El miembro sénior del Instituo Mises, Perter Klein, y el investigador asociado Nicolai Foss fueron entrevistados por Ángel Martín Oro para Sintetia.com. Kleiny Foss explican su libro de 2012, Organizing Entrepreneurial Judgment: A New Approach to the Firm, publicado por Cambridge University Press.
Sintetia: El objetivo de vuestro libro, como decís, es definir un programa de investigación en la intersección de la teoría de la empresa y el emprendimiento. ¿Qué está mal en la teoría actual en estos campos?
Peter Klein: Hasta la década de 1980, la teoría económica de la empresa era una rama de la teoría neoclásica de la producción. Las “empresas” eran unidades abstractas y altamente estilizadas que convertían entradas en salidas: todo lo relevante económicamente acerca de la empresa podía expresarse como una función de producción. Había poco interés en por qué existe la empresa, cómo de dirigen y gestionan las empresas, por qué a algunas empresas les va mejor que a otras y así sucesivamente. Cualquier comportamiento incoherente con la “competencia perfecta” se consideraba como un intento de explotar un poder de monopolio. Básicamente, la teoría tenía poco que ver con las empresas como existen en la realidad.
Las cosas fueron mejor con la aparición de la teoría de la agencia, la economía de los costes de transacción y el análisis económico de los derechos de propiedad. Sin embargo, incluso estas aproximaciones eran bastante estáticas y “cerradas”, con poco espacio para el emprendimiento y la incertidumbre. Había una disciplina académica aislada de estudios emprendedores, pero era principalmente descriptiva y centrada en start-ups y personas autoempleadas. Incluso hoy, la teoría de la empresa no incorpora a los emprendedores y mucho de la teoría de emprendimiento abstrae de empresas que establecen y operan los emprendedores.
Nicolai Foss: En este libro prestamos atención a una serie de temas asociados con pensadores menos convencionales en economía, destacando a Frank Knight y su libro seminal Risk, Uncertainty and Profit de 1921. De hecho, nuestro libro bien puede describirse como “knightiano”. Lo que apreciamos en Knight es su énfasis en la incertidumbre en lugar del riesgo como característica de la mayoría de las decisiones de negocio y no solo las principales. Alguien tiene que soportar la incertidumbre (no es asegurable) asociada con crear una dempresa y, como estas ideas a menudo no son completa o claramente articulables, el resultado es que los emprendedores crean empresas, asumiendo las responsabilidad por cualquier ganancia o pérdida que conlleven estas. Sin embargo, las ideas de Knight van mucho más allá de las start-ups.
Otra fuente de inspiración es la Escuela Austriaca de economía. En el libro, damos mucha importancia a la heterogeneidad de recursos y a todos los muchos problemas de medir, controlar, combinar, coordinar y demás que aparecen en un mundo heterogéneo. Todos los problemas de gestión son causados por esa heterogeneidad en conjunción con la incertidumbre. Es algo que la economía ortodoxa todavía tiene que adoptar.
Sintetia: Una de las características que se encuentra en la literatura actual sobre el emprendimiento es lo que llamáis la “inclinación por la start-up”, el casi exclusivo enfoque de las investigadores, tanto en la teoría como en el trabajo empírico, en la formación de nuevas empresas, empresas pequeñas y de alto crecimiento. Steve Blank podría ser un ejemplo de esta inclinación, definiendo una start-up como “una organización temporal pensada para buscar un modelo de negocio repetible y escalable”, lo que evidentemente parece diferir de un negocio establecido y maduro. ¿Por qué encontráis perturbadora esta visión?
Klein: Empezar nuevas compañías es una manifestación importante de acción emprendedora. Pero concebir el emprendimiento exclusivamente en términos de start-ups es demasiado estrecho. En el libro distinguimos los conceptos “ocupacionales” y “estructurales” del emprendimiento de los “funcionales”. Una aproximación ocupacional define el emprendimiento como autoempleo: por tanto el emprendimiento es una ocupación, igual que un doctor, un maestro, un abogado o un taxista. Las aproximaciones estructurales tratan al emprendimiento como una especie de estructura empresarial, a saber, empresas nuevas, empresas pequeñas o empresas de alto crecimiento. No tenemos ninguna objeción al estudio cuidadoso de las empresas de autoempleo o start-ups. Pero concebimos el emprendimiento mucho más ampliamente, como una función económica generalizada, es decir, la decisión crítica que se toma bajo incertidumbre. La mayoría de las contribuciones clásicas a la teoría del emprendimiento son también “funcionales” en este sentido: Joseph Schumpeter definió el emprendimiento como la creación de cosas nuevas (no solo empresas), Israel Kirzner describió el emprendimiento como el descubrimiento que oportunidades de lucro previamente desconocidas y Frank Knight (a quien seguimos) se centró en el emprendimiento como fuente de incertidumbre.
El problema con un énfasis exclusivo en las start-ups es que buena parte de la creación, descubrimiento y juicio tienen lugar en empresas maduras, grandes y estables. El emprendimiento se manifiesta en muchas maneras y tuvo muchos antecedentes y consecuencias importantes y echamos de manos muchos de ellos si miramos solo a compañías start-up.
Sintetia: Otra inclinación en la literatura que destacáis y criticáis es “la inclinación por el descubrimiento de la oportunidad”. Una buena parte de la investigación sobre la dirección y el emprendimiento (por ejemplo, en Kirzner) se ha centrado en cómo se descubren y explotan las oportunidades de negocio, como si existieran objetivamente oportunidades por ahí. Afirmáis que esta visión no es particularmente útil y ofrecéis una alternativa.
Klein: Mucha de la literatura práctica se centra en start-ups, pero la de Kirzner idea del emprendimiento como descubrimiento ha sido enormemente influyente en la literatura académica, especialmente a través de Scott Shane. Apreciamos el desafío de Kirzner a la noción economista neoclásica de que todo el comportamiento humano pueda expresarse como “racional”, maximizando el comportamiento, pero creemos que la metáfora del descubrimiento es equívoca. En noestra opinión, a aproximación del descubrimiento de la oportunidad hace del emprendedor un jugador pasivo, escudriñando el paisaje en busca de oportunidades que ya existen, pero por alguna razón aún no se han advertido. Algunos investigadores han luchado contra esta idea argumentando que algunas oportunidades deberían considerarse como “creadas”, no descubiertas. También creemos que los emprendedores son creativos, pero lo que crean no son “oportunidades” abstractas, sino cosas concretas como empresas, productos, planes de negocio y similares. En otras palabras, la unidad de análisis no debería ser la oportunidad (una metáfora que solo tiene sentido ex post, después de que se hagan patentes las pérdidas y ganancias de una empresa), sino las acciones que llevan a cabo los empresarios, ex ante, para establecer y operar empresas con la esperanza de beneficios en el futuro.
Foss: Estoy de acuerdo. Sin embargo, está en juego más que el que la “oportunidad” solo tenga realmente sentido como una noción ex post. Parece que la literatura emprendedora ha estado muy obsesionada con los aspectos “descubridores” del emprendimiento, es decir, las fases iniciales del proceso emprendedor. Es completamente correcto analizar cómo forman idea y expectativas los emprendedores y realmente esas ideas pueden ser unidades de análisis. Sin embargo, esto es solo el principio. Como dice Peter Klein, es realmente clave incluir las acciones, inversiones y recursos que se dedican a llevar a cabo ideas emprendedoras. Por desgracia, esta llamada “fase de explotación” ha recibido menos atención que el “descubrimiento” de “oportunidades”. Hay mucho desequilibrio. Los verdaderos retos pueden estar aquí. Además, como sugiere la investigación de Saras Sarasvathy, estas ideas emprendedoras iniciales cambian a menudo, a veces radicalmente, como consecuencia de ponerlas en marcha en el mercado.
Sintetia: En el libro también criticáis parte del trabajo empírico que se realiza en estos campos. Centrándonos en la relación entre emprendimiento y fenómenos macroeconómicos, como el crecimiento, se encuentran variables indicativas muy bastas para medir el emprendimiento como autoempleo, tasas de propiedad de negocios o formación de nuevos negocios. ¿Qué indicaciones para llevar a cabo trabajo cuantitativo empírico derivan de vuestra aproximación?
Foss: De hecho, la investigación ha mostrado bastante constantemente una relación entre crecimiento y emprendimiento, incluso si se concibe de forma estrecha como start-ups o autoempleo. Es verdad que los indicadores son bastos, aunque las cosas están mejorando internacionalmente. Sin embargo, el principal problema es que toda una categoría de emprendimiento está excluida del trabajo estadístico, que son las actividades emprendedoras llevadas a cabo en empresas establecidas. Las empresas establecidas también emprenden nuevas aventuras, crean nuevas ideas, dedican recursos a esto, etcétera. Además, encuentran nuevas formas de combinar recursos. Esto es a menudo muy incremental, pero todo suma. Tiene sentido que introducir el emprendimiento de empresas establecidas en las bases de datos nos dé una compresión muy mejorada del proceso de crecimiento.
Sintetia: Apuntáis que “las actividades de resolución de problemas en empresas tienen muchas de las características de la actividad experimental”. Esta visión contrasta radicalmente con el típico libro de texto de microeconomía en el que las empresas afrontan un simple problema de optimización (maximizando los beneficios sometidos a limitaciones conocidas).
Foss: Es verdad. Pero la economía sencillamente tiene que ajustar el hecho de que la elección de métodos de producción, la combinación de recursos, el origen del conocimiento y demás no son “datos”. Hayek era muy explícito acerca de esto en su brillante ensayo de 1948 (“The Meanining of Competition”). Las empresas pueden estar dirigiéndose hacia las combinaciones óptimas de recursos, pero realmente se dirigen hacia un objetivo que se mueve, debido a las sacudidas de la tecnología, los gustos, las políticas, etcétera. Y en la medida en que tengan éxito en aproximarse al objetivo, se debe a un buen juicio directivo. Debo decir, sin embargo, que veo a muchos de los jóvenes microeconomistas aplicados, como Nick Bloom y John van Reenen, adoptando esta visión básica. Necesitan tomar sentido fuera de kla función directiva.
Sintetia: Tenéis un capítulo muy interesante sobre organización interna e intramprendimiento (emprendimiento dentro de las empresas), en el que os mostráis en desacuerdo con las afirmación de moda en el mundo de las start-ups tecnológicas “de que la autoridad y la organización tradicional de la empresas están desvaneciéndose bajo el impacto de la delegación de derechos de decisión a empleados emprendedores que controlan conocimiento crítico”. ¿Por qué?
Foss: Bueno, la “afirmación de moda”, como la llamas, tiene algo de verdad. Hay evidencias de una creciente delegación, particularmente en sectores de movimiento rápido y también resulta evidente que hay una tendencia al traslado de derechos de decisión a empleados que estén altos en capital humano. Parte de mi obra empírica con mi colega (en la Escuela de Negocios de Copenhague), Keld Laursen habla de esto. Sin embargo, la autoridad tiene ventajas eficientes que desaparecen así. Primero, la autoridad economiza en los costes de transmitir conocimiento: en lugar de decir a alguien por qué debería realizar una tarea, cómo se ajuste en el marco general, etcétera, quien tiene autoridad simplemente dice a alguien que lo haga. Segundo, los jefes a menudo tienen un conocimiento superior, en cuyo caso deberían dar indicaciones. Tercero, hay una necesidad de que alguien maneje y mantenga sistemas de recompensas.
Sintetia: Cuando tratáis sobre si una estrategia estrecha de negocio puede ser mejor para la empresa, escribía: “El análisis sugiere que empresas más innovadoras tendrían un ámbito más estrecho de actividades de negocio que empresas menos innovadoras”. Esta frase podría aplicarse a la estrategia centrada de Apple, pero no tanto a la estrategia de Google, aunque esta última sea muy innovadora y creativa. ¿Qué pensáis de este caso concreto?
Klein: La innovación es un tema complejo y fascinante y no hay una sola vía al éxito. La frase antes citada viene de una explicación más larga de los pros y contras de distintas estrategias de innovación. Un beneficio importante de una aproximación centrada es que la empresa puede prometer a los empleados que si trabajan duro en desarrollar un producto o servicio concreto, es muy probable que la empresa lo financie y lo lleve al mercado. Con una identidad fuerte y una misión y estrategia claras, todos están en el mismo nivel. “Nuestra compañía es conocida por X y buenas extensiones y evoluciones de X serán apoyadas por la dirección”. Esta puede ser una buena forma de estimular comportamiento “emprendedor” entre los empleados. Sin duda parece describir a Apple, que no está necesariamente centrada en el espacio del producto (hardware, software, medios de difusión, etc., son productos distintos y complementarios), sino que tiene una fuerte identidad en términos de diseño, precio, mercadotecnia y experiencia del cliente en general. Sin embargo, con una estrategia enfocada de innovación, una empresa puede perder en otras actividades potencialmente valiosas que no caigan dentro del ámbito establecido. Así que hay una compensación: el enfoque hace más fácil comprometer el apoyo a proyectos e iniciativas del empleado, pero también pone todos los huevos en la misma cesta. Google parece pensar que esto último supera a lo primero.
Sintetia: Defendiendo el papel de la autoridad (entendida adecuadamente) dentro de las empresas y la necesidad de coordinación centralizada, escribía: “la solución descentralizada funciona mal si es importante la urgencia”. ¿Se traslada también esa afirmación a la gestión de las situaciones de emergencia macroeconómica (por ejemplo, desastres naturales, pánico financiero/bancario)?
Foss: Es verdad que el estado o algún otro instrumento de acción colectiva tiende a aparecer en esas situaciones. Sin embargo, creo firmemente que la visión dominante de que las situaciones de emergencia deben de por sí dar lugar a un fracaso masivo del mercado si están mal dirigidas. El papel de los mercados en ocuparse de situaciones e emergencia macroeconómica es, sin embargo, algo de lo que conocemos relativamente poco, aunque muchas de las políticas macroeconómicas se predican, por supuesto, desde una visión de un fallo del mercado.
Klein: Estoy de acuerdo. El diseño organizativo siempre trata de comparar alternativas, ninguna de las cuales es “óptima”. Al nivel de una empresa, las ventajas de la centralización en situaciones “urgentes” normalmente superan los costes. Pero no creo que el argumento se pueda trasladar mucho más allá. En el caso de una ciudad, región o país, al coordinador central le falta conocimiento concreto, incentivos apropiados y responsabilidad ex post, lo que probablemente haga de la centralización un remedio peor que la enfermedad. Indudablemente la reacción del gobierno de EEUU a la crisis financiera de 2008, que empeoró una situación mala, no inspira confianza.
Sintetia: ¿Qué puede enseñarnos la teoría económica acerca de cómo determinar la estructura financiera óptima de las empresas?
Klein: En el mejor de los casos, la teoría económica puede ayudar a los emprendedores a identificar términos medios, por ejemplo, entre deuda y patrimonio, propiedad concentrada y dispersa, mercados interna de capitales y financiación abierta, etc. respecto de la estructura organizativa, ninguna estructura financiera es “óptima”: siempre estamos eligiendo entre alternativas imperfectas. Debería añadir que la financiación corporativa moderna ha empezado a tomarse más en serio los asuntos organizativos, aunque sigue quedando un montón de investigación (y enseñanza y participación) que trata la gestión y gobernanza como una caja negra.
Sintetia: ¿Tiene un impacto importante en esto la política monetaria en general y las políticas de la Fed de la reciente década y actuales en particular?
Klein: La política monetaria sí tiene algunas consecuencias microeconómicas importantes. Bajos tipos de interés y políticas de “dinero fácil” más en general, tienden a distorsionar los incentivos emprendedores. Como destacan las teorías “austriacas” del ciclo económico de Mises y Hayek, el estímulo monetario anima a los emprendedores a invertir en proceso de producción a largo plazo intensivos en capital, aunque estos no se hubieran elegido bajo condiciones normales. La política monetaria expansiva también introduce “ruido” en los mecanismos de precios (los precios no solo aumentan de media, sino que los precios relativos cambian más frecuente y menos previsiblemente), lo que aumenta el coste de contratación y hace más probable que las empresas internalicen actividades que de otra forma se buscarían en el mercado. Finalmente, tanto el estímulo monetario como el fiscal, junto con rescates y otras subvenciones, recompensan a emprendedores sin éxito a costa de los que tienen éxito, en detrimento de toda la economía en su conjunto. (Nuestro artículo de 2009 en Strategic Organization, con Rajshree Agarwal y Jay Barney,desarrolla estos puntos).
Sintetia: ¿Qué lecciones puede enseñar vuestra aproximación a los inversores en valores a largo plazo (por ejemplo, sobre cómo identificar ventajas competitivas sostenibles (‘fosos’) u otros asuntos relacionados con la importancia del equipo directivo)?
Klein: El juicio emprendedor de éxito es difícil de identificar ex ante, ¡de otra manera no sería juicio emprendedor! Nuestra aproximación sugiere que los modelos cuantitativos predictivos es improbable que tengan éxito a largo plazo; los inversores deberían confiar en su propia comprensión específica de empresas y mercados concretos y confiar en sus instintos internos.
Foss: Estoy de acuerdo en que nuestra aproximación no permite la formulación de claras reglas de decisión en este caso. Sin embargo, creo que hay algunas características válidas clave de emprendedores de éxito, identificadas por investigaciones previas. Por ejemplo, la confianza sí parece ser un factor importante. Lo mismo que ciertos tipos de experiencia. Los emprendedores de éxito también parecen ser buenos en multitarea. Así que, aunque el juicio emprendedor de éxito no pueda identificarse ex ante, sigue siendo posible ser más concretos acerca de las personas que es probable que ejerciten un juicio emprendedor de éxito.
Sintetia: ¿Cuáles son las ideas más importantes que deberían aprender de vuestro libro un emprendedor o directivo? ¿Por ejemplo cuando dudan si vender o no su empresa o hacerla crecer mediante adquisiciones?
Klein: En general, ejercer juicio significa correr riesgos, experimentar y aprender de los errores. Segundo, como e señalaba antes, animamos a los emprendedores a seguir su intuición y no dedicra mucho tiempo a escuchar a los expertos (¡ni siquiera a nosotros!). Tercero, el emprendimiento requiere no solo buenas ideas, sino también recursos, incluyendo arriesgar capital, así que fundadores y gestores debería tratar a los proveedores de entradas (especialmente a los financiadores) con respeto. Respecto de cuestiones concretas como cambios de propietario, la decisión de fabricar o comprar, el crecimiento mediante adquisiciones, etc., creemos que quienes toman decisiones que piensen cómo el juicio emprendedor se distribuye en una empresa o sistema económico. Los derechos de decisión deberían ponerse en manos de los que tengan mejor juicio, lo que implica un sistema en el que los activos cambian de manos y los contratos se firman para alinear propiedad y juicio según requieran las circunstancias.
Sintetia: Un informa reciente argumenta que el dinamismo empresarial está declinando en EEUU, incluso en alta tecnología. ¿Qué opináis cobre esto? ¿Qué región creéis que es la más dinámica y por qué?
Klein: No estamos a favor del dinamismo por sí mismo, sino de la libertad económica. Lo que necesitan los emprendedores es un entorno en el que puedan experimentar y aprender y eso requiere derechos de propiedad, estado de derecho, moneda fuerte y competencia libre y abierta. Los intentos del gobierno de estimular el emprendimiento mediante subvenciones dirigidas, gastos en infraestructuras, códigos fiscales y regulatorios que favorecen un tipo de empresa sobre otro y otros intentos de crear núcleos geográficos o industriales de innovación no es probable que tengan éxito. Así que, en respuesta a tu pregunta, aquellos estados que puntúen más alto en los índices habituales de libertad económica son los más favorables para el emprendimiento, en igualdad de condiciones. Pero, por supuesto, ya hay núcleos de éxito en lugares como California y Massachusetts, que van mal en términos de libertad económica. Creemos que el éxito de esto núcleos es a pesar de, no debido a, políticas a niveld e estado.
Foss: Parte de mi trabajo de campo sobre emprendimiento con Christian Bjørnskov trata directamente estos temas- Por ejemplo, en un trabajo en Public Choice (2008) encontramos que dinero fuerte y menos intromisión del gobierno en la economía favorecen el emprendimiento (definido estrechamente como actividad start-up). En otro trabajo (Strategic Entrepreneurship Journal, 2013), encontramos que el emprendimiento es muy favorecedor de avances en productividad y crecimiento económico. Juntos, estos hallazgos sugieren realmente que los entornos libres con bajos costes de transacción son buenos para el emprendimiento y el crecimiento en las naciones que consideramos.
Publicado el 12 de julio de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.