Aristóteles, sobre las economías mixtas

0

Un amigo me comentaba recientemente que había encontrado la sabiduría en la moderación. Decía que la verdad y la bondad no se encuentran en los extremos, sino en el punto de equilibrio entre los extremos. Esto poder ser muy cierto.

Como escribía Aristóteles  en su Ética nicomáquea, “La virtud debe tener la cualidad a dirigirse a lo intermedio”. En los ejemplos de Aristóteles, los extremos son la cobardía y la temeridad y la valentía el espacio intermedio. Los extremos son la ebriedad y la sobriedad y la bebida moderada el medio.

Mi amigo continuaba con este concepto para decir que no creía en el socialismo ni en el capitalismo, sino en una economía mixta, o lo que él llamaba un “difuso término medio”. Hay dos problemas principales con esta conclusión.

La primera es que declaraciones como esta no tienen sentido en lo abstracto. Crear un pretendido espectro y poner diversas acciones y creencias en él y luego elegir la “media” entre ellas no da sentido a esa media por sí misma. Es decir, sin argumentos y definiciones reales respecto de qué es la alternativa o creencia intermedia, este es simplemente un punto artificial en un espectro imaginario en el que se ubican arbitrariamente otras ideas. Utilizando esta lógica, yo podría afirmar que, con el medio siempre es bueno, judías verdes y tortillas son los extremos y prefiero algo intermedio.

Muy a menudo, los que defienden una idea simplemente porque está en el “medio” de su espectro construido mentalmente, lo hacen porque les faltan argumentos reales acerca de la propia idea. Para que la idea de un territorio intermedio o moderación tenga algún sentido, primero deben definirse y entenderse los extremos como respuestas opuestas a un problema común y deben colocarse en un espectro de valor ordinal, como un patrón de moralidad básica que siempre incluya los falso como malo y la verdad como buena.

El segundo problema con la conclusión de que, ya que incluso Aristóteles reconocía a la moderación como la fuente de la virtud, una economía mixta es mejor que el capitalismo y el socialismo, es que se aleja de la lógica empleada en los ejemplos anteriores de la valentía y la bebida moderada.

La valentía y la bebida moderada eran el medio porque o bien un exceso o bien una deficiencia eran problemáticos. Sin embargo, tanto la valentía como la bebida moderada son extremos en otro sentido. Valentía es una palabra que describe el buen estado mental ante un peligro. No existe ningún caso en el que la propia valentía sea mala o no deseable, ya que, por definición, es el equilibrio apropiado entre la cobardía y la temeridad: no puedes tener demasiada valentía ni demasiada poca, solo mucho miedo o demasiado poco. Hay valentía o no hay valentía (cobardía, temeridad), igual que hay verdad o mentira. En este sentido, es un extremo.

Tal vez esto suene como un simple asunto de diferencia en la definición. Sin embargo hay aquí una diferencia fundamental que muestra que la moderación solo es buena si modera dos extremos malos en busca de un bien intermedio y no si modera un bien y un mal. Como decía Aristóteles:

Pero ni toda acción ni toda pasión admiten un medio, pues algunas tienen nombres que ya implican maldad, por ejemplo, rencor,  descaro, envidia, y en el caso de acciones, adulterio, robo, asesinato, pues todas estas cosas y otras similares implican por sus nombres que son malas en sí mismas y o su exceso o deficiencia. Por tanto no es posible que sean nunca correctas, siempre deben ser erróneas.

El punto medio entre el asesinato y el no asesinato no es la alternativa correcta: es el no asesinato. Sin embargo, la moderación entre lo importarte un bledo las acciones de otro y preocuparte demasiado hasta el punto de usar la violencia para controlarle es un buen espacio intermedio, pero este espacio intermedio no ha de confundirse con el socialismo.

El socialismo es un sistema en el que el gobierno usa la fuerza para decir a la gente qué decisiones pueden tomar y cuáles no. Puede haber grados de libertad dentro de distintos sistemas socialistas, igual que un prisionero puede ser tratado mejor o peor por distintos alcaides, pero si no eres libre, no eres libre.

El capitalismo es un sistema económico que permite a la gente tomar decisiones libres de intervención del gobierno. Toda intervención del gobierno está respaldada por la amenaza de violencia: si no fuera así, no sería una política del gobierno, sino una recomendación voluntaria o una norma de una asociación voluntaria. El hecho de que no se puedan evitar los impuestos y la obediencia a un gobierno sin consecuencias físicas demuestra que no es una institución voluntaria, sino respaldada por la fuerza.

Defender una “economía mixta” o un término medio entre socialismo y capitalismo no es más que defender un término medio entre amenazar a tu vecino con violencia si no hace tu voluntad y no amenazarlo con violencia. Si se resiste, se convierte en lo mismo que el “término medio” entre el asesinato y el no asesinato. En ese sentido, el capitalismo es un extremo, igual que la valentía es un extremo frente a la no valentía.

En otro sentido, hay económicamente un término medio. El término medio está entre ocuparse demasiado de las decisiones económicas que tome la gente de forma que la amenazas con el asesinato para controlarlas y preocuparse tan poco que les permitirías que se dañaran a sí mismos o a otros. Por definición, no puedes escapar del segundo extremo por aplicación del primero. No puedes preocuparte por las personas amenazándolas con violencia. Esa preocupación debe venir pacífica y voluntariamente: por persuasión, no por fuerza.

En término medio en este caso no es el socialismo (o control bajo la amenaza de violencia), sino un sistema capitalista en el que los individuos se cuidan voluntariamente entre sí y convencen pacíficamente a otros para que cuiden de sí mismos y de otros. El capitalismo no es una virtud en la forma en que la valentía es una virtud: es más bien un marco que evita el extremo de la coacción violenta. Evitar un extremo, como hace el sistema capitalista, no garantiza evitar el otro extremo, igual que no ser temerario no te asegura que seas valiente. Pero repito, evitar el extremo de ignorar a otros no puede alcanzarse adoptando el extremo de obligarlos.

El verdadero término medio es aceptar un sistema capitalista (es decir, evitar el extremo de la coacción) y elegir personalmente preocuparse por los demás y convencerlos para que hagan lo mismo (es decir, evitar el extremo de ignorarlos). Como preocuparse por otros es un concepto individual altamente subjetivo, ninguna forma de disposición económica puede producirlo, solo puede permitir que se produzca.

En cierto sentido, el capitalismo es un extremo en que se opone a la coacción. En otro sentido, el capitalismo es simplemente un sistema que permite a los individuos elegir el término medio entre coacción e ignorancia. Por el contrario, el socialismo es un extremo en ambos casos: es lo opuesto a la libertad y no es un término medio entre la coacción y la ignorancia: es coacción en sí mismo.

Tratar de encontrar un término medio entre coacción y libertad es una mala idea.

Encontrar un término medio entre coacción e ignorancia es una buena idea.

El capitalismo es el único sistema que permite ambas cosas. No deberíamos dejar de defender el capitalismo no deberíamos dejar de preocuparnos por nosotros mismos y los demás de maneras pacíficas y voluntarias.

No encuentro menos inquietante cuando alguien dice que tanto capitalismo como socialismo son extremos y buscan un término medio que si alguien dijera que tanto amor como crueldad son extremos y por tanto buscan un término medio. Algunos vicios y virtudes se encuentran en la moderación, algunos se encuentran en lo absoluto. Como es sabido que dijo Barry Goldwater:

¡El extremismo en la defensa de la libertad no es un defecto! La moderación en la búsqueda de la justicia no es una virtud.

El capitalismo es justo. El socialismo es injusto. No hay un “medio difuso”.


Publicado el 26 de junio de 2008. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.