Bienes, escasos y no escasos

,
1

Todo aquel que sea serio respecto de la ideas tiene ahora que ocuparse del tema de la “propiedad intelectual”, especialmente desde la llegada de los medios digitales y la guerra del estado contra las supuestas violaciones de los derechos intelectuales de otros. La situación al tiempo se ha convertido en muy esperanzadora, como más compartición de ideas que nunca en la historia, y en extremadamente triste, con el gobierno federal presionando a todo proveedor de servicios de Internet para que actúe como representante de una ley injusta, y retorciendo el brazo a los países en desarrollo para que adopten leyes draconianas de PI al estilo occidental.[1]

El debate, sin embargo, implica más que solo temas de PI. La discusión en torno a este tema ha aclarado más otros temas, como el carácter los bienes y la propiedad, la existencia y centralidad de los bienes no escasos en la vida económica y el papel del aprendizaje en la evolución de la sociedad. Esto explica en parte por qué el tema de la PI es tan candente: hace que revisemos temas fundamentales sobre propiedad, competencia y otras áreas que hemos dado por sentadas erróneamente. Lo que sigue es un resumen de algunas ideas fundamentales que hemos tratado muchos durante este verano.[2]

Escasez y bienes escasos

“¿Por qué son propiedad los bienes tangibles?” Es una cuestión esencial en Contra la propiedad Intelectual de Stephan Kinsella. La razón para la propiedad es que

puede haber conflictos sobre ellos por parte de diversos actores humanos. El muy posible conflicto sobre un recurso hace que este sea escaso, dando lugar a la necesidad de reglas éticas para regular su uso. Por tanto, la función social y ética fundamental de los derechos de propiedad es prevenir los conflictos interpersonales sobre recursos escasos.

A este respecto, podemos citar Theory of Socialism and Capitalism, de Hoppe, donde este escribe con singular claridad: “solo porque existe la escasez hay un problema a la hora de formular leyes morales; mientras los bienes sean superabundantes (bienes ‘gratuitos’), no es posible ningún conflicto sobre el uso de los bienes y no hace falta ninguna coordinación de acciones”.[3] La lógica de esta idea la toma Hoppe de Rothbard y el término “bienes gratuitos” lo toma de Mises.

Hoppe escribe:

Para desarrollar el concepto de propiedad, es necesario que los bienes sean escasos, de forma que puedan aparecer conflictos sobre el uso de estos bienes. La función de los derechos de propiedad es evitar esos posibles conflictos sobre el uso de recursos escasos, asignando derechos de propiedad exclusiva. Así que la propiedad es un concepto normativo: un concepto pensado para hacer posible una interacción libre de conflictos, estipulando reglas de conducta que obliguen mutuamente (normas) con respecto a los recursos escasos.[4]

Incluso en el caso del Jardín del Edén, donde la superabundancia significaría que todas las cosas que siempre quisimos estarían a nuestro alcance, Hoppe explica que seguiría habiendo una necesidad de derechos de propiedad. Esto pasa porque el propio cuerpo humano es escaso: las decisiones sobre quién y cómo lo puede usar excluyen necesariamente otras alternativas. No se puede al tiempo comer una manzana, fumar un cigarrillo, subirse a un árbol y construir una casa. Igualmente, como señala Hoppe

debido a la escasez de cuerpo y tiempo, incluso en el Jardín del edén habría que establecer regulaciones apropiadas. Sin ellas, y suponiendo ahora que exista más de una persona, que sus rangos de acción se superponen y que no hay una armonía y sincronización preestablecidas de intereses entre estas personas, los conflictos sobre el uso del propio cuerpo serían inevitable. Por ejemplo, yo podría querer usar mi cuerpo para disfrutar de beber una taza de té, mientras que algún otro podría intentar empezar un romance conmigo, impidiéndome así tomarme mi té y reduciendo también el tiempo restante para perseguir mis propios objetivos por medio de este cuerpo. Para evitar esos posibles conflictos, deben formularse normas de propiedad exclusiva. De hecho, mientras haya acción, hay una necesidad de establecer normas de propiedad.[5]

Un derecho de propiedad en el cuerpo escaso es una precondición para la acción incluso en caso de superabundancia. Hoppe llega a decir que el cuerpo es el “prototipo de un bien escaso”.  Aquí está de acuerdo con el maestro de Jefferson, el marqués Destutt de Tracy: “la propiedad existe en la naturaleza: pues es imposible que cada uno no fuera el propietario de su individualidad y de sus facultades”.[6]

Pero que quede claro qué no queremos decir  con el término escaso al aplicarlo a esta explicación. Algo puede tener un precio cero y seguir siendo escaso: un pastel de barro, una sopa con una mosca, una computadora  que no arranca. Mientras nadie quiera estas cosas, no son bienes económicos. Y aun así, en su naturaleza física, son escasos, porque si alguien los quisiera, y así se convertirían en bienes, podría haber discusiones acerca de su posesión y uso. Se asignarían por violencia o por intercambios de mercado basados en derechos de propiedad.

Tampoco la escasez se refiere necesariamente a si un ben escasea o abunda, ni a si hay solo unos pocos o hay muchos. Puede haber un solo “propietario” de un bien no escaso (un poema que acabo de pensar, que puedo compartir contigo sin que me lo quites) o mil millones de propietarios de bienes escasos (clips, que, a pesar de su ubicuidad, siguen siendo un bien económico).

Tampoco la escasez se refiere necesariamente solo a la tangibilidad, a la capacidad de manipular físicamente la cosa o a la capacidad de percibir algo con los sentido, el espacio aéreo y las ondas de radio[7] son bienes escasos intangibles y por tanto potencialmente susceptibles de propiedad y por tanto con precio, mientras que el fuego es un ejemplo de un bien tangible de oferta potencialmente ilimitada.

Por el contrario, el término escasez se refiere aquí a la posible existencia de conflicto sobre la posesión de una cosa finita. Significa que existe una condición de control discutible para algo que no puede poseerse simultáneamente: mi propiedad y control excluyen tu control.

Replicado y bienes no escasos

Por el contrario, hay bienes no escasos. Una descripción clásica de los mismos aparece en los Economic Principles de Frank Fetter:

Algunas cosas, incluso las que son indispensables para la existencia, pueden aun así, debido a su abundancia, dejar de ser objetos de deseo y elección. A esas cosas se las llama bienes gratuitos. Los bienes gratuitos son cosas que existen en extrema abundancia; esto es, en cantidades suficientes no solo para gratificar, sino también para satisfacer todos los deseos que puedan depender de ellos.[8]

Un ejemplo de un bienes necesariamente no escaso es una cosa que se demanda y que puede replicarse sin límite, de forma que puedo tener una y todos podemos tener una. Es una condición bajo la cual no puede haber discusión respecto de la propiedad. Como dice Hoppe, bajo estas condiciones, no habría ninguna necesidad de normas que gobernaran su propiedad y uso.

Este estatus no escaso podría aplicarse a muchas cosas, pero siempre se aplica a cosas no finitas, es decir, a bienes que pueden copiarse sin límite, sin que ninguna copia adicional haya desplazado a la copia previa y sin degradación en la calidad del bien copiado respecto del bien original.

El propio Jefferson hizo la exposición duradera que distingue claramente los dos tipos de bienes:

Si la naturaleza ha hecho a una cosa menos susceptible que todas las demás de propiedad exclusiva, es la acción del poder del pensamiento llamada idea, que un individuo puede poseer exclusivamente mientras se la guarde; pero en el momento en que se divulga, se convierte en posesión de todos y el receptor no puede desposeerse de ella. Su carácter peculiar incluye también que nadie posee menos porque todos los demás la posean en su totalidad. Quien recibe una idea de mí, recibe formación para sí mismo sin que yo pierda la mía; igual que quien enciende su candela con la mía recibe luz sin oscurecerme. El que las ideas deberían extender libremente de uno a otro por todo el planeta, para la instrucción moral y mutua del hombre y la mejora de su condición,  es algo que parece pensado peculiar y benévolamente por la naturaleza, cuando hizo que ellas, como el fuego, fueran expansibles a todo espacio, sin perder su densidad en ningún caso y como el aire que respiramos, en el que nos movemos y tenemos nuestro ser físico, incapaz de confinamiento o apropiación exclusiva. Por naturaleza, los inventos no pueden estar sujetos a propiedad.[9]

La idea no la engendra solo el pensamiento de la Ilustración. San Agustín también tomó nota de la peculiar cualidad de las palabras como bienes.

Las palabras que estoy pronunciando penetran en tus sentidos, de forma que cualquier oyente las tiene, aunque no las retienen para ningún otro. (…) No me preocupa que, al darlas todas a uno, se haya privado a los demás. Espero, por el contrario, que todos consumirán todo, de forma que, no negando ningún otro oído o mente, os lleváis todo para vosotros, pero dejando todo a todos los demás. Salvo por fallos individuales de memoria, todo el que vino a escuchar lo que digo puede llevárselo todo, cada uno en una forma distinta.[10]

Imaginaos si las descripciones de las ideas de Jefferson y San Agustín se aplicaran a cosas finitas. Supongamos que alguien posee una hogaza mágica. Podría dar una hogaza a un amigo y aparecería otra en su lugar, permitiéndole mantener su propia hogaza al mismo tiempo. El mismo acto de entregarla crearía una copia exacta de ella. Un vecino podría hacer lo mismo. Potencialmente, todos en el mundo podrían tener una hogaza idéntica, todas igual de deliciosas.

Esta hogaza mágica constituiría por tanto lo que se ha llamado tradicionalmente un bien gratuito o lo que ahora estamos llamando un bien no escaso, algo que puede poseerse hasta el infinito y por un número ilimitado de personas son desplazar o degradar el original. Con los bienes gratuitos, o no escaso, no hay conflicto sobre propiedad.

Podríais decir que tenéis un derecho de propiedad sobre la hogaza mágica, pero no tendría sentido porque cualquiera podría “tomarla” al replicarla. No puede poseerse en el sentido tradicional. Por supuesto, yo podría mantener mi hogaza mágica escondida y no dejar que nadie supiera nunca de ella. Pero eso no cambia nada cerca de sus propiedades mágicas. Sigue siendo un bien que puede copiarse sin límite. Y mi capacidad de mantener el secreto es un resultado de mi derecho de propiedad (mi capacidad de controlar) el recurso escaso que es mi cuerpo.

Bajo estas condiciones, el estatus de la hogaza como bien gratuito se debe a su replicabilidad. Si no pudiera replicarse, si desapareciera su magia, se convertiría en un bien escaso. Una vez se hiciera público, habría disputas sobre la propiedad de esa hogaza (si yo la tengo, tú no puedes tenerla).

Lo mismo pasa con todas las cosas: si hay una disputa de suma cero sobre su posesión, es algo escaso; si no tiene que haber rivalidad sobre su propiedad y su capacidad de copia y compartición es infinita, es algo no escaso.

¿Suena original? Con respecto a las hogazas, lo es. ¿Pero qué pasa si algo como el ejemplo de la hogaza mágica se convierte en real? Ayer podíamos replicar información con fotocopias e imprimir cualquier número de copias perfectas con una impresora láser y ahora podemos copiar documentos y ficheros digitalmente. ¿Qué pasa si las llamadas impresoras 3D se hacen populares? Son dispositivos que pueden fabricar diversos objetos materiales usando una “receta”. En principio, se podría ver una hogaza (o coche) que a uno le guste, encontrar o crear un diseño o receta y tener una copia impresa utilizando tu propia impresora 3D, energía y materias primas.

Solo podemos imaginarnos a la policía de la PI impidiendo a la gente usar sus impresoras 3D para fabricar herramientas y cosas útiles basadas en la idea de que hacerlo es de algún modo “robar” la propiedad de otros que sigue en sus hogares.

En todo caso, por ahora la nueva tecnología de copia e impresión en 3D está en su infancia. No para lo mismo con la información codificada digitalmente. Por ejemplo, pensad en un fichero en vuestro disco duro. Puede seleccionarse y enviarse por coreo electrónico. El fichero no desaparece. Una copia perfecta de ese fichero aparece en el correo de otro. Esa persona podría igualmente reenviar el fichero (una copia) a otra persona. Esto puede hacerse millones y billones de veces sin comprometer la integridad del primer fichero. En la práctica, este fichero es como la hogaza mágica, un bien no escaso. Si el fichero está en un servidor, puede ser accedido por miles de millones de personas, cada una de las cuales podría igualmente alojar el fichero, que s multiplica sin límites.

Consideremos el poder de este bien no escaso. Ese fichero podría contener una base de datos de todas las transacciones financieras del mundo del último mes. El registro de esas transacciones sería no escaso. El fichero podría contener imágenes de todas las pinturas de la National Gallery of Art. Estas imágenes serían no escasas. Podría contener vídeos de todas las lecciones universitarias impartidas en Estados Unidos el pasado semestre. De nuevo, no escasos.

Todo esto es posible y practicable. Los experimentamos cada día. Lo hacemos cada día. Todos los ficheros en la World Wide Web, salvo que hayan sido codificados para otra cosa, constituyen bienes gratuitos.

Parece claro que nos dirigimos hacia un mundo en el que tendremos que contar con la existencia de cifras masivas y crecientes de bienes que no son escasos, en el sentido de que son potencialmente replicables hasta el infinito. Estos bienes caen fuera de los confines estrictos necesarios para racionarlos. No tendría que haber conflicto y por tanto ninguna necesidad de derechos tradicionales de propiedad para ellos.

Bienes, escasos y no escasos

Una forma útil de entender esto es clasificar todos los bienes como finitos, y por tanto normalmente escasos, y no finitos, y por tanto naturalmente no escasos. Esta distinción aparece de vez en cuando en la historia del pensamiento.[11] Los derechosde propiedad son esenciales para los bienes escasos. Son estos bienes escasos los que sirven como medio para la acción, mientras que los bienes no escasos que pueden copiarse sin desplazar al original no son medios sino guías para la acción.[12]

Sería ridículo hablar de algún tipo de “propiedad social” sobre bienes escasos. Los bienes escasos solo pueden ser poseídos por una persona en cada momento. Es verdad que se pueden compartir, pero esto es solo un medio de asignar un  bien escaso que no cambia nada acerca de la naturaleza intrínseca del bien. Al final, todos los intentos de socializar bienes escasos llevan a la propiedad del estado y el conocido caos asociado con ella.

Pero volvamos a la hogaza, esta vez sin propiedades mágicas. ¿Qué pasa con la receta y las habilidades que la fabricaron? La receta y habilidades pueden ser copiadas por cualquiera. Cualquiera puede mirar y aprender. La receta puede compartirse hasta el infinito. Una vez la información sobre la receta y las técnicas de fabricación se comparten, son bienes gratuitos, bienes no escasos o bienes no finitos.

¿Algunos ejemplos más de esos bienes naturalmente no escasos? Un apersona puede compartir una idea y esta puede extender hasta el infinito, sin reducir ni degradar nunca la calidad de la original. El fuego puede considerarse otro ejemplo (como dijo Thomas Jefferson). Una cerilla puede encender un tronco sin que el fuego desaparezca de la cerilla. Los horarios con otro ejemplo: el profesor nos “pierde” su conocimiento cuando se los muestra a los estudiantes. También vale una imagen de cualquier cosa. Una persona puede mirar a otra y memorizar lo que ve, sin que nada tome o reemplace al original. Pasa lo mismo con una canción. Puede compartirse y replicarse sin límite. Yo puedo cantar una canción y tú puedes cantar la misma canción sin quitármela.

Estos bienes son todos no escasos y por tanto no requieren economización. Una vez existen, no tienen que tener precio. No hay “estructura de producción” asociada a su reproducción o asignación (por tanto no hay “estructura de producción” para la diseminación de ideas).

Es verdad, que los bienes no escasos pueden economizarse y por tanto comercializarse racionando los medios escasos de su distribución. Por ejemplo, a un profesor, cuyo tiempo y cuerpo son escasos, se le paga por compartir ideas no escasas. Es un servicio, pero una vez se comparten las ideas del profesor, entran en el ámbito de los bienes no escasos. Lo que se paga en realidad no son las ideas, sino la presentación, el tiempo requerido para compartir, los servicios laborales de la enseñanza, todo lo cual son bienes escasos.[13]

Lo mismo pasa con un libro o artículo. Lo que es escaso es el medio a través del cual se expresa la idea, por eso cuestan dinero los libros, los artículos y el acceso a Internet. Las ideas que incluyen, sin embargo, pueden copiarse sin límites.

No es un concepto que se aplique solo a los medios digitales. Es verdad independientemente de la tecnología afectada. Ya estemos hablando de un escribiente trabajando en vela en el siglo VIII o un escritor trabajando en un documento en la red en el siglo XXI, las ideas que incluyen las palabras y la imagen de las propias palabras son bienes no escasos, mientras que el medio a través del que se transmiten es escaso. El rango e importancia de los bienes no escasos se ha expandido enormemente por la existencia de medios digitales.

Respecto de si un bien es naturalmente escaso o no escaso, la prueba es aquí muy sencilla. Si el bien puede tomarse (compartirse) sin desplazar el original, siempre es no escaso. Si tomar el original significa que ya no exista en posesión del propietario o poseedor original, es un bien escaso. Todos los bienes caen en una u otra categoría. Todos los no bienes (cosas no deseadas, una categoría necesariamente contingente) pueden por supuesto ser clasificados de modo similar.

 

 

Escasos[14]

No escasos

Bienes Hogaza, fábrica, zapatos, gente, mesa Receta, idea, canción, imagen, habilidad, fuego
No bienes Tarta de barro, sopa envenenada, moco, animal atropellado Mala idea, sonido desagradable, texto sin sentido.

Al mismo tiempo, también es verdad que la mayoría de las cosas mezclas de bienes escasos y no escasos. Un libro es un texto no escaso que incluye ideas no escasas en un papel escaso y empleando espacio escaso en una estantería. Una llave que abre una puerta está hecha de metal escaso, pero funciona debido a la forma no escasa de la llave, una forma que puede copiarse infinitamente.

Un concierto de Lady Gaga es un cuerpo humano escaso, respaldado por instrumentos y micrófonos escasos produciendo una música, que inmediatamente se convierte en no escasa en ejecución y audición. Atarse el cordón del zapato emplea cordones escasos con manos escasas guiadas por habilidades y técnicas replicables (no escasas).

Replicación y civilización

Los bienes no escasos no necesitan la ayuda de los precios para racionar su disponibilidad. Son dones gratuitos que pueden compartirse por todo el mundo. ¿Cómo de importantes son estos bienes? Dado que incluyen toda información, arte, conocimiento y demás que puede poseerse y copiarse sin desplazamiento, son enormemente importantes. Sin estos dones, todo aprendizaje, imitación en cultura mundial se vendrían abajo.

No somos verdaderamente humanos sin ser parte de la civilización humana y no puede haber civilización y progreso sin la extensión y acumulación de conocimiento. Ser humano es ser parte de una sociedad que aprende, una sociedad que comunica, una sociedad que comparte información. La sociedad se basa en la emulación.

Visto así, la existencia de bienes no escasos es la base de todo progreso intelectual, el fundamento del progreso tecnológico y artístico, y por tanto un bien para la civilización. Está también en el núcleo de la empresa. Los empresarios logran el éxito imitando primero a quienes han tenido éxito. Su experiencia e ideas no escasas primero se copian y luego se mejoran, con el objetivo del beneficio. El ejemplo de éxito que siguen los empresario es él mismo un bien no escaso. Cualquiera con los medios para seguirlo es libre para copiar la idea de éxito y replicarla. El bien no escaso es el combustible del proceso competitivo.

Por el contrario, un bien escaso no puede compartirse sin límite. Necesariamente está poseído y controlado por solo una persona en cada momento; incluso el intento de compartir implica desplazamiento (mientras yo lo tengo, tú no). Adquirirlo requiere o bien ocupación de recursos sin dueño o robo, transformación o adquisición contractual (comercio) de recursos ya existentes.[15] El comercio es lo que da lugar al racionamiento y asignación por el sistema de precios.

Repetimos que sería absurdo hablar de socialismo en bienes escasos, porque es físicamente imposible imaginar dos propietarios simultáneos del mismo bien escaso.[16] Sin embargo es posible de hablar de algo parecido al “socialismo” para un bien que no es casos por su naturaleza, precisamente porque puede copiarse indefinidamente.

El bien no escaso es privado mientras no se revele: debe permanecer en secreto. Una vez se divulga el secreto, el bien se convierte en parte del común (o se comparte socialmente, si queréis decirlo así), porque todo el que lo encuentra puede usarlo. La tecnología ha trabajado para crear cada vez más bienes que e han convertido en parte de la categoría de no escasos y esto podría verse como una característica importante del desarrollo tecnológico de todos los tiempos.

Los austriacos, sobre los “bienes gratuitos”

Los austriacos siempre han reconocido, aunque a veces solo implícitamente, la existencia del bien no escaso, que es precisamente el bien en cuestión con respecto a la propiedad intelectual El libro de Menger de 1871, Principios de economía política, empieza con la definición de un bien que excluye la preocupación acerca de la escasez. Algo es un bien, en opinión de Menger, cuando es causalmente capaz de satisfacer una necesidad humana. Es una definición muy amplia.

Para que algo sea un bien, decía Menger, debe haber conocimiento humano de esta relación causa-efecto, junto con el control sobre la cosa de forma que la relación entre causa y efecto pueda apreciarse. Entre estos bienes incluye la benevolencia, las relaciones familiares, la amistad, el amor, los compañeros religiosos y científicos, todos los cuales entran en la clase de cosas que pueden replicarse sin desplazamiento. Solo más adelante en el primer capítulo, cuando explica el tema de la propiedad, introduce Menger la idea de escasez y por tanto la necesidad de economizar.

Ver a la propiedad como una subclase bajo la división más amplia de bienes implica la existencia delo que Ludwig von Mises llamaba un “bien gratuito”, algo que está “disponible en gran abundancia, que el hombre no necesita economizar”.[17] Mises dice que aunque “no sean el objeto de ninguna acción” son útiles e incluso esenciales para la producción.[18] Dando el ejemplo de una receta, escribe que estos bienes gratuitos, o bienes no escasos, rinden “servicios ilimitados”. Un bien gratuito “no pierde nada de su capacidad de producir por mucho que se use; su poder productivo es inagotable; por tanto no es un bien económico”.

Pero no es menos importante: “Estas ideas (la recetas, las fórmulas, las ideologías) son lo primario: transforman los factores originales (tanto humanos como no humanos) en medios”.[19] Las ideas y la información son bienes no escasos, pero sirven como guías para la acción  en el uso de bienes escasos, para transformar cosas escasas en el mundo para lograr el fin deseado del actor. Como escribió Mises: “La acción en una conducta con un fin. No es simplemente comportamiento, sino comportamiento engendrado por juicios de valor, buscando un fin definido y guiado por ideas respecto de la adecuación o inadecuación de medios concretos”.[20]

Murray Rothbard desarrollaba: “Hay otro tipo único de factor de producción que es indispensable en toda etapa de todo proceso de producción. Es la ‘idea tecnológica’”.[21] Rothbard apunta que una vez aparece una idea, ya no tiene que producirse. Es un “factor ilimitado de producción que nunca desparece ni necesita economizarse por acción humana”. Esto es precisamente lo que es un bien no finito no escaso: un factor ilimitado de producción.

Fetter también deja entrever que las ideas son bienes no escasos:

Sin embargo, la ganancia para el bienestar general solo puede producirse cuando las nuevas invenciones se encarnan realmente en máquinas. Una invención es solo una idea inmaterial y las máquinas en las que se incorporan las invenciones son riqueza que tiene un valor de capital. Además, solo puede conseguirse una ganancia cuando el uso de máquinas no es tan grande como para absorber la mayor parte de la ganancia en eficiencia. No todas las invenciones que ahorran trabajo requieren máquinas más complejas o costosas. Algunas son simplemente métodos mejores y no requieren más equipamiento o incluso requieren menos. Algunas de ellas son más sencillas o menos costosas que las formas que desplazan. Estas (salvo que se patenten) son bienes gratuitos, aumentando la eficiencia de la producción “sin dinero y sin precio”.[22]

Aunque Fetter asume la existencia de derechos de patente y no cuestiona su legitimidad, reconoce que los métodos (que son meras recetas, un tipo de información) son bienes no escasos (los llama “bienes gratuitos”) que están disponibles gratuitamente y aumentan la eficiencia y la productividad, es decir, salvo que se patenten, haciéndolos así artificialmente escasos.

Uno de los ensayos más largos y más investigadores obre este tema es de Eugen von Böhm-Bawerk, en su artículo “Whether Legal Rights and Relationships are Economic Goods”.[23] En este artículo, Böhm-Bawerk apunta a varias características de lascosas que las hacen bienes económicos, entre ellas la posesión física y el “poder de disposición y control”. La idea de escasez como una precondición para llamar a algo un “bien económico” se presume pero no se declara abiertamente. Sin embargo, Böhm-Bawerk añadía elementos críticos a la idea del bien, señalando que los servicios personales también deben incluirse en esta categoría. El que esos bienes lo sean verdaderamente no es algo propio del mismo servicio, sino que depende de la respuesta subjetiva a ese servicio, introduciendo así a la idea de un bien un componente subjetivo. Aquí Böhm-Bawerk observa agudamente la interrelación entre bienes materialmente escasos y subjetivamente no escasos:

Demos por sentado que el alma de poeta debe haber originado pensamiento y emoción y también que solo en otra alma y mediante poderes intelectuales pueden reproducirse esos pensamientos emociones, pero la vía de alma a alma lleva a través del mundo físico para una extensión del viaje y en esa extensión el elemento intelectual debe hacer uso del vehículo físico, por decirlo así, de las fuerzas o poderes de la naturaleza. El libro es ese vehículo material físico.[24]

Como señala Joseph Salerno: “Böhm-Bawerk empleaba el ejemplo de la producción y consumo de un poema para ilustrar que un bien está inextricablemente unido al proceso de satisfacción de deseos que atraviesa y enlaza los ámbitos objetivo y subjetivo”.[25]

Bienes escasos, bienes no escasos, progreso e intervención

¿Por qué importa todo esto? Es interesante a nivel teórico, pero también es críticamente importante como asunto práctico. La empresa en nuestros tiempos es cada vez más dependiente de una clara comprensión de la diferencia entre bienes escasos y no escasos. Por ejemplo, en la recesión actual el declive afecta a los bienes escasos y es el sector de los bienes escasos el que el gobierno está tratando de estimular. Pero el sector de los no escasos, que no está sujeto a la estructura de producción y por tanto es resistente a los efectos del ciclo económico, continúa prosperando y se ha visto incólume ante las maquinaciones de una mala política macroeconómica. (Pero se ha visto afectado por la regulación de la “propiedad intelectual”).

Instituciones como Google y el Instituto Mises han descubierto el secreto de regalar los bienes no escasos (servicios de búsqueda y libros digitales) y restringiendo las operaciones comerciales para asignar solo bienes escasos (servicios de profesores, libros físicos y espacio de publicidad en las pantallas).[26] Esta combinación de regalar el bien no escaso y vender el bien escaso ha permitido a ambas instituciones crecer mediante el servicio.

Pero esta distinción es también extraordinariamente útil para entender teoría económica. Aclara la necesidad absoluta de los derechos de propiedad y el libre movimiento de precios para todos los bienes escasos, exactamente como han dicho los economistas clásicos. También ilustra la necesidad de descontrolar completamente el acceso a los bienes no escasos y permitir que el proceso voluntario de aprendizaje y compartición siga su propio curso.[27] Los bienes no escasos son un gran regalo cortesía de la estructura de la realidad, un bien para la humanidad, un vasto tesoro de recursos: herramientas para hacer el mundo un lugar inexorablemente mejor.[28]

El no comprender la distinción entre bienes escasos e intrínsecamente no escasos podría asimismo ayudar a explicar la persistencia de la ideología socialista. Por ejemplo, una posible explicación del previsible impulso socialista de líderes religiosos, intelectuales y artistas es que su tarea principal consiste en la producción y distribución de bienes no escasos (salvación, ideas y arte) y que esto explica que la gente en estas profesiones no esté de acuerdo con la inexorable realidad de la escasez.

En resumen, el mundo nos ha dado dos tipos de bienes, un tipo de que requiere asignación mediante propiedad y precios y otro que puede copiarse hasta el infinito. En la producción y distribución de bienes escasos, no hay sustitutivo para el mercado. Y la idea de que el gobierno debería restringir en algún caso los bienes replicables no escasos o conceder protección a un solo productor monopolístico de bienes no escasos es contrario a la libertad, el avance material y la paz social.


[1] Ver Kinsella, “Stop the ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement)“, The Libertarian Standard (11 de abril de 2010).

[2] Para parte de estas discusiones, ver las líneas de comentarios en los siguientes artículos y posts de blog: “The Death Throes of Pro-IP Libertarianism” (actualmente con más de 500 comentarios, probablemente un récord para el Mises Blog); “Kinsella: Ideas are Free: The Case Against Intellectual Property: or, How Libertarians Went Wrong“; “The L. Neil Smith–FreeTalkLive Copyright Dispute”; “Replies to Neil Schulman and Neil Smith re IP)“; “Leveraging IP“; “The Creator-Endorsed Mark as an Alternative to Copyright“; “Locke, Smith, Marx and the Labor Theory of Value“.

[3] Hoppe, Theory of Socialism and Capitalism, p. 158, n. 120.

[4] Theory of Socialism and Capitalism, p. 18.

[5] Ibíd., p. 20-21. “Esta ‘propiedad’ del propio cuerpo implica un derecho a invitar a (acordar con) otra persona a hacer algo con el propio cuerpo: mi derecho a hacer lo que quiera con mi cuerpo, por tanto, incluye el derecho a pedir y dejar que otro use mi cuerpo, lo ame, lo examine, inyecte medicinas o drogas en él, cambie su apariencia física e incluso lo golpee, dañe o mate, si eso es lo que quiero y ha acordado” (p. 22).

[6] Tratado de economía política, escrito en 1801, traducido al inglés por Thomas Jefferson y reimpreso por el Instituto Mises como A Treatise on Political Economy, p. 125. Para un desarrollo de las opiniones de Hoppe sobre la propiedad del cuerpo, ver Kinsella, “How We Come To Own Ourselves“, Mises Daily (7 de septiembre de 2006), citando los comentarios de Hoppe de 1985:

La respuesta a la pregunta de qué hace ‘mío’ mi cuerpo es el hecho evidente de que esto no es una mera afirmación, sino que, como puede ver cualquiera, es realmente así. ¿Por qué decimos ‘este es mi cuerpo’? Para esto hay un doble requisito. Por un lado el cuerpo al que llamo ‘mío’ debe expresar u ‘objetificar’ realmente (de una forma discernibles intersubjetivamente) mi voluntad. Probar esto, en lo que se refiere a mi cuerpo, es algo bastante fácil: Cuando anuncio que voy a levantar ahora el brazo, girar mi cabeza, relajarme en mi sofá (o cualquier otra cosa) y estos anuncios se convierten luego en realidad (se cumplen). Esto demuestra que el cuerpo que hace esto se ha visto realmente apropiado por mi voluntad. Si, por el contrario, mis anuncios no muestran ninguna relación sistemática con el comportamiento real de mi cuerpo, entonces la proposición ‘este es mi cuerpo’ tendría que considerarse una afirmación vacua, objetivamente sin fundamento; e igualmente esta proposición se rechazaría como incorrecta si tras mi anuncio no se alzara mi brazo, sino siempre el de Müller, Meier o Schulze (en cuyo caso, cualquiera se inclinaría por considerar ‘mío’ el cuerpo de Müller, Meier o Schulze). Por otro lado, aparte de demostrar que mi voluntad se ha ‘objetificado’ en el cuerpo llamado ‘mío’, debe demostrarse que mi apropiación tiene prioridad, en comparación con la posible apropiación del mismo cuerpo por otra persona.

En lo que respecta a los cuerpos, también es fácil probar esto. Lo demostramos probando que está bajo mi control directo, mientras que cualquier otra persona puede objetificarse (expresarse) en mi cuerpo solo indirectamente, es decir por medio de sus propios cuerpos y el control directo debe evidentemente tener una prioridad (precedencia) lógico-temporal respecto del control indirecto. Esto último simplemente se deduce del hecho de que cualquier control indirecto de un bien por una persona presupone el control directo de esta persona con respecto a su propio cuerpo; así que, para que un bien escaso sea apropiado justificablemente, la apropiación del cuerpo ‘poseído’ y directamente controlado debe estar ya presupuesta como justificada. Se esto se deduce por tanto: Si la justicia de una apropiación por medio de control directo debe presuponerse por cualquier apropiación indirecta de un alcance más largo y si solo tengo control directo de mi cuerpo, entonces nadie excepto yo puede nunca poseer justificadamente mi cuerpo (o dicho de otra manera, entonces la propiedad de/en mi cuerpo no puede transferirse a otra persona) y todo intento de un control indirecto de mi cuerpo por otra persona, debe considerarse como injusto(injustificado), salvo que yo la haya aceptado explícitamente.

[7] Ver B.K. Marcus, “The Spectrum Should Be Private Property: The Economics, History, and Future of Wireless Technology“, Mises Daily (29 de octubre de 2004); Kinsella, “Why Airwaves (Electromagnetic Spectra) Are (Arguably) Property“, Mises Blog (9 de agosto de 2009).

[8] NY: The Century Co., 1915, p. 23.

[9] Thomas Jefferson a Isaac McPherson, 13 de agosto de 1813, Writings 13: pp. 333-335.

[10] St. Augustine, Garry Wills, Viking 1999, p. 145.

[11] Un ejemplo es Armen Alchian y William Allen en su libro Exchange and Production. “Un bien es algo que cualquiera quiere. Cualquier cosa es un bien  si lo quiere al menos una persona. Hay dos clases de bienes: 1) bienes gratuitos y 2) bienes económicos o escasos. Belmont: California, Wadsworth, 1977, p. 24.

[12] Ver Kinsella, “Intellectual Property and the Structure of Human Action“, Mises Economics Blog (5 de enero de 2010); ídem, “The Death Throes of Pro-IP Libertarianism“, Mises Daily (28 de Julio de 2010), tres últimos párrafos.

[13] Para una explicación de la clasificación apropiada de contratos para la “venta” de servicios laborales, ver Kinsella, “A Libertarian Theory of Contract: Title Transfer, Binding Promises, and Inalienability“, Journal of Libertarian Studies 17, nº 2 (Primavera de 2003), en pp. 24-26.

[14] La matriz se presenta solo como herramienta para un experimento mental: si algo es un no bien (necesariamente una idea subjetiva), también es por definición no escaso, ya que toda demanda (inexistente) por ello está satisfecha. Sin embargo, la tipología mostrada en la matriz ayuda a categorizar los atributos de bienes explicados en este artículo.

[15] Como ha explicado Hoppe, “Se puede adquirir y aumentar la riqueza ya sea mediante ocupación, producción e intercambio contractual o expropiando y explotando a ocupadores, productores o intercambiadores contractuales. No hay otras formas”. Citado en Kinsella, Intellectual Property and Libertarianism, Mises Daily (17 de noviembre de 2009). Pero la producción presupone que el productor ya posee la propiedad que transforma en algo más deseable y útil. Las únicas formas de adquirir un recurso escaso concreto es ocuparlo, adquirirlo contractualmente o robarlo. (También se puede transformar propiedad ya poseída en una configuración deseada).

[16] Como señala Hoppe: “Dos individuos no pueden ser el propietario exclusivo de una y la misma cosael mismo tiempo”. Hoppe, “How is Fiat Money Possible? — or, The Devolution of Money and Credit“, Review of Austrian Economics 7, nº 2 (1994), p. 67. Ver también Hans-Hermann Hoppe, Jörg Guido Hülsmann y Walter Block, “Against Fiduciary Media“, Quarterly Journal of Austrian Economics 1, nº 1 (1998), n.5: “Ni siquiera los socios pueden poseer simultáneamente la misma cosa. A y B pueden tener cada uno la mitad de un hogar o la mitad de las participaciones en él, pero cada uno posee un 50% distinto. Es tan lógicamente imposible para ellos poseer la misma mitad como para dos personas ocupar el mismo espacio. Sí, A y B pueden estar ambos en Nueva York, pero solo en distintos lugares de él”.

[17] Human Action, p. 93. [La acción humana]

[18] Ibíd., p. 128.

[19] Ibíd., p. 142.

[20] Ultimate Foundation of Economic Science, p. 34 (cursivas añadidas). Ver también Guido Hülsmann, “Knowledge, Judgment, and the Use of Property“, Review of Austrian Econonomics 10 nº 1 (1997), p. 44.

[21] Man, Economy and State, p. 75. [El hombre, la economía y el estado]

[22] Fetter, p. 465.

[23] Eugen von Böhm-Bawerk, “Whether Legal Rights and Relationships are Economic Goods”, trad. George D. Huncke, in Shorter Classics of Eugen von Böhm-Bawerk (South Holland, Ill.: Libertarian Press, [1881] 1962), explicado en Gael J. Campan, “Does Justice Qualify as an Economic Good?: A Böhm-Bawerkian Perspective“, The Quarterly Journal of Austrian Economics 2, nº 1 (Primavera de 1999).

[24] Böhm-Bawerk, “Whether Legal Rights and Relationships Are Economic Goods”, pp. 25-138.

[25] Joseph Salerno, “Böhm-Bawerk’s Vision of the Capitalist Economic Process: Intellectual Influences and Conceptual Foundations”, New Perspectives on Political Economy, Volumen 4, Número 2, 2008, pp. 87-112.

[26] Ver Doug French, “La revolución intelectual está en marcha“, Mises Daily (11 de septiembre de 2009); Jeff Tucker, “A Theory of Open“, Mises Blog (7 de enero de 2010)  y “up with iTunes U”, Mises Blog (29 de enero de 2010) y Gary North, “A Free Week-Long Economics Seminar“, LewRockwell.com (24 de julio de 2010).

[27] La distinción entre bienes escasos y no escasos es crucial. Un ejemplo señalado de la importancia de hacer distinciones cuidadosas en conceptos económicos fundamentales es la aclaración de Menger de la teoría del precio y el valor, que tiene implicaciones profundas con respecto a otros aspectos de la economía. Como explica el profesor Salerno:

Las intenciones de Menger eran reconstruir la economía clásica sobre fundamentos más firmes basándose en la teoría de la oferta y demanda del precio y la teoría del cálculo económico en las decisiones y acciones de los consumidores y reparar su superestructura y resolviendo el distanciamiento entre la teoría del precio y la teoría de la distribución. Menger proclamaba abiertamente su intención de unificar todas las ramas de la economía bajo una teoría de os precios reconstruida en su Prólogo de los Principios, escribiendo: “He dedicado especial atención a la investigación de las conexiones causales entre fenómenos económicos, no solo con el propósito de establecer una teoría de precios basada en la realidad y poniendo todos los fenómenos de los precios (incluyendo interés, salarios, renta de la tierra, etc.) juntos bajo un punto de vista unificado, sino también debido a las ideas importantes que conseguimos así de muchos otros procesos económicos hasta ahora completamente incomprendidos”. (cursivas añadidas por los presentes autores)

Joseph T. Salerno, “Carl Menger: The founding of the Austrian School”, en Randall T. Holcombe, 15 Great Austrian Economists (Auburn, Alabama: Mises Institute, 1999), en p. 80.

[28] Para un desarrollo, ver los últimos tres párrafos de Kinsella, “The Death Throes of Pro-IP Libertarianism“.


Publicado el 25 de agosto de 2010. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email