Crimen organizado – Nuestra totalitaria burocracia reguladora

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Este artículo fue extraído del libro Crimen Organizado, escrito por Thomas DiLorenzo y traducido por Juan José Gamón Robres. Descarga el libro aquí.

En el capítulo 5 del clásico de F.A. Hayek titulado “Camino de servidumbre” (“Road to Serfdom“), el premio Nobel advertía que el Estado no necesita controlar directamente a todos o ni siquiera a la mayoría de los medios de producción para ejercer un control totalitario sobre la vida económica de la nación. Citó el ejemplo de Alemania donde, ya en 1928, “las autoridades centrales y locales controlaban directamente el 53%” de la economía alemana. Además de esto, escribía Hayek, la industria privada en Alemania estaba tan extensamente regulada que el Estado controlaba indirectamente “casi toda la vida económica de la nación”. Fueron esos controles totalitarios los que llevaron a Alemania a recorrer el “camino de servidumbre”. Como señaló después Hayek, “no hay casi ningún fin individual cuya consecución no sea dependiente de la acción del Estado, y la ‘escala social de valores’ que guía la acción del Estado ha de abrazar prácticamente todos los fines individuales”. En otras palabras, la regulación estatal estaba tan omnipresente que el logro de beneficios, a impulsos de las preferencias de los consumidores, fue en su mayor parte sustituido por los caprichos de los burócratas reguladores.

Puede parecer chocante a algunos, pero los Estados Unidos de América de hoy supera a la Alemania Nazi de los años treinta con respecto al grado en que el Estado interfiere y controla la actividad económica. En primer lugar, el gasto público, en todos los niveles de gobierno, representa alrededor del 40% de la renta nacional. Difiere en unos cuantos puntos porcentuales año tras año, pero ha estado por encima del 40 por ciento en años recientes. Sin incluir todos los gastos extra-presupuestarios de las agencias del Estado Federal, de los Estados y de los gobiernos locales, como James Bennett y un servidor expusimos en nuestro libro, “Underground Government: the Off-budget Public Sector” (“El Estado Oculto: El Sector Público No Incluido En El Presupuesto“). Si se incluyera el gasto público expresado en puntos porcentuales respecto de la Renta Nacional sería por lo menos del 45-50%, cifra que no está muy alejada del 53 % de la Alemania nazi a que aludía Hayek.

En cuanto a la regulación se refiere, a nivel federal hay 9 departamentos ministeriales que regulan, controlan y reglamentan la vivienda, el transporte, los cuidados sanitarios, la educación, la energía, la minería, la agricultura, el empleo y el comercio en general. Además de las docenas de agencias reguladores federales, los gobiernos de los Estados también suministran una montaña de regulaciones. El sitio web del Estado de Alabama, por ejemplo, lista agencias reguladoras y comisiones que rigen sobre: la jubilación, la geología, la salud pública, la educación, la conservación, los recursos naturales, las relaciones industriales, la agricultura, la tercera edad, el turismo, las agencias de viaje, los asuntos atinentes a los veteranos, la gestión medioambiental, la ciencia forense, el desarrollo de negocios, la rehabilitación, la banca, los seguros, el trabajo, el transporte, los servicios a la juventud, la infancia, la producción de películas de cine, los puertos, los discapacitados, el arte, el suelo, el petróleo y el gas, los bosques, la ética, la minería de superficie, las bebidas alcohólicas, las subastas y las iniciativas basadas en “credos religiosos”. Y Alabama es un Estado relativamente conservador; la mayoría de los demás Estados probablemente cuenta con listas mucho más largas de funciones regulatorias.

Debido a los inevitables fallos de toda la planificación gubernamental en una democracia, Hayek escribió que “(se extenderá) la convicción de que si se quiere hacer una planificación eficiente, debe quitarse la dirección a los políticos y ha de ponerse en manos de expertos – que serían funcionarios permanentes o cuerpos autónomos independientes”. Es más, el “clamor a favor de una dictadura económica es una fase característica del movimiento hacia la planificación (central) de toda economía. Esto, en efecto, describe muchas de las funciones regulatorias antes mencionadas pero es especialmente descriptivo de los “zares” que ahora pueblan la rama ejecutiva del gobierno federal. Lo que en 2010 incluía nombramientos políticos con estatus de “zar” para las siguientes categorías: Afganistán, SIDA, Reciclado, Fronteras, Recursos Hídricos de California, Automóviles, Oriente Medio, Golfo Pérsico, Pakistán, Sur de Asia, clima, Violencia doméstica, Drogas, Economía, Energía, Medio Ambiente, Iniciativas basadas en la Fe Religiosa, Evaluación del Rendimiento de la Acción de Gobierno, Grandes Lagos, Empleos verdes, Cierre de la Base de Guantánamo, Salud, Información, Inteligencia, Ciencia, Legislación de fomento o estímulo, Pagos, Regulaciones, Sudán, TARP, Tecnología, Turismo, Asuntos Urbanos, Armas, Armas de Destrucción Masiva, Guerra, Petróleo, Fabricación, Seguridad Informática, Seguridad en las Escuelas e Irán.

Sería muy difícil en efecto rebatir la proposición de que la economía de los Estados Unidos hoy está todavía más extensamente controlada, regulada y reglamentada por el Estado que lo fue la Alemania Nazi como la describió Hayek en “Camino de Servidumbre“. Los norteamericanos han caminado muchas millas por el camino de la servidumbre engañándose a si mismos con la idea de que, de alguna manera, el Dios de la democracia les salvará de la esclavitud estatal. Como advirtió Hayek, “no existe justificación a la creencia de que en cuanto el poder sea conferido por procedimientos democráticos, no pueda ser arbitrario …”.


Traducido del inglés por Juan José Gamón Robres – mailto: juanjogamon@yahoo.es.

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