Pakistán y el problema de la ayuda militar

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“Comercio, no ayuda”, dijo el actual primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif. Fue seis años después de su independencia de la India, en 1947, cuando Pakistán sufrió una casi-hambruna debido a dos temporadas de falta de cosechas por falta de las lluvias del monzón. En ese momento Pakistán no tenía suficientes divisas fuertes para comprar trigo en el mercado internacional. El Departamento de Estado de EEUU consideraba a Pakistán el borde de la hambruna, así que el presidente Eisenhower consiguió la aprobación del Congreso para enviar un millón de toneladas de trigo (conocida como la Ley de Ayuda del Trigo), empezando así la trágica adicción de Pakistán a la ayuda exterior de EEUU.

Según el exembajador pakistaní de en EEUU, Husain Haqqani, los consejeros de Eisenhower habían dicho de su programa que era para “llevar al estratégicamente situado Pakistán dentro del sistema de defensa del mundo libre” y “crear un ejército pakistaní y acabar ubicando allí bases aérea estadounidenses”. Pakistán siempre se ha dirigido a estados Unidos en busca de armamento caro y ayuda económica, especialmente debido a las frecuentes tensiones con su mucho mayor vecino, la India. A cambio de armamento, el gobierno de EEUU haría de Pakistán un aliado clave en su “Línea Norte de Defensa” (que también incluía una alianza con Irán, Iraq y Turquía) para luchar contra la amenaza soviética. EEUU entró en numerosas negociaciones para instalar finalmente bases en Pakistán. El 19 de mayo de 1954, Pakistán y EEUU firmaron un Acuerdo de Asistencia Mutua de Defensa, que llevó a la “ayuda” militar de EEUU a Pakistán. Al mismo tiempo, los izquierdistas e islamistas se opusieron a este diciendo que la militarización impediría el desarrollo, pero hoy en Pakistán el ejército ahora sigue siendo el jugador central en todos los asuntos, recibiendo enormes subvenciones mientras mantienen un férreo control sobre el sector privado. “Lo que no posee, lo controla”, dice Ayesha Siddiqa.

Un estado corporativo militar

La edad de oro de Pakistán se produjo durante la década de 1960, cuando su sector exportador superaba a los de Tailandia, Malasia e Indonesia combinados. Era un modelo entre sus vecinos asiáticos por estrategia de crecimiento liderada por las exportaciones. Durante este tiempo, estuvo bajo gobierno militar y el crecimiento económico permitió al gobierno crear una gran burocracia. La burocracia a su vez le permitió idear una nueva ideología para Pakistán en la que se glorifica el complejo económico-militar.

Incluso para los estándares internacionales, el ejército de Pakistán no es exactamente insignificante y quizá sea más notorio por ser el primer ejército con armas nucleares controlado por musulmanes. En el interior, empequeñece casi todas las demás instituciones y las fuerzas armadas controlan algunas de las empresas más grandes en la nación al tiempo que mantienen monopolios en numerosas industrias.

El ejército controla 11,58 millones de acres, o el 12% del territorio total del estado. Se han distribuido seis millones de acres entre oficiales militares desde 1960. Los proyectos en los que está implicado el ejército incluyen: panaderías, estaciones de servicio, peluquerías, fábricas de cemento y textiles, cereales, fábricas de zapatos, cátering y decoración, fabricación de herramientas y troquelería, controlar un tercio de la industria pesada, fertilizantes, educación, universidades, finanzas, seguros, centros médicos y diversas tiendas. A pesar de esto, la política de compinches ha llevado a una economía débil y a desórdenes políticos. El país disfruta de enormes recursos naturales, incluyendo enormes terrenos, reservas de gas natural, petróleo, mucho carbón, mineral de hierro, cobre, sal, piedra caliza y oro, muchos de ellos aún por descubrir. También presume de tener uno de los más grandes sistemas de irrigación del mundo.

Según unos pocos informes de la Agencia de Investigación Medioambiental, Pakistán tiene la segunda mina de sal más grande, las segundas reservas de carbón más grandes, la cuarta mina de oro más grande y la sétima mina de cobre más grande. El país s el undécimo mayor productor de trigo, el duodécimo productor de arroz y el séptimo país en tener energía nuclear. El campo de carbón de Thar se dice que contiene 175.000 millones de toneladas de lignito de buena calidad. El país es más bajo que Irán y debido a su menor altitud tiene abundancia de petróleo bituminoso en el subsuelo, las estimaciones de la Administración de Información de la Energía indican unas reservas de gas bituminoso de 105 billones de pies cúbicos y más de nueve mil millones de barriles de crudo. Es más petróleo bituminoso que en Canadá, que actualmente está experimentando un auge en el gas. Y aun así, el pakistaní medio ve poco beneficio de estas ventajas naturales, todas las cuales están por el contrario controladas en beneficio y para el goce del complejo militar-industrial de Pakistán.

Hoy muchas empresas “privadas” no cotizan en la bolsa porque, según Siddiqa, una función principal de estos negocios es servir como hucha privada para la jerarquía militar privilegiada. Continúa describiendo un término interesante al que llama “milbus” (abreviatura de “military-business” [“ejército-negocios”]), que es “capital militar usado para el beneficio personal de la fraternidad militar, especialmente los cuadros de oficiales, que no se registra como parte del presupuesto de defensa”.

Por desgracia para muchos pakistaníes corrientes, una economía militar es solo otro tipo de capitalismo de compinches. Como consecuencia, Pakistán ya no es el modelo que era en la década de1960. El legado de la ayuda exterior en la economía de Pakistán está ahora demasiado claro. Inundado de ayuda exterior de Estados Unidos durante décadas, Pakistán se encuentra ahora sin embargo teniendo que mirar a los mismos países que una vez usaron a Pakistán como modelo, para encontrar una salida a su mal militar-industrial.


Publicado el 11 de noviembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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