El último informe de PIB indica una ralentización en la actividad económica general en el primer trimestre de 2014. Los apologistas de la administración Obama atribuyen la reciente ralentización a un tiempo invernal inusual. Algunos incluso han sugerido que la ralentización del primer trimestre crea el escenario para un rápido crecimiento económico para el resto de este año: hay demanda reprimida y una productividad potencial sin explotar, afirman. La movilización de los recursos desempleados y la satisfacción de demandas insatisfechas podrían, en el resto de 2014, traducirse en una tasa de crecimiento anual de PIB más rápida, tal vez del 3,5%. Los defectos de esta argumentación deberían ser evidentes. Se puede argumentar igual de fácilmente que la muy superior ralentización de 2008 creó el escenario para el rápido crecimiento en los años 2009-2013. La crisis de 2008 nos dejó con mucha más demanda reprimida y productividad sin explotar. Pero la recuperación que empezó en 2009 casi se estancó en 2010 y ha sido extraordinariamente lenta. ¿Por qué ha sido la recuperación tan lentísima?
Los hechos de nuestras recientes experiencias con el duro invierno no dejan de tener precedentes o de ser imaginables. Ha habido antes inviernos duros sin ralentizaciones económicas. Lo que es más importante, los funcionarios han forzado al límite las políticas keynesianas. En años recientes la autoridades federales han implantado alguna de las políticas fiscales y monetarias más agresivas dela historia de EEUU. El presidente Obama va camino de doblar la deuda nacional. La Ley de Recuperación y Reinversión de Obama pretendía estimular la economía con un gasto masivo en déficit. El gobierno de EEUU acumuló 1,4 billones de deuda extra solo en 2009. El Consejo de Asesores Económicos predijo que la Ley de Recuperación y Reinversión aumentaría el crecimiento económico hasta el 3,8%. La Reserva Federal también ha llevado a cabo su programa de flexibilización cuantitativa, un aumento histórico en las reservas bancarias.
Los resultados reales de la Ley de Recuperación y Reinversión y de la flexibilización cuantitativa se quedaron muy lejos de las expectativas. El crecimiento económico de EEUU ha sido anémico y el desempleo se ha mantenido a niveles altos. Los funcionarios federales generaron déficits anuales de más de un billón de dólares varios años seguidos y aun así el crecimiento económico medido permaneció inusualmente lento. El ritmo de la recuperación disminuyó al 2,1% en 2010 y ha mantenido un ritmo lento desde entonces.
Dada la enorme cantidad de trabajadores desempleados y el crecimiento en el tamaño de la población en edad laboral había (y hay) potencial para un rápido crecimiento económico. Tasas de crecimiento del 4% o incluso del 5% no son en absoluto irreales, dada la cantidad de personas desempleadas.
Siempre es posible preparar una excusa para malos resultados políticos. Algunos han sugerido antes que la recuperación de una gran crisis debe ser lenta. La idea de que una recuperación de una gran crisis financiera debe ser lenta es superficialmente razonable y esta excusa se repite a menudo. El presidente Obama dijo esto: “La sencilla verdad es que llevó años cavar este agujero; va a tomar más tiempo del que nos gustaría a todos escalar hasta salir de él” (9 de julio de 2010 en UNLV). Ahora hay que echar la culpa al tiempo. ¿Qué dice la historia acerca de recuperaciones económicas?
Ha habido diez recuperaciones económicas desde la Segunda Guerra Mundial. De estas diez recuperaciones, la de 1982 fue la segunda más rápida y la segunda expansión más larga. La recuperación de 2009 es la más lenta. Son hechos interesantes. La recuperación de 1982 se asocia con una grave crisis bancaria y financiera. Las tasas de inflación llegaron a dobles dígitos. Durante la década de 1970, la Reserva Federal siguió una política keynesiana de flexibilización cuantitativa como medio de “estimular la economía”. Durante la década de 1980, la Fed abandonó la política keynesiana a favor de la inflexibilidad cuantitativa, tipos de interés más altos y menor crecimiento de la oferta monetaria. Se necesitaba la rigidez de la Reserva Federal para controlar la creciente inflación y a esto le siguió una fuerte recuperación. La recuperación de 1982 también empezó con una congelación en el empleo federal y menores déficits federales que en años recientes.
El historial de los últimos seis años está claro. La flexibilización cuantitativa del presidente de la Fed, Ben Bernanke, no ha conseguido producir una recuperación económica fuerte a corto plazo. Esta política que puesto los cimientos para una ola de inflación a más largo plazo.
El desempleo durante las recuperaciones
Las recuperaciones económicas fuertes se traducen directamente en reducciones rápidos del desempleo. Las estadísticas de desempleo tras cada recesión están claras. La siguiente tabla muestra la tasa mensual de disminución en las tasas de desempleo y la tasa real de desempleo entre paréntesis. La disminución más rápida del desempleo siguió a la recesión de 1948, una tasa mensual del 0,3% durante un año. La expansión más larga empezó en 1992. La expansión de 1992 llegó a un punto mínimo en el desempleo después de 92 meses.
La tasa oficial de desempleo fue más alta durante la recesión de 1981 que durante la recesión de 2008, ¿pero qué pasó después? Las tasas de desempleo cayeron más rápidamente en la década de 1980 que en cualquier otra recuperación de posguerra. Los altos tipos de interés en la década de 1980 pusieron a las cajas de ahorro en una mal situación financiera: pagando tipos altos a ahorros a corto plazo mientras recibían tipos bajos en las hipotecas a largo plazo. Los bancos también cargaban con niveles altos de impago en préstamos. La crisis de las cajas de ahorro duró cerca de diez años, durante los cuales quebraron la mitad de ellas.
La idea de que a un crash grave puede seguirle un crecimiento rápido puede ser verdad, pero no siempre tiene que serlo. Los defensores de las políticas de Obama han pasado de argumentar que la recuperación de una crisis debe ser lenta a la idea de que una caída en el PIB crea el escenario para una rápida expansión. El cambio en su razonamiento se basa una sofística conveniencia política y retórica, en lugar de en un pensamiento racional. Dada la gran cantidad de trabajadores desempleados y desalentados y la baja utilización de capacidad de capital, podría haber habido una recuperación más rápida. Las políticas keynesianas han fracasado; el hecho de que un invierno peor de lo habitual coincidiera con la última decepción no cambia este hecho. ¿Cuáles son las consecuencias de las políticas fallidas de Obama, Bernanke y los keynesianos?
La situación del desempleo y la riqueza
Informes recientes indican que la mayoría de las ganancias financieras de años recientes han ido a estadounidenses de rentas altas. Este dato es correcto pero relativamente poco importante. No hay nada propiamente malo en que la gente rica se haga más rica. La situación del desempleo es más seria. ¿Cuál es la tasa de desempleo entre los estadounidenses de rentas más bajas? Las rentas en EEUU se correlacionan con la educación. Quienes abandonan en el instituto tienen las rentas más bajas y los graduados en secundaria tienen las segundas rentas más bajas de media.
La situación de desempleo de los que abandonan en el instituto es siempre relativamente alta, pero ha sido especialmente mala en años recientes.
Merece la pena advertir que las tasas de desempleo entre los que abandonan en el instituto fueron mejores durante la crisis de las cajas de ahorro. Las crisis de inflación y de las cajas de ahorro no llevaron a los desastrosos resultados que hemos visto en años recientes. A los graduados en el instituto les ha ido mejor que a los que lo abandonaron en años recientes. Sin embargo las tasas de desempleo sí cayeron a un dígito a finales de la década de 1980.
Son hechos importantes. La falta de empleos ha dejado a familias de rentas más bajas con menos renta y una posición que empeora en términos de su riqueza familiar. Incluso un keynesiano debería ser capaz de admitir que el fracaso del estímulo fiscal y la flexibilización cuantitativa han empeorado las cosas para estadounidenses en familias con rentas bajas (entre otros). La segunda recuperación más fuerte tuvo lugar justo después de una crisis de inflación y durante una crisis de quiebras bancarias y durante un inusual esfuerzo de la Fed por luchar contra la inflación. La recuperación más débil tuvo lugar durante las utilizaciones más agresivas de políticas fiscales y monetarias en la historia de EEUU y el fracaso de esta política ha golpeado más duro a los estadounidenses con rentas más bajas.
La flexibilización cuantitativa y el estímulo fiscal son políticas fracasadas. Estas políticas han fracasado incuestionablemente en producir una rápida recuperación durante los cinco años pasados. Estas políticas probablemente hayan en realidad impedido una recuperación económica más rápida. La flexibilización cuantitativa y el estímulo fiscal han fracasado en llevar a niveles más cercanos a los “normales” las inusualmente altas tasas de desempleo entre los estadounidenses con menos formación.
Las políticas de flexibilización cuantitativa y estímulo fiscal derivan de las falsas creencias de que la prosperidad real puede lograrse simplemente aumentando las cantidades de dinero y deuda. La idea de que podemos lograr prosperidad real simplemente creando más dinero y deuda equivale a creer en magia. Adam Smith y David Hume nos enseñaron que la prosperidad requiere recursos reales, trabajo y capital. Ludwig von Mises y Friedrich Hayek fueron más allá enseñándonos a todos la importancia de los usos bien coordinados y efectivos en costes del trabajo y el capital. Los funcionarios de la Fed deberían renunciar a tratar de crear riqueza real creando dinero. Por desgracia, la nueva presidenta de la Fed, Janet Yellen, tiene una fuerte fe en la magia keynesiana de crear riqueza real de riqueza monetaria. Yellen y Obama deberían descartar sus falsas y desacreditadas creencias monetarias. Más aún, los estadounidenses podrían dejar de esperar a que los funcionarios admitan su propio fracaso y presionar por una política de laissez-faire más racional y fiable.
Publicado el 10 de junio de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.