Cómo causan desigualdad las reservas fraccionarias y la inflación

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¿Cómo traduciría al español el título de su nuevo libro?

Andreas Marquant: Me gustaría que fuera El estado causa la pobreza que posteriormente afirma resolver. Es el título de mi artículo en Mises.org el pasado diciembre. Y un título aún mejor podría ser La respuesta austriaca a Thomas Piketty.

Su libro se ocupa del tema de la desigualdad de rentas. ¿Es la desigualdad de rentas algo malo?

Andreas Marquant: En primer lugar, la desigualdad y la desigualdad de rentas son fenómenos naturales porque la gente es diferente. Todos tienen talentos diferentes y esa es una razón para la división del trabajo. También es una razón por la que la gente trabaja junta y es una parte básica de cualquier sociedad compleja. Además, alguna gente trabaja duro y otra es más indolente. La desigualdad de rentas es la consecuencia lógica de esto. La cuestión clave es: ¿es la desigualdad de rentas el resultado del mercado libre y de las decisiones libres de actores que interactúan voluntariamente o es la desigualdad de rentas el resultado de la expansión del dinero fiduciario y la creación de dinero de la nada, que beneficia a los pocos privilegiados a costa de muchos? Es decir, ¿es el resultado de la intervención del estado? Si es esto último, tenemos un problema.

Cuando lo causa la intervención del estado, ¿cuál es la fuente principal del problema?

Andreas Marquant: La fuente principal es la inflación de dinero fiduciario y el aumento artificial de la oferta monetaria por crédito bancario. Cuanto mayor es la inflación de moneda monetaria, más injustas son las consecuencias. Los primeros receptores del dinero recién creado son los ganadores. Los receptores tardíos del nuevo dinero  son los perdedores. Esto es indudablemente cierto cuando los precios están aumentando claramente, pero el mismo efecto redistribuidor existe también cuando tiene lugar una creación de dinero en una situación en la que los precios de bienes y servicios deberían estar bajando y no lo hacen- Por ejemplo, en una economía en la que la productividad del trabajador está aumentando, los precios deberían estar bajando. Pero incluso si los precios permanecen más o menos constantes, puede estar en marcha una gigantesca redistribución mediante la imprenta de dinero, ya que los trabajadores se hacen más productivos, pero no ven ningún beneficio, gracias a la inflación.

Pero la redistribución no solo funciona a través de sus efectos en los precios de bienes y servicios. Echemos un vistazo a los mercados de valores. El dinero creado por la Fed o el Banco Central Europeo lleva a nuevos precios récord en los mercados de valores. Si tienes ya una buena cartera de acciones, puedes beneficiarte cuando ocurre esto, pero ¿qué pasa si no te puede permitir comprar acciones  debido a que tus gastos en energía y alimentos están aumentando constantemente? Y a menudo se olvida un punto muy importante: la transferencia de riqueza es irreversible, incluso si desaparece de nuevo el nuevo dinero.

En su libro, afirman que el “dinero bueno” es importante para la prosperidad económica. ¿Qué es dinero bueno y por qué es verdad esto?

Andreas Marquant: El dinero material es dinero bueno. La oferta monetaria se expandiría solo por la producción natural y libre, mediante intercambio voluntario. Esta es la razón por la que en el pasado los metales preciosos como el oro y la plata se usaran como dinero muy a menudo. Tenemos dinero bueno cuando el gobierno no tiene nada que ver con el sistema monetario y la gente puede decidir por sí misma qué dinero quiere usar espontáneamente y sin ninguna coacción del estado.

Alguien que objete a su argumento podría decir “Basta con mirar el siglo XIX. Fue un periodo con un patrón oro y capitalismo y aun así vemos mucha desigualdad en este tiempo, ¿no?”

Andreas Marquant: En ese caso, los bancos tenían el privilegio de mantener solo una reserva fraccionaria de oro, lo que está claro que no es un verdadero patrón oro. Es decir, todavía podían crear dinero de la nada y dárselo a ciertas personas, mientras que otras no recibían este dinero sino que tenían que soportar precios que eran superiores a los que habrían sido en otro caso. Así que había realmente una redistribución derivada de la producción inflacionista de medios fiduciarios también en el siglo XIX. Y también en ese caso la redistribución tenía una tendencia a estar a favor de los ya acomodados, ya que los que ya eran ricos podían dar mejores garantías para los préstamos creados de la nada. Por supuesto, la escala de la redistribución monetaria del siglo XIX fue diminuta en comparación con la creación actual de dinero fiduciario.

Dicho esto, el siglo XIX fue un momento de gran industrialización. Se construyeron ferrocarriles y sistemas de transporte de agua, el sector acerero estaba creciendo rápidamente y para muchos empresarios era la oportunidad de su vida. Algunos fueron más listos y rápidos que otros, así que, naturalmente, alguna gente se hizo más rica que otra en esos tiempos apasionantes de crecimiento extraordinario. ¿Pero dónde está el problema si es consecuencia de interacciones voluntarias? Como señalé antes, la desigualdad es un fenómeno natural. Lo que hay que criticar: si los empresarios obtienen subvenciones del gobierno y reciben dinero creado de la nada, entonces es un caso en el que un grupo de gente se ve obligada a beneficiar a otro grupo.

Cuando vio el libro de Piketty, ¿cuáles le parecieron sus mayores errores?

Andreas Marquant: El mayor error de Piketty es concluir de los datos recogidos que bajo el capitalismo los ricos se hacen más ricos en relación con todos los demás. Me temo que esa afirmación no tiene sentido. Piketty toma sus datos de un periodo que se caracteriza tanto por capitalismo como por socialismo y luego atribuye todo lo que le desagrada al capitalismo. Pero sus datos no vienen de un mundo capitalista. El sistema económico en que vivimos hoy es un capitalismo de compinches o, podríamos decir, un sistema de socialismo de dinero. Y ese es el mayor error de Piketty: acusar al capitalismo por los efectos negativos del capitalismo de compinches y el socialismo de dinero. Pero quizá no sea un error. Quizá solo quiera ser amado por los políticos y el FMI. Aunque creo que ya le aman.


Publicado el 19 de mayo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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