La extraña fe de Robert Lucas en Bernanke

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Últimamente Mises Daily puede haber dado la impresión de que solo atacamos a Paul Krugman. Para compensar, hoy difamaré a otro premio Nobel, el economista de la Escuela de Chicago, Robert Lucas. Como es habitual entre muchos economistas “pro-mercado”, el innegablemente agudo Lucas inexplicablemente no ve ningún problema en que el gobierno fije precios en lo que respecta a los tipos de interés.

En su reciente artículo de opinión en el Wall Street Journal, Lucas escribe:

La rebaja de los tipos e interés de la reserva Federal del pasado martes fue bienvenida, pero también recibida con escepticismo. Una vez el tipo de los fondos federales se reduce a cero, o casi cero, ¿no significa esto que la política monetaria ha ido todo lo lejos que puede ir? A esta opinión ampliamente compartida se apeló en la década de 1930 para racionalizar el papel pasivo de la Fed mientras la economía de EEUU se deslizaba hacia una profunda depresión.

Este artículo no es el lugar para debatir sobre la Gran Depresión, pero baste con decir que los esfuerzos muy conscientes de Herbert Hoover (y luego de FDR) de “mantener el poder adquisitivo” impidiendo los recortes salariales fue un factor importante en convertir el crash de la bolsa en una recesión de una década. (El hecho de que Hoover impusiera grandes aumentos en aranceles e impuesto de la renta tampoco ayudó).

La opinión de Lucas (que la recesión de 1929 habría sido una depresión común y corriente, pero la timidez de la Fed la convirtió en grande) fue popularizada por Milton Friedman. Resonaba cien con tipo de libre mercado, porque, después de todo, no acusa de la Depresión al capitalismo de laissez-faire, sino a fallos regulatorios.

Sin embargo, como argumentaba Matt Machaj en un Mises Daily anterior, esa retórica es difícil de aceptar para un defensor de un dinero y una banca verdaderamente basados en el mercado. ¿Es realmente “intervención” del gobierno si la Fed deja de inundar la economía con más papel moneda?

Dejadme decirlo así: si Lucas tiene razón y el “papel pasivo” de la Fed ayuda a explicar la génesis de la Gran Depresión, ¿qué pasó con todas las pequeñas depresiones que se produjeron en la historia de EEUU antes de que se fundara la Fed en 1913? ¿Fue la Fed aún más pasiva en la década de 1930 que durante su inexistencia en el siglo anterior?

Pero volvamos al artículo de Lucas:

La declaración del presidente de la Fed, Ben Bernanke, el pasado martes dejó claro que no comparte este punto de vista y pretende seguir actuando para estimular el gasto.

No debería ser ningún misterio lo que tiene en mente. Durante los últimos cuatro meses, la Fed ha puesto más de 600.000 millones de dólares en nuevas reservas en el sector privado, utilizados para descontar (prestar sobre) una amplia variedad de valores en poder de diversas instituciones financieras. (…)

Esta acción ha sido la más audaz de la función de prestamista de último recurso de la Fed en la historia del Sistema de la Reserva Federal. Mr. Bernanke dijo que está dispuesto a continuar o expandir esta actividad de descuento mientras lo requiera la situación.

Antes de analizar esta declaración, asegurémonos de ver lo audaz que ha sido esta acción. A continuación hay un gráfico de las cantidades tomadas prestadas de la Fed, desde 1919 hasta la actualidad. (Si entornáis los ojos, podéis ver la ligera subida a la que se refiere Lucas).

Ahora la gente se ha centrado correctamente en los peligros que una infusión así de masiva plantea para para la fortaleza del dólar. Estos temores están completamente justificados. Pero quiero centrarme en los aspectos políticos del comportamiento reciente de la Fed.

Analicemos la descripción de Lucas: la infusión de unos 600.000 millones de dólares en solo unos pocos meses ha venido de préstamos de la Fed a bancos, basados en colateral que nadie en el mercado aceptaría por su valor nominal. El propio Lucas dice:

¿Podría llamarse un rescate a los 600.000 millones de dólares en nuevas reservas? En cierto sentido, sí: La Fed está prestando en términos que los bancos privados no están dispuestos a ofrecer. No buscan “gangas” infravaloradas para la gente, ni esa es su misión. Su misión es proporcionar liquidez al sistema actuando como prestamista de último recurso. No nos importa la calidad de los activos que adquiera la Fed al hacer esto. Nos preocupa la cantidad de su pasivo.

¿Quién es “nos”? ¿Ke-mo Sah-bee? Es asombroso lo frívolo que resulta Lucas respecto de estas novedades. Apenas puede llegar a admitir que una infusión de 600.000 millones de dólares de dinero nuevo (que ningún inversor privado estaría tan loco como para realizar) constituye un rescate. Además, la promesa de Bernanke de continuar este patrón “mientras lo requiera la situación” suena terriblemente como un cheque en blanco.

La conmoverá inocencia de Lucas se ilustra aún más en su apoyo a la política de Bernanke:

No conlleva nuevas empresas públicas, ni posiciones en valores públicos en empresas privadas, ni fijación de precios ni otros controles sobre el funcionamiento de negocios individuales ni ningún papel del gobierno en la asignación de capital en distintas actividades.

Me divierte la última frase en particular. Confieso que no lo he intentado, pero apuesto a que si mandara un correo electrónico a Mr. Bernanke y le explicara que mi negocio necesita liquidez desesperadamente, me informaría de que no soy elegible para ninguno de sus generosos préstamos.

No estoy acusando a Ben Bernanke de ser nada más que un académico desorientado. Creo que sus políticas han sido terribles durante esta crisis, pero estoy dispuesto a atribuirlas a un error intelectual. Sea como sea, ha abierto la caja de Pandora. El precedente ya se ha establecido para la Reserva Federal para hacer inyecciones de cientos de miles de millones de dólares si resulta apropiado. En octubre, Barney Frank se dio cuenta de repente del asombroso poder que la ha tenido la Fed todos estos años, según esta explicación:

“[Bernanke] puede hacer cualquier préstamo que quiere con cualquier condición a cualquier entidad o persona en Estados Unidos que él piense que está justificado económicamente. Pregunté al presidente si tenía 85.000 millones de dólares para conceder así. Dijo: ‘Tengo 800.000 millones’”.

Claramente desconcertado después de su conversación con el presidente de la Fed, Ben Bernanke, el congresista de Massachusetts, Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, concluyó que nadie debería tener esa cantidad de dinero para disponer de él como le pareciera apropiado.

Por desgracia, esta percepción no llevó a un retorno al patrón oro o (mejor aún) a un completo retorno del dinero y la banca al mercado.

Por el contrario, lo que seguramente ocurra es que el Congreso actúe para poner a la Fed bajo su control en mayor medida:

“¡No puede devaluar la divisa a voluntad! ¡Ese es nuestro trabajo!”

Los próximos años van a ser muy interesantes. Es u lugar común decir cosas así, pero nuestro país está pasando un periodo realmente revolucionario. Pero me gustaba mucho más la canción de los Beatles que la interpretación de Paulson y Bernanke.


Publicado originalmente el 26 de enero de 2009. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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