Todo el que quiera recortar el gobierno en tamaño y ámbito debería estar preocupado y frustrado con las políticas del presidente George Bush y el Congreso controlado por los republicanos. El gasto público ha aumentado enormemente y el presupuesto federal se ha hundido aún más en el déficit.
Proteccionismo, regulación y poder del gobierno están aumentando y estamos en guerra o en conflicto con un número récord de países en todo el mundo. La Reserva Federal, controlada por los republicanos, ha llevado los tipos de interés por debajo del 1% mientras trata frenéticamente de inundar la economía con dinero y crédito.
Incluso el economista ortodoxo Jeffrey Frankel ha señalado recientemente (en la Milken Institute Review) que “los republicanos se han convertido en el partido de la irresponsabilidad fiscal, la restricción comercial, el gran gobierno y el suspenso en microeconomía”.
Sin embargo no ha habido un repentino cambio radical en los programas del partido y la descontrolada irresponsabilidad fiscal de los republicanos no es un misterio: simplemente están volviendo a sus raíces históricas. El Partido Republicano se creó como un partido de gran gobierno e intervención económica. Su reputación como partido del gobierno limitado es de cosecha reciente y se basa en unos fundamentos débiles.
El Partido Republicano que apareció en la década de 1850 era una amalgama de influencias históricas, terceros y grupos de intereses. Un grupo que entró en el Partido Republicano fue el Partido de la Tierra Libre, cuyo programa principal era territorio gratuito y subvenciones para los granjeros. Por el contrario, la mayoría de los demócratas defendían la venta de terrenos públicos para financiar gastos públicos, mantener bajos los aranceles e impedir el gasto en déficit.
También se unieron al Partido Republicano en la década de 1850 los seguidores del Partido Know Nothing [Literalmente: “saber nada”]. A estos les preocupaban principalmente los inmigrantes que llegaban al país, compitiendo contra la mano de obra y rebajando los salarios. Estaban a favor de una inmigración restrictiva y aranceles proteccionistas para mantener altos los salarios, mientras que los demócratas apoyaban tanto la inmigración como el libre comercio.
El Partido Whig formaba el núcleo del Partido republicano con su programa económico consistente en proteccionismo para la industria, una banca y moneda nacionales y gran deuda nacional y un mayor gobierno federal dedicado a extensas obras públicas.
También se unieron a las filas republicanas los prohibicionistas y abolicionistas. Los miembros del Partido Republicano compartían en general una oposición a la esclavitud y defendían políticas de contención y colonización.
El ambicioso programa económico del Partido Republicano tenía sus raíces en las propuestas económicas del icono federalista Alexander Hamilton y el líder whig Henry Clay. Defendían aranceles proteccionistas para la industria, un banco nacional y muchas obras y patrocinios públicos. El frenesí de nuevas leyes, regulaciones y burocracias creadas por Lincoln y el Partido Republicano durante el principio de la década de 1860, presagiaron en “New Deal” de Franklin Roosevelt por el volumen, ámbito y dudosa constitucionalidad de su producción legislativa.
El New Deal de Lincoln
- Arancel Morrill (1861)
- Primer Impuesto de la renta (1861)
- Expansión del Servicio Postal(1861)
- Ley de Ocupación de Tierras (1862)
- Ley de Concesión de Terrenos a Universidades Morrill (1862)
- Departamento de Agricultura (1862)
- Oficina de Imprenta y Grabado (1862)
- Concesiones de Tierras al Ferrocarril Transcontinental (1862, 1863, 1864)
- Leyes de Banca Nacional (1863, 1864, 865, 1866)
- Interventor de la Divisa (1863)
- Academia Nacional de Ciencias (1863)
- Envío gratuito de correo urbano (1863)
- Concesión de tierras de la reserva natural pública de Yosemite (1864)
- Ley de Contratos Laborales (1864)
- Oficina de Inmigración (1864)
- Servicio postal ferroviario (1864)
- Sistema de orden monetario (1864)
Fuente: Daniel J. Elazar, “Comment” en Economic Change in the Civil War Era, Editado por David T. Gilchrist y W. David Lewis (Greenville, DE: Eleutherian Mills-Hagley Foundation, 1965), 98-99.
De hecho, la expresión “New Deal” se acuñó realmente en marzo de 1865 por parte de un editor de periódico en Raleigh, Carolina del Norte, para describir a Lincoln y el programa del Partido Republicano. La expansión masiva del gobierno federal de Lincoln en la economía llevó a Daniel Elazar a afirmar: “se podría calificar a la presidencia de Lincoln como el “New Deal” de la década de 1860”.[1] Los republicanos establecieron un gobierno federal más grande, más poderoso y más destructivo en la década de 1860, igual que están haciendo hoy Bush y el Congreso republicano.
De hecho, los republicanos modernos son casi una imagen reflejada del partido original. El proteccionismo era una alta prioridad en el primer Partido Republicano. Rápidamente aprobaron el Arancel Morrill, que aumentaba la tasa del arancel a niveles extremadamente altos y su extremismo proteccionista continuó a lo largo de la era de dominio republicano.
En realidad hay poco debate respecto de que estos republicanos fueron los principales defensores del proteccionismo, particularmente en los sectores textil y del acero. Los republicanos modernos, de Reagan a Bush II, no han proporcionado proteccionismo para varias sectores favorecidos, incluyendo el acero, así como el “comercio dirigido” de la NAFTA y la WTO.
En el área del gasto en déficit y la deuda nacional, los primeros republicanos, como sus equivalentes actuales, generaron grandes déficits y deuda nacional. Los demócratas anteriores a la Guerra de Secesión habían trabajado eficazmente para eliminar la deuda nacional y cerrar los bancos nacionales.
Los republicanos modernos han creado una pila de deuda sin precedentes. El crecimiento de la deuda nacional realmente empezó a despegar cuando Reagan fue elegido en 1980 y continuó disparándose a lo largo de su segundo mandato y el de George Bush, Sr. Cuando fue elegido Clinton, en 1992, el ritmo de crecimiento de la deuda nacional empezó a disminuir y casi se detuvo cuando George Bush, Jr. fue elegido en 2000. Desde entonces, la deuda nacional se ha disparado.
En años recientes, los republicanos han sido terribles en el área de la política monetaria, pero eso también una larga tradición en el Partido Republicano. En sus primeros años, nacionalizaron el dinero y la banca, una política que ayudó a los bancos de las grandes ciudades a costa del ciudadano común, particularmente en el sur y el oeste.
Como señalaba Robert Sharkey:
Al ir tomando forma el Sistema Bancario Nacional tras la guerra, era evidente que el ingenio humano tendría problemas para idear una maquinaria más perfecta para la explotación de clase y sección: Los acreedores finalmente ganaban la mano a los deudores y el este desarrollado apalizaba a los subdesarrollados oeste y sur. Este remate del equilibrio de poder de clase y sección fue, en mi opinión, el cambio trascendental del periodo de veintitrés años que va de 1850 a 1873.[2]
Viendo las consecuencias de su legislación, los principales economistas monetarios concluían:
La provisión de las leyes de 1863 y 1865 que establecían el sistema bancario nacional, estaba pensada para remediar dos defectos percibidos en el sistema bancario estatal prebélico. Uno era la circulación de una amplia variedad de billetes de bancos estatales, a menudo con descuento, que resultaban en un sistema ineficiente de pagos. El segundo defecto fue la inestabilidad de la emisión de billetes; marcada por el sobreeemisión, las corridas y quiebras bancarias y las suspensiones periódicas de la convertibilidad en metálico. Para remediar para el primer defecto, emisiones del banco nacional de divisa garantizada con bonos de EEUU reemplazó a los billetes de los bancos estatales. Para remediar el segundo defecto, requisitos rígidos de reserva y capitales, supervisión y regulación por el Interventor del Moneda fueron condiciones para las fichas bancarias nacionales. Por desgracia, los remedios no funcionaron como se esperaba por parte de los creadores del sistema bancario nacional. Por el contrario, el sistema se caracterizó por la inestabilidad monetaria y cíclica, cuatro pánicos bancarios, frecuentes crashes en la bolsa y otras perturbaciones financieras.[3]
El favoritismo con las grandes empresas ha sido siempre un marchamo del Partido Republicano. Como consecuencia, tienden a favorecer subvenciones, proyectos de obras públicas y regulaciones que sean favorables a negocios relacionados. El mayor proyecto de obras públicas en la historia de la nación fue la construcción de los ferrocarriles intercontinentales, una política que realmente galvanizó a los miembros del Partido Republicano.
Los republicanos también patrocinaron la Ley Sherman (antitrust) de 1890 y la Ley para Regular el Comercio de 1887, que tenían el propósito declarado de proteger al público en general, pero el efecto de proteger a grandes empresas, particularmente ferrocarriles, frente a competencia. Los republicanos modernos parecen estar aún más enamorados de los proyectos de obras públicas, incluso en el lejano Iraq e incluso en la luna y Marte.
En el área de la regulación, Bush y los republicanos han regulado la Internet debido al “spam” y las llamadas telefónicas para poner fuera del negocio al telemárketing. ¿Eran estas molestias temporales tan terribles que requerían regulaciones federales aplastantes y permanentes? Su malévola Patriot Act y la nacionalización de la seguridad en los aeropuertos son políticas de poder y represión, no de seguridad. Y por supuesto, los republicanos siguen apoyando los derechos de los estados mientras los cincuenta sigan obedeciendo voluntariamente.
La realidad es que los republicanos empezaron como un partido que seguía un programa político mercantilista, lo que hoy llamaríamos una búsqueda de rentas, en el que grupos de interés cabildean ante el gobierno en busca de privilegios especiales como monopolios, proteccionismo frente al comercio internacional y contratos públicos.[4] La enorme cantidad de corrupción que se produjo después de la Guerra de Secesión apoya la idea de que los republicanos eran el partido mercantilista y de búsqueda de rentas. Lo mismo puede decirse de los republicanos modernos, que dominan en la recaudación de fondos de campaña.
¿Cómo se ganaron los republicanos la reputación como partido de gobierno limitado y de libre mercado? Parte de la razón es sencillamente que el Partido Demócrata adoptó políticas de gobierno aún más grande, particularmente con la elección de Franklin Roosevelt y el posterior New Deal.
Otra razón es que los republicanos del siglo XIX fueron calificados como el partido del “laissez faire” por los historiadores, debido a sus políticas que apoyaban a las grandes empresas y llevaron a la aparición de los llamados “Robber Barons”, pero difícilmente fueron este tipo de políticas las que se habrían defendido hoy como de laissez faire por parte de los economistas de libre mercado o libertarios.
Otra área turbia en la historia estadounidense del siglo XIX fueron los movimientos de los greenbacks y la plata libre, que vieron un influjo del populismo en el Partido Demócrata. Populistas como William Jennings Bryan protestaban por la grave escasez de dinero y crédito y el poder de los bancos de las grandes ciudades, pero estos problemas los causó el control federal del dinero y la banca, que hizo extremadamente escasa la moneda y difíciles de obtener los créditos. Los demócratas protestaban contra los efectos de la regulación federal del dinero y la banca que habían aprobado los republicanos.[5]
De nuevo se ha ocultado la historia de acuerdo con las imágenes modernas. Sin embargo, desde la perspectiva del hecho histórico, los republicanos no han cambiado misteriosamente de posición con los demócratas modernos, sino que están sencillamente volviendo a sus raíces históricas.
[1] Daniel J. Elazar, “Comment” en Economic Change in the Civil War Era, editado por David T. Gilchrist y W. David Lewis (Greenville, DE: Eleutherian Mills-Hagley Foundation, 1965), pp. 94-108. [2] Sharkey, Robert P. “Commercial Banking”, en Economic Change in the Civil War Era: Proceedings of a Conference on American Economic Institutional Change, 1850-1873, and the Impact of the Civil War, p. 27. [3] D. Bordo, Peter Rappoport y Anna J. Schwartz, “Money versus Credit Rationing: Evidence for the National Banking Era, 1880-1914”, en Strategic Factors in Nineteenth Century American Economic Growth, editado por Claudia Goldin y Hugh Rockoff (Chicago: University of Chicago Press, 1992), pp. 189-223. [4] Ekelund, Robert B. Jr. y Robert Tollison. 1997. Politicized Economies: Monarchy, Monopoly, and Mercantilism (College Station: Texas A&M University Press. [5] Gramm, Marshall y Phil Gramm. 2002. “The Free Silver Movement in America: A Reinterpretation”, presentado en New Orleans, Louisiana en la Southern Economic Association, noviembre.
Publicado el 25 de marzo de 2004. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.