Derogad el impuesto de la renta de mi estado (¡por favor!)

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He escrito aquí acerca de la estructura de los impuestos de Alabama en el pasado, señalando que las acusaciones de regresividad se han exagerado enormemente, en comparación con otros estados. En concreto, deberían ignorarse los análisis de la pobreza que olvidan los costes relativamente menores de la vivienda en el estado, cosa que hacen muchos. Esos análisis se presentan por parte de organizaciones más interesadas en ganar puntos partidistas con el objetivo general de aumentar la presión fiscal del estado, suponiendo que los altos impuestos de hoy llevan a altos niveles de prosperidad mañana.

Pero no es así. Si lo fuera, entonces los estados con mayores sectores públicos estarían hoy en mejor forma. Por el contrario, son precisamente esos estados los que están hoy en la peor forma fiscal. California continúa perdiendo partes de su sector productivo hacia otros estados con menores impuestos y regulaciones, una tendencia que continuará mientras su gobernador promueva subidas de impuestos y el sector sindical.[1] Luego está Illinois que está desangrando a sus empresas e incluso puede ver cómo Caterpillar Inc. cierra sus operaciones en Peoria y se traslada a un lugar más amistoso con los negociosos.

Nueva York y Nueva Jersey también afrontan enormes obstáculos fiscales. De hecho, aquellos estados que tienen hoy las peores realidades fiscales puestas de manifiesto por la Gran Recesión son los mismos que los pensadores más (supuestamente) “progresistas” de Alabama argumentaban hace diez años que teníamos que emular. (Cualquiera expuesto al comentario de las noticas de los Sistemas de Jubilación de Alabama sabe a qué me estoy refiriendo). Por el contrario, el rendimiento económico de los estados CINN (California, Illinois, Nueva York y Nueva Jersey) ilustra en concreto los defectos asociados con suponer que el crecimiento económico a largo plazo está relacionado con un sector público estatal expansivo y un profesorado del sector público protegido (y políticamente activo).

El que Alabama, por diversas razones, haya sido capaz de rechazar los intentos de expandir sus estructuras regulatorias y fiscales ha sido la razón principal por la que mejoró de su economía enferma desde 2008. Aunque el estado se ha visto afectado negativamente por la burbuja inmobiliaria nacional, los precios de las viviendas en Alabama evitaron el auge insostenible alimentado por la Fed. Como consecuencia hoy hay menos personas de Alabama en apuros, mientras que muchos encontraron más sencillo aprovechar las oportunidades económicas sin sentirse obstaculizados por una casa que no podían vender. Entretanto, el capital y la mano de obra que el estado ha podido atraer a lo largo de los últimos 15 años han generado una economía más diversificada, que sobrevivió a la recesión mejor que en cualquier otra circunstancia.

Aunque todo esto sea bueno, sigue habiendo mucho margen de mejora. Actualmente Alabama depende del gasto federal, recibiendo 1,65$ de ese gasto por cada dólar que paga en impuestos.[2] Una economía estatal más independiente, dinámica y creciente estaría menos atada a los programas de gasto federal, al tiempo que retendría a los ciudadanos productivos que se mudan a otros lugares para aprovechar oportunidades económicas más favorables.

El parlamento estatal tiene una oportunidad histórica de hacer importantes cambios estructurales que no fueron posibles durante las legislaturas previas. Para maximizar el crecimiento económico a largo plazo del estado, debería actuar ahora para hacer cambios que tengan el efecto general de rebajar barreras al movimiento de capital y mano de obra y desarrollar el corazón de Dixieland.

El mejor sitio para empezar es reformando su estructura fiscal.

Actualmente la gente de Alabama ve gravadas principalmente sus compras, propiedades y rentas. Aunque los impuestos a la propiedad son bastante bajos en relación con otros estados, aumentar esos impuestos afecta directamente a los pobres, que pueden afrontar peor las subidas de impuestos, así como el sector productivo que se ve obligado a trasladar fondos que de otra manera se usarían para la creación de riqueza en su sector público derrochador. Esos impuestos deberían en realidad rebajarse, pero, en ausencia de ello, el parlamento debería acabar con la práctica de suplementos  fiscales anuales que empezaron en la pasada década.

Los impuestos a las ventas deberían también rebajarse, pero la probabilidad de que esto tenga un efecto importante en el coste de la vida es mínima, dada la prevalencia de suplementos fiscales locales añadidos al impuesto estatal. Como demuestra la siguiente tabla, Alabama es el cuarto estado con mayores impuestos a las ventas cuando se incluyen los impuestos locales. Como el parlamento tiene correctamente poco control sobre las decisiones fiscales locales, reducir estos impuestos está fuera de su alcance. Yo apuntaría que la suposición de que Alabama es un estado con impuestos bajos se basa principalmente en sus impuestos a la propiedad. Sin embargo, la suposición no se sostiene cuando se incluyen los impuestos y tasas a las ventas en las mediciones de la carga fiscal general. Cuando es así, la gente de Alabama no paga de forma muy distinta a los ciudadanos de estados vecinos y en realidad pagan más en impuestos a las ventas que el neoyorquino medio.

Tabla 1: Clasificación de impuestos a las ventas del estado

Estado Impuesto general Más suplemento local máximo
Illinois 6,25% 11,5%
California 8,25% 10,75%
Arizona 6,6% 10,6%
Alabama 4% 10%
Tennessee 7% 9,75%
Washington 6,5% 9,5%
Missouri 4,225% 9,241%
Indiana 7% 9%
Luisiana 4% 9%
Mississippi 7% 9%
Carolina del Sur 6% 9%
Nueva York 4% 8,87%

Fuente: Wikipedia

Esto nos deja a los impuestos de la renta como la principal oportunidad para este parlamento concreto para realizar un cambio. Alabama tiene frontera con dos estados sin impuestos de la renta estatales y tiene sentido que estos estados haya atraído más capital y mano de obra a largo plazo en comparación con Alabama. Esto es economía básica, a nivel de principios, en archa, en la que la cantidad demandada de un bien cae cuando su precio aumenta, mientras que la cantidad demandada aumenta cuando su precio cae. Como los impuestos de la renta aumentan el precio de la mano de obra, vemos cómo la mano de obra fluye menos a los estados con impuestos de la renta que a los que no los tienen.

El parlamento debería derogar el impuesto estatal de la renta, lo que haría de Alabama el cuarto estado sureño en hacerlo.[3] Aparte de los beneficios económicos que acompañarían a la eliminación de este impuesto, hay también fuertes argumentos morales a realizar. La violencia institucionalizada es la esencia de todo sistema político y aumenta necesariamente al incrementar el gobierno su presión fiscal, tanto directamente como a través de inflación, para pagar los títulos a largo plazo que no muestran señales de ir desapareciendo.

Así que es imperioso que los estados ajusten los costes que imponen a sus ciudadanos para compensarlo. Es más, derogar la impuesto de la renta no solo sería enormemente popular entre la gente de Alabama (aunque solo fuera porque eliminaría una fuente importante de coacción en sus vidas). También reflejaría un cambio importante del pasado populista del estado.

Como dirían los chinos, son tiempos económicos interesantes. Pero los chinos también ven que las crisis a menudo traen oportunidades. El parlamento de Alabama debería aprovechar la situación económica actual para producir cambios importantes en la arquitectura fiscal del estado. Esto podría así eliminar cargas onerosas e innecesarias incompatibles con una sociedad libre y promover el desarrollo económico a largo plazo de Alabama. Estos cambios deberían empezar por el impuesto de la renta, reconociendo que el pueblo dará su consentimiento.

Después de todo, el poder no concede nada sin que se lo pidan.


[1] Chief Executive informaba recientemente de los resultados de su encuesta de 2011 de 550 CEO en todo Estados Unidos sobre los mejores y peores estados en los que realizar negocios. California estaba el 50º, siendo los números 46 a 49 respectivamente, Michigan, New Jersey, Illinois y Nueva York. Texas era el primero, mientras que Alabama estaba el 26º.

[2] Los datos sobre el flujo de los fondos federales a los estados están recogidos del Northeast-Midwest Institute.

[3] En la encuesta de Chief Executive antes mencionada, tres de los cinco primeros estados en los que realizar negocios eran estados sin impuestos de la renta. Aparte de Texas, Florida y Tennessee estaban clasificados tercero y cuarto respectivamente.


Publicado el 17 de agosto de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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