El artículo definitivo a favor de Walmart

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Wal-Mart es uno de los grandes ejemplos relumbrantes de lo que puede lograr una economía de mercado. Si llevara de viaje por Estados Unidos a visitantes de un país socialista, que están habituados a experimentar escasez crónica de casi todo, Wal-Mart sería uno de los primeros lugares a los que los llevaría. Es un símbolo perfecto de una de las cosas más notables que tenemos: una enorme variedad de productos de alta calidad y bajo coste que están disponibles para prácticamente todos en todos los Estados Unidos.

Las tiendas de Wal-Mart son de verdad visiones impresionantes, alojadas en estructuras gigantescas, capaces de atender a muchos miles de clientes cada día. El tipo de tienda más común del Wal-Mart (el Supercenter) ofrece a los clientes un área de compra interior, con aire acondicionado más grande que tres campos de fútbol. Estos gigantes de la compra proporcionan tanto, un rango tan asombrosamente enorme de productos bien hechos, que una persona podría prácticamente vivir toda su vida sin tener que comprar en ningún otro lugar.

Entrad en un Supercenter de Wal-Mart y mirad a vuestro alrededor: ¡el lugar es asombroso! Te deja atónito pensar en la enorme complejidad que debe implicar dirigir una tienda que logra todo esto, que es verdaderamente responsable de una mejora en el nivel de vida. Para que Wal-Mart proporcione tanto, para tantos, tan eficiente, confiable y económicamente como lo hace es un milagro económico. Nunca en la historia humana tantas personas tuvieron un acceso asequible y cómodo a todos los productos que ofrece Wal-Mart y el número de gente con este acceso está creciendo constantemente. Como dijo Sam Walton, el fundador de Wal-Mart:

Rebajaremos el coste de la vida para todos, no solo en Estados Unidos, sino que daremos al mundo una oportunidad de ver qué es ahorrar tener un mejor estilo de vida, una vida mejor para todos. Estamos orgullosos de lo que hemos conseguido; solo acabamos de empezar.

Es una empresa que merece ser alabada y admirada en todo el mundo.

Los críticos de Wal-Mart

A pesar de los espectaculares logros de Wal-Mart y sus tremendos beneficios para el público, ha aparecido en escena un grupo concreto de críticos de Wal-Mart. Este gente ha hecho la misión de su vida calumniar y obstruir a Wal-Mart a cada momento, comportándose muchos con la misma pasión que podría esperarse de fanáticos religiosos. Los críticos ignoran completamente la economía, aunque pretendan ser autoridades en la materia y proclaman ruidosamente cosos como: “Wal-Mart causa desempleo”, “Wal-Mart rebaja los salarios” y “Wal-Mart reduce el acceso a la atención sanitaria”. Además de estos supuestos pecados económicos, dicen: “Wal-Mart destruye comunidades”, “Wal-Mart trata injustamente a sus empleadas”, “Wal-Mart genera un ávido consumismo”, “Wal-Mart profana terreno sagrado”. Escuchando a estos críticos, se pensaría que Wal-Mart es la fuente de todo mal.

Cada vez que Wal-Mart trata de abrir una nueva tienda, hay muchas posibilidades de que estos cruzados contra Wal-Mart estén allí para interferir, tratando de convencer a consejos de urbanismo y ayuntamientos de que intervengan y hagan imposible que opere. Han creado sitios web como Wakeupwalmart.com y Walmartwatch.com, que proporcionan “educación pública” sobre su incorrecta versión de los efectos económicos de Wal-Mart. Han realizado manifestaciones contra Wal-Mart y publicado anuncios, libros y películas. Han reclamado regulaciones que incapaciten y aumenten los impuestos a Wal-Mart. Una de sus actividades favoritas es señalar a alguien que crean que se haya o pueda haberse visto afectado por el éxito de Wal-Mart (no importa lo temporalmente que sea) malinterpretando el significado de este fenómeno y procediendo a una actividad frenética porque están convencidos de que esto prueba que Wal-Mart está destruyendo el mundo.

Todas sus objeciones se basan en una ignorancia profunda de la importancia económica real de Wal-Mart y su comportamiento es destructivo para ellos mismos y todos los demás. La enorme cantidad de atención de los medios dada a estas críticas de muchos cómplices voluntarios ha fortalecido su influencia negativa. Los críticos han conseguido hacerse imposibles de ignorar. Han arrastrado por el barro el buen nombre de Wal-Mart, haciendo que la gente en general asocie su nombre con la interminable lista de acusaciones, en lugar de con el increíble servicio que proporciona.

Personas de perfil alto, como Theresa Heinz Kerry, que estuvo muy cerca de ser primera dama de Estados Unidos, han adoptados posturas públicas a favor de estas críticas. De acuerdo con una reciente encuesta de Zogby, el 56% de los estadounidenses creen ahora que “Wal-Mart es malo para Estados Unidos”.

Los directivos de Wal-Mart tienen ahora un nuevo reto: no solo tienen que dirigir una de las mayores organizaciones del mundo, sino que tienen que hacerlo con un ejército de chalados en guerra constante de propaganda contra ellos. Se ven obligados a desperdiciar una cantidad creciente de su tiempo y de recursos de la empresa defendiendo su organización altamente eficiente, de gran éxito y perfectamente legítima contra estos feroces saboteadores.

La respuesta de Wal-Mart

La repuesta de Wal-Mart ha sido superficial y de alguna forma contraproducente. A veces Wal-Mart acepta las falsas premisas de los críticos y por tanto permite que el debate se plantee inapropiadamente. Por el contrario, debería discutir con audacia las premisas falsas de sus críticos y presentar con confianza sus justificaciones del modelo de negocio de Wal-Mart. Este ensayo tratará de exponer las visiones incorrectas de los críticos, así como de presentar un retrato apropiado de la importancia económica de Wal-Mart. Para presentar mi alegato, me basaré extensamente en algunas de las ideas económicas desarrolladas por George Reisman en su libro Capitalism.

Riqueza

Para entender la importancia económica de Wal-Mart, primero debe entenderse el concepto de riqueza. El progreso económico significa un creciente nivel de riqueza, tanto para el individuo como para todo el sistema económico. La riqueza, en un sentido económico, son bienes materiales que han sido producidos con trabajo humano. Esto incluye coches, casas, lápiz de labios, cubertería, mangueras de jardín, televisores y cualquier otra cosa que se haya tomado de la naturaleza y transformado por el hombre en algo que sea más valioso para él. Puede incluir tierra o recursos naturales en la medida en que los seres humanos realicen trabajo para hacerlos útiles.

Riqueza no es lo mismo que dinero. El dinero es simplemente un medio de intercambio de riqueza. El dinero deriva su valor de la riqueza disponible para comerciar en un sistema económico. Por ejemplo, si alguien naufragara en una isla desierta con pocos suministros, no sería apropiado calificarle como rico, aunque tenga 5 millones de dólares en efectivo en la isla. Su dinero no tiene valor aquí, porque no hay riqueza que pueda comprar en la isla desierta. Como el dinero deriva su valor de la riqueza, si un sistema económico produce más riqueza total, su oferta monetaria se hace más valiosa.

Aprender qué políticas crearían más riqueza es la principal preocupación de la ciencia económica. No está preocupada en primer lugar por el gasto en consumo, o el empleo, o los tipos de interés, sino por la riqueza. Y no trata de cómo hacer más rico a un grupo particular, sino más bien de cómo hacer más rico todo el sistema económico. No es coincidencia que uno de los libro económicos más influyentes jamás escritos se titule La riqueza de las naciones. Esta obra innovadora fue una de las primeras en centrarse, no en la riqueza de los trabajadores de las acerías o en la riqueza de los herreros, sino en la riqueza de naciones enteras. Deberíamos usar el mismo enfoque al decidir si “Wal-Mart es malo para Estados Unidos” o no.

Productividad

Hay muchas razones por las que Wal-Mart ha tenido tanto éxito. Ofrece una amplia variedad de productos, tiene un servicio amistoso con el cliente, comunica eficazmente su valor mediante publicidad y promociones, selecciones productos que quiere la gente y mucho más. Pero la razón principal de que Wal-Mart haya tenido un aumento tan meteórico es que ofrece sus productos a precios constantemente más bajos que su competencia. Su lema es “Siempre precios bajos. Siempre”. Y ha cumplido esa promesa. Los clientes de Wal-Mart esperan buenos  negocios en prácticamente todos los productos de Wal-Mart en todo momento. Sus precios más bajos han atraído grandes y crecientes cifras de clientes, y han generado grandes y crecientes volúmenes de ventas.

Estos precios más bajos son posibles porque Wal-Mart es más productivo (más eficiente) que sus competidores. Esto hace que los costes sean más bajos que su competencia y, como sus costes son menores que los de los demás, puede cobrar menos y seguir obteniendo un beneficio.

Aumentar la productividad es aumentar la cantidad de riqueza que puede producirse por unidad de entrada. Para ilustrar este concepto, consideremos el efecto de una tecnología moderna, como las telecomunicaciones. Antes de que se inventaran el teléfono, el telégrafo o la radio, las comunicaciones tenían que trasladarse físicamente del comunicador al receptor en persona o mediante cartas. Cuando se extendieron las telecomunicaciones, la gente fue capaz de comunicarse instantáneamente entre sí en todo el país. Imaginad todo el trabajo que se ahorró por no tener que transportar físicamente todas las comunicaciones de un lugar a otro. Esto creó una capacidad enormemente aumentada de producir más riqueza total. La economía podía producir todo lo que producía hasta entonces, más lo que pudiera producirse con el trabajo que ya no se necesitaba para transportar comunicaciones.

Esto es un aumento en la productividad. Es un aumento en la capacidad de producir. Es más riqueza con menos gasto.

Los aumentos en la productividad se logran en toda la economía, en empresas individuales y en personas concretas. Pueden ser tan sencillos como un vendedor de un puesto de perritos calientes que encuentra un modo más eficiente de cocinarlos. Cualquiera que haya ideado una forma de producir más con menos, ha encontrado una forma de aumentar la productividad y todos los aumentos en productividad generar una capacidad de producir una cantidad total  mayor de riqueza en el sistema económico en su conjunto.

La historia de Wal-Mart es una historia de aumentos en productividad. Wal-Mart empezó comprando productos en cantidades más grandes para hacerlos más baratos por unidad. Fue uno de los primeros en utilizar el autoservicio en sus tiendas para otros bienes que no fueran alimentos, ahorrando así dinero en empleados. Optó por envases menos aparatosos en favor de precios más bajos.

Wal-Mart ahorró dinero a lo largo de los años sencillamente siendo frugal en lo que se refiere a las instalaciones para sus directivos. Prefiere tener oficinas pequeñas y baratas en lugares baratas. Se sabe que obliga a los directivos a viajar en clase turista, estar dos en una habitación en hoteles baratos, alquilar coches baratos y comer en restaurantes baratos.

Wal-Mart aumentó la productividad mediante nuevos métodos de formación de sus empleados. Usó sus propios centros de distribución centralizados y camiones para mejorar la eficiencia de su flujo de entrada de inventarios. Al ir creciendo su negocio aumentando los volúmenes de sus ventas, Wal-Mart empezó a utilizar tecnología avanzada para ayudar a aumentar más la productividad. Fue una de las primeras en utilizar escáneres electrónicos para registrar el movimiento de un producto en el punto de venta. Fue uno de los primeros impulsores del desarrollo del Universal Product Code (UPC), que aumentó la productividad de los vendedores en todo el mundo al racionalizar el procesamiento de órdenes, la gestión de inventarios y el seguimiento de ventas.

Wal-Mart fue una de las primeras en usar Electronic Data Interchange, que le permitía transmitir electrónicamente órdenes de compra, facturas y otras comunicaciones a proveedores. Creó un sistema llamado Retail Link, que integra a todos sus proveedores directamente con su sistema informático, de forma que pueden coordinarlos más eficientemente.

Wal-Mart posee la mayor base privada de datos del mundo, junto con el mayor sistema privado de satélites del mundo. Esto enlaza todas las tiendas de Wal-Mart directamente con la central. Esto ha acelerado sus comunicaciones, ha integrado virtualmente todo su negocio, le ha permitido automatizar un creciente número de procesos y le ha posibilitado analizar datos de negocio y ventas en un grado sin precedentes.

Wal-Mart es ahora mismo el impulsor de un movimiento hacia tecnología RFID (Radio Frequency Identification) como sucesora de los códigos de barras. Esto incluye el uso de etiquetas identificadoras dentro del envase de cada producto que pueden detectarse mediante radiofrecuencia. En lugar de tener que escanear cada producto poniendo su código de barras bajo un escáner óptico, con RFID muchos productos pueden escanearse de una vez simplemente estando próximos a un lector de etiquetas. Esto podría potencialmente aumentar la productividad en muchas maneras. Podría revolucionar el seguimiento de productos en la línea de suministro. Cargas completas de productos podrían contabilizarse en segundos. La tecnología de RFID podría permitir a los consumidores comprar todos sus productos pasando por un lector de etiquetas, sin tener que detenerse y hacer que se escanee individualmente el código de barras de cada producto. Como las etiquetas RFID pueden esconderse en los envases, los robo prácticamente se eliminarían y la gestión de inventarios se mejoraría radicalmente.

Todo lo anterior es solo una visión superficial de todo lo que ha hecho o planea hacer Wal-Mart para aumentar la productividad. El significado de todos estos aumentos de productividad es un aumento en nuestra capacidad de producir más riqueza. El resultado de este proceso puede verse en la historia de muchos productos, como los televisores. Cuando se inventó el aparato de televisión, era muy caro de producir y solo podía comprarlo poca gente. Al aumentar la productividad en el sector de la televisión, los televisores se hicieron más baratos de fabricar, más abundantes, mejores y menos caros. Cada vez más gente pudo permitirse televisores cada vez mejores. Hoy los televisores están por todas partes. Este fenómeno se destacaba con humor en la película Regreso al futuro. Cuando el personaje protagonista viaja en el tiempo de 1985 a 1955, mientras cena con la familia de los 50, menciona que tiene dos televisores y ellos suponen que o está bromeando o es rico.

Lo mismo puede decirse acerca de radios, coches, computadoras, neveras, aparatos de aire acondicionado y muchos otros productos. Un ejemplo reciente son los teléfonos celulares. Cuando la tecnología para su creación estuvo disponible por primera vez, eran caros de fabricar y tan raros que solo unas pocas personas podían tenerlos con precios altos. Los aumentos en productividad hicieron que se fabricaran de forma más barata y en abundancia, así que prácticamente todos podrían tenerlos a precios mucho más asequibles.

Los efectos de aumentos en productividad son más fáciles de detectar en nuevos productos, ya que su oferta empieza en cero y a menudo se multiplica rápidamente. Pero este mismo fenómeno se produce en todos los productos cuya productividad aumenta. La gran importancia económica de Wal-Mart es que está aumentando la abundancia y el acceso, no a coches ni aparatos de aire acondicionado, sino a muchos de los bienes de compra más básico, como alimentos, ropa, medicamentos, productos de belleza, juguetes, artículos deportivos, electrodomésticos y muchas más cosas. Debido a sus esfuerzos, existen más de estos bienes para todos. Al continuar produciendo más y rebajando los precios, un grupo increíblemente grande tendrá cada vez más un acceso barato a estos bienes. ¿Quién sabe? En el futuro, si se permite a Wal-Mart continuar por esta vía, la compra de comida podría ser un día tan sencilla y barata como ordenar hoy una pizza.

Precios

Debe destacarse la importancia de los precios bajos. Sin considerar los precios, mucha gente confunde dinero con riqueza y por tanto es más susceptible de errores graves al juzgar el efecto de una acción o política en la riqueza. La renta se piensa normalmente en términos nominales. La renta nominal es la cantidad de unidades monetarias (por ejemplo, dólares) de renta. La renta real es la cantidad de riqueza que puede adquirirse con la renta, es la relación entre renta nominal y precios. Así, por ejemplo, si una persona gana 50.000$ al año y los precios de todo lo que compra caen un 50%, su renta nominal no ha cambiado, pero su renta real se ha doblado, ya que puede comprar el doble de riqueza. Si obtiene un aumento en la paga de 50.000$ a 100.000$ y los precios de todo también se doblan, su renta nominal se ha doblado, pero su renta real no ha cambiado, ya que no puede comprar más riqueza.

Para determinar el nivel de riqueza que representa la renta, l renta real debería considerarse la renta real y no la renta nominal. Los precios son tan importantes como las rentas en dólares, son la mitad de la ecuación. Para el bienestar de una persona, una caída en los precios (en igualdad de condiciones) equivale a un aumento en la nómina (en igualdad de condiciones). Como se verá, los críticos de Wal-Mart ignoran completamente la importancia fundamental de los precios para las rentas reales.

La abundancia de riqueza y los consiguientes precios más bajos, de lo que es responsable Wal-Mart, causan un aumento en las rentas reales de todos sus clientes. Les permite adquirir más riqueza con el dinero que tienen. De estos clientes, aquellos a los que las rentas reales les aumentan en mayor porcentaje son los que gastan la mayor porción de las mismas en productos de Wal-Mart. Este grupo está compuesto principalmente por gente de rentas bajas. Wal-Mart ofrece una buena parte de lo que necesitas para arreglártelas en este mundo y, si tienes una renta baja, Wal-Mart es tu mejor amigo. Al comprar allí, incluso con los menores salarios, la mayoría de la gente puede permitirse vivir bastante bien, o al menos mucho mejor de lo que ocurriría en caso contrario.

Pobreza

Una de las principales estrategias de los críticos de Wal-Mart es pretender que están del lado de los llamados “pobres” en nuestro país y alegar que Wal-Mart es un enemigo de los pobres. La verdad es la contraria. Debido a nuestra producción crecientemente mayor de riqueza (debido a una larga serie de innovadores como Wal-Mart), la verdadera pobreza en Estados Unidos se ha erradicado en buena medida. La “pobreza” aquí no es como la pobreza en el pasado o en la mayoría de los demás lugares del mundo. Por ejemplo, el hambre fue un peligro constante para la mayoría de la humanidad desde tiempo inmemorial, pero hoy es casi desconocida en Estados Unidos, a pesar de sus trescientos millones de habitantes. La mayoría de la gente “por debajo de la línea de pobreza” tiene aquí acceso a agua corriente, fontanería moderna, electricidad, refrigeración de alimentos, cama, muebles, aire acondicionado, productos de higiene personal, productos e limpieza, utensilios de cocina y mesa, mucha ropa caliente y comida más que suficiente para estar sana. Además de estos bienes que satisfacen las necesidades más básicas, prácticamente cualquiera puede ahorrar dinero para tener acceso a bienes modernos como televisores, teléfonos, DVD, lavadoras, computadoras personales, libros, radios, CD y microondas. Muchos de estos bienes, no hace mucho, o no existían o solo eran accesibles para unos pocos ricos. Este alto y creciente nivel de vida, incluso para los que tienen rentas comparativamente modestas, es posible debido a los aumentos radicales en la producción de todos estos productos. Los “ricos” del pasado no podrían haber soñado con tener todo esto. Si políticas como las defendidas por los críticos se hubieran seguido en el pasado, el progreso económico nunca se hubiera producido para los pobres.

Críticas a Wal-Mart sobre riqueza

Los críticos de Wal-Mart olvidan el hecho de que Wal-Mart es responsable de un importante aumento en la riqueza total y que los mayores beneficiarios de este aumento son los que tienen menores rentas. De hecho, ni siquiera parecen capaces de entender que sea posible crear más riqueza total. No les preocupa nada los aumentos en la productividad que ha logrado Wal-Mart, ni dan ninguna importancia a los precios más bajos de Wal-Mart. Los críticos creen que cualquier persona o empresa que se convierta en rica está tomando inmoralmente una porción excesiva de la cantidad fija de riqueza que hay disponible. Un libro escrito por uno de los críticos, llamado The Case Against Wal-Mart, empieza con la siguiente cita: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”. Esto habla por sí solo acerca de las motivaciones de muchos críticos de Wal-Mart. Muestra que no tienen una mente abierta acerca de si Wal-Mart es o no buena o mala. Tienen un programa contra Wal-Mart y todas sus acusaciones y métodos se utilizan para avanzar en ese programa, que es castigar a la empresa por ser tan grande y tener tanto éxito. Si hay un delito detrás de cada gran fortuna, entonces Wal-Mart debe ser el mayor criminal de todos. Estos críticos no ven que las grandes fortunas de empresarios y empresas se crean produciendo riqueza para todos los demás y no tomando riqueza de otros. Como los críticos no pueden imaginar crear riqueza, reaccionan contra los que son ricos con una rabia envidiosa. Su única solución al deseo de todos de mayor riqueza es apropiarse de la ya existente en una parte (en este caso, Wal-Mart) y dársela a otra. Por desgracia, esta práctica no solo fracasa en crear más riqueza total, sino que causa la destrucción de riqueza y nuestra capacidad de crear más riqueza total.

Capital

La riqueza puede usarse básicamente de dos maneras. Puede consumirse para uso personal o puede emplearse en producción. Por ejemplo, las semillas de girasol se consumen para uso personal al comerlas o pueden emplearse en producción al plantarlas en la tierra para cultivar más semillas. Cuando utilizamos riqueza para uso personal, se consume en el disfrute presente. Cuando empleamos riqueza en producción, renunciamos a su disfrute presente a cambio de más riqueza en el futuro. En el contexto de un sistema económico moderno de división del trabajo, toda la riqueza que se usa personalmente fuera de un negocio se consume para uso personal y reduce la riqueza futura en favor del disfrute presente. Toda la riqueza que se usa para fines de inversión empresarial se emplea en creación de riqueza para el futuro y se llama “capital”.

Al contrario de lo que probablemente imaginan los críticos, Wal-Mart no guarda sus riquezas en enormes pilas de dinero sobre las que se sientan los peces gordos mientras encienden sus puros con billetes de cien dólares. Wal-Mart tiene la inmensa mayoría de su riqueza en capital, es decir, riqueza material empleada en la producción de más riqueza. Esta puede incluir cosas como edificios, camiones, herramientas, barcos, grúas, teléfonos, mopas, cintas de transporte, sopletes, estacionamientos, centros de distribución, computadoras y carretillas elevadoras. Una buena parte del capital de Wal-Mart está compuesto por inventarios. Sin capital, el hombre solo produce lo que pueda fabricar con sus manos desnudas. Para alimentarse, no puede hacer mucho más que recoger frutas y frutos secos de plantas silvestres. El capital aumenta enormemente la capacidad de producir del hombre. A medida que nuestras existencias de capital se hacen más grandes y más avanzadas tecnológicamente, aumentan nuestras capacidades de creación de riqueza. La acumulación de capital creciendo progresivamente es responsable de nuestros crecientes niveles de productividad y vida.

Igual que un individuo puede desperdiciar su riqueza consumiendo demasiado y no ahorrando e invirtiendo lo bastante, todo un sistema económico puede desperdiciar su riqueza consumiendo demasiado en uso personal e invirtiendo demasiado poco en capital. Los asalariados normalmente consumen la mayor parte de sus rentas y las grandes empresas normalmente usan una gran porción de sus rentas para acumular capital. Cuando los críticos de Wal-Mart tratan de tomar riqueza de esta para dársela a asalariados, están tratando de alejar la riqueza de los empleos productivos para consumirla sin producir. En el ejemplo las semillas de girasol, sería como tomarlas por la fuerza de alguien que planea replantarlas para hacer su oferta exponencialmente mayor y dárselas por el contrario a alguien que planea comérselas de inmediato. Si se permite continuar al que las planta, podría producir más que suficientes semillas como para que coman todos, cosa que lograría mediante el comercio. De la misma manera, si a todos los productores se les permitiera producir así, habría más de todo para todos, sin que importe su lugar en el sistema económico.

Si permitimos a las empresas mantener e invertir su riqueza en acumulación de capital, nuestra capacidad de creación de riqueza aumenta progresivamente. Si tomamos por la fuerza a aquellos que acumulen capital y redistribuimos su riqueza a quienes la consuman, como proponen hacer los críticos de Wal-Mart, destruimos las máquinas de creación de riqueza futura a cambio del consumo actual más grande a un grupo. Sin esa interferencia, la riqueza total para cada uno iría aumentando progresivamente, y la renta real de todos (incluyendo los supuestos beneficiarios de la redistribución) sobrepasará rápidamente la que podría haberse alcanzado con la redistribución.

A los críticos de Wal-Mart les preocupa la idea de la “avaricia corporativa”, de la cual Wal-Mart supuestamente es el paradigma. Cuando consideran las grandes cantidades de riqueza en poder de las grandes empresas, comparadas con las personas de rentas bajas, toman esto como una prueba de que las grandes empresas están antinatural e inmoralmente obsesionadas con ganar dinero en perjuicio de todos los demás. No ven que los negocios (principalmente las grandes empresas) son la fuente de toda nuestra riqueza. Mirad vuestra casa y considerad de dónde provienen todos los objetos que poseéis. Yo, mirando ahora mismo a mi alrededor desde mi silla, veo una computadora, papel, una mesa, moqueta, persianas, un sofá, un televisor y una nevera. No puede fabricar ninguna de esas cosas. Todos estos productos fueron fabricados por una empresa y los pude conseguir porque las empresas han producido tal abundancia de ellos que ha rebajado su precio hasta un nivel que puede pagar para tenerlas todas. Atacar a las empresas que fabrican estos productos es atacar estos productos. Por ejemplo, si quisiéramos, podríamos sin duda perjudicar a las empresas que se especialicen en fabricar, vender o instalar moquetas, pero esto sería perjudicar a la capacidad de todos de conseguir moquetas. El resultado sería menos moqueta disponible y consecuentemente precios más altos en las moquetas. La moqueta volvería a ser algo que solo los ricos podrían pagar. Atacando a las “avariciosas” empresas de moquetas, la gente con rentas inferiores sufriría más, porque son los que perderían su capacidad de comprar moqueta. Los mismo pasa para cualquier otra empresa y los productos que vende. Con sus intentos de perjudicar a Wal-Mart, los críticos están por tanto intentando perjudicar la capacidad de los consumidores (especialmente la capacidad de los consumidores de rentas más bajas) para obtener los productos que vende Wal-Mart.

Por cierto que es precisamente esto lo que ha ocurrido recientemente en el sector petrolífero. Los gobiernos y los movimientos ecologistas ponen infinitos obstáculos a la producción de petróleo y, caramba, restringieron tanto la oferta de petróleo frente a la creciente demanda que ahora hemos aumentado enormemente los precios del petróleo. Para añadir el insulto a la injuria, los responsables de este estado de cosas acusan de los altos precios del petróleo que han causado ellos a la “avaricia” empresarial.

Trabajos

Mientras que los aumentos en la productividad, como los logrados por Wal-Mart, siempre causan una ganancia neta para el sistema económico, también, en muchos casos, causan un cambio en los puntos del sistema económico en que es más valioso el trabajo humano. Cada vez que alguna innovación en tecnología u organización permite a la gente producir más con menos, cambia el paisaje del mercado. Algunos trabajos desaparecen, mientras que otros aparecen por primera vez. Cuando se inventó el automóvil, causo un aumento radical en la productividad de las empresas a lo largo del sistema económico, al permitir que casi todo se transportara mucho más fácilmente. Pero no se produjo sin causar problemas a alguna gente a corto plazo. Incontables personas empleadas en negocios que dependían del extendido uso de caballos y carruajes se quedaron sin empleo, pero esto no representó ningún tipo de pérdida neta para el sistema económico. El que los estadounidenses ya no necesitaran dedicar una buena parte de su fuerza laboral a producir y mantener caballos y carruajes fue un progreso, no un retroceso.

Los recursos ahorrados por el aumento en productividad se usaron para crear otras industrias, algunas completamente nuevas. Los trabajadores desplazados encontraron trabajo rápidamente en otras áreas del sistema económico donde su labor era más valiosa. Algunos se emplearon en las nuevas industrias, como l fabricación o mantenimiento de automóviles, algunos se emplearon en industrias ya existentes que pudieron agrandarse y algunos reemplazaron a trabajadores que se habían trasladado a las industrias nuevas o más grandes desde trabajos que seguían siendo demandados.

Cambios como estos, causados por aumentos en productividad, no causan desempleo a largo plazo. Como explicaré más adelante, la interferencia artificial con el mercado causa desempleo a largo plazo. Si los aumentos en productividad causaran desempleo, la tasa de desempleo estaría aumentando constantemente. Pero la tasa de desempleo en este país es aproximadamente la misma hoy que hace cien años. El efecto real de estos cambios es un constante reposicionamiento del trabajo humano desde puntos menos productivos a puntos más productivos, y consecuentemente una capacidad general de producir más riqueza total por persona. Significa cada vez más y mejores productos cada vez más asequibles para la gente, que no tiene un mejor ejemplo que Wal-Mart.

Igual que los críticos de Wal-Mart no pueden entender nuestra capacidad de aumentar la riqueza total, tampoco pueden entender nuestra capacidad de crear nuevas formas de empleo. Cuando un trabajo se vuelve obsoleto porque hemos descubierto una forma más productiva de hacer las cosas, los críticos de Wal-Mart creen que hemos desperdiciado una materia prima preciosa, los trabajos. Creen que el reto de la economía no es encontrar una forma de producir más riqueza, sino asegurarse de que todos tienen algo que hacer. Todos esos aspavientos sobre Wal-Mart “mandando trabajos al extranjero” y “cerrando negocios locales” se basan en la creencia errónea de que cuando alguien pierde su empleo ha perdido para siempre su único empleo posible. En realidad, un empleo que se convierte en innecesario es sencillamente una señal de que hay cosas más productivas que hacer. No hay límite para nuestra necesidad de trabajo humano, porque no hay límite a nuestro deseo de más riqueza.

El hecho de que los seres humanos “siempre quieren más”, no importa lo ricos que sean, se cita a menudo como si fuera un hecho lamentable de la naturaleza humana. Pero es este hecho el que garantiza que nunca son quedaremos sin oportunidades de empleo. Los críticos de Wal-Mart dedican la mitad de su tiempo a preocuparse por algo de lo que se ocupa automáticamente la naturaleza humana. Preocuparse por quedarse sin cosas para hacer en la economía es como preocuparse porque el solo no salga mañana. Las posibilidades de nuevos productos, empresas y sectores enteros son infinitas. Igual que sería difícil para alguien hace cien años imaginarse todas las cosas que hace hoy nuestra economía, nos es difícil imaginar hoy todas las nuevas cosas que hará la economía en los años venideros.

La mayoría de la gente no podía haber predicho Internet hace solo unos pocos años; desde entonces ha cambiado totalmente nuestra economía. Además del potencial de nuevas tecnologías, hay un potencial ilimitado de empleo en las líneas de producción ya existentes. Prácticamente a cualquiera le gustaría multiplicar por cinco o por diez la renta real que tiene ahora. A casi todos les gustaría tener casas más grandes, una segunda o tercera vivienda, piscinas y pistas de tenis, coches de lujo, mejores ropas, comer en restaurantes y viajar de la forma en que disfrutan hoy casi exclusivamente los muy ricos. La producción de estos bienes en las cantidades en que la gustaría a la gente, utilizando los métodos actuales de producción, requeriría más trabajo del que puede llevar a cabo la gente. Al aumentar la productividad del trabajo, hay más mano de obra disponible para la producción de lo que antes eran lujos. Lo único que nos impide aprovechar posibilidades como estas es la falta de recursos disponibles a dedicar. Al liberar recursos los aumentos en productividad, la economía siempre se expandirá a nuevas áreas.[1]

Salarios

Tal vez la queja favorita de los críticos es que “Wal-Mart rebaja los salarios”. Los críticos de Wal-Mart creen que un empresario  cómodo y acogedor pagará más a sus empleados, mientras que un frío explotador les pagará menos. Los críticos creen que Wal-Mart es un frío explotador especialmente malvado y que ha obtenido una buena parte de sus ventajas “apretando” inmoralmente dinero de sus empleados. Creen que esto animará a otras empresas a empezar a apretar a sus empleados y por tanto a una epidemia de maldad hacia los empleados y a generar salarios menores en todo el sistema económico.

Esta opinión, que es tan esencial en su sistema de creencias, no podría ser más errónea. Un empresario no es el guardián de sus empleados, es un comprador de los servicios que venden. Las empresas no tienen un poder arbitrario sobre los salarios que pagan a sus trabajadores. Cualquier empresa racional debería querer pagar a sus empleados lo menos posible para realizar adecuadamente el trabajo y todo empleado racional debería querer que le pagaran lo máximo posible. Si un empresario no ofrece suficiente dinero a un potencial empleado, este decidirá no trabajar para él. Si un empleado insiste en pedir más dinero de aquel por el que el empresario pueda encontrar otro trabajador cualificado, el empresario decidirá no contratarle. Un acuerdo que sea aceptable por ambas partes es a lo que deberían llegar para que acuerden trabajar juntos. El nivel de la nómina se determina por todos los factores que entran en la oferta y la demanda, igual que en todos los demás bienes.

La economía de la venta de servicios laborales puede compararse adecuadamente con la economía de vender un coche usado. Cuando se vende un coche usado, los factores relevantes a la hora de determinar el precio de mercado son la oferta del tipo de coche en venta y la demanda de ese tipo de coche. Las personas interesadas en vender sus coches quieren recibir tanto como sea posible, igual que las personas que venden sus servicios laborales quieren recibir tanto como sea posible. En cualquier momento concreto hay un cierto número de coches usados para cualquier tipo concreto disponible en venta. La oferta de ese tipo de coche está dada y el deseo de los vendedores de maximizar su precio de venta está dado. ¿Cómo se determina entonces el precio de mercado? Se determina por la competencia de compradores para esa oferta limitada de coches. En algunas circunstancias, esa competencia será más intensa y, en otras, menos. Cuando una persona vende su coche, se lo da a quien la hace la mejor oferta, igual que la gente que vende sus servicios laborales. Para conseguir comprar un coche, aunque un comprador quiera pagar tan poco como sea posible, debe ofrecer más que cualquier otro potencial comprador de ese coche. No supone ninguna diferencia lo bueno o malo que sea un comprador potencial, es su oferta lo que cuenta. Debe ser el máximo ofertante para adquirir el coche.

El que los críticos de Wal-Mart se preocupen acerca de que esta baje los salarios es tan absurdo como preocuparse de que el mismo grupo que compra coches decida bajar el precio de los coches. Todo comprador de coches estaría en cantado de que bajara el precio de los coches, pero no pueden hacerlo. Si algún comprador tratara de ser mezquino con los vendedores de coches rechazando pagar más que los potenciales compradores de esos coches, los vendedores dejarían de venderle. Lo mismo puede decirse acerca de los empresarios comprando servicios laborales. No pagan a sus empleados cierta cantidad porque son buenos o malos. Pagan a sus empleados lo menos que pueden para superar a las empresas de la competencia. Si su oferta no es bastante, el empleado potencial es libre de tratar de obtener una oferta superior en algún otro sitio.

Los críticos de Wal-Mart confunden la economía del mercado laboral cuando ven ejemplos de empleados de Wal-Mart a lo que pagan competidores por puestos de tipo similar. Creen erróneamente que esto demuestra que Wal-Mart tiene un poder arbitrario sobre salarios y decide pagar menos. Si fuera el caso de que los trabajadores de Wal-Mart reciben salarios inferiores a puesto similares en otras empresas, no significa que estén “apretando” las rentas de sus empleados. Varis fuerzas del mercado pueden causar esto. Puede significar que hay demasiado empleados en el sector y que los salarios inferiores sean una señal para los trabajadores para que hagan otra cosa o que Wal-Mart haya simplificado los trabajos necesarios a realizar en una de sus tiendas y pueda usar solicitantes menos cualificados para un trabajo. En el caso de Wal-Mart, los trabajos simplificados probablemente sean, al menos parcialmente, los responsables. Al haber evolucionado tecnológica y organizativamente, de media, los trabajos de los empleados de Wal-Mart se han hecho menos complicados que los de sus competidores. Como las personas menos cualificadas tienen que aceptar salarios inferiores para poder competir con personas más cualificadas, Wal-Mart puede pagar menos que su competencia si puede usar trabajadores menos cualificados.

Por ejemplo, al utilizar un complejo sistema informático integrado con proveedores, Wal-Mart ha simplificado radicalmente la obligación de los empleados de controlar y ordenar nuevos inventarios. Cada vez que un cajero procesa la venta de cualquier producto, el efecto exacto en el inventario del almacén se registra electrónicamente al instante y un programa informático gestiona los nuevos pedidos. Imaginad lo que supondría gestionar el inventario en una tienda como Wal-Mart sin la ayuda de la informática. Sin duda requeriría los esfuerzos de mucha gente más capaz trabajando todo el día. Para atraer a esa gente habría que ofrecer salarios mucho más altos, pero Wal-Mart ha hecho ingenioso al sistema para que los empleados no tengan que serlo. Por eso es muy común ver a personas con cualificaciones modestas trabajando para Wal-Mart, como jóvenes de menos de veinte años y gente con poca educación o experiencia. A pesar de sus modestas cualificaciones, aún se puede confiar en ellos para realizar los trabajos relativamente sencillos que requiere Wal-Mart.

Esto no supone una rebaja en los salarios, sino un aumento en la capacidad de las personas menos cualificadas en realizar tareas más productivas. Las simplificación y automatización de los proceso de Wal-Mart podría llegar a eliminar algún día la necesidad de la mayoría de la mano de obra humana utilizada actualmente en las tiendas de Wal-Mart. Los cajeros serán probablemente los próximos puestos en automatizarse completamente. Un día, incluso puede que las máquinas asuman el almacenado de inventarios. Esto sería beneficioso de la misma manera en que lo fue eliminar nuestra dependencia de emplear mano de obra en látigos de caballos y carruajes. Los trabajadores que ya no trabajaran en Wal-Mart encontrarían así rápidamente cosas productivas que hacer y así aumentaría la riqueza total.

Es una pérdida de tiempo para los críticos de Wal-Mart preocuparse porque los salarios medios caigan demasiado. Los salarios nominales medios en el conjunto de una economía siempre tienden hacia el nivel del pleno empleo. Si los salarios medios quedan por encima o por debajo de este punto, el mercado funciona automáticamente para devolverlos a este nivel.

En cualquier momento concreto hay una cierta cantidad de dólares totales de demanda de servicios laborales por parte de todos los empresarios en todo el sistema económico. Los salarios medios en el pleno empleo serán el nivel de la cantidad total de demanda monetaria de servicios laborales dividida por la cifra total de gente que decide vender sus servicios laborales. Cuando el salario medio se fuerza por encima del nivel del pleno empleo, no hay suficiente demanda monetaria total de trabajo para pagar a todos los que quieren trabajar a esta media superior. Si, por ejemplo, en una hipotética economía pequeña, la demanda monetaria laboral de trabajo es de 1.000 millones de dólares y el número total de trabajadores buscando empleo es de un millón, el salario medio debe ser de 1.000$ para llegar al pleno empleo. Si el salario medio se fuerza por encima de este punto, digamos a 2.000$, los empresarios solo podrían contratar a 500.000 trabajadores. Sin interferencias artificiales en los salarios medios, como leyes d salario mínimo o sindicación obligatoria, los trabajadores desempleados se impondrían a los empleados aceptando salarios inferiores. Si el salario medio era de 2.000$, una persona desempleada podría superar a una empelada ofreciendo sus servicios por 1.500$. La siguiente persona desempleada podría conseguir un trabajo aceptando 1.400$. Al caer los salarios, los empresarios podrían contratar a más trabajadores totales. Esto ocurriría en todo el sistema económico, hasta que la tasa salarial media volviera a 1.000$, punto en el cual habría suficiente demanda monetaria total como para contratar al millón de trabajadores. La libertad en el mercado laboral es todo lo que se requiere para alcanzar el pleno empleo.

A los propios empresarios les interesa evitar que los salarios caigan por debajo del punto de pleno empleo, porque cualquier salario inferior causaría una escasez de servicios laborales para los empresarios. El menos salario medio permitiría a los empresarios que antes no podían conseguir empleados ser capaces de pagarlos. Esto dejaría a muchos empresarios dispuestos y capaces de pagar salarios superiores sin los empleados que deseaban. En respuesta a este desequilibrio, los empresarios que necesitarán más servicios laborales y estén dispuestos y puedan pagar salarios superiores, simplemente ofrecerán salarios superiores y pagarán más que los incapaces de pagarlos. Esto ocurriría en todo el sistema económico hasta que el salario medio volviera al punto del pleno empleo.

La gran idea de los críticos de arreglar el problema inexistente de los salarios a la baja en la economía es esencialmente la misma que la de los sindicatos, que es acosar, intimidar u obligar a las empresas (en este caso, a Wal-Mart) a pagar salarios nominales superiores a sus empleados. Esa práctica no solo es moralmente repugnante, es ineficaz como manera de mejorar el botín de los asalariados. Los aumentos artificiales de los salarios nominales causan desempleo y, al atacar a los productores, los sindicatos y los críticos de Wal-Mart atacan la capacidad del sistema económico de acumular capital y producir riqueza. Pueden conseguir a corto plazo más riqueza para ciertos grupos favorecidos, pero a costa de menos riqueza para todos a largo plazo.

Los críticos de Wal-Mart están demasiado encelados en los salarios nominales cuando deberían centrarse en la producción, pues es la capacidad de las empresas como productoras lo que nos puede hacer más ricos y no su capacidad como empresarios. Como se ha dicho antes, hay dos partes en la renta real, rentas nominales y precios. Igual que los críticos de Wal-Mart ignoran la posibilidad de crear más riqueza total y la existencia de oportunidades de empleo potencialmente ilimitadas, también ignoran el efecto fundamental de los precios en las rentas reales. La parte en la que se enfocan de manera miope (los salarios nominales) es parte en la que resulta inútil centrarse en cambiar. Los precios son la parte que puede cambiarse de forma significativa para hacernos a todos cada vez más ricos. Mientras que el aumento de la producción puede hacer que caigan los precios de los bienes, aumentando los salarios reales de todos potencialmente sin límites, es imposible hacer que todo asalariado sea más rico haciendo que todos reciban salarios nominales mayores. Todos no pueden obtener un aumento sin un aumento en la cantidad total de dinero. Pero un aumento en la cantidad total de dinero no aumenta en nada las rentas reales. No se ha producido ninguna riqueza nueva con ese aumento. Los precios subirían tanto como las rentas en dólares y por tanto las rentas reales permanecerían sin cambios. Si los críticos quieren ayudar a los asalariados, deberían encontrar vías para aumentar la producción, probablemente ninguna empresa ha logrado esto en años recientes en mayor grado que Wal-Mart.

Prestaciones de atención sanitaria

Wal-Mart mejora el acceso a la atención sanitaria aumentando las rentas reales de los millones de personas que son sus clientes o los clientes de sus competidores, cuyos precios son más bajos debido a su poderosa competitividad. Esto permita a la gente ser capaz de pagar atención sanitaria más fácilmente que en caso contrario.

A pesar de este hecho, otra de las quejas favoritas de los críticos de Wal-Mart es que Wal-Mart “reduce el acceso a la atención sanitaria”. Los críticos de Wal-Mart creen esto porque Wal-Mart no ofrece prestaciones importantes de atención sanitaria a todos sus empleados. Los empleados que no tienen prestaciones importantes de atención sanitaria son a menudo incapaces de pagar la atención sanitaria por sí mismos y por tanto se les deja poco o ningún acceso a la atención sanitaria. Se acusa a Wal-Mart por su estado lamentable, pues la empresa es supuestamente capaz de ofrecer más prestaciones de atención sanitaria, pero decide no hacerlo. En parte, los críticos tienen razón: el acceso a la atención sanitaria se está convirtiendo en más problemático, pero esto no lo causa Wal-Mart o la “avaricia empresarial”. Es el resultado de un sistema irracional de atención sanitaria que hace que todos suframos, incluyendo Wal-Mart.

Este artículo no trata sobre los problemas de nuestro sistema de atención sanitaria. Así que solo me ocuparé de tema muy brevemente. Mucha gente tiene la falsa impresión de que los empresarios son responsables de los costes de la atención sanitaria de sus empleados. La razón por la que tanta gente tiene este error se debe a la intervención del gobierno. Durante varias décadas, el gobierno ha presionado (principalmente con poderosos incentivos fiscales) a las empresas para que ofrezcan atención sanitaria como beneficio extra. Ha creado artificialmente un sistema en el que es más barato para un empresario comprar atención sanitaria para un empleado que para un empleado comprar atención sanitaria para sí mismo llevándose su salario a casa. Esto ha hecho que los beneficios extra de atención sanitaria estén tan extendidos durante tanto tiempo que la mayoría de la gente ha olvidado que son beneficios extraordinarios (es decir, una forma alternativa de pagar salarios). Por el contrario, mucha gente cree incorrectamente que los beneficios de atención sanitaria para los empleados son una obligación moral además de los salarios. Pero los costes de la atención sanitaria no son responsabilidad de los empresarios, igual que pasa con los costes de comida o ropa o cualquier otra cosa.

El desastroso subproducto de los beneficios extra de atención sanitaria ofrecidos de esa manera tan amplia es que los costes de la atención sanitaria se han colectivizado. Los empresarios no pueden pagar directamente cantidades ilimitadas para toda la atención sanitaria que desearía cualquier empleado, así que en su lugar contribuyen normalmente con cantidades a políticas de “seguro” sanitario del empleado. Los empleados gastan dinero en atención sanitaria de gigantescas cantidades de estas contribuciones. Si los empleados compraran atención sanitaria con los salarios que llevan a casa, no tendrían razones para colectivizar todos sus costes de atención sanitaria en pólizas de seguro sanitario. Muchos empleados contratarían seguros sanitarios para acontecimientos catastróficos, pero no para gastos sanitarios rutinarios.

Por desgracia, la colectivización se convierte en progreso económico en su mente. La atención sanitaria es un producto del trabajo humano. Igual que podemos mejorar nuestra capacidad para producir todos los demás productos mediante aumentos en productividad, podemos mejorar nuestra capacidad de producir atención sanitaria. Los mismos mecanismos de mercado que hicieron que los televisores se hicieran mejores y más asequibles puede hacer que toda la atención sanitaria sea cada vez mejor y más asequible. Pero en lugar de hacer cada vez más barata con el tiempo, la atención sanitaria en nuestro país se está haciendo cada vez más cara, un resultado típico de la colectivización. Como el dinero para atención sanitaria se gasta en gigantes contribuciones, en su mayor parte, la gente no percibe ningún efecto financiero en sus gastos de atención sanitaria. Por tanto, una persona tiene pocas razones para mostrar ninguna moderación en su gasto en atención sanitaria y poca gente lo hace cuando sabe que “el seguro lo paga”. Además, no hay fuerzas limitadoras en los precios de la atención sanitaria. Los proveedores de atención sanitaria quieren que los precios suban más y más, sin límites, y los compradores de atención sanitaria, que no sienten los efectos financieros directos de comprarla, no tienen razones para ejercer presión sobre los proveedores para mantener bajos los precios. Principalmente por estas razones, los costes de la atención sanitaria están aumentando deprisa.

El problema fundamental del acceso a la atención sanitaria en este país no tiene nada que ver con empresarios que puedan elegir o no ofrecer beneficios extra de atención sanitaria a la vista de los costes en rápido aumento. El problema fundamental es: los costes de la atención sanitaria están aumentando deprisa.

Al aumentar los costes de la atención sanitaria, se hará cada vez más difícil que empresas e individuos puedan pagarlo y dicho pago se convertirá más en un rémora para el sistema económico. La solución sensata no es presionar a empresas como Wal-Mart para intentar arreglar el lío gubernamental echando más y más dinero en el pozo sin fondo de la colectivización de la atención sanitaria al hacerse más cara. La solución sensata es eliminar completamente la colectivización de la atención sanitaria, la causa del rápido crecimiento de sus costes. Debemos sacar al gobierno de la atención sanitaria y debemos señalar como falsa la idea de que los empresarios tienen una obligación moral de pagar a sus empleados  los costes de la misma. En ausencia de presión del gobierno, se acabaría la colectivización de la atención sanitaria. Los beneficios extra de atención sanitaria se reducirían radicalmente, los salarios que se llevan a casa aumentarían, el seguro de atención sanitaria se usaría principalmente para acontecimiento graves y la mayoría de la gente compraría atención sanitaria con los salarios que lleve a casa, igual que compra casi todo lo demás con los mismos. Lo más importante es que el sector de la atención sanitaria volvería a un camino de progreso económico y dicha atención sería progresivamente mejor y más asequible para todos con el tiempo.

Salarios de ejecutivos

Los críticos de Wal-Mart se quejan a menudo de que mientras muchos empleados ganan demasiado poco, los altos ejecutivos en la empresa ganan demasiado. En un discurso reciente, Nancy Pelosi, la líder demócrata en la Cámara de Representantes de EEUU, dijo lo siguiente:

Me han dicho que una persona que entre en Wal-Mart, que trabaje toda su vida en Wal-Mart, ganaría tanto como el CEO en dos semanas. Una vida de trabajo frente a dos semanas en el despacho de un ejecutivo: esto no es Estados Unidos, no es justo, no es la base para una clase media fuerte que es esencial para nuestra democracia. Debemos cambiar eso en nuestro país.

Este discurso aparecía en un artículo de CNSNews.com titulado “Pelosi insinúa el programa ‘unificado’ demócrata”. La cita es parte de lo que el artículo describe como un “borrador” del “programa del año electoral” de los demócratas. Si este artículo es correcto, promover aspectos del programa destructivo de los críticos de Wal-Mart  puede convertirse en un objetivo esencial del Partido Demócrata.

Los salarios de los ejecutivos están sujetos a los mismos tipos de fuerzas del mercado que cualquier otro tipo de salarios. Pelosi comete los mismos errores que muchos otros críticos de Wal-Mart. Cree que los salarios son una fundación de caridad y que Wal-Mart tiene una preferencia retorcida e inmoral en cómo elige hacer caridad. ¿Por qué, se pregunta, debería una empresa dar tanta caridad a sus altos ejecutivos cuando la gente en lo más bajo la necesita más? De nuevo, la respuesta a esta pregunta es que ¡los salarios no son caridad!

A los propietarios de Wal-Mart les gustaría pagar menos a sus ejecutivos, igual que les gustaría pagar menos a todos sus empleados. La razón por la que pagan tanto más a sus ejecutivos que a sus cajeros es porque su posición es mucho más importante para el negocio. ¿No es evidente que el trabajo de un CEO para una de las mayores empresas del mundo es algo diferente que un trabajo de cajero? El trabajo de un cajero puede realizarlo bien la gran mayoría de la gente, incluso con cualificaciones y habilidades muy modestas, pero el trabajo de jefe de toda la compañía solo debería confiarse a una de las personas más cualificadas del mundo. Debería poseer la motivación, experiencia y capacidad más extraordinarias. Para conseguir gente de este calibre, Wal-Mart debe ofrecer salarios suficientes. Un CEO puede crear o quebrar una empresa. Para una empresa del tamaño de Wal-Mart, elegir a la persona correcta para CEO puede hacer ganar varios miles de millones de dólares más que en otro caso y elegir a la persona incorrecta puede hacerle perder varios miles de millones de dólares. Debido a la importancia crucial de los puestos superiores como este, no sorprende que Wal-Mart esté dispuesto a pagar millones de dólares para conseguir al mejor. Si el gobierno obliga a Wal-Mart a pagar menos a sus altos ejecutivos, reducirá la capacidad de Wal-Mart de obtener la gente que quiere para dirigir su empresa.

No está claro por qué dice Pelosi que el éxito del jefe de una de las mayores empresas de Estados Unidos “no es Estados Unidos”: Tal vez quiera decir que “esto no es lo que pasaría en Corea del Norte”. En Estados Unidos tenemos el “sueño americano”, que es la idea de que, en nuestra economía de mercado, trabajando duro, es posible lograr cosas extraordinarias. Todos tienen una oportunidad de mejorar su situación y posiblemente alcanzar un enorme éxito. La historia de éxito del CEO de Wal-Mart, Lee Scott, es un ejemplo perfecto de sueño americano hecho realidad. Scott no proviene de una élite. Era el hijo del dueño de una gasolinera en Kansas. Se pagó el mismo la universidad y consiguió un puesto de formación directiva en una empresa de camiones después de la universidad. Scott entró en contacto por primera vez con Wal-Mart cuando su empresa tuvo una disputa con ella por una factura de 7.000$. David Glass, que posteriormente se convertiría en CEO de Wal-Mart, conoció a Scott por esta disputa. Glass rechazaba pagar la factura, pero le impresionó Scott y le ofreció un trabajo. Al principio, Scott lo rechazó, pero luego cambió de idea y asumió el cargo dirigiendo el departamento de transporte de Wal-Mart en 1979. Con los años, se desempeñó muy bien y se le dieron mayores niveles de responsabilidad. En 2000, Scott se convirtió en CEO de toda la empresa. Ha llevado a la misma a un tremendo éxito y hoy gana muchos millones de dólares al año.

Algunos de los empleados que Pelosi dice que solo ganarán en toda su vida lo que gana el CEO en dos semanas, pueden en realidad ser los CEO futuros de Wal-Mart u otros altos ejecutivos. La historia de Scott debería servir como inspiración para esa gente para trabajar duro y tratar de conseguir lo que él tiene. Por el contrario, Pelosi prefiere animar a la gente a sentir envidia de esta grado de éxito y pide una intervención del gobierno por la fuerza para impedir que esto sea posible en el futuro. Eso sí que no es estadounidense.

Conclusiones sobre los críticos

Muchos de los críticos de Wal-Mart son socialistas que probablemente lamenten el hecho de que Wal-Mart proporcione un ejemplo cada vez más claro de cómo el capitalismo puede derramar abundancia sobre toda su población, como nunca podrían hacerlo sus utopías socialistas. Muchos de los críticos parecen estar motivados por el miedo al cambio y el miedo al progreso económico. Tienen una profunda desconfianza hacia la libertad económica y ven todo negro en todos los rincones cuando avanza la economía. En el pasado, gente como esta denunciaba innovaciones como la producción en cadena y la producción en masa por muchas de las mismas razones por la que denuncian hoy a Wal-Mart. Decían que estos nuevos métodos de producción nos reducirían a miserables engranajes en una maquina  esclava de nuestros empresarios. Es irónico que sus descendientes intelectuales sientan ahora pánico ante la idea de perder en el extranjero trabajos de fabricación en cadena debido a Wal-Mart. La próxima generación de críticos ignorantes probablemente se queje de la pérdida de empleos de Wal-Mart en favor de productores más eficientes.

La verdad acerca de los críticos de Wal-Mart es que no están realmente interesados en la economía en absoluto, sino que saben que para que se les tome en serio tienen que pretender estar ocupándose del asunto desde un punto de vista racional. La ciencia económica es complicada y la mayor parte de la gente la entiende mal, así que los propagandistas normalmente la usan como herramienta para dar credibilidad a sus argumentos. Utilizando mal conceptos, terminología y estadísticas económicas, los críticos de Wal-Mart han sido capaces de dar a mucha gente la impresión de que están del lado de la ciencia. Espero que este ensayo haya demostrado la completa mentira de esa impresión.

La compresión de la economía de los críticos de Wal-Mart no es mucho mejor de la que podría esperarse de un niño pequeño. Son incapaces de ver nada, salvo los efectos más directos de una acción o política a corto plazo. Si un niño ve algo que quiere, lo toma y eso hacen los críticos de Wal-Mart. No importa si causa destrucción y declive a largo plazo para el sistema económico en su conjunto y desempleo y empobrecimiento para aquellos a los que supuestamente tratan de ayudar.

Todo aquello contra lo que los críticos afirman estar, lo causan las políticas que buscan aplicar. Afirman estar en contra del desempleo, pero luego buscan evitarlo aplicando lo mismo que lo causa. Afirman estar en contra del empobrecimiento del asalariado, pero luego buscan aprobar políticas que lo causarían. Los críticos de Wal-Mart son el equivalente económico de los brujos histéricos bailando alrededor y tratando de curar una epidemia imaginaria creando en la gente enfermedades reales.

Una respuesta apropiada de Wal-Mart

Por desgracia, Wal-Mart, incluso con todos sus recursos, no ha hecho un serio alegato en su favor. Al defenderse ha dado argumentos superficiales y, peor, ha aceptado muchas de las falsas premisas de las que dependen los argumentos de sus críticos. Por ejemplo, para demostrar que es buena para la economía, Wal-Mart a menudo afirma ser un motor de creación de empleo. El argumento daña a Wal-Mart a aceptar y dar credibilidad a la falsa premisa de que los empleos, y no la producción, son el bien precioso del que deberíamos preocuparnos. Cuando los críticos condenan a Wal-Mart por pagar demasiado poco a sus empleados, Wal-Mart responde afirmando que paga a sus empleados más de lo que dicen sus críticos. Este argumento daña a Wal-Mart al aceptar y dar credibilidad a la falsa premisa de que los salarios son un fondo de caridad y que cuanto mayores sean los salarios nominales que empresa pague a sus empleados, mejor estarán los asalariados en su conjunto.

Wal-Mart también ha defendido un salario mínimo federal más alto, supuestamente para congraciarse con los críticos. Esta estrategia daña a Wal-Mart al aceptar y dar credibilidad a la falsa premisa de que la interferencia del gobierno en los salarios del mercado (del tipo de la que los críticos buscan desatar contra Wal-Mart) es una política sensata.

Wal-Mart haría mejor en no tratar de apaciguar a estos malvados críticos, que nunca estarán satisfechos hasta que Wal-Mart sea completamente destruido. Wal-Mart contra sus críticos es una batalla intelectual y debe librarse en términos intelectuales.

La campaña contra Wal-Mart está creciendo y si el Partido Demócrata decide apoyarla, no hay forma de saber qué tipo de políticas desastrosas podrían aprobarse contra la empresa. La actual estrategia de Wal-Mart para defenderse es insuficiente; se necesita urgentemente una estrategia nueva y basada en principios. Lo primero que debería hacer la alta dirección de Wal-Mart es aprender más economía. La empresa tiene mucho poder financiero, pero necesita más urgentemente poder intelectual. Mientras que los críticos han llevado a la batalla el equivalente a una pistola de juguete, Wal-Mart no ha llevado ni eso.

Para empezar, los ejecutivos de Wal-Mart deberían leer La economía en una lección, de Henry Hazlitt, los Sofismas económicos de Frederic Bastiat y especialmente Capitalism, de George Reisman. Simplemente leyendo estos tres libros avanzarán mucho en conseguir las herramientas que necesitan para reforzar su posición.

Cuando Wal-Mart empezó a usar tecnología avanzada, la alta dirección decidió mantenerse informada de la tecnología disponible y cómo podía ayudar. Lo mismo debería hacerse con la defensa intelectual del negocio.

Una comprensión apropiada de la economía demostraría claramente que Wal-Mart tiene la razón de su parte, que contrariamente a los ataques de los críticos, debería comunicarla tan lejos y ampliamente como sea posible. Los críticos deberían ser mostrados como los tontos que son y tratados como tales. Wal-Mart debería dejar de pedir perdón y asentir: debería estar orgullosa pues es la verdadera defensora de una vida mejor para todos.


[1] Tengo que agradecer especialmente a George Reisman sus sugerencias respecto de este párrafo.


Publicado el 28 de junio de 2006. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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