Parece haber un resurgimiento de nostalgia de los “buenos viejos tiempos” entre los ciudadanos de los países que en un tiempo fueron conocidos bajo el nombre común de República Federal Socialista de Yugoslavia. Este artículo está dedicado a los que somos antiguos yugoslavos, especialmente a los que piensan que la economía yugoslava tenía una base estable durante el gobierno de Tito. Si miramos y analizamos los indicadores económicos, tenemos que admitir que la idea de robustez de la economía yugoslava era una ilusión y que el “bienestar” que muchos antiguos yugoslavos recuerdan con nostalgia se obtuvo a costa de generaciones futuras. Estas generaciones están pagando ahora la factura por el colapso del sistema económico insostenible de la Yugoslavia socialista, al tiempo que están pagando la factura por las guerras destructivas de la década de 1990 y las políticas económicas intervencionistas de los estados sucesores de la antigua Yugoslavia.
La primera señal de que la robustez de la economía yugoslava era una ilusión apareció inmediatamente después de la muerte de Tito. La década de 1980 estuvo marcada por constantes retrasos en el inicio del periodo de pago de la deuda externa vencida de Yugoslavia, debido a la debilidad financiera de la economía. En 1991, Yugoslavia tenía unos 20.000 millones de dólares de deuda externa. Antes, el Fondo Monetario Internacional redujo la deuda total de Yugoslavia en 1.800 millones porque el país sencillamente no tenía medios para pagar los intereses, no digamos el principal. ¿Qué precedió a este resultado? Este resultado vino precedido por varias décadas de construcción de una economía cuya estructura era tal que su supervivencia dependía de un constante aumento en la deuda exterior: una economía adicta.
Adictos a la deuda
El gráfico inferior muestra la deuda total de Yugoslavia de 1961 a 1980 y la línea que aproxima la tendencia de deuda total. La línea tiene forma exponencial y se aproxima bastante bien a la deuda real en el periodo 1961-1980. Según esta tendencia, la deuda total aumentó en torno a un 17,6% anual en este periodo de20 años. Si esta tendencia de crecimiento hubiera continuado después de 1980, la deuda total estaría ahora en torno a los 6 billones de dólares. Cuando consideramos que el Producto Interior Bruto (PIB) anual total de todas las antiguas repúblicas yugoslavas juntas está ahora en torno a los 200.000 millones de dólares, queda claro el tamaño astronómico de esa deuda potencial. También muestra claramente que el crecimiento de la deuda total que se registró entre 1961 y 1980era sencillamente insostenible.
Estas cifras ponen en un contexto adecuado el aumento real en la deuda total de todas las antiguas repúblicas yugoslavas desde en torno a 20.000 millones de dólares en 1980 a aproximadamente 150.000 millones en la actualidad. Es verdad que 150.000 millones es un múltiplo de 20.000 millones, pero recordemos que, cuando tenemos en cuenta el declinar en el valor del dólar, 20.000millones en 1980 y 100.000 millones en 2014 tienen aproximadamente el mismo poder económico. Así que, en términos reales, la deuda externa de la antigua Yugoslavia ha aumentado en torno a un 50% desde 1980. Aunque a todos podría gustarnos que esta cifra fuera menor, comparada con doblar la deuda externa cada tres o cuatro años antes de 1980, esta representa una reducción radical en el crecimiento.
Aun así, el hecho de que la economía yugoslava gastara al menos 20 años bajo las condiciones de un crecimiento anual de la deuda externa por encima del 17% sugiere que la estructura de la economía se había formado de tal manera que la supervivencia futura de la economía dependía del aumento futuro de la deuda. Para entender por qué aumentó la deuda yugoslava a un ritmo creciente y por qué era insostenible, tenemos que analizar la cronología de la balanza comercial y los indicadores de productividad de la antigua Yugoslavia.
La balanza comercial es un indicador macroeconómico del tamaño relativo de importaciones y exportaciones de un país. Si la balanza comercial está cerca del cero, esto significa que importaciones y exportaciones son aproximadamente iguales. Si la balanza comercial es positiva, el país exporta más que importa y decimos que hay un superávit comercial, y si la balanza es negativa, las importaciones son mayores que las exportaciones y el país tiene un déficit comercial.
Cuando la economía de un país tiene un superávit comercial, la divisa extranjera (que los importadores usan para comprar esas exportaciones) se acumula en el país exportador. Por otro lado, hay una salida de divisa extranjera (utilizada para pagar las importaciones) de un país cuya economía tiene un déficit comercial. Los países que tienen balanzas comerciales constantemente negativas deben tomar prestado en el extranjero para compensar la falta de divisa extranjera. No es difícil ver por qué esta situación es insostenible a largo plazo. Solo es sostenible mientras los acreedores extranjeros quieran prestar dinero al país deudor.
Si echamos un vistazo a al déficit comercial yugoslavo general durante la década de 1970, descubrimos que estuvo creciendo con rapidez entre 1970 y 1980. Además, el déficit estuvo creciendo incluso más rápido que la deuda exterior yugoslava. Una parte de esta diferencia se cubría con giros de emigrantes yugoslavos. Por ejemplo, las remesas totales de emigrantes fueron de 1.300 millones de dólares en 1971, mientras que aumentaron a 2.100millones en 1972. Sin embargo, ni siquiera la entrada de divisa extranjera a través de préstamos extranjeros y remesas era bastante para cubrir el déficit comercial e impedir la salida de divisa extranjera de Yugoslavia.
Medido como porcentaje del PIB, el déficit comercial total de Yugoslavia entre 1970 y 1980 aumentó de un poco por debajo del 10% a en torno al 50% del PIB. La cifra del 50% no es necesariamente preocupante en sí misma, pero el creciente déficit comercial en relación con el PIB sin señales de ralentización indica una tendencia preocupante.
La estructura del déficit comercial yugoslavo era tal que las importaciones eran principalmente petróleo y materias primas. La estructura de producción no promete un aumento de la productividad en el futuro que cubra el déficit comercial anterior y pueda usarse para liquidar deudas. Además, aunque el volumen total de producción a nivel de economía yugoslava creció porque se usaron más recursos, la productividad por unidad de recursos invertidos fue decreciente en la mayoría de los sectores durante las décadas de 1960 y 1970. Con esa productividad reducida, las posibilidades de un pago con éxito de la deuda exterior en el futuro eran nulas.
La estructura de producción en la que se toma prestado dinero para comprar materias primas y combustible deja de ser viable cuando se seca la fuente del crédito y, en el caso de Yugoslavia, esto ocurrió a principios de la década de 1980. La economía yugoslava quedó entonces sin “combustible” exterior y, a lo largo de la siguiente década, que se vio marcada por la postergación del pago de la deuda exterior, esto se convirtió en dolorosamente evidente.
Comparaciones con otras economías
Estos datos sugieren que la historia que escuchamos a menudo acerca de cómo la antigua Yugoslavia “resurgió heroicamente de las cenizas” después de la Segunda Guerra Mundial no está completa. Primero, no está claro lo heroico que fue este resurgimiento, especialmente si se debió a tomar préstamos de forma insostenible. Segundo, es difícil dar una evaluación de esta historia si no sabemos cómo han “resurgido de la las cenizas” los demás países.
Así que comparemos el PIB por cabeza de algunos países que tenían aproximadamente el mismo PIB por cabeza que Yugoslavia en 1940. Veamos qué nos dicen los datos históricos. Nos dicen que todos los países aquí mostrados, con la excepción de Hungría y Bulgaria, tienen un crecimiento significativamente mayor delPIB por cabeza entre 1947 y 1989 que Yugoslavia. Así que tal vez Yugoslavia resurgiera heroicamente de las cenizas, pero parece que Japón, Alemania, Italia, Austria, Grecia y España han resurgido de esas cenizas más heroicamente.
Incluso la cifra de más de 12.000 millones de dólares que los países de Europa occidental recibieron en ayuda de EEUU como parte del Plan Marshall palidece en comparación con los 47.000 millones que recibió Yugoslavia en forma de equipamiento industrial y dinero como indemnización por daños de guerra después de la Segunda Guerra Mundial. Además, hay fuertes evidencias de que el papel de los intereses de EEUU en Yugoslavia tras la Segunda Guerra Mundial, representado en la política exterior de Truman y Eisenhower, fue similar a su papel en Europa occidental. Este papel consistió en proporcionar apoyo político y económico para el régimen como contrapeso para el socialismo “duro” de la Unión Soviética y sus satélites europeos. Por tanto, no podemos atribuir el crecimiento significativamente más rápido de las economías occidentales a una ayuda desproporcionada de Estados Unidos, comparada con Yugoslavia.
Por otro lado, Hungría y Bulgaria mostraron un crecimiento lento similar al de Yugoslavia en el producto interior bruto. Excepto que debería señalarse que, al contrario que los demás país aquí mostrados, Hungría y Bulgaria tenían sistemas económicos similares al de Yugoslavia.
Conclusión
En lo que se refiere a otros indicadores sanitarios, como la renta familiar, la inflación o el desempleo, la situación no era tampoco de color de rosa en los últimos diez años del gobierno de Tito. A pesar de la inyección de enormes cantidades de fondos extranjeros en el país, la renta familiar disminuyó abruptamente en la segunda mitad de la década de 1970. La tasa anual de inflación se medía en cifras con dos dígitos y unos pocos años antes de la muerte de Tito, se aceleró y llegó al 40% anual. A pesar de la salida de más de 1,1 millones de yugoslavos (el20% de la fuerza laboral) a trabajos temporales en el extranjero, la tasa de desempleo ascendió de poco menos del 7% a en torno al 12% desde 1970 a 1980. Esas tasas de crecimiento del desempleo y emigración económica se describen como señal de una profunda recesión en la literatura económica. Así, la economía yugoslava estaba en una condición terrible a finales de la década de 1970, pero esto se ocultaba por el aumento de proporciones épicas en préstamos del exterior, combinado con un aumento radical de la emigración económica.
Podría ser el momento de revisar nuestras creencias acerca de los “logros heróicos” de nuestra antigua patria y reconocer que, a pesar del constantemente creciente influjo de los fondos exteriores en forma de préstamos sin garantía, remeses de divisa extranjera de millones de emigrantes y una ayuda económica de EEUU por motivos políticos, la economía yugoslava solo consiguió un crecimiento modesto. Sin embargo, ni siquiera este modesto crecimiento era sostenible sin una continua ayuda exterior. Lo que pasó en las décadas de 1980 y 1990 fue solo l revelación del estado real de la economía yugoslava. Igual que un alcohólico crónico debe afrontar la realidad de su adicción, nosotros, antes o después, tenemos que afrontar la realidad de la incapacidad de la economía yugoslava de funcionar sin dopaje externo.
Publicado el 21 de marzo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.