Devolviendo al país al oro

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He completado recientemente una guía de estudio de la obra clásica de Ludwig von Mises, La teoría del dinero y del crédito. (La guía en pdf ya está disponible y el libro físico debería estar listo pronto).

En La teoría del dinero y del crédito, Mises integraba (lo que ahora llamamos) microeconomía y macroeconomía. Utilizaba la teoría de la utilidad marginal para explicar el poder adquisitivo del dinero, una tarea que los pioneros, incluso de la economía austriaca no habían realizado. Además, Mises usaba ideas de Böhm-Bawerk, Wicksell y la Escuela Inglesa de la Divisa para desarrollar su teoría de circulación-crédito del ciclo comercial.

En el presente artículo me centraré en la fascinante propuesta de Mises para devolver a un país a una divisa respaldada por oro. (Esta propuesta está en la última sección del libro, que consiste en material escrito después de la Segunda Guerra Mundial).

Volver al oro: Los problemas

Antes de citar la propuesta de Mises, dejadme plantear el problema. El objetivo liberal clásico de “moneda fuerte” ligaba las divisas a metales preciosos. Igual que una constitución ha tratado de restringir el ejercicio arbitrario del poder público, el patrón oro (o cualquier otro patrón material) limitaba estrictamente la capacidad de un gobierno para dedicarse a la inflación. Los defensores de la moneda fuerte habían visto muy claramente las consecuencias destructivas de la imprenta desbocada.

Ahora bien, los puristas pueden argumentar correctamente que ningún plan del gobierno que afecte al dinero puede acabar bien. Es indudablemente cierto que la disposición óptima devuelve el dinero y la banca completamente al sector privado donde ni siquiera existe una divisa nacional, igual que no tenemos computadoras o novelas “nacionales”.

Pero existe tal diferencia cualitativa entre el patrón oro clásico de finales del siglo XIX y los regímenes de divisa fiduciaria de finales del siglo XX que muchos economistas austriacos y libertaron reclaman volver al oro como solución temporal. Dado que el gobierno está actualmente interviniendo en el dinero y la banca, volver a un patrón oro es una acción muy sensata según muchos austriacos.

Por desgracia, aunque todos los defensores del dinero fuerte puedan estar de acuerdo en que las acciones de FDR en 1933 y las acciones de 1971 fueron despreciables, no todos pueden estar de acuerdo en la mejor forma de revertir esas catástrofes. Por ejemplo, supongamos que el gobierno sí vuelve a ligar al dólar de EEUU al oro. ¿Qué precio debería usar? ¿El actual precio del mercado? ¿El precio de la época de Bretton Woods de 35$ la onza? ¿El precio anterior a Roosevelt de 20,67$ la onza?

Para ilustrar algunos de los problemas, consideremos mi propia propuesta de este mismo año. Yo sugería que Bernanke (y otros políticos de la Fed) podrían “volver al oro” inmediatamente pasando de poner como objetivo el tipo de los fondos federales a poner como objetivo el precio del oro. Recomendaba que al ir venciendo la deuda del Tesoro en poder de la Fed, debería reemplazarla con oro físico. (Esto reaseguraría a los inversores que la Fed podría mantener la relación).

En lo que se refiere a la cuestión crucial de qué precio fijar como objetivo, decidí bastante arbitrariamente 2.000$ la onza. Mi razonamiento era este: Cuando la Fed empiece a comprar cantidades masivas de oro, le valor de mercado del oro en relación con otros bienes y servicios aumentará debido a que hay un nuevo enorme comprador en el mercado del oro. Consecuentemente, si la Fed cerrara en el actual precio de mercado (que estaba en torno a los 1.400$ cuando escribí el artículo), haría falta una deflación de precios para la mayoría de otros bienes y servicios.

No queriendo repetir el error del gobierno británico cuando volvió al oro en 1925 en la paridad previa a la Primera Guerra Mundial (y que causó problemas de ajuste en los mercados laborales británicos) pensaba que sería inteligente por parte de Bernanke establecer el objetivo del precio del oro muy por encima del precio de mercado del día del anuncio. De esa manera, lo más duro del ajuste (cuando el valor del oro en relación con todo lo demás tenía que aumentar) se produciría justamente cuando el precio del oro aumentara (hasta 2.000$ la onza).

No hace falta decir que hay unos cuantos problemas con mi idea. La más evidente es que elegí 2.000$ porque sí. Otro problema era que no había una proporción definida de oro respaldando la cantidad existente de dólares: estaba simplemente recomendando que Bernanke & Co. compraran o vendieran activos para mantener el precio objetivo del oro.

Como veremos, la propuesta del propio Mises (escrita hace más de medio siglo) es muy superior a la mía.

La propuesta de Mises para ligar una divisa fiduciaria de nuevo al oro

En el capítulo 23, “El retorno a una moneda fuerte”, Mises expone su plan para devolver a un país ficticio (Ruritania), con su divisa (el rur) al patrón oro. El lector debe recordar que cuando Mises escribió esto, el dólar de EEUU seguía siendo redimible en oro a un tipo de 35$ la onza. Por precisión, he mantenido sus palabras originales a continuación, pero hoy podemos eliminar las referencias al dólar y fijarnos solo en ligar el rur de nuevo al oro:

Desde el punto de vista de la técnica monetaria, la estabilización de un tipo de cambio de una divisa nacional frente a divisas extranjeras menos infladas o frente al oro es un asunto sencillo. El paso preliminar es abstenerse de cualquier aumento adicional en la cantidad de divisa nacional. Esto detendrá desde el principio el aumento adicional de los tipos exteriores de cambio y el precio del oro. Después de algunas oscilaciones, aparecerá algún tipo de cambio algo estable, cuya altura depende de la paridad de poder adquisitivo. A este tipo, ya no supone ninguna diferencia si se compra o vende con la divisa A o la divisa B.

Pero esta estabilidad no puede durar eternamente. Mientras continúe un aumento en la producción de oro o en la emisión de dólares en el exterior, Ruritania tiene ahora una divisa cuya cantidad está limitada rígidamente. Bajo estas condiciones, ya no puede prevalecer una correspondencia completa entre los movimientos de los precios de materias primas en los mercados ruritanos y en los mercados extranjeros. Si los precios en términos de oro o dólares están aumentando, los que estén en términos de rures los seguirán con retraso o incluso caerán. Esto significa que la paridad de poder adquisitivo está cambiando. Aparecerá una tendencia hacia una mejora en el precio del rur expresado en oro o dólares. Cuando esta tendencia se manifiesta, ha llegado el momento apropiado para completar la reforma monetaria. El tipo de cambio que prevalece en el mercado en este momento se proclamará como la nueva paridad legal entre el rur y el oro o el dólar. La convertibilidad incondicional a este tipo legal de todo rur en papel frente a oro o dólares y viceversa va a ser a partir de ahora el principio fundamental.

Así que la reforma consiste en dos medidas. La primera es acabar con la inflación creando una barrera insuperable para cualquier aumento adicional en la oferta de dinero nacional. La segunda es impedir la deflación relativa que producirá la primera medida, después de cierto tiempo, en términos de otras divisas cuyas oferta no está limitada rígidamente de la misma manera. Tan pronto como se dé el segundo paso, cualquier cantidad de rures puede convertirse en oro o dólares sin ninguna demora y cualquier cantidad de oro o dólares en rures. La agencia, se llame como se llame, a la que la reforma confíe la realización de estas operaciones de intercambio necesita por razones técnicas una cierta pequeña reserva de oro o dólares. Pero su preocupación principal es, al menos en la primera etapa de su funcionamiento, cómo proporcionar los rures necesarios para el intercambio de oro o divisa extranjera frente a rures. Para permitir a la agencia realizar esta tarea, tiene que autorizársele emitir rures adicionales para una cobertura completa (al 100%) por oro o moneda extranjera comprada al público.

En este breve pasaje, Mises ofrece una propuesta que evita los problemas que explicamos en la sección anterior. No hay una selección arbitraria de un precio del oro: Mises deja eso al mercado.

Recordad que yo pensaba inicialmente que ligar el precio de mercado existente del oro podría llevar a problemas porque la demanda extra para adquirir oro por el banco central (o el tesoro público) causaría el aumento del precio relativo del oro. Sin embargo, bajo la propuesta de Mises el gobierno no está entrando en el mercado a comprar oro alejado de los demás. Más bien el gobierno inicialmente no realiza ningún esfuerzo para gana músculo con sus existencias de oro. Por el contrario, acepta pasivamente depósitos de oro de externos que desean obtener divisa recién emitida (a cambio de oro) al tipo oficial.

¿Pero qué pasa con el oro que respalda la divisa? La razón por la que yo pensaba que el banco central tenía que cambiar la composición de sus activos de bonos a oro era reasegurar a los inversores que se mantendría el nuevo tipo. Aquí Mises tiene también una respuesta elegante: desde el momento en que la nueva política entra en práctica, toda nueva emisión de divisa debe estar respaldada  al 100% por oro en poder de la autoridad monetaria.

Es verdad que la cantidad total de dinero no estará respaldada al 100% en las arcas públicas, pero sin embargo los inversores sabrían que desde la fecha de la reforma todas las adiciones estaban completamente respaldadas. Es una aproximación no arbitraria y sensata, que produce dos resultados deseables. Primero, el gobierno no tendría que absorber una gran parte de las existencias de oro del sector privado desde el principio. Segundo, como la cantidad de divisa nacional aumentaría con el tiempo, una fracción cada vez mayor de la divisa estaría respaldada por oro.

Conclusión

En lo que se refiere a las “segundas mejores” recomendaciones políticas en un mundo de intervención pública, nunca podemos encontrar la perfección (por definición). Pero si vamos a tener un gobierno que proporciona un monopolio de divisa nacional, la propuesta de Ludwig von Mises para un retorno a un patrón oro es teóricamente elegante y eminentemente práctica.


Publicado el 28 de julio de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.