Thomas Piketty, un profesor francés neomarxista, ha escrito un libro de cerca de 700 páginas, publicado por Harvard University Press. Su libro se titula Capital in the Twenty-First Century, en honor del libro del siglo XIX El capital, de Karl Marx. Ha sido alabado con un ferviente aplauso por el establishment intelectual de izquierdas y ha estado en la lista de libros más vendidos del New York Times y de Amazon.com.
Aunque el libro está supuestamente dedicado al estudio del capital y su tasa de retorno, Piketty aborda el tema aparentemente sin haber leído una sola página de Ludwig von Mises o Eugen von Böhm-Bawerk, los dos principales teóricos sobre este asunto. No hay una sola referencia a ninguno de estos hombres en el libro. Sin embargo hay setenta referencias Karl Marx.
En su libro, Piketty argumenta que el ahorro y la acumulación de capital por capitalistas ricos sirven para reducir salarios. El capital acumulado no hace nada para aumentar la producción, afirma. Todo lo que consigue es supuestamente aumentar la porción de la renta nacional que va a beneficios mientras reduce proporcionalmente la parte que va a salarios. Como no hay producción adicional, el efecto del cambio en las participaciones es un cambio correspondiente en términos absolutos.
Para evitar esa eterna acumulación destructiva de capital y su correspondiente “espiral desigualitaria”, Piketty defiende un impuesto progresivo de la renta de hasta el 80% “en rentas por encima de los 500.000$ o 1.000.000$ anuales”, acompañado por un impuesto progresivo directamente al propio capital, de hasta el 10% anual.
Pero las afirmaciones de Piketty acerca de participaciones de salarios y beneficios se rebaten simplemente imaginando un aumento en el ahorro y la inversión por los capitalistas y luego observando las consecuencias tanto para los pagos de salarios como para la cantidad de beneficio en el sistema económico. Se descubrirá que los pagos de salarios necesariamente aumentan y la cantidad de beneficio necesariamente disminuye, generando algo diametralmente opuesto a las afirmaciones de Piketty.
Así, supongamos que inicialmente la cantidad total de beneficio en el sistema económico es de 200 unidades de dinero. (Cada unidad puede concebirse como representando las muchas decenas de miles de millones de dólares que puedan ser necesarias para que 200 unidades equivalgan a la cantidad actual real de beneficio agregado).
Supongamos también que el capital acumulado en el sistema económico es inicialmente de 2.000 unidades de dinero, así que el tipo medio inicial de beneficio es del 10%.
Y finalmente supongamos que los capitalistas, que hasta ahora han estado consumiendo sus 200 de beneficio, deciden ahorrar e invertir la mitad de este. Ahora hacen un gasto adicional de bienes de capital y trabajo por un total de 100.
Cualquier porción de este 100 que sea pagos de salarios aumenta necesariamente el total de los salarios pagados en el sistema económico. Al mismo tiempo, el gasto de 100 adicionales en bienes de capital y trabajo debe añadir 100 antes o después a los costes agregados de producción de negocio que se deducen de los ingresos por ventas, reduciendo así equivalentemente los beneficios agregados.
El aumento en los costes puede tener lugar inmediatamente o a lo largo de años, dependiendo de en qué se gasten los 100. En un extremo, si se gastara completamente en cosas que no se capitalizan, como, normalmente, gastos de venta, generales y administrativos, se mostraría de inmediato como equivalente a acostes adicionales. En el otro extremo, si se gastaran completamente en la construcción de edificios con un plazo de amortización de cuarenta años, llevaría cuarenta años mostrar unos costes adicionales equivalentes de producción. Pero de una forma u otra, se mostrarán como costes adicionales equivalentes y por tanto reducen de forma equivalente la cantidad de beneficios en el sistema económico.
Así que las “conclusiones” de Piketty, como se llaman, son las contrarias. El ahorro e inversión de los capitalistas que aumente la relación de capital acumulado con renta, aumenta la participación de los salarios dela renta nacional y disminuye la participación en los beneficios.
Además, la mayor oferta de bienes de capital que resulta de la transición a una relación más alta capital/renta sirve para aumentar la productividad del trabajo y aumentar el total de lo que se puede producir, incluyendo una oferta aún mayor de bienes de capital. Con el progreso tecnológico que compensa los retornos decrecientes de una creciente oferta de bienes de capital, la acumulación de capital en términos físicos puede aumentar potencialmente de forma indefinida, sin más aumentos en la relación entre capital y rentas. Pero una relación más alta reforzaría este proceso. Pues en la medida en que representa una oferta más abundante de ahorros, hace posible para el sistema económico implantar avances tecnológicos más costosos, aumentando así la contribución al progreso tecnológico a la acumulación de capital.
El programa de Piketty es de destrucción económica sin paliativos. Estados Unidos y el mundo, y sobre todo todos los asalariados del mundo necesitan la abolición de impuestos y regulaciones que se interponen en la vía de la acumulación de capital y el aumento de producción. Acumulación de capital y aumento de producción, no el igualitarismo y sus teorías y programas absurdos, son la base para aumentar los niveles de vida en general y aumentar los salarios reales en particular.
Publicado el 18 de junio de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.