La decadencia de la colonia de Plymouth

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[Este artículo es un extracto de Conceived in Liberty (1975)]

¿Qué estaba pasando entretanto a Plymouth, la colonia madre de toda Nueva Inglaterra? Sucintamente, estaba declinando rápida e irremisiblemente. Como hemos visto, su comercio de pieles prácticamente había desaparecido en 1640. Y durante los siguientes 20 años, solo se produjo una mayor decadencia. A mediados de la década de 1640 el pueblo de Plymouth era prácticamente un pueblo fantasma y económicamente la colonia se había convertido en un lugar atrasado de la Bahía de Massachusetts.

En la década de 1640, Plymouth, como Massachusetts, vio menguar la intensidad de su celo religioso y cómo aumentaban la herejía y la laxitud “moral”. Plymouth estaba en una encrucijada respecto de cómo reaccionar a esta evolución: ¿con la libertad y la tolerancia o siguiendo la vía de la persecución de Massachusetts? El momento crítico llegó en 1645 cuando William Vassall, un importante comerciante, presentó ante el Tribunal general de Plymouth, así como en el de la Bahía de Massachusetts, una petición de completa libertad religiosa: que concedieron “una tolerancia total y libre de las religiones de todos los hombres que preservare la paz civil y el sometimiento al gobierno”. “Todos los hombres” significaba exactamente eso, incluyendo familistas, católicos romanos y judíos. Había una gran simpatía en el Tribunal General a favor de la petición de Vassall. De hecho tenía el apoyo de la mayoría de la cámara de diputados e incluso de un viejo jornalero como el capitán Miles Standish. Pero la oligarquía gobernante de la colonia, encabezada por el gobernador Bradford, Thomas Prence y Edward Winslow se oponía fuertemente a la libertad religiosa y fue capaz de bloquear su aprobación.

Este fue el punto de inflexión y durante las siguientes dos décadas, Plymouth acompañó su decadencia económica siguiendo el liderazgo de Massachusetts en aumentar la teocracia y la persecución religiosa. La colonia procedió a imponer multas por no acudir a la iglesia, penas corporales por negar las escrituras y negación de los derechos de ciudadanía a todos los críticos de las leyes de Plymouth o de la “religión verdadera”.

Uno de los problemas persistentes de Plymouth fue la escasez de ministros, agravada por su pobreza, decadencia e intolerancia en aumento. Para resolver esta escasez, Plymouth dio otro paso fatal por la vía teocrática: estableció una iglesia oficial soportada por impuestos. Las protestas contra esta nueva fundación estuvieron encabezadas por el Dr. Matthew Fuller, del pueblo de Duxbury, quien por sus actividades fue acusado de “infame” por las autoridades de Plymouth y se vio obligado a pagar una fuerte multa.

A pesar de esta fundación, los ministros peregrinos siguieron siendo pobres, ya que tenían que recaudar ellos mismos los impuestos del púlpito y los parroquianos tenían normalmente muchas penurias.

La persecución religiosa continuó recrudeciéndose. La colonia no se creía tan pobre como para no permitirse inspectores de la juventud: se nombró a uno en cada parroquia para supervisar y fustigar a cualquier niño revoltoso en la iglesia. Cuando fracasaba este procedimiento, los inspectores aumentaban sus penas de fustigación e incluían también a las niñas en este castigo corporal.

El gobernador William Bradford murió en 1657 con 67 años. Dejó empobrecida la colonia, aunque él muriera en la riqueza, siendo el más rico de Plymouth. Le sucedió Thomas Prence, al que le gustaba considerarse como el “terror de los malvados”. Cuando llegó a Plymouth el influjo cuáquero, Prence hizo lo que prometía. Aprobó leyes contra los cuáqueros que determinaban al arresto sumario de sospechosos de herejía, para mantener fuera de la colonia a supuestos hombres libres “corruptos”. Y como bofetada especial a cualquier desviación anglicana, se prohibió la pecadora práctica de la celebración de la Navidad.

En 1659 se desterró a seis cuáqueros y el gobernador Prence tronó que todos los cuáqueros merecían “ser destruidos, tanto ellos como sus mujeres y sus hijos, sin pena ni piedad”. Pero la mayoría de los peregrinos se oponían a su reclamación de victoria total. En consecuencia, la colonia no desolló, marcó o mutiló (ni por supuesto mató) a sus cuáqueros, como hizo la Bahía de Massachusetts.

El principal caso de persecución cuáquera en Plymouth fue el de Humphrey Norton, que fue desterrado y luego reintegrado. Aunque denunciado por el gobernador Prence, Norton rechazó, de acuerdo con los principios cuáqueros, hacer un juramento de fidelidad. Condenado a ser azotado, Norton consiguió escapar al castigo al rechazar pagar la habitual tarifa al jefe de policía por el “servicio” de ser azotado y fue expulsado de nuevo.

Igual que en la Bahía de Massachusetts, había una oposición pública extendida a la persecución: la propia persecución multiplicó el número de conversos cuáqueros. Así, casi todo el pueblo de Sandwich, en la entrada a Cape Cod e convirtió a la fe cuáquera. Barnstable, más dentro en el cabo, alojó y protegió con liberalidad a los cuáqueros. De hecho, el ministro peregrino de Barnstable, el reverendo John Lothrop, aceptaba como miembros de la iglesia a todos los que prometieran obedecer los diez mandamientos.

Para ocuparse del peliagudo problema de Sandwich, el gobierno colonial de Plymouth envió allí al primer agente colonial especial de policía, George Barlow, que pronto sería conocido como el “terror de los cuáqueros”. A Barlow la pagaba a comisión la colonia de Plymouth para que encontrara herejes, Naturalmente, su celo no tenía límites. Barlow saqueó despiadadamente el pueblo de Sandwich, encontrando a todos sospechosos y privando de derechos a ocho libertos. La gente de Sandwich se ocupó de Barlow a su buena manera: resistiéndose, hostigándolo junto con su familia y poniéndole en el cepo. Finalmente, la gente triunfó y Barlow fue expulsado del pueblo.

Otro centro importante de resistencia y herejía fue Duxbury, al norte del pueblo de Plymouth. Duxbury era un pueblo lleno de baptistas y cuáqueros conversos. Aquí la resistencia a la tiranía de las autoridades de Plymouth estaba liderada por el reverendo John Holmes y la  familia Howland. Las autoridades pusieron a Zoeth Howland en el cepo por criticar a los ministros perseguidores y muchos ciudadanos de Dubury se unieron a él al elegir pagar la multa en lugar de acudir a la iglesia peregrina. Para el gobernador Prence fue especialmente mortificante el hecho de que su propia hija Elizabeth  se había enamorado de Arthur Howland, el jefe de los opositores a su gobierno tiránico. Prence arrestaba a Howland una y otra vez y le multaba severamente por el delito de cortejar a Elizabeth, pero Prence finalmente, tras una década, renunció y permitió su matrimonio.

Uno de los centros más importantes de resistencia liberal en Plymouth fue el pueblo de Scituate, en el extremo norte de la colonia. Aquí la resistencia la encabezaron dos líderes eminentes de la colonia, el veterano vicegobernador, capitán James Cudworth y Timothy Hatherly, un miembro del Tribunal General durante 20 años. Hatherly fue expulsado sumariamente del Tribunal General y perdido sus derechos por la provincia, pero el pueblo de Scituate le relegía tercamente como diputado. Sin embargo, el general Court rechazaba aceptar al obstinado Hatherly. Por su parte, Cudworth fue cesado de su alto cargo como uno de los dos comisionados de Plymouth de las Colonias Unidas. Cudworth denunciaba amargamente las acciones: “Nuestros poderes civiles se han ejercitado así en asuntos de religión y conciencia de forma que no tengamos tiempo para realizar nada que tienda a la promoción de la salud civil”. Cudworth atacaba también el establecimiento de una religión oficial, así como la persecución de los cuáqueros. Pero también la protesta de Cudworth se atendió de la forma habitual: fue cesado como vicegobernador, privado de su mando militar y desposeído de sus derechos.

Este trato a Cudworth no hizo sino aumentar la marea de protestas. Los asustados magistrados decidieron nombrar peregrinos sólidos y fiables en cada pueblo para discutir con los cuáqueros y convertirlos. Pero esta política resultó desastrosa. El diácono John Cooke, nombrado oficialmente para espiar herejes, se convirtió a la fe baptista y fue excomulgado por los peregrinos. Un golpe mucho más significativo para las autoridades fue el caso de Isaac Robinson. Robinson, hijo del apreciado reverendo John Robinson, el fundador de la secta peregrina, que nunca había abandonado Leyden (Holanda), fue nombrado convencedor oficial en Sandwich. Por el contrario, el supuesto conversor se convirtió él mismo y se convirtió en cuáquero. Los amargados magistrados denunciaron a Robinson por “diversos escándalos y falsedades”, le expulsaron de todos sus cargos y le privaron de sus derechos como hombre libre.

Al final, los cuáqueros resultaron victoriosos, como pasó en la Bahía de Massachusetts. Un pueblo tras otro en la colonia de Plymouth acabó asumiendo la concesión de derechos civiles completos a los cuáqueros. La muerte del anciano gobernador Prence en 1673 puso al frente a la más liberal nueva generación y el nuevo gobernador, Josiah Winslow, restauró todos los derechos civiles a los cuáqueros y sus defensores. También James Cudworth fue renombrado vicegobernador. Había acabado el viejo celo perseguidor en la colonia de Plymouth.


Publicado el 27 de noviembre de 2014. El artículo original se encuentra aquí.

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