Krugman sobre los malos actores

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En un reciente artículo en el New York Times, Paul Krugman lamentaba las generosas recompensas de nuestra sociedad para malos actores. No, no estaba criticando al elenco original de Star Trek. Krugman estaba lamentando las considerables ganancias que corresponden a los ejecutivos financieros. Por desgracia, la crítica de Krugman está plagada de citas irrelevantes de trabajos y contradicciones internas. Los chocantes abusos en los mercados financieros actuales se acabarían de inmediato si el gobierno saliera completamente del sector.

¿Ha prestado atención Krugman?

Krugman inicia su artículo con unas palabras combativas:

Primero el sector financiero nos metió en la crisis económica, luego fue rescatado a costa del contribuyente. Y ahora, con la economía aún en profunda depresión, se está pagando gigantescos bonus. Si no estás enfurecido, es que no has prestado atención.

Krugman ignora convenientemente el papel desempeñado por la Reserva Federal y el gobierno federal en estas maquinaciones. Apoyara o no la idea, Krugman sin duda sabía que la Fed podía crear una burbuja inmobiliaria; ¿afirma ahora que la Fed no tuvo nada que ver con ella?

Y sí, es escandaloso que las imprudentes empresas de Wall Street hayan conseguido de los contribuyentes cientos de miles de millones (y posiblemente billones, si hay impagos en los préstamos garantizados por el gobierno). Para para que ocurra eso, los políticos en DC tuvieron que aprobarlo públicamente: los accionistas de Goldman no podían simplemente llevar un camión al Tesoro. En ese momento, algunos de los economistas austriacos estábamos atacando y berreando, llegando a calificar como robo bancario al Plan Paulson.

¿Entonces cuál fue la opinión de Krugman, en el momento en que podría haber podido evitar al público el gigantesco rescate, al que ahora califica como escandaloso? Al principio fue escéptico con el Plan Paulson, pero solo porque él estaba a favor de inyecciones de nuevo capital financiadas por el contribuyente. Después de que Paulson cambiara completamente lo que había planeado hacer con los 700.000 millones de dólares que le había concedido el Congreso, Krugman subió a bordo.

Estoy seguro de que si Paul Krugman leyera mi artículo, se subiría por la paredes con esta conclusión. “¡Eh!”, protestaría, “¡solo porque estuviera a favor de la recapitalización pública de los bancos, no significa que aprobara los grandes bonus que financiaron con dinero del contribuyente! Si yo hubiera sido el jefe de los bancos, esto no habría pasado”.

Sí, eso puede ser verdad. ¿Pero es realmente tan sorprendente que políticos y reguladores permitieran a sus colegas multimillonarios robar a los contribuyentes? Krugman es un poco como un decano universitario explicando a los padres enfurecidos: “Sí, aprobé el plan de la fraternidad de tener una fiesta de pijamas sin supervisión en la sede de la Kappa Kappa Gamma, pero dejé muy claro desde el principio que no podría ir más allá de tomarse las manos. Hemos tomado nota de sus preocupaciones y nos aseguraremos de castigar a los chicos responsables”.

Negociación de alta frecuencia

Lo azotes públicos de Krugman a Wall Street no han acabado, sin embargo. En su reciente artículo continúa escribiendo:

Pero aplastar la economía y desplumar al contribuyente no son los únicos pecados de Wall Street. Incluso antes de la crisis y los rescate, muchas personas de altos vuelos en el sector financiero hicieron fortunas mediante actividades que fueron despreciables, si no destructivas desde un punto de vista social.

Algunas instituciones, incluyendo a Goldman Sachs, han estado utilizando supercomputadores para adelantarse a otros inversores, comprando o vendiendo acciones una mínima fracción de segundo antes de que pueda reaccionar nadie más. Los beneficios por la negociación de alta frecuencia son una razón por la que Goldman está obteniendo ganancias récord y probablemente pague bonus récord.

¿Por qué está tan preocupado Krugman por la negociación de alta frecuencia de Goldman? ¿Está violando tal vez un contrato que firmaron con la Bolsa de Nueva York?

Por supuesto que no: a Krugman no le preocupan los derechos de propiedad por sí mismos. Recomienda constantemente violarlos, mientras su modelo dice lo que es mejor para todos nosotros. No, la objeción de Krugman a la negociación de alta frecuencia es que, aparentemente, sabios economistas han sabido durante décadas que es subóptima desde un punto de vista social:

Pero supongamos que concedemos que (…) Goldman (…) [es] muy bueno en lo que hace y podría haber obtenido enormes beneficios incluso sin toda esa ayuda [pública]. Aun así, lo que hacen es malo para Estados Unidos.

Para ser claros: la especulación financiera puede servir para un fin útil. Por ejemplo, es bueno que los mercados de futuros proporcionen un incentivo para acaparar gasóleo de calefacción antes de que haga frío y acaparar gasolina antes de la temporada de viajes del verano.

Pero la especulación basada en información no disponible para el público en general es un asunto muy distinto. Como demostró el economista de UCLA, Jack Hirshleifer, ya en 1971, esa especulación a menudo combina “rentabilidad privada” con “inutilidad social”.

Es difícil imaginar un mejor ejemplo que la negociación de alta frecuencia. Se supone que el mercado bursátil asigna capital a sus usos más productivos, por ejemplo, ayudando a empresas con buenas ideas a recabar dinero. Pero es difícil ver cómo intermediarios que dan sus órdenes un tercio de segundo más rápido que nadie hagan algo por mejorar esa función social.

Solo por advertir al lector inocente, cuando Paul Krugman cita de pasada un famoso trabajo académico para respaldar sus opiniones, en realidad hay que ir a trabajo real para ver si dice lo que afirma que dice. Después de todo, durante años los economistas ortodoxos han dicho confiadamente que Mises y Hayek habían perdido contundentemente el debate del cálculo socialista, aunque, mirando atrás, la explicación de Lange sobre cómo aproximar soluciones a un sistema de ecuaciones no fue lo que resultó ser.

En el caso del trabajo de Hirshleifer de 1971 (del que Krugman dice que proporciona argumentos irrebatibles contra la negociación de alta frecuencia), he aquí un párrafo del prólogo:

Aquí volvemos a la suposición de los libros de texto de que los mercados son perfectos y sin coste. Las personas siempre conocen enteramente las posturas de oferta-demanda de todos los comerciantes potenciales y se alcanza instantáneamente una integración equilibrada de todas las posturas de oferta-demanda de las personas. (Hirshleifer p. 561)

No hay nada incorrecto en estas suposiciones simplificadoras: hay que empezar en algún sitio si se quiere construir un modelo matemático formal de la economía. Pero no hace falta decir que una aproximación más austriaca a la comprensión de los beneficios sociales de la especulación bursátil observaría, ante todo, que en el mundo real el precio de mercado no se ajusta instantánea y automáticamente a cualquier nueva información, sino que por el contrario se basa en especuladores en busca de beneficios para dirigirse en la dirección correcta. El modelo de Hirshleifer, sea cual sea su valor, supone eliminar los problemas del mundo real que los austriacos creen que resuelven los especuladores empresariales.

Irónicamente, incluso en sus propios términos, el trabajo de Hirshleifer no llega a las conclusiones que Krugman le atribuye. Hirshleifer se ocupa primero de un escenario de una “economía de intercambio puro”, en la que no hay producción, ni siquiera la capacidad de llevar los dones de la naturaleza del tiempo t al tiempo t+1. En un mundo así, es verdad que el modelo de Hirshleifer demuestra que cualquier recurso dedicado a predecir el futuro es un desperdicio social, porque, en el agregado, la gente solo puede consumir lo que la naturaleza decida otorgarle.

Pero en el caso más realista en el que la gente puede cambiar sus planes basándose en su previsión de condiciones económicas futuras, Hirshleifer concluye que la especulación puede ser o no socialmente útil. Es una cuestión empírica (en su modelo), porque tenemos que comparar los recursos dedicados al pronóstico privado frente a la ganancia de la sociedad por invertir más apropiadamente recursos a la vista de la condiciones de futuro. Puede ser que Hirshleifer comparta la convicción de Krugman sobre la especulación bursátil en el mundo real, pero el trabajo de 1971 no da esos resultados.[1]

Krugman está en contra de los impuestos (muy brevemente)

Uno de los pasajes más asombrosos en el artículo de Krugman demuestra su buena fe del lado de la oferta:

La negociación de alta frecuencia probablemente degrade la función del mercado bursátil, porque es una especie de impuesto sobre inversores que no tienen acceso a computadores superrápidos, lo que significa que el dinero que gasta Goldman en esas computadoras tiene un efecto negativo en la riqueza nacional.

¡Caramba! Aquí tenemos a Krugman admitiendo que los impuestos (1) degradan la función del mercado bursátil y (2) tienen un efecto negativo en la riqueza nacional. Cuando leí por primera vez lo anterior, sonreí y pensé: “¡Tengo que guardar este artículo, para que la próxima vez que Krugman defienda un gran aumento en los impuestos le pueda acusar por su hipocresía!”

Por suerte, no tuve que esperar mucho: ocho frases después, Krugman escribe: “Pero [las normas de la Cámara sobre paquetes de pago] realmente deberían estar acompañadas por una regulación mucho más amplia de las prácticas bancarias, y yo diría que con tipo fiscales mayores para grandes rentas”.

Conclusión

Si la negociación de alta frecuencia se produjera en un mercado bursátil verdaderamente libre, probablemente serviría a algún propósito. Después de todo, la creencia en los “mercados eficientes” se basa en que los intermediarios expertos alteran rápidamente los precios después de conocer nueva información. Sin embargo la experiencia ha demostrado que si Goldman Sachs está haciendo dinero realizando la Actividad X, eso es una evidencia prima facie de que la Actividad X es mala.

Wall Street (especialmente desde que empezó esta crisis financiera) no ha sido sino un bastión del capitalismo de laissez faire. Creo que Goldman está realmente estafando a la gente con sus prácticas. Pero si queréis entender la diferencia entre comportamiento correcto e incorrecto en bolsa, no deberíais preocuparon por leer a Paul Krugman.


[1] Advierto con cierta ironía que el trabajo de Hirshleifer de 1871 cuestiona la defensa económica convencional de las subvenciones públicas para investigación y desarrollo. En el caso típico de “fallo del mercado”, la idea es que la I+D tiene beneficios colaterales y por tanto las empresas en busca de beneficios no se dedican lo suficiente a ella, porque solo tienen en cuenta los beneficios privados (no los sociales) y los comparan frente a los costes privados de dichos esfuerzos. Pero el modelo de Hirshleifer de 1871 demuestra que, bajo ciertas condiciones, la adquisición de información privada a través de I+D puede en realidad proporcionar más riqueza a la empresa que ser económicamente eficiente. Así que me pregunto si Krugman (que es un gran fan de Hirshleifer 1871) se opone a la financiación pública de los esfuerzos de I+D, ¿no?


Publicado el 18 de agosto de 2009. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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