Leí su comentario esta mañana, como sin duda habrán hecho muchos. La economía es un tema actual muy interesante y apremiante. Supongo que puede haber recibido montones de correos respecto de lo que ha escrito, así que espero que considere tomarse un tiempo para leer lo que tengo que compartir.
Aunque discrepo de prácticamente todo lo que ha escrito en su comentario, permítame ocuparme de una parte concreta de su artículo:
El presidente necesita contar al pueblo estadounidense, una y otra vez, la historia de cómo nos metimos en este embrollo y lo que no nos sacará de él. Franklin Roosevelt no tuvo ningún problema en atribuir las dificultades económicas de la nación a los republicanos, que habían jugueteado con el extremismo del libre mercado mientras ardía la economía de la nación e hizo falta 40 años y el carisma de Ronald Reagan para que alguien diera de nuevo voz a esa ideología.
Interpreto esto como que da licencia para el uso de propaganda para convencer a la gente de que hay que culpar de la situación actual al capitalismo de libre mercado y que deberían usar políticas divisivas para crear el alegato contra el mercado. ¿Es esa su intención? Si es así, me gustaría compartir con usted algunas informaciones.
Hay amplias evidencias históricas contrarias que muestran que Hoover y los republicanos estaban en realidad un poco más implicados en los asuntos de la economía de lo que creen los defensores del New Deal. Una de las mejores evidencias que he visto es America’s Great Depression, de Murray N. Rothbard. Sino ha tenido la oportunidad de leerla, se la recomiendo encarecidamente como un libro fascinante y profundo. En esta obra, Rothbard demuestra que FDR simplemente extendió las políticas puestas en marcha por Hoover, después de presentarse con un programa electoral de disminución del gasto y menos interferencia del gobierno. ¿Se lo imagina? El candidato demócrata presentaba un programa de impuestos más bajos y menos gobierno para diferenciarse de su predecesor, que aumentó impuestos y gastó en muchos programas que se extendieron hasta lo que hoy se conoce como New Deal “de Roosevelt”. Rothbard demuestra sistemáticamente cómo, contrariamente a la interpretación histórica popular, los tipos de interés artificialmente bajos y la política monetaria laxa del Sistema de la Reserva Federal alimentaron el auge de los felices 20. Luego muestra cómo la interferencia del gobierno, combinada con un incremento en la carga para los contribuyentes, prolongó la Depresión durante la época del New Deal.
Hubo un tiempo en que pasaba, como parece que hace usted, que había que culpar al capitalismo por muchas cosas terribles. Pero he empezado a aprender mediante muchas horas de lectura de ensayos, artículos y libros, que las cosas no son exactamente como las veía. La libertad de aprender de una multitud de puntos de vista (incluyendo puntos de vista opuestos a los del gobierno) es una gran belleza y beneficio para vivir en nuestra sociedad (nominalmente) libre. Solo me hizo falta una mente inquisitiva y tiempo para aprender que muchos de los hechos que aprendí en la escuela no eran hechos en absoluto: eran interpretaciones selectivas de la historia que eran favorables para los poderosos.
A la vista de esto, le mando una solicitud en nombre de la filosofía. ¿Consideraría que la verdad puede ser enormemente diferente de lo que usted ha llegado a aceptar como un hecho? ¿Sería lo suficientemente abierto de mente como para considerar el problema económico en términos de causación definitiva en lugar de próxima? Algunas personas están más aisladas que otras, pero en general existimos (y coexistimos) basándonos en acciones e interacciones humanas. El papel del gobierno al regular este sistema de interacciones humanas ha evolucionado hasta proporciones enormes. Debido a esto, tenemos en Estados Unidos funcionando durante algún tiempo un sistema que ahora no puede ni remotamente describirse como capitalismo de libre mercado.
Por ejemplo, casi seguro que no tendríamos el Sistema de la Reserva Federal si tuviésemos capitalismo de libre mercado. No nos preocuparían en absoluto unos pocos cientos de millones de dólares en bonus a empleados de AIG. Porque AIG, en un sistema verdaderamente libre, habría estado regulado por el mercado yendo directamente a la insolvencia y la quiebra el pasado otoño.
Por el contrario, tenemos a hombres con elegantes sombreros que decidieron que era correcto moralmente tomar 180.000 millones de dólares de los contribuyentes y dárselos a AIG para apuntalarla, aunque manoteara bajo el peso de sus propias malas inversiones. Sorprendentemente, esos mismos hombres con elegantes sombreros ahora gritan furiosos y excitan la retórica partidista. ¿A causa de qué? Los “avariciosos capitalistas” de AIG decidieron dar menos de un 0,1% de los 180.000 millones de dólares a los mejores y más brillantes de los suyos para ayudar a salvar al barco que se hundía. ¿No deberían los nuevos dueños parciales, los contribuyentes estadounidenses, estar contentos de que AIG esté tratando de no perder todo ese dinero del rescate? Por el contrario, gritamos acerca de injusticia y avaricia empresarial, aunque se haya permitido mediante votación en el Congreso. Eso se juguetear cuando arde la economía. ¿No le parece un problema mayor que una simple avaricia en AIG?
Por favor, trate de pensar seriamente lo que estoy diciendo teniendo en cuenta los puntos que he mencionado aquí. En resumen, le pido que considere la posibilidad de que el verdadero problema resida en nuestro Congreso, la misma gente que permitió los pagos que permitieron que se produjera el rescate. Finalmente, considere nuestro corrupto Sistema de la Reserva Federal como la causa última de nuestros males económicos.
Existe una enorme colección de ensayos y libros dedicados a los ideales de la libertad, los derechos de propiedad y las interacciones pacíficas. La mayoría de estas obras nunca se han visto en el curso de una educación dirigida por el estado. (Lo sé porque he seguido tanta educación dirigida por el estado como se puede en una vida).
Sospecho que puede que usted nunca haya oído hablar de gente como Ludwig von Mises, su alumno Murray Rothbard o muchos otros investigadores de la Escuela Austriaca de economía. Internet es una herramienta maravillosa, si uno se toma tiempo para usarla. Una mente abierta y curiosidad son todo lo que hace falta para dar nueva luz a los asuntos económicos más a mano. Le imploro que considere que haya sido engañado y esté equivocado. A través de su comentario, usted proporciona cobertura intelectual a un sistema y estructura de poder que no merece su apoyo. En realidad, hay que culpar al propio sistema por los problemas económicos que usted sugiere que el presidente Obama puede arreglar.
Sinceramente,
Matt Novak, Ph.D.
Publicado el 31 de marzo de 2009. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.