No hay término medio entre inflación y desempleo

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Cualquiera que lea las notas de prensa del Comité Federal de Mercados Abiertos puede imaginar fácilmente a la presidenta Yellen y el equipo de la Reserva Federal ante los controles de la economía, ajustando cuidadosamente el nivel de precios y las cifras de empleo de la economía. El tablero de mandos de los datos económicos es escrutado atentamente mientras que los interruptores, aceleradores y otros dispositivos monetarios son afinados constantemente, todo para “fomentar el máximo empleo y la estabilidad de precios”.[1] La Reserva Federal cree que aumentar la oferta monetaria estimula el crecimiento económico y que dicho crecimiento, si es demasiado fuerte, causará a su vez inflación. Pero si se ralentiza la expansión monetaria, el crecimiento económico puede estancarse y aumentar el desempleo. Así que el dilema solo puede resolverse con un proceso iterativo constante: el crecimiento monetario se ajusta constantemente hasta que exista un delicado equilibrio entre inflación de precios y desempleo. Este razonamiento defectuoso encuentra su justificación empírica en la curva de Phillips. Como muchos artefactos keynesianos, su legado gobierna la política mucho después de que se haya considerado difunto.

En 1958, el economista de Nueva Zelanda, William Phillips, escribió The Relation between Unemployment and the Rate of Change of Money Wage Rates in the United Kingdom, 1861-1957.[2] El trabajo describía una aparente relación inversa entre desempleo y aumentos en los niveles salariales. La tesis fue expandida en 1960 por Paul Samuelson, sustituyendo los niveles salariales por niveles de precios. El nivel de inflación de precios y desempleo a partir de entonces se vieron relacionados como fuerzas opuestas: aumentar una disminuye la otra y viceversa. Los datos de EEUUde 1948 a 1960 comparando los aumentos año a año en el nivel medio de precios con la tasa anual media de desempleo parecían irrefutables:[3]

La primera mella en la curva de Phillips vino del economista de la Escuela de Chicago, Milton Friedman (así como, independientemente, de Edmund Phelps), que sugirió que era más temporal que intemporal, más ilusión que ilustración. El “modelo engañoso” de Friedman planteaba que la inflación de precios engañaba a los trabajadores para que aceptaran empleos con salarios “más altos” a pesar de ser más bajos en términos reales, medidos tras el impacto de la inflación de precios. Una vez se dieran cuenta de la diferencia entre salarios “nominales” y “reales” (¡los engañados!), reclamarían niveles nominales más altos como compensación. Al aumentar la inflación, disminuiría el desempleo, pero solo temporalmente hasta alcanzar un nuevo equilibrio. Esta idea sencilla creó agitación y preocupó al famoso econo-sadista Paul Krugman: “cuando estaba en la universidad, recuerdo conversaciones en el almuerzo que eran algo así: ‘No me lo creo (…) no es ni remotamente realista’- ‘Pero esta gente ha tenido razón hasta ahora, ¿cómo puedes estar seguro de que no la tienen ahora?’”[4]

La crítica de Friedman era bastante inteligente, pero innecesaria, menor y mal dirigida, pues los fríos datos eran más dañinos que la doctrina de Chicago. La curva de Phillips no solo se evaporó en la década de 1970. Sino que se invirtió, mostrando una correlación positiva entre inflación de precios y desempleo:

A la vista de esto, como muchos conceptos keynesianos, la curva de Phillips debería haberse abandonado para siempre cuando la década de 1970 demostró que pueden coexistir una alta tasa de inflación de precios y una alta tasa de desempleo. Pero ahora la curva de Phillips ha vuelto de entre los muertos. Krugman, escribiendo en 2013, introdujo nuevos datos que demostraban la “resurrección” de la curva de Phillips. Según Krugman: “¿Cuántos economistas aprecian que los datos desde aproximadamente 1985 (es decir, desde la desinflación de Reagan-Volcker) se parecen mucho a una anticuada curva de Phillips?”

El comentario de Krugman es correcto, los datos de EEUU desde 1985 hasta 2013 muestran de nuevo una correlación inversa entre los aumentos anuales en el nivel medio de precios con la tasa de desempleo media anual:

¿Ha recuperado la curva de Phillips, como sugiere Krugman, su antigua aceptación? Desde 1985, ¿por qué ha reaparecido su relación inversa entre inflación de precios y desempleo? La pregunta es irrelevante: el hecho de que desapareciera previamente elimina para siempre la legitimidad de la curva de Phillips.

Cualquier correlación aparente entre dos variables puede ser coincidencia o sin relación, directamente causal o ligada a una tercera variable o serie de variables. Para la inflación de precios y el desempleo, esta última explicación es la correcta. La inflación de precios y el desempleo no son fuerzas opuestas, pero en buena parte los efectos derivan de la misma causa: la expansión de la oferta monetaria.

Más dinero abarata su valor y el precio de los bienes y servicios aumenta correspondientemente en términos de dinero, de ahí la inflación de precios. Más dinero rebaja los tipos de interés que inducen a malas inversiones (incluyendo la contratación de trabajadores), que (quienes) acaban liquidados (despedidos) en una recesión, de ahí el desempleo. Aunque ambos fenómenos comparten en buena parte un origen común, los plazos de sus manifestaciones pueden ser bastante distintos y altamente dependientes de otras variables, incluyendo la política fiscal.

La muerte de la curva de Phillips la producirá finalmente, no los trucos de la Escuela de Chicago, no la experiencia de la década de 1970, sino una mayor aceptación de las explicaciones de la Escuela Austriaca de la inflación de precios y los ciclos económicos. Por desgracia, entretanto, las políticas monetarias promovidas por la curva de Phillips han pasado de la discusión académica durante las comidas de la década de 1970 ala política pública oficial. En manos de la Reserva Federal, la curva de Phillips se convierte en armamento keynesianismo.

Debido a esta injustificada aceptación de la curva de Phillips y sus errores relacionados acerca de la inflación de precios y los ciclos económicos, la Reserva Federal nunca podrá cambiar mayor inflación de precios por menor desempleo. Tampoco puede sacrificar un mayor desempleo por mayor inflación de precios. Pero puede generar, y generará, altos niveles de ambos. Si los controles económicos de la Reserva Federal parecen estropeados, es porque en realidad nunca funcionaron.


[1] Nota de prensa. Comité Federal de Mercados Abiertos. Consejo de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal. 30 de abril de 2014.

[2] William Phillips, “The Relation between Unemployment and the Rate of Change of Money Wage Rates in the United Kingdom, 1861-1957”, Economica 25, Nº 100 (1958): 283-299.

[3] Federal Reserve Bank of St. Louis. En interés de la estética y la claridad, se han excluido los año con inflación de precios o de tasa de desempleo negativas. Sin embargo, su exclusión visual no altera la tendencia lineal presentada en los párrafos siguientes.

[4] Paul Krugman, “More Paleo-Keynesianism (Slightly Wonkish)”, The Conscience of a Liberal. The New York Times. 16 de diciembre de 2013.


Publicado el 5 de junio de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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