El presidente dio un discurso el 22 de agosto en Buffalo subrayando su propuesta de “reforma” del programa de préstamos a estudiantes. Reconoció que el programa tenía algunos problemas, pero aseguró a la audiencia que eran fáciles de reparar. Basta con tomar los principios del Obamacare y trasladarlos a la educación. El presidente “garantizaba” personalmente que sus propuestas harían más asequible la universidad.
He aquí el plan. El gobierno calificará a las universidades basándose en los precios de las matrículas (cuanto más bajos, mejor) y los porcentajes de graduación (cuanto más altos, mejor) y el éxito de los alumnos en encontrar un trabajo. Luego se asignarán a las universidades fondos para préstamos a estudiantes de acuerdo con la clasificación. También se dirigirá a los estudiantes a las escuelas mejor calificadas a través de sitios web del gobierno. Y las escuelas conseguirán más financiación si crean planes de demostración para reducir costes. Todo esto estimulará una mayor “competencia” entre las universidades. Sí, habéis oído bien: más control público de las universidades aumentará la “competencia” en el mercado.
No tenemos aún una propuesta de 2.000 páginas en el Congreso, pero todo resulta bastante familiar: el gobierno obtendrá un control aún mayor de la educación superior, igual que ha obtenido un control aún mayor de la medicina y usa el Obamacare como manual de operaciones. Por supuesto, el Obamacare no solo calificaba las pólizas de seguro médico: ordenaba qué habría en ellas y a qué precios, lo que en la práctica ponía al gobierno al cargo de definir qué es la atención sanitaria. Presumiblemente, la clasificación pública de las universidades a su debido tiempo lleve a órdenes y el gobierno defina qué es la educación superior. El Obamacare también creaba sitios web del gobierno en los que la gente se dirigía a comprar las pólizas aprobadas por este y establecía programas de demostración, aunque el historial de los proyectos de demostración de atención sanitaria inspirados por el gobierno haya sido lamentable.
Hay mucho más en común entre el Obamacare y la Obamaschool que estas características superficiales. El Obamacare nació debido a una crisis en la atención médica. Como es habitual, esa crisis se había causado por intervenciones previas del gobierno en la medicina, especialmente controles de precios. Actualmente, Medicare controla unos 7.500 procedimientos médicos. Como el pago varía por ubicación y médico (por ejemplo, los doctores empleados en hospitales están mejor pagados que otros doctores), se ha estimado que el Medicare controla los precios de seis mil millones de transacciones médicas en un momento dado. Como el gobierno ha llegado a dominar la medicina y controla sus precios, estos han subido inevitablemente a un ritmo que amenaza con hacer quebrar la economía. El Obamacare ha redoblado los controles de precios, aprobando los aumentos permitidos de precios bajo el Medicare y e instalando un consejo de control de precios. Todo esto sin duda llevará al tipo de legislación recientemente aprobada en Massachusetts en la que cualquier cambio “material” en la práctica médica, ya sea en precios o en servicios, debe ser aprobado por el estado.
La Obamaschool está naciendo por razones similares. En este caso, el gobierno creó un programa de préstamos a estudiantes que estaba en principio pensado para subvencionar a estudiantes. Pero siempre que el gobierno subvenciona la demanda sin aumentar la oferta, los precios aumentan irremediablemente y esta no fue una excepción.
Como apuntaba el presidente Obama: “En las últimas tres décadas, el coste matrícula [y los pagos] en una universidad pública de cuatro años han aumentado en más del 250%. El 250%. La renta de una familia típica ha aumentado el 16%. Es una gran diferencia”. Sí que lo es.
En realidad tanto el 250% como el lamentable 16% han sido causados por las políticas del gobierno, especialmente las manipulaciones y controles de precios. El aumento del 250% en matrículas (mitigado algo por los aumentos en las becas) se ha producido en concreto por el error del gobierno al inundar las universidades con dinero prestado a estudiantes. Ese dinero no ayudó a los estudiantes: permitió a las universidades a mantener matrículas altas. Los que los estudiantes obtuvieron principalmente del programa de préstamos fue una iniciación temprana a la deuda masiva. Si abandonar la universidad con grandes deudas no es exactamente esclavitud, sin duda representa algún tipo de trabajo forzoso.
Obama fue un poco más que mendaz acerca de esta carga deudora. Se atribuyó el mérito de mantener bajos los tipos de interés para estudiantes. E incluso dijo que “el gobierno no debería ver a los préstamos a estudiantes como una forma de hacer dinero: debería ser una forma de ayudar a los estudiantes”. Pero la realidad es que su administración está actualmente tomando prestado dinero a tipos bajísimos de interés y prestándolo posteriormente a estudiantes a tipos muy superiores. La diferencia se embolsa en otro lugar del presupuesto federal bajo “reducción del déficit”. Si eso no es un caso claro de utilizar los préstamos a estudiantes como una forma de hacer dinero, ¿qué es entonces?
¿Qué pasará realmente si el gobierno central completa su apropiación de los precios de la educación superior? El resultado seguro serán precios aún más altos, que luego tenderán a reclamar una apropiación federal completa, igual que el avance de precios bajo el Obamacare está llevando ahora a admisiones por el senador Reid y la congresista Pelosi de que solo pretendía ser un peldaño hacia un sistema de “pagador único” en el que el gobierno nacionaliza en la práctica toda la atención sanitaria. Nacionalizar la atención sanitaria haría que la crisis empeorara, no mejorara, pero Reid y Pelosi no entienden eso.
Las propuestas concretas para los préstamos a estudiantes tendrán también otros efectos supuestamente no pretendidos. Silas universidades consiguen más dinero federal al aumentar su porcentaje de graduados, simplemente dejarán de aceptar estudiantes que sea más posible que fracasen. Eso por supuesto significa que dejarán de aceptar estudiantes desvalidos que son los que necesitan más ayuda.
La administración dice que pedirá consejo a las universidades al establecer el sistema de calificación. Es lo que necesitamos: reuniones a puerta cerrada en Washington entre el gobierno y los intereses especiales con los consumidores excluidos. Es exactamente como Mussolini dirigía Italia y Roosevelt trató de dirigir EEUU bajo la National Recovery Act. Los resultados de desmantelar una economía de mercado dirigida por el consumidor no serán ahora mejores de lo que fueron entonces.
Publicado el 30 de agosto de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.