Bernanke consigue su premio

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“Bernanke disfruta de los ‘frutos del mercado libre’” o eso se nos dice en un titular de Reuters de 4 de marzo acerca del discurso de 40 minutos del expresidente de la Fed en Abu Dabi por el que recibió, ejem, 250.000$. En defensa del autor de Reuters, se limitaba a citar a un cabildero deWashington que estaba defendiendo la cantidad y añadía que Bernanke “experimentará personalmente la oferta y la demanda”.

Bueno, sí, es solo oferta y demanda y todo eso. Poca cosa, y si no te gusta, debes tener algo contra los mercados. Aun así, sería bueno (y algo más que poca cosa) que estos periodistas citaran a alguien fuera de la clase intelectual aceptada del corredor de BosWash tan comprometido por estar entre los principales beneficiarios de todo el nuevo dinero que crearon de la nada el presidente Ben y su camaradas cuando no estaba lanzando a canasta en el edificio Marriner Eccles. Si lo hubieran hecho, podrían haber escuchado algún sano escepticismo acerca de estos acontecimientos en los que los grandes cargos hacen caja con su “servicio público” a través de contactos con las mismas industrias a las que beneficiaron mientras estuvieron en el cargo.

George Stigler explicaba esos pagos en su teoría de la captura del regulador, por la que recibió (justamente) el premio Nobel de economía, aunque yo diría que se explican mejor con la expresión “quid pro quo y aquí tiene”.

Figura 1: Honorarios por discurso inmediatamente después de abandonar el cargo. De CNBC.

Observadores menos obligados podrían detenerse durante la vuelta de honor de Bernanke y señalar que el dólar ha perdido casi un 30% de su valor desde que se incorporó a la Fed en 2002 y eso solo si se acepta la métrica por lo bajo utilizada en las estadísticas oficiales de IPC. Es probablemente el doble de esa cifra si se mide la inflación en formas más tradicionales, incluyendo factores olvidados como la inflación completa para nuestros gastos de bolsillo o el coste de mantener un nivel constante de vida. Los estadounidenses de 1977 pueden haber tenido que sufrir peinados horribles y música disco, pero al menos no sufrieron discrepancias entre (a) lo que experimentaban que era el valor de los dólares en sus bolsillos y (b) lo que el gobierno decía que era. Nosotros sí.

Aun así, hoy el Establishment alaba a Bernanke por mantener los fondos fluyendo hacia esos partidos que necesita para mantenerse en el poder. Pero mientras Paul Krugman se pregunta dónde está la inflación, hago algunos cálculos rápidos acerca de los honorarios por el discurso de Bernanke. Utilizando de nuevo las cifras de IPC, 250.000$ hoy compran aproximadamente lo que compraban 193.000$ en 2002, que habrían comprado 603 onzas de oro en ese momento. Hoy esas 603 onzas de oro valdrían más de 805.000$.

No se trata de si todos  los cargos de la Fed deben contratar en oro sus discursos tras su jubilación al principio de su salida del puesto, aunque tal vez debería serlo. Se trata de que premios como este reflejan lo que se puede esperar cuando una divisa recibe protección de monopolio y estatus de curso legal, sin que nada de eso tenga nada que ver con el mercado libre. Y, a pesar de las opiniones de los cabilderos de Washington, tampoco el discurso de Bernanke lo tiene.

Se produce después del mandato más imprudente de cualquier banquero central en la historia de EEUU. Imprimió billones de dólares para rescatar a una parte de Wall Street que podría haber internalizado sus pérdidas tras el crash y financió déficits presupuestarios que sirvieron para transferir capital a la periferia del imperio militar y fuera del alcance de los trabajadores nacionales. “Vendió depresión” para la economía de EEUU en septiembre de 2008 a pesar de que el desplome del mercado palidecía en comparación con los de 1987 y 2000-2001, creando el escenario para la Depresión 2.0, y muchos miles de millones en gasto de estímulo, rescates y otras malas inversiones.

¿Fue todo esto sencillamente un intento de probar su defectuosa investigación académica de la década de 1930? Tel vez en parte. Pero recordad que las facciones cartelizadoras de Wall Street crearon la propia Reserva Federal en 1913 para las facciones cartelizadoras de Wall Street. Como lo que reciben primero el dinero son los que más se benefician, resulta razonable que esas partes interesadas rieguen a Bernanke con premios y una parte del botín en forma de 6.250$ por minuto de discurso, y que Mrs. Yellen está prestando atención.

Un divertido telón de fondo de la noticia del discurso son las continuas crisis que afectan a Bitcoin y Mt. Gox, el intercambio fraudulento y ahora quebrado de Bitcoin que parece haber perdido depósitos mientras él mismo se dedicaba a la banca de reserva fraccionaria, algo que solo se permite hacer a la clase protegida de los bancos modernos. Entender en futuro incierto tanto del dólar como de la élite nacional en el poder en Estados Unidos tras el 11-S es clave para entender la aparición de divisas digitales en competencia (de las cuales Bitcoin solo es una). Su demanda nunca habría sido tan fuerte si el dólar se hubiera devaluado relativamente menos y si se hubieran permitido relativamente más correcciones del mercado durante los años de la llamada Gran Moderación. Es seguro suponer que los banqueros del establishment están tratando de usar con fuerza el fiasco de Mt. Gox para demonizar cualquier movimiento hacia una banca peer-to-oeer, que podría fácilmente tener el efecto de hacer de la banca tal y como la conocemos seguir el camino del sector de los carruajes en el siglo XIX.

Si lo hace, una baja podrían ser justamente los honorarios futuros de Bernanke.

En un mundo racional, que te paguen 250.000$ por este discurso haría que muchos se preguntaran qué está pasando realmente. Pero ese mundo no ha existido en la banca desde, quizá, la década de 1830. Hasta que llegue otro, apreciad la ironía de que a Bernanke se le pague en una divisa fiduciaria que él mismo ayudó a devaluar y, ya que su sucesora en la Fed promete seguir la tradición bernankeana, le merecería la pena diversificarla, rápidamente, en activos reales para proteger su poder adquisitivo.

El discurso de Bernanke tiene poco que ver con la oferta y la demanda. Tiene más que ver con ser recompensado por poner la carretera por la que hemos ido pateando la lata de la economía. Es una carretera que acabará no teniendo salida.


Publicado el 24 de marzo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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