Cinco lecciones aprendidas del referéndum escocés

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Las autoridades públicas en Reino Unido han declarado que la campaña del “Sí” a la secesión ha fracasado por un margen de aproximadamente el 55% frente al 45%. Aun así, incluso sin un voto mayoritario por la secesión, la campaña por la independencia del Reino Unido ya ha proporcionado numerosas ideas del futuro de los movimientos de secesión  y de quienes defienden el status quo.

Lección 1: La élites globales temen enormemente la secesión y la descentralización

Las instituciones y personas de la élite, incluyendo Goldman Sachs, Alan Greenspan, David Cameron y varios grandes bancos renunciaron a toda cautela para inculcar tanto temor acerca de la independencia como fuera posible. Los banqueros globales juraron castigar a Escocia, declarando que se irían de allí si se declarara la independencia.

Según un informe:

Un informe del Deutsche Bank la comparaba con la decisión de volver al patrón oro en la década de 1920 y decía que podría generar una repetición de la Gran Depresión, al menos al norte de la frontera.

En lo que respecta a predicciones de ruina económica, no habría más histeria que esa. Salvo que la hay. David Cameron casi estalla en lágrimas rogando a los escoceses que no voten por la independencia.

La arremetida de la élite contra la secesión empleó al menos dos estrategias- La primera incluía amenazas y lecciones de “por vuestro propio bien”. Las cosas “no irán bien” para Escocia en caso de secesión, entonaba Robert Zoellick, del Banco Mundial. John McCain daba a entender que la independencia escocesa sería buena para los terroristas. La segunda estrategia incluía rogar, lo que, por supuesto, delataba lo realmente temerosa que está la clase dirigente occidental respecto de la secesión.

Además del histrionismo de Cameron basado en la nostalgia y las apelaciones sensibleras a no romper “esta familia”, este intentó (aparentemente con éxito) sobornar a los votantes escoceses con numerosas promesas de más dinero, más autonomía y más poder dentro del Reino Unido.

Las amenazas que se centraban en el futuro del sistema monetario escocés son particularmente reveladoras. Lo ultimísimo que los gobiernos en Londres, Bruselas o Washington quieren ver es que un país occidental establecido abandone un sistema monetario y se una de inmediato a otro. La secesión política es lo bastante mala y es una espina en el costado de la UE, que claramente espera algún día establecerse como una unión perpetua sin opción de salida. Una salida con éxito de una divisa global, aunque sea para unirse posteriormente a la UME, implicaría que los países tienen opciones monetarias distintas que verse absorbidas completamente (y permanentemente) por la UME.

Lección 2: Los movimientos de secesión reclamarán que se vote

Mientras las élites de Reino Unido desesperaban por ver fracasar el referéndum de Escocia, pocos argumentaban que los escoceses no tuvieran derecho a votar en este asunto. Algunos argumentaban que todo Reino Unido debería votar sobre ello, pero la mayoría de los observadores parecían sencillamente aceptar que los escoceses tenían derecho a votar por sí mismo sobre el estatus de Escocia en Reino Unido.

Esto son malas noticias para muchos regímenes americanos y europeos en los que las tradiciones de la democracia supuestamente son fuertes, pero se manipulan para favorecer la centralización. Por el ejemplo, el gobierno de Estados Unidos se aferra a la idea de que no podría tener lugar ninguna secesión si no es aprobada por el gobierno central y la mayoría de lo estadounidenses denunciará sumisamente cualquier intento de un voto secesionista como traición. Pero en Europa, la mera existencia del referéndum escocés pone en cuestión la legitimidad de los esfuerzos los gobiernos centrales de ignorar o prohibir votaciones locales sobre la independencia. El gobierno italiano ha rechazado prácticamente ni siquiera reconocer la existencia del referéndum veneciano y el gobierno español en Madrid ya ha reiterado que ignorará los resultados de la próxima votación en Cataluña.

No pasará desapercibido que la gente que ignora esos resultados democráticos cuando ponen en peligro el status quo de la élite son los mismos que alaban las virtudes de la democracia cuando se ajusta a sus propósitos centralizadores o cuando se usa para justificar guerras en el extranjero.

Aquellos regímenes que niegan una votación o rechazan reconocer las votaciones de secesión continuarán pareciendo cada vez más retrógrados con el tiempo y mucho de esto se deberá a la prerrogativa casi sin oposición de los escoceses a realizar votaciones locales de secesión.

Algunos regímenes pueden intentar sortear esto requiriendo votaciones sobre secesión en toda la nación. Así, en el caso de Venecia, es mucho más fácil abordar una situación en la que el gobierno en Roma permitiría a toda Italia votar si Venecia podría independizarse o no. Ese voto sería seguro desde la perspectiva del régimen central, ya que sería muy improbable independizarse bajo esas condiciones. Los italianos del sur se benefician de ingresos fiscales obtenidos de la región del Véneto. También la región catalana es una de las más productivas de España, así que un voto en toda la nación casi con seguridad se inclinaría hacia continuar explotando a Cataluña en beneficio de españoles menos productivos.

Algunos observadores han insistido en que las relaciones entre esas regiones y los gobiernos centrales en cuestión son como “matrimonios” y las secesiones con como “divorcios”. Por supuesto. Una analogía mejor sería la de una esposa maltratada buscando abandonar la relación en busca de un hogar más seguro. Dar a todo un electorado nacional una votación es como dar a un esposo abusador el poder de veto a cualquier intento de divorcio.

Sin embargo es interesante señalar que Escocia no está en la misma posición que el Véneto o Cataluña en el sentido de que no es un área rica de Reino Unido. De hecho, desde el punto de vista de presupuestos e ingresos fiscales (ignorando la dimensión monetaria), Inglaterra no vería un impacto muy negativo por la huida de Escocia. Si las cosas hubieran sido distintas, podríamos no haber visto la misma actitud aceptante hacia un referéndum. Sin embargo, se ha establecido el precedente.

Lección 3: Las ideas estadounidenses acerca de la secesión son simples y provincianas

Para muchísimos estadounidenses, el concepto de secesión no tiene sentido fuera del contexto de la Guerra de Secesión. Como nunca se menciona, convenientemente, que la Revolución Americana fue el resultado de la secesión del Imperio Británico, los estadounidenses no saben prácticamente nada de ningún otro movimiento secesionista en un contexto que no sean la Confederación y la esclavitud. Algunos estadounidenses de cierta edad asocian secesión con las guerras yugoslavas de la década de 1990, pensando erróneamente que la guerra fue causada por la secesión y no por décadas de gobierno comunista centralizador.

Así que la mayoría de los estadounidenses, cuando afrontan una pregunta sobre secesión, solo tienen dos respuestas: (1) Si quieres la secesión, debes querer la “balcanización”. Así, se quiere decir que secesión equivale a limpieza étnica y guerra civil sangrienta. (2) “Si quieres la secesión, debes ser un racista”. Porque, por supuesto, la secesión no puede servir a otro propósito que a extender la esclavitud.

La cuestión escocesa ha dejado claro que en el resto del mundo, la mayoría de los seres humanos educados entienden que la secesión se ha usado en una amplia variedad de contextos históricos y políticos. Evidentemente, la esclavitud no tiene nada en absoluto que ver con los movimientos secesionistas en Quebec, Escocia, el Véneto o Cataluña.

Además, los estadounidenses del estilo típico de autoritarios que justifican cualquier estado de cosas injusto repitiendo dogmáticamente la expresión “es la ley” actúan como si el asunto de la autonomía regional y la independencia se hubiera resuelto de una vez y para siempre en 1865 con la Guerra de Secesión. Presumiblemente, para esta gente el asunto se resolvió hasta el fin de los tiempos, porque algunos otros (todos los cuales hace mucho que están muertos) hicieron una guerra por ello. Hacen falta niveles verdaderamente impresionantes de filisteísmo para pensar que algo político fue resuelto por siempre por algo que hizo otro hace un siglo y medio. Sin embargo, entre grupos humanos más racionales y razonables, se reconoce que las condiciones y lealtades políticas cambian constantemente.

Al mismo tiempo, los pro-secesionistas en Estados Unidos que invocan dogmáticamente la constitución de 1787 como prueba de la legalidad de la secesión, continuarán fracasando en ganar conversos. La constitución como la veían los que la  escribieron está muerta y enterrada desde hace al menos un siglo. La antigua interpretación es demasiado limitadora en cualquier caso y solo se aplica a estados completos de EEUU, no a porciones de estados.

Lección 4: La secesión es una buena manera de negociar

Como aprendimos de la experiencia escocesa, los centralizadores temen la secesión hasta el punto de que están dispuestos a echar un montón de huesos a los secesionistas. Por supuesto, en el caso de Escocia, que es una región preceptora neta de dinero de impuestos, estas promesas implican mucho bienestar público. En el caso del Véneto, por ejemplo, las cosas serían distintas. En todo caso, amenazar con la secesión es una táctica útil para obtener autonomía adicional. Además, siempre ayuda a obligar a un gobierno central a someterse a un referéndum sobre su legitimidad. Esto no debería hacerse en unas elecciones excepcionales, como han hecho los escoceses, sino como una característica normal del proceso político.

Sin embargo, por desgracia, lo que realmente importa al régimen es la capacidad de inflar la oferta monetaria y controlar el sistema financiero. Los políticos del gobierno central estarían dispuestos a compartir muchos poderes, pero el de inflar y controlar a los bancos nunca se entregará con facilidad.

Lección 5: La centralización es innecesaria para el éxito económico

Como predijo Martin Van Creveld y varios otros observadores de tendencias en la legitimidad del estado, el estatus del estado como el hecho central de en el orden político del mundo continúa disminuyendo con grupos nacionales y regiones económicas más pequeños quebrando el antiguo orden a favor de tanto de la autonomía local como de las alianzas internacionales. El esfuerzo de secesión escocesa es simplemente uno de los muchos ejemplos recientes. La derrota a corto plazo del referéndum hará poco por alterar esta tendencia.

Además, las realidades económicas del mundo moderno, con capital y trabajo en constante movimiento, continuarán socavando el estado-nación moderno, que se ha construido en gran parte sobre la idea de nacionalismo económico y el mito de que puede alcanzarse la autosuficiencia nacional.

La proliferación del comercio entre naciones con enormes mercados nacionales, fuerzas laborales y una voluntad de comerciar internacionalmente ha echado abajo las viejas afirmaciones nacionales de que solo el estado-nación puede proporcionar a los mercados el poder coactivo y la influencia internacional para el crecimiento económico. De hecho, los escoceses, los venecianos y los catalanes ven el acceso a los mercados internacionales como algo que es bastante obtenible sin el equipaje adicional del estado central a quien están actualmente sometidos. ¿Necesita Venecia a Roma para comerciar con China? Es improbable.

Como ha apuntado Peter St. Onge, las naciones pequeñas van bastante bien en lo que se refiere a rendimiento económico y la pequeñez difícilmente es una carga. Esta afirmación de que mayor es mejor ha sido siempre fácilmente refutable, pero ha seguido siendo popular durante siglos. El éxito de las afirmaciones de los secesionistas escoceses de que Escocia sí podría competir internacionalmente ha demostrado que el predominio del viejo mito continúa quebrándose.

Conclusión

Algunos periódicos británicos han declarado que “el sueño se acabó” para la independencia de Escocia. Eso parece poco probable, salvo que por “acabado” los periódicos quieran decir “acabado para los próximos años”. En toda Europa, la tendencia hacía más independencia y autonomía regional continuará creciendo al irse estancando las economías y al continuar las élites de Bruselas o Roma o Madrid manteniendo que saben más. Las promesas de los centralizadores se vendrán abajo en muy pocos años.


Publicado el 20 de septiembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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