Por qué los políticos extranjeros odian tu libertad

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Aunque una mayoría de votantes de Colorado obligó con éxito al gobierno del estado a legalizar la posesión y venta de cannabis en 2012, esta iniciativa popular no forzó a los gobiernos de estados limítrofes a un grado similar de tolerancia.

Por el contrario, los estados limítrofes han estado más que contentos teniendo policía que tiene como objetivo viajeros desde Colorado que pasan por estos estados. Conductores de Colorado, informan de que en Kansas, por ejemplo, son detenidos bajo acusaciones falsas y retenidos hasta que permiten que se revisen sus vehículos.

En Nebraska, se dice que la historia es prácticamente la misma, con noticias de registros, interrogatorios prolongados, detenciones y acoso general a los conductores de Colorado.

Los cargos públicos de Nebraska han expresado su disgusto con los votantes de Colorado y han afirmado que los contribuyentes de Colorado deberían pagar a los gobiernos estatal y municipales de Nebraska el coste de aplicar las leyes anti-cannabis de Nebraska. El sheriff del condado de Cheyenne, John Jenson, declaró: “Aprobaron una ley y no pensaron en ningún momento cómo impactaría en los estados limítrofes”.

Por supuesto, no es tarea de los votantes en un estado aprobar leyes que agraden a los gobiernos de estados vecinos, pero, como todos los gobiernos, el de Nebraska se opone a movimiento hacia un mayor libertad, sin que importe lo pequeño que sea, no solo en su propia jurisdicción sino también en todas las demás. La presencia de una jurisdicción más libre en las fronteras de una que lo es menos, puede a menudo llevar a una emigración y a reclamaciones locales de libertades similares en el territorio local.

Incluso políticos en estados no contiguos encuentran esas novedades amenazantes, como dejó claro el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie cuando arremetió contra la legalización del cannabis en Colorado. Según la CNN, Christie “frecuentemente advierte que las leyes expandidas podría llevar a una ‘pendiente resbaladiza’ de marihuana legalizada, como leyes recientemente aprobadas sobre su uso recreativo en Colorado y el estado de Washington”.

El caso del cannabis es solo un ejemplo de políticos temiendo la “pendiente resbaladiza” en la que la gente podría hacer una degustación de un gobierno (ligeramente) menos intrusivo y decidir que le gusta.

En lo que se refiere a las disparidades en libertad entre estados, pocos casos ilustran esto mejor que el caso de la esclavitud. Naturalmente, los estados esclavistas que bordeaban estados libres veían a estas fronteras fortificadas como grandes amenazas al status quo. Los conductores esclavistas del momento ponían a su vez su fe en un gobierno grande y centralizado (es decir, las leyes de esclavos fugitivos) para ocuparse del problema de impedir el movimiento de esclavos a territorios libres.

Incluso con las leyes de esclavos fugitivos implantadas, los defensores de la esclavitud se opusieron enérgicamente a la adición de estados libres en sus fronteras. Cuando la Ley de Kansas-Nebraska de 1854 declaró que los residentes en Kansas deberían decidir si el estado entraba en la Unión como estado libre o esclavista, los partidarios de ambos bandos entraron en acción, empezando una guerra de guerrillas contra los colonos con esclavos y los colonos libres, dependiendo de su disposición. Las diputas fueron muy fuertes en lo que se llegó a conocer como la “sangrienta Kansas”,como explicaba el historiador Richard White:

Los sureños, que consideraban a Kansas como destinada naturalmente a la esclavitud debido a su proximidad al estado esclavista de Missouri, enfurecieron por los esfuerzos norteños de controlar el territorio. Una Kansas libre en la frontera de Missouri, argumentaban, sería una tentación demasiado grande para los esclavos para escapar.[1]

Así que la “pendiente resbaladiza” de la colonización libre tenía que detenerse.

Lo que es verdad en disputas entre estados dentro de Estados Unidos es también verdad a nivel internacional.

En 2006, cuando algunos políticos mexicanos sugirieron una legalización a pequeña escala de algunas drogas, el alcalde de San Diego consideró la sugerencia como equivalente a una acción de guerra: “’Veo esto como una acción hostil por parte de un veterano aliado de EEUU’, dijo Sanders en una conferencia de prensa en el ayuntamiento”.

Esto va mucho también más allá de las drogas. Ya sea en los intentos estadounidenses de acabar con el secreto bancario en Suiza o en los intentos de Canadá de suprimir el contrabando en el diminuto territorio francés de San Pedro y Miquelón, los estados llegan a hacer muchas cosas por impedir el uso de jurisdicciones extranjeras como “refugios seguros” para lo que se ha considerado una actividad ilegal.

Como organizaciones que reclaman un monopolio de los medios de coacción, los estados buscan extender y destacar ese monopolio siempre que es posible. Un monopolio real y total solo puede lograrse cuando la jurisdicción del estado incluye todo el planeta y toda persona humana. La existencia de un estado competidor en el que políticas, leyes y costumbres pueden ser diferentes podría proporcionar una fuente de actividades y libertades que los estados consideran indeseables. La siguiente mejor opción es trabajar con otros estados para asegurarse de que las variaciones entre estados no son tan importante o fácilmente accesibles como para animar la emigración, la fuga de cerebros o un flujo de capital a la jurisdicción más libre. Algunos lugares, como Suiza o el estado de Nevada han hecho históricamente esfuerzos conjuntos por capitalizar las diferencias con las jurisdicciones limítrofes, pero incluso cuando perviven esas diferencias, el estado menos libre puede a menudo contar con controles de inmigración en la jurisdicción más libre para resolver parcialmente ese problema.

Igual que un solo gobierno global monopolista sería enormemente perjudicial para las libertades de sus ciudadanos, un gran número de países pequeños probablemente serían enormemente beneficiosos.  Como ha señalado Ralph Raico, un factor importante en el desarrollo de Europa como lugar de economías relativamente libres fue la gran cantidad de descentralización y el diminuto tamaño de muchas jurisdicciones políticas:

Aunque los factores geográficos desempeñaron un papel, la clave para el desarrollo occidental ha de encontrarse en el hecho de que, aunque Europa constituía una sola civilización (la cristiandad latina) estaba al mismo tiempo radicalmente descentralizada.  Frente a otras culturas (especialmente China, India y el mundo islámico), Europa comprendía un sistema de jurisdicciones y poderes divididos y, por tanto, en competencia.

En una región de una descentralización política tan extensa y en un momento de controles de inmigración extremadamente ineficaces o inexistentes, mercaderes, trabajadores especializados y otros no ligados a un terreno concreto podían a menudo  evitar impuestos, regulaciones y el creciente mercantilismo de algunos regímenes mudándose a áreas que estuvieran más abiertas a la libre empresa. Los príncipes que subían demasiado los impuestos o violaban los derechos de trabajadores cualificados y capitalistas con demasiado entusiasmo, iban probablemente a ser testigos de un éxodo de sus ciudadanos más rentables.

El antídoto para esto, desde la perspectiva del estado, es extender el monopolio del poder del estado sobre un territorio cada vez mayor, ya sea por conquista y anexión, como en el caso de Estados Unidos, o uniéndose en alianzas con países vecinos, como es el caso de la Unión Europea. Ambos proporcionan medios para destruir esfuerzos localizados de poblaciones pequeñas para recortar o abolir poderes estatales.

Un país excepcionalmente libre en medio de otros menos libres podría beneficiarse grandemente atrayendo talento, capital y muchos tipos de riqueza. Indudablemente, vemos que esto ocurre ocasionalmente, como en el caso de Singapur. Pero cuando las ventajas de seguir este modelo parecen estar tan claras, ¿por qué ocurre tan pocas veces? La verdad es que los estados limítrofes están todos demasiado dispuestos a sancionar y represaliar a estados que son “demasiado libres”, imponiendo así muchos costes a los estados más libres.

Si se pudiera hacer bajo el derecho de EEUU, el estado de Nebraska sin duda estaría encantado de imponer sanciones contra Colorado por su disconformidad. Nebraska puede aun así conseguirlo que quiere si encuentra una vía para hacerlo mediante los tribunales federales. En lo que respecta a los agentes públicos, la necesidad de mandar no se detiene en la frontera.


[1] White, Richard. It’s Your Misfortune and None of my Own: A New History of the American West. University of Oklahoma Press, 1993. p. 161.


Publicado el 13 de junio de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.