El antiguo sabio Sócrates, un gigante en la base de la filosofía occidental, era conocido por un estilo de enseñanza en la cual activamente cuestionaba sus estudiantes. Empleó su método socrático como una manera de estimular el pensamiento lógico y analítico, en lugar de la declaración emotiva o superficial. En lugar de ofrecer una conferencia o pontificado, él esencialmente interrogaba. El resultado que buscaba era obligar a sus alumnos griegos a que vieran todas las implicaciones de sus conclusiones o hacerles darse cuenta de que lo que habían aceptado como sólido no era más que el equivalente intelectual de feta desmenuzado.
En su State of the Union del 28 de enero, el presidente Obama pidió al Congreso de los EE.UU. promulgar un alza en el salario mínimo por hora de $7,25 a $10,10. (Los diez centavos pudieron haber sido agregados debido a que un número redondo y sin un decimal suena poco científica). Los economistas han argumentado desde hace tiempo que el aumento del costo de la mano de obra, especialmente para las pequeñas y nuevas empresas, reduce la demanda de mano de obra (al igual que con cualquier otra cosa ). Pero el Congreso puede hacerlo de todos modos – con lo usual, medidas sobredimensionadas y santurrones golpes de pecho en ayuda a los trabajadores. Tal vez lo que los miembros del Congreso necesiten no sea otra conferencia de un economista sobre el salario mínimo, sino una antigua inquisición socrática. Si el viejo estuviera con nosotros, así es como me imagino que el diálogo podría ir:
Sócrates: ¿Así que quieres aumentar el salario mínimo. ¿Por qué?
Congresista: Porque como dice el presidente Obama, los salarios mínimos de los trabajadores no han aumentado en cinco años.
Sócrates: ¿Puedes nombrar a un solo trabajador que estubiera ganando $ 7,25 hace cinco años y que todavía esté ganando $ 7,25 hoy? Y si no puedes, entonces por favor dime qué es lo lo que causó que su salario aumentara, si no fue el Congreso. Vamos, ¿puedes nombrar a sólo uno?
Congresista: No tengo a alguien en mente, pero deben estar por ahí en alguna parte.
Sócrates: Bueno, acabamos de atravesar una profunda recesión, debido a sucesivos gobiernos de ambos partidos, además de que los legisladores y sus amigos en la Fed, crearon una burbuja masiva y presionaron a los bancos para conceder crédito fácil. El golpe obligó a muchas empresas a reducir o cerrar. Ahora tenemos la recuperación más débil en décadas acompañada de impuestos cada vez más altos y mayores regulaciones, y Obamacare reprimiendo el crecimiento. ¡Con razón la gente está sufriendo! ¿Te haces responsable de ello, o sólo emites decretos para salvar tu conciencia?
Congresista: Eso es agua pasada. Estoy mirando hacia el futuro.
Sócrates: Pero ¿cómo se puede ver incluso a un nebuloso futuro a seis meses cuando te niegas a mirar hacia el pasado reciente mucho más claro? Ustedes piensan que el mundo se inicia cuando se presenta un problema, pues son incapaces de analizar el origen del problema. Tal vez por eso es que rara vez resuelven los problemas, solo hacen que todo el mundo los repita. Si puedes ver el futuro , ¿por qué no viste venir esta situación?
Congresista: Mira, en cualquier caso, 7,25 dólares simplemente no es suficiente para que cualquiera pueda vivir. Los trabajadores deben tener más para satisfacer sus necesidades básicas.
Sócrates: Un empleador no tiene nada que pagar a un empleado más allá de lo que primero recibe de los clientes como pago. Me pregunto, ¿cuáles ‘necesidades’ tiene usted en cuenta cuando se decide a comprar o no comprar algo: las de los trabajadores o las suyas? ¿Alguna vez se ha ofrecido a pagar más que el precio de venta sólo para ayudar a la persona que hizo el producto? Y si los clientes como usted no hacen eso, de donde espera que el empleador consiga el dinero?
Congresista: Esa no es una pregunta justa. Mi intención aquí es simplemente ayudar.
Sócrates: A mí me parece que la respuesta es “no”, pero vamos a pasar . ¿Por qué asumes que tus intenciones son más importantes para el trabajador que las de su empleador? Es el empresario quien está tomando el riesgo de ofrecer un puesto de trabajo, no tú. Tú sólo estás haciendo discursos sobre eso. ¿No ves un poco de hipocresía ahí – tú, que no estás ofreciendo personalmente a nadie un trabajo, criticando santurronamente a otros que en realidad están creando puestos de trabajo y pagando salarios, incluso si no es el salario que deseas?
Congresista: Los empleadores están interesados sólo en las ganancias.
Sócrates: ¿Estás diciendo que los empleados no lo están? ¿Están más interesados en trabajar para empresas que pierden dinero? Y si es así, entonces ¿por qué no todos hacen cola para trabajos en el gobierno?
Congresista: Bueno, perdemos dinero aquí en el gobierno cada año y hay un montón de personas que están dispuestos a trabajar para nosotros.
Sócrates: Tú tienes una imprenta. Tú también tienes el monopolio legal de la fuerza. Cuando tú pides prestado en los mercados de capitales, te empujas a ti mismo a la cabeza de la pirámide a costa de todos los demás. ¿Estás diciendo que estas son cosas buenas y que nos iría mejor si el sector privado pudiera hacer estas cosas también? Trata de entender eso.
Congresista: Repito, los empleadores sólo están interesados en los beneficios. Yo digo: ¡La gente antes que los beneficios! Incluso tengo una pegatina en mi coche que dice eso.
Sócrates: Entonces, ¿estás diciendo que los empleadores serían mejores personas si, en vez de buscar ganancias, intentaran quebrar o incluso caer en pérdidas? ¿Cómo se agrega valor a la economía o fomenta a quienes asumen riesgos para iniciar un negocio en el primer lugar ?
Congresista: Me estás tratando de menospreciar pero fui a una universidad estatal. Todos mis profesores de sociología, ciencias políticas y de estudios de género me dijeron que el aumento del salario mínimo es bueno.
Sócrates: ¿Fueron esos profesores titulares, aislados y pontífices financiados por el actual gobierno, creadores de empleos, empresarios pagadores de impuestos, alguna vez?
Congresista: Ese no es el punto .
Sócrates: ( Suspiro). Cifras.
Congresista: Mira, 10,10 dólares no es mucho. Creo que debes ser mezquino y codicioso si no quieres que a la gente se le pague por lo menos $ 10.10 .
Sócrates: Sí, como ustedes en el gobierno revisan sus ambiciones personales en la puerta cuando asumen el cargo. Me gustaría saber cómo llegó a ese número. ¿Fue alguna ecuación sofisticada, revelación divina o lanzamiento de los dados ? ¿Por qué no elegir $ 20,00, lo que no sólo es un número redondo, sino también mucho más generoso?
Congresista: Bueno, 20,00 dólares sería demasiado alto, seguro. Demasiado de un solo salto.
Sócrates: Suena como si usted pensara que el costo de la mano de obra puede afectar efectivamente la demanda de la misma. ¡Bueno! Eso es progreso. No eres tan ignorante acerca de las fuerzas del mercado como pensaba. Lo que quiero saber es por qué al parecer no crees que mayores costos laborales importan cuando solo elevas el salario mínimo de $ 7,25 a $ 10,10. ¿Crees que todos, sin importar el nivel de habilidad o experiencia, automáticamente valen lo que decreta Congreso ? ¿Crees en la magia, también? ¿Qué hay del ratoncito Pérez ?
Congresista: Espera un momento. Estoy aquí para el trabajador.
Sócrates: ¿Entonces por qué estás a favor de una ley que dice que si un trabajador no puede encontrar un trabajo que pague por lo menos $10.10 por hora, se tiene que aguantar sin trabajar?
Congresista: ¡No estoy diciendo que no pueda trabajar! ¡Estoy diciendo que no se puede pagar menos de $ 10.10!
Sócrates: Pensé que íbamos progresando, pero tal vez no. ¿Me puedes decir, si tu plan se convierte en ley, qué le sucede a un trabajador cuya relación laboral sólo vale, por ejemplo, $8,10, debido a sus bajas capacidades, falta de educación, la poca experiencia, o a una baja demanda de la propia obra? ¿Los empleadores lo emplearán felizmente de todos modos y asumirán una pérdida de $2.00 por cada hora que esté en el trabajo?
Congresista: Las empresas necesitan trabajadores y $2.00 no es mucho, por lo que el sentido común y la decencia sugieren que por supuesto que lo harán.
Sócrates: Así que los empleadores que contratan a personas son demasiado codiciosos para pagar $10.10 a menos que se les ordene, pero luego, cuando el Congreso actúa, de repente se convierten en lo suficientemente generosos como para contratar a pérdidas. ¿Quién fue su instructor de lógica?
Congresista: ¿Podemos acelerar esto? Tengo planes para otras personas en las que tengo que pensar.
Sócrates: Me rindo. Ustedes congresistas son incorregibles. Ustedes son el único pueblo en el que mi método de enseñanza no tiene ningún impacto discernible.
Congresista: Usted hace demasiadas preguntas.
En este punto, en total frustración, Sócrates bebe la cicuta. El congresista vota por ponerle precio a muchos de los empleados más vulnerables de la nación quedándose ahora sin trabajar y resulta reelecto.
Quienquiera que nos haya advertido los peligros de aceptar regalos de los griegos, nunca conoció a un congresista.
El artículo original se encuentra aquí. Traducido por Andrés Minchalo.