África: ¿El próximo ciclo de auge y declive?

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Mientras las economías occidentales empiezan a revertir en serio tras décadas de fracasada y destructiva inflación monetaria y acumulación de deuda, los inversores hambrientos de rendimientos están asignando capital real al continente no explotado industrialmente en el mundo: África. Sin embargo, no estamos viendo que la industria se mueva a África para abrir tiendas. Más bien el capital dirigido políticamente que está fluyendo al sector de recursos africanos está alimentando y financiando el más fuerte auge de consumo del mundo. Es un modelo de financiación de ventas para Asia y presagia un gran ciclo de auge y declive para la economía continental africana.

El panorama inversor

En años recientes, la mayoría de la inversión en África se ha dirigido a infraestructuras (principalmente de energía y transporte), energía y agricultura. Los flujos de inversión han estado encabezados principalmente por empresas lideradas por el estado en el sector energético (principalmente indias y chinas) y empresas privadas de inversión que participan en sociedades público-privadas en infraestructuras y agricultura.  El atractivo es aquí una riqueza de recursos naturales y minerales no explotados y terrenos agrícolas arables que puedan aprovecharse para atender a un creciente mercado asiático y al mercado de consumo occidental.

Dicho esto, muchas empresas también están entrando en África en un intento por aprovechar el auge del mercado del consumo africano. Por nombrar unos pocos, hemos visto a los almacenes estadounidenses Walmart; Zara, de España; Trenery, Witchery y Cotton On, de Australia; los almacenes británicos TopShop y las tiendas francesas Carrefour, que han establecido tiendas en diversos lugares en el África subsahariana en los dos últimos años.

Ha habido pocas o ninguna noticias de grandes empresas industriales internacionales trasladándose a África a construir fábricas o exportar. Esto ocurre porque el entorno empresarial y regulatorio africano es demasiado complicado y las tasas de ahorro demasiado bajas como para permitir que se desarrolle una división compleja del trabajo que pueda competir con Asia u Occidente. Es más fácil llevarse materias primas de África a cambio de productos finales en lugar de intentar fabricar estos productos en el interior.

El “agujero en medio” de África

La historia de África es por tanto de grandes y crecientes sectores de bienes de orden superior (los más distantes del consumo, es decir, minería y agricultura) y sectores de orden inferior (más cercanos al consumo, es decir, ventas al por mayor y al detalle). Hay minería y alguna agricultura y hay comercio, pero no hay nada en medio: ese medio es la manufactura diversificada, el núcleo productivo de cualquier país verdaderamente en desarrollo. África tiene una estructura de producción que consiste principalmente en bienes de consumo final y servicios y productos de extracción de recursos muy básicos, con un agujero en medio.

Por ejemplo, sin se va a la región productora de cobre de África (la Copperbelt en Zambia) no puedes comprar un recuerdo de cobre que se fabrique localmente. El cobre se envía a miles de kilómetros a China, donde se transforma  en bienes finales de consumo (recuerdos, en este caso) antes de ser enviado de vuelta a la Copperbelt, donde se venden a los consumidores. Angola extrae petróleo y lo envía al extranjero para su refino antes de importarlo de vuelta al país para su consumo final.

La historia de las últimas décadas de África es una historia de exportar materias primas a cambio de bienes finales de consumo.

La preferencia temporal y la acumulación de capital en África

La razón por la que están tan subdesarrollados estos sectores intermedios es la tasa particularmente baja de ahorro a lo largo del periodo, lo que ha llevado  a una falta de acumulación de capital y por tanto a una falta de los sectores de producción de bienes de capital (es decir de manufacturación). Las sociedades africanas tienden a ser menos pacientes que sus equivalentes japonesas, chinas u occidentales, mostrando niveles increíblemente bajos de ahorro. Cuando los africanos quieren ahorrar, sus esfuerzos se han visto frustrados por un irresponsable gasto público en déficit, impresión de moneda e inflación, abierta confiscación o guerra.

Para argumentar que África se transformará en un centro manufacturero, ha de argumentarse que la preferencia temporal africana promedio disminuirá para generar los ahorros y la inversión necesarios para desarrollar sectores ricos y complejos de orden medio y superior. Los africanos deben dejar de consumir bienes de consumo y empezar a ahorrar e invertir en procesos de producción. Sin embargo, con divisas mal gestionadas, tipos de interés reales negativos y aumento en el crédito al consumo, junto con una mala gestión monetaria en el extranjero, hay implantada una estructura institucional fuertemente en contra del ahorro. En la medida en que estemos viendo un aumento en las tasas de ahorro, el estado estaría frustrando estos esfuerzos y canalizando recursos hacia el consumo público.

África busca una entrada de ahorro e inversión extranjera para desarrollar recursos e infraestructura y las ganancias de estos sectores o bien son despilfarradas por políticos en sus proyectos favoritos o en malas inversiones que tienen poco o ningún valor económico, o bien se usan para financiar déficits comerciales perpetuos. Es por tanto posible que el renacimiento del consumidor africano esté en buena parte bajo los faldones del auge de los recursos, que se ha financiado con deuda tanto localmente como a través del mercado de eurobonos en auge en África. Por supuesto, se ha animado a los inversores internacionales hambrientos de rendimientos a estas inversiones de alto riesgo gracias a las políticas monetarias ultra-laxas de sus banqueros centrales. Los vendedores extranjeros están entrando para apoderarse del mercado detallista animados por la inversión extranjera. El consumidor africano puede disfrutar hoy de estos bienes mientras la inversión extranjera es fuerte, pero ¿qué ocurre cuando los mercados minero y agropecuario ya no son fuertes y el capital extranjero va a otro sitio?

El nuevo modelo de financiación del vendedor asiático

Lo que es fascinante en esta historia es que en las últimas décadas Asia vendía y financiaba a Occidente. Sin embargo ahora Asia vende y financia al consumidor africano comprando e invirtiendo en sus recursos y su sector agrícola, dando a África los fondos para comprar sus productos manufacturados. En lugar de conseguir títulos del Tesoro de EEUU a cambio de bienes de consumo, Asia consigue tierra y recursos, activos físicos como garantía. Es un modelo de financiación de ventas mucho más fuerte que el que se utilizó para financiar el consumo occidental, pero sigue dejando a África como traficante de recursos con más gobiernos y familias en deuda. Este modelo no funcionó demasiado bien para Occidente.

Conclusión

Solo aumentando el ahorro real mediante una rebaja de la preferencia temporal de la sociedad puede África convertirse alguna vez en un continente realmente diversificado y sólido económicamente. Es la única manera de que progrese la economía africana. Hasta que la gente africana en general ahorre más y cree mejores entornos políticos para el ahorro, las ganancias inversoras probablemente serán insostenibles y estarán expuestas a los caprichos de las imprentas occidentales. La realidad es que como no es esta la dirección en la que se mueve África, se está embarcando en otro gran ciclo económico de auge/declive.


Publicado el 22 de agosto de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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