Cómo la inflación ayuda a mantener arriba a los ricos y abajo a los pobres

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[Una selección de Deflation and Liberty]

La producción de dinero en una sociedad libre es un asunto de libre asociación. Todos, desde los mineros a los propietarios de minas, a los acuñadores y los clientes que compran las monedas acuñadas, todos se benefician de la producción de dinero. Ninguno de ellos viola los derechos de propiedad de ningún otro, porque todos son libres de entrar en los negocios de la minería y la acuñación y nadie está obligado a comprar el producto.

Las cosas son completamente distintas cuando miramos a la producción de dinero en regímenes intervencionistas, que han prevalecido en Occidente durante la mayor parte de los pasados 150 años. Aquí tenemos que mencionar en particular dos formas institucionales de intervencionismo monetario: banca (fraudulenta) de reserva fraccionaria y dinero fiduciario. La característica común de ambas instituciones es que violan el principio de libre asociación. Permiten a los productores de papel moneda y de títulos monetarios expandir su producción mediante la violación de los derechos de propiedad de otros.

La banca es fraudulenta siempre que los banqueros venden sustitutivos del dinero sin cobertura o parcialmente cubiertos que presentan como títulos monetarios completamente cubiertos. Estos banqueros venden más sustitutivos del dinero de los que podrían haber vendido si se hubieran preocupado de tener una reserva del 100% para cada sustitutivo que emitieron.

El productor de dinero fiduciario (hoy normalmente papel moneda) vende un producto que no puede soportar la competencia de dineros de mercado libre, como las monedas de oro y plata, y que los participantes solo usan porque el eso de todas las demás monedas está severamente restringido o incluso prohibido. El ejemplo más elocuente de este hecho es que el papel moneda en todos los países ha estado protegido mediante leyes de curso legal. El papel moneda es propiamente dinero fiduciario, no puede prosperar si no es impuesto por el estado.

En ambos casos, la producción de dinero es excesiva, porque ya no está limitada por la asociación informada y voluntaria de la gente que lo compra. En un mercado libre, el papel moneda no podría soportar la competencia de las muy superiores monedas metálicas. La producción de cualquier cantidad de papel dinero es por tanto excesiva bajo los estándares de una sociedad libre. Igualmente, la banca de reserva fraccionaria produce cantidades excesivas de sustitutivos del dinero, al menos en esos casos en que no se informa a los clientes que se les están ofreciendo depósitos bancarios de reserva fraccionaria, en lugar de títulos monetarios genuinos.

Esta excesiva producción de dinero y títulos monetarios es inflación según la definición de Rothbard. Que hemos adaptado en el presente estudio al caso del papel moneda. La inflación es una redistribución injustificable de rentas a favor de quienes reciben primero el nuevo dinero y los títulos monetarios y en perjuicio de quienes lo reciben los últimos. En la práctica, la redistribución siempre funciona a favor de los propios productores del dinero fiduciario (a quienes les llamamos equivocadamente bancos centrales) y a sus socios en el sector bancario y en la bolsa. Y por supuesto la inflación funciona a favor de los gobiernos y sus aliados cercanos en el mundo de los negocios. La inflación es el vehículo a través del cual se enriquecen injustificadamente estas personas y grupos, a costa de la ciudadanía en general. Si hay alguna verdad en la caricatura socialista del capitalismo (un sistema económico que explota a los pobres en beneficio de los ricos) esta caricatura resulta verdad para un sistema capitalista estrangulado por la inflación. El incesante flujo de entrada de papel moneda hace a los ricos poderosos más ricos y poderosos de lo que serían si dependieran exclusivamente del apoyo voluntario de sus conciudadanos. Y como blinda al establishment político y económico del país frente a la competencia que emana del resto de la sociedad, la inflación frena la movilidad social. Los ricos siguen siendo ricos (más tiempo) y los pobres se mantiene pobres (más tiempos de lo que estarían en una sociedad libre.

El famoso economista Josef Schumpeter  presentó una vez a la inflación como precursora de la innovación. Tal y como lo veía, las emisiones inflacionistas de billetes servirían para financiar empresas de emprendedores que tuvieran buenas ideas pero les faltara capital. Ahora bien, incluso si nos abstraemos del cuestionable carácter ético de esta propuesta, que se reduce a subvencionar a cualquier que se proclame innovador a costa involuntaria de todos los demás miembros de la sociedad, debemos decir que, a la vista de experiencia práctica, la idea de Schumpeter es una ilusión. La expansión del crédito financiada mediante impresión de dinero es en la práctica lo opuesto a una forma de combatir el establishment económico. Es el medio preferido de supervivencia para un establishment que no puede soportar, o no puede sorportar más, la competencia de sus competidores.

No sería cruel caracterizar a la inflación como una estafa a gran escala a favor de los pocos bien conectados políticamente y en detrimento de las masas políticamente desposeídas. Siempre va de la mano de la concentración de poder político en manos de quienes se ven privilegiados para poseer una licencia bancaria y quienes controlan la producción del monopolio de papel moneda. Promueve deudas eternas, pone a la sociedad a merced de autoridades monetarias, como los bancos centrales y en esa medida conlleva una corrupción moral de la sociedad.


Publicado el 31 de mayo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.