Un grado universitario no te hace valer un millón de dólares

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Se está haciendo notablemente menos difícil en estos tiempos convencer a la gente de que la universidad no es una salida segura de incendios hacia la buena vida. Incluso Paul Krugman ha reconocido que “ya no es verdad que tener un grado universitario te garantice que conseguirás un buen trabajo”. Se puede repetir: el 53% de los graduados recientes o están en el paro o trabajan en subempleos. Por desgracia, a los mitos les cuesta morir. Mucha gente sigue creyendo lo que dijo una vez Hillary Clinton: “Los graduados de universidades de cuatro años ganan casi aproximadamente un millón de dólares más [que los graduados de institutos]”. Esto puede sonar convincente, pero esta cifra (basada en un informe de la Oficina del Censo) es verdad como relevante.

Después de todo, ¿no es verdad que la gente más trabajadora e inteligente tiende más a ir a la universidad? No es un argumento de naturaleza contra la cuna, los factores tras estas cualidades no están relacionados con la discusión correspondiente. Sin embargo, si se concede que los más ambiciosos y talentosos van a la universidad en mayor proporción que sus iguales, Mrs. Clinton podría hacer dicho solo “los más trabajadores e inteligentes ganan casi aproximadamente un millón de dólares más que sus iguales”. Creo que no hace falta parar las rotativas.

Para empezar, la estimación de la Oficina del Censo incluye super-ricos como CEO que empujan al alza la media. Aunque algunos, como Mark Zuckerberg y Bill Gates, no se graduaron en la universidad, la mayoría sí. PO eso es mejor usar la mediana (la cifra que está en medio de la serie) que la media. También por eso Hillary Clinton y los demás repetidores de esta información manipulada no lo hacen.

Además, solo porque la mayoría de la gente inteligente vaya a la universidad no significa que deba hacerlo. Pueden ganar más dinero, pero lo que obtienen más importante que lo que ganan. El periodista financiero Jack Hough creó un escenario hipotético muy ilustrativo con dos personas, una que elige la universidad y otra que entra en el mercado laboral después del instituto. Hough usa a continuación el coste medio de la universidad y los datos de la Oficina del Censo de EEUU sobre la renta media de los graduados universitarios y los no graduados, ajustada por edad. Supone que ambos ahorran e invierten el 5% de su renta cada año. Cuando tienen 65 años, ¿cuál será la ganancia neta para cada uno?

  • Graduado universitario: 400.000$
  • Graduado de instituto: 1.300.000$

Cuando se piensa en las explicaciones comunes de universidad frente a no universidad, esto resulta absurdo de verdad. De hecho, ¿qué estamos comparando exactamente? No estamos comparando solo a la abogada Jane con el carpintero Joe, sino también a analistas financieros con discapacitados mentales, doctores en medicina con receptores de ayudas sociales, ingenieros de la construcción con drogadictos, arquitectos con mendigos, directores de mercadotecnia con emigrantes que apenas pueden hablar inglés y profesores universitarios con delincuentes profesionales (cuyas ganancias, por cierto, raramente se declaran). Muchas de estas personas con problemas no se graduaron en el instituto, pero es chocante cómo salen los niños del sistema actualmente. Aproximadamente un 50% de los graduados de instituto de Detroit son funcionalmente analfabetos y las cosas no van mejor en el país en su conjunto. Y algo me dice que estos no graduados en particular necesitan algo más que cuatro años de beber y estudiar filosofía de Locke (bueno, más probablemente de Marx).

Ciertamente podría ser bueno conseguir un grado universitario. Si se quiere ser contable, ingeniero o doctor hace falta un grado. Y esos trabajos tienen rentas muy altas. ¿Pero puede uno esperar realmente partir la pana con un grado de sociología o estudios medievales africanos femeninos militares étnicos? La mayoría de los trabajos que ayudan a conseguir estos grados, que no sean en la forma de “eh, que es un licenciado”, son trabajo para enseñar sociología o estudios medievales africanos femeninos militares étnicos. Y esto requiere además un grado avanzado (es decir, más dinero por el desagüe).

Además, un grado universitario ni siquiera garantiza una renta particularmente alta. CBS News publicó un artículo sobre los 20 grados universitarios peor pagados. El peor era los estudios de infancia y familia, con un salario medio inicial de 29.500$ y un salario medio a mitad de carrera de 38.400$. Historia del arte era el 20º con una media inicial de 39.400$ y una media a mitad de carrera de 57.100$. Otros grados intermedios incluían educación elemental, artes culinarias, estudios religiosos, nutrición y música.

Son salarios decentes, ¿pero merecen los costes monetarios y de oportunidad? Con la riqueza de información de Internet, muchas habilidades pueden conseguirse por uno mismo. Las alternativas a la universidad, como el emprendimiento y los programas de aprendizaje, se ignoran a menudo. De hecho a los aprendices normalmente se les paga por su trabajo mientras aprenden. Los salarios anuales medios de un fontanero y un electricista son respectivamente de 52.950$ y 53.030$. Es más que muchos grados universitarios y no conlleva ninguna deuda.

Y esa deuda se está haciendo cada vez mayor al ir aumentando las matrículas universitarias. En los últimos cinco años, las matrículas han aumentado un 24% más que la inflación. Incluyendo libros, material, transporte y otros costes, los alumnos universitarios residentes pagaron una media de 17.860$ por un año en 2013 (los alumnos no residentes pagaron mucho más). Y a pesar de todo, muchos estudiantes ni siquiera terminan. Según US News & World Report:

Los estudios han demostrado que las universidades no selectivas gradúan, de media, a un 35% de sus alumnos, mientras que las más competitivas gradúan al 88%. La tasa de graduación a los cuatro años del 97% de Harvard podría no ser tan sorprendente (…) la tasa de la Texas Southern University fue del 12%.

El 12% es simplemente ridículo, pero el 35% de las universidades no selectivas es también extremadamente malo. Incluso el 88% de las universidades competitivas deja a un 12% de sus alumnos sin grado, pero llenos de deudas.

Dado todo esto, no puede sorprender que las tasas de impago de préstamos de estudiantes (que no pueden eliminarse por quiebra) parezcan ser mucho mayores de lo que se informa normalmente. Según The Chronicle:

Uno de cada cinco préstamos públicos que se refinanciaron en 1995 se ha impagado. La tasa de impago es más alta para préstamos a estudiantes de universidades de dos años y aún mayor, llegando al 40%, para los que acudieron a instituciones con ánimo de lucro (…)

La “tasa de impago de población base” oficial del gobierno,  que mide el porcentaje de prestatarios que impagan en los dos primeros años de pago y se usa para penalizar a universidades con niveles altos, rebaja el coste a largo plazo de los impagos, indicando solo una parte de los préstamos que acaban retrasándose.

La universidad es buena para algunos. Si quieres entrar en un campo que tiene un alto potencial de ganancias (ingeniería, medicina, contabilidad, etc.) o realmente te gusta cierto tema y quieres dedicarte a él aunque pueda no ser la mejor decisión financiera, ve a por ello. Pero no vayas a la universidad solo porque, como dice Colin Hanks en Orange County: “¡es lo que haces después del instituto!”


Publicado el 11 de abril de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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