La maldición del rascacielos llega a Nueva York

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Ahora es oficial que la ciudad de Nueva York ha ganado del título de tener la estructura más alta de la nación. La acalorada polémica entre Nueva York y Chicago se resolvió recientemente cuando el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (con sede en Chicago) decidió que la aguja de 124 metros que hay en lo alto del One World Trade Center puede incluirse en la altura total del edificio.

La altura revisada de 541 metros hace del One World Trade Center la estructura más alta en EEUU. Se nos dice que el One WTC es más que un edificio. Es un momento, tanto a los asesinados el 11-S como en honor a nuestra Declaración de Independencia: no es por faltar al respeto de quienes murieron, pero este “récord” es falso porque la altura productiva del edificio es de solo 417 metros. Los aproximadamente 120 metros restantes son solo revestimiento de ventanas.

Este dudoso récord debería sin embargo ser una advertencia de que la “maldición del rascacielos”, el heraldo de una crisis económica, está acechando cerca.

La maldición se inició durante el Pánico de 1907. Había dos rascacielos en construcción en ese momento, el Edificio Singer, inaugurado en 1908, y el Edificio Metropolitan Life, inaugurado en 1909, y cada uno de ellos ser convertiría en el más alto del mundo. En 1929, se anunció la Gran Depresión de Estados unidos con la inauguración del 40 Wall Street Building (actualmente Trump Building), luego vino el Edificio Chrysler en 1930 y el  Empire State Building en 1931. El auge de la década de 1960 se vio seguido por la estanflación de la década de 1970 y vio mas rascacielos de récord construidos con dinero devaluado, entre ellos las Torres 1 y 2 del Wold Trade Centre y el Edificio Sears, que se inauguró a principios de la década de 1970.

La Torre Willis, antes Torre Sears, tiene 442 metros, sin contar ninguna aguja u otros trucos que arquitectos y constructores utilizan para aumentar las alturas de sus proyectos. La Torre Sears, iniciada en 1970 y acabada en 1973, se construyó mientras EEUU estaba todavía en el patrón oro, estableciendo un nuevo récord mundial para el rascacielos más alto y todos sus 108 pisos representan espacio habitable de oficina.

La maldición no es solo un fenómeno estadounidense. La Torres Petronas en Kuala Lumpur, Indonesia, se inauguraron en 1997 y fueron una señal del “contagio asiático” de finales de la década de 1990. Taiwán empezó la construcción del Taipei 101 cuando la burbuja tecnológica de finales de 1990 esta estallando. La Torre  Burj Khalifa de Dubai, empezada en 2004, estableció un nuevo récord cuando se inauguró en el verano de 2010, justo a tiempo para el final de la burbuja inmobiliaria. El edificio, en bancarrota, se inauguró en medio de una crisis económica mundial.

Más recientemente, el Edificio Shard, en Londres empezó sus obras en 2009 y se completó en 2012, convirtiéndose en el edificio más alto de Europa. Fue una clara señal de la crisis económica europea, los desastres fiscales de los PIIGS y graves y constantes preocupaciones sobre la viabilidad del euro. Hace poco Japón se unió a la fraternidad con el Tokyo Skytree en 2012, la estructura más alta de Japón. Para no ser menos, China establece un nuevo récord nacional de rascacielos con la Torre Shanghai que se inaugurará en 2014. China también inició, pero suspendió la construcción de Sky City, que habría establecido un nuevo récord mundial.

¿Hay una relación real entre récords de rascacielos y crisis económicas o es solo una coincidencia? La relación empieza con los tipos de interés que son artificial y temporalmente demasiado bajos: un fenómeno producido por bancos centrales fuera de control, como la Reserva Federal. Explico esto con más detalle en mi artículo de 2005 “Rascacielos y ciclos económicos” (2005).

Los tipos de interés artificialmente bajos empujan al alza temporalmente los beneficios mientras bajan los costes de producción que posteriormente aumentan los gastos en la economía. Los mayores márgenes de beneficio estimulan nuevas inversiones en proyectos de capital más grandes a largo plazo, disparando las expectativas de beneficio aún más. Naturalmente, los niveles de las bolsas aumentan aún más en esos momentos. Normalmente, los rascacielos de récord son empresas difíciles y costosas, pero la historia nos ha demostrado que proliferan en este entorno de dinero fácil.

A medida que los efectos del estímulo artificial se introducen en la economía, los costes de producción aumentan inesperadamente, los mercados se hacen sorprendentemente más competitivos bajando los precios y los proyectos que antes parecían muy rentables (como los rascacielos de récord) están en quiebra cuando se corta la cinta de inauguración.

Los rascacielos que baten records mundiales son una señal de crisis económica. Como los precios de obras de arte que baten records mundiales (como la venta por 142 millones de dólares de un retrato por Francis Bacon de su amigo Lucian Freud en Christie’s de New York) esos records son señales de excesos económicos. Acordaos de que esos “excesos” solo pueden producirse en un mercado manipulado por bancos centrales, como la Reserva Federal.


Publicado el 16 de noviembre de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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