la economía, salvo -por citar la propia crítica de Coase hacia los viejos institucionalistas – “una masa de material esperando una teoría descriptiva, o el fuego.” Para estar seguros, el propio método inductivo de Coase ha dado lugar a varias ideas brillantes. Coase mismo tiene una habilidad especial para intuir los principios generales a partir de casos concretos (por ejemplo , la teorización acerca de los costos de transacción desde la observación de las fábricas de automóviles, o de los derechos de propiedad que giran entorno a la historia de la asignación del espectro), aunque no perfectamente. Pero, como he señalado antes, el propio Coase es, probablemente, la cola excepción confirma la regla – es decir- que la “inducción” es un desastre.


Traducción por Rubén Méndez para Diario Altavoz. El artículo original puede ser consultado aquí.

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