Los siguientes son seis de los mitos económicos más habituales que aparecen una y otra vez en los medios de comunicación de masas. Daré una breve descripción de cada uno y una breve descripción de la realidad económica, vista desde una perspectiva austriaca.
Mito 1: Aumentar el dinero lleva a la prosperidad económica
El mito keynesiano postula que aumentar la demanda agregada mediante un aumento de la oferta monetaria llevaría a más gasto, más empleo, más producción y un mejor nivel de vida.
La realidad es que un aumento en el dinero (cuando se inyecta en los mercados del crédito a través de préstamo bancario de reservas recién creadas) lleva a malas inversiones. La estructura temporal de la producción cae en un desequilibrio al estimular la inversión en proyectos desplazados más remotamente en el tiempo respecto del consumo final. Hay recursos insuficientes en la economía para completar de manera rentable todos los proyectos, ya que la preferencia temporal individual no ha cambiado, lo que significa que no hay aumento en los ahorros. Cuando aumentan los precios, debido a esta preferencia temporal sin cambios, estos proyectos se liquidarán, revelando la pérdida de capital. La producción será menor. El desempleo aumentará, mientras que los trabajadores se ajustan a la realidad económica.
Mito 2: Manipular los tipos de interés lleva a la prosperidad económica
Esto es un corolario del Mito 1, pero merece su propia explicación. En la visión keynesiana, tipos más bajos de interés son beneficios, por tanto el papel apropiado de las autoridades monetarias es rebajar el tipo de interés a través de operaciones de mercado abierto.
La realidad es que los tipos de interés son un producto del mercado, reflejando la interacción de la demanda de fondos prestables y la disponibilidad de fondos prestables. Históricamente, tipos de interés altos o bajos pueden tener causas múltiples, ninguna de las cuales son prima facie buenas o malas. Por ejemplo, los tipos pueden estar altos porque los empresarios tienen oportunidades altamente rentables debido a una regulación reducida o un cambio en la tecnología. Si no cambia la preferencia temporal y, por tanto, el ahorro no cambia, el tipo de interés sube y asigna los ahorros escasos a los fines más deseados. O los tipos de interés pueden ser bajos debido a un cambio en la preferencia temporal que lleva a aumentar los ahorros. Si las oportunidades empresariales no cambian, bajarán los tipos de interés. Igualmente la demanda de préstamos puede ser alta mientras el ahorro es alto o viceversa. Manipular el tipo de interés es realmente un acto de fantasía por parte de las autoridades monetarias, que creen que pueden conocer el impacto de miles de millones de decisiones en cambio continuo y que afectan a la oferta y la demanda de dinero.
Mito 3: Rebajar el tipo de cambio de la divisa, para dar más divisa local a cambio de extranjera llevará a una recuperación económica liderada por la exportación
La realidad es que ningún país puede obligar a otro a subvencionar su economía manipulando su tipo de cambio. Dar más divisa local subvenciona a los compradores extranjeros a corto plazo, pero crea posteriormente precios más altos en la economía local. Los primeros receptores del nuevo dinero (exportadores, sus empleados, sus suministradores, etc.) se benefician de una transferencia de riqueza de los receptores posteriores del nuevo dinero. Pero al ir subiendo el nivel de precios por el aumento en la oferta monetaria nacional, se vapora el beneficio para los compradores extranjeros. Luego los exportadores reclaman que las autoridades monetarias realicen otra ronda de intervenciones en el tipo de cambio. Los grandes ganadores son los compradores extranjeros. Los ganadores intermedios son los exportadores, pero sus ventajas terminan desapareciendo. Los perdedores son los no exportadores, especialmente la gente con rentas fijas.
Mito 4: La expansión monetaria no generará precios más altos
Actualmente, el gobierno de EEUU está dedicado a una campaña para convencernos de que puede al tiempo monetizar la deuda pública y llevar a cabo una flexibilización cuantitativa sin hacer que aumenten los precios.
La realidad es que no puede escaparse de los fundamentales de la ley económica en la esfera monetaria. Ludwig von Mises y muchos economistas austriacos excelentes desde entonces, como Murray Rothbard, han explicado que la relación entre un aumento en el dinero y un aumento en el nivel de precios no es mecánica. Sin embargo, como explicaba Mises, hay una relación positiva entre la oferta monetaria y el nivel de precios. En otras palabras, más dinero acaba llevando a precios más altos y viceversa. Lo que causa toda la confusión es que el nivel de precios puede en realidad caer incluso cuando se expande la oferta monetaria, si todo el dinero nuevo más parte del existente se atesora. Mises llama a esto la primera etapa de las tres etapas de la inflación. La gente espera que los precios se mantengan igual e incluso bajen, así que no aumentan su gasto aunque se expanda la oferta monetaria. Sin embargo, la gente acaba entendiendo que la oferta monetaria seguirá aumentando y que los precios no volverán al nivel anterior. En este momento, la gente empezará a aumentar el gasto para comprar a precios inferiores hoy en lugar de a precios superiores mañana. El nivel de precios aumentará incluso y se encoge la oferta monetaria, porque la gente gasta más rápido el dinero previamente atesorado. Esta es la segunda etapa de la inflación de Mises. En la etapa final, el dinero pierde su valor, ya que la gente lo gasta lo más rápidamente posible. Es la tercera etapa de Mises, el “estallido del auge”.
Entretanto, se acalla sin embargo la inflación por diversos factores.
- Aunque la Fed está aumentando su balance y la base monetaria (es decir, divisa más reservas bancarias), que controla directamente, se está induciendo a los bancos a mantener cantidades masivas de reservas extraordinarias en lugar de prestarlas, porque la Fed está pagando intereses por ellas.
- Aun así, los bancos están efectuando préstamos e inversiones y la base monetaria de EEUU está creciendo rápidamente, pero también la demanda de dinero está aumentando, ya que los gobiernos extranjeros, hasta recientemente, continuaban creando reservas en dólares. Simultáneamente, los ciudadanos de países extranjeros con divisas inestables están atesorando dólares.
- Parte del nuevo dinero está yendo temporalmente a los mercados de activos, creando condiciones de burbuja en la bolsa y el mercado del arte y una burbuja incipiente en algunas partes del reavivado mercado inmobiliario.
Mito 5: Más y mejores regulaciones aplicadas con más vigor pueden impedir pérdidas en préstamos e inversiones
Los políticos y sus agencias regulatorias creen que las crisis monetarias anteriores las causó una combinación de estupidez, avaricia y delincuencia por parte de banqueros y vendedores de inversiones.
La realidad es que ningún ejército de reguladores armados con las herramientas analíticas más modernas y los medios más poderosos de aplicación regulatoria puede impedir las malas inversiones producidas por la expansión de la oferta monetaria. La expansión monetaria anima los proyectos a plazo más largo para los cuales el coste del dinero es un factor importante en prever su éxito. Pero sin un aumento en el ahorro real, los recursos insuficientes asegurarán que muchos de estos proyectos nunca generarán un beneficio y deberán liquidarse. Las pérdidas de bancos e inversores son inevitables.
Mito 6: El gobierno puede impedir la hiperinflación
Es un corolario del Mito 4. Si nuestros amos monetarios creen que la expansión de dinero no causará precios más altos, entonces creen que pueden impedir la hiperinflación, es decir, la destrucción de la unidad monetaria como medio universal de intercambio.
La realidad es que la hiperinflación la causa una pérdida de confianza en la unidad monetaria, que las autoridades monetarias pueden ser incapaces de impedir. Una vez empieza el pánico, la demanda del público de tener dinero cae a cero o a casi cero. Los precios se disparan. Incluso si las autoridades monetarias se convierten en este momento y paralizan la oferta de dinero, el pánico seguirá su curso. Nadie querrá ser el último en tener papel sin valor. Sin embargo, lo más probable es que las autoridades monetarias ayuden e inciten el pánico, aunque sea inconscientemente, debido a presiones políticas para aumentar los pagos a electores locales poderosos, como jubilados, militares, el sector de la seguridad pública, subcontratas públicas, etc. Sin embargo, la naturaleza exacta de la hiperinflación está por ver. El que tome la forma de una hiperinflación completa de, por ejemplo, la Alemania de la década de 1920, o una mucho más suave como la que apareció en países sudamericanos durante las décadas de 1970 y 1980, es imposible de predecir.
Publicado el 21 de agosto de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí: aquí.