Para “devolver”, añadir valor real

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Un reciente artículo en el izquierdista Independent argumentaba que los voluntarios estudiantes eran inútiles. En un proyecto que ponía a trabajar a universitarios de Reino Unido en una escuela local, el trabajo era tan malo que los albañiles ugandeses “desmantelaron la obra estructuralmente endeble que habían realizado [los estudiantes], reponiendo lo ladrillos y recolocando las maderas mientras los estudiantes dormían”.

“Devolver” está de moda hoy en día, pero cómo podemos saber si realmente estamos realizando una contribución o, como estos estudiantes, somos solo turistas que necesitan que después se limpie lo que hemos hecho.

La economía, por suerte nos da una respuesta muy elegante: La mejor manera de “devolver” es ganar dinero honrado y en gran cantidad.

Enseño en una escuela de negocios. Por muy horrible que parezca, uno de los mayores debates en las ciencias empresariales es la responsabilidad social. Los términos del debate son familiares: los izquierdistas, que dominan incluso las escuelas de negocios, quieren que las empresas hagan caridad en penitencia por su maldad a la hora de hacer dinero. Por otro lado, la visión “pro-negocio” viene de Adam Smith: la avaricia, a falta de una palabra mejor, es buena. Porque la Mano Invisibles convierte el propio interés en un bien social.

Por supuesto podemos ir más allá_ el dinero que ganas no es neutralizado moralmente por la Mano Invisible. Más bien, el dinero que ganas indica en realidad que has contribuido al mundo. Más dinero significa más contribución. En El hombre, la economía y el estado, Rothbard señala que un precio voluntario pone un suelo sobre el valor creado. Un precio más alto recibido significa más valor creado para otros.

Si alguien está dispuesto a pagar a Kobe Bryant 300.000$ por partido, eso significa que Bryant crea al menos 300 mil dólares de valor por partido. Kobe puede ser un excelente programador informático o veterinario, pero 100 mil dólares por hora es probablemente su máxima contribución. Puede dormir tranquilo sabiendo que “devuelve” mucho simplemente jugando al baloncesto en televisión.

La lógica es la misma para nosotros, los mortales: mientras tu salario se gane honradamente, buscando la máxima paga es precisamente como realizas tu máxima contribución a la sociedad. Por “honradamente” queremos decir aquí obtenido sin coacción. Así que si no hay fuerza, no hay fraude. Esto significa que la mafia y el gobierno, por supuesto, queden fuera: salarios pagados por secuestrar camiones, intimidación de testigos o escolarización pública pueden sencillamente reflejar la capacidad de nuestro empleador para extorsionar dinero a otros.

Así que entre las formas “honradas” de vida, los datos están claros sobre la mejor manera de “devolver” a la sociedad: aprender matemáticas. Empezando por la ingeniería petrolífera, que se paga a 103.000$ anuales por un licenciado, catorce de los veinte sueldos más altos son ingenierías. Tras el petróleo, los más altos son químico, nuclear, informático y eléctrico. El resto siguen siendo fuertes en matemáticas: matemática actuarial, ciencia informática, sistemas de información, estadística y la ciencia lúgubre favorita de todos, la economía.

Por supuesto, no todos somos buenos en matemáticas. Quizá tu educación fue abundante en reciclaje de bricks de leche o en aprender canciones sindicales. Tanto bircks, tantas canciones simplemente no dejan tiempo para desarrollar las habilidades que realmente ayudan a otros.

Bueno, sigue habiendo esperanza: Khan Academy, Udacity y Udemy tienen cursos de matemáticas baratos o gratuitos, bien hechos y fáciles de entender. Algunos padres apuntan a sus hijos a cálculo con 8 años, en la Khan Academy, cosa que está prohibida en las escuelas públicas. Y, por supuesto, la Academia Mises tiene economía; al gusto austriaco, que es mucho más recomendable que la marca blanca.

Aun así, no todos quieren aprender matemáticas. Y todos merecemos la oportunidad de devolver. Así que los trabajos mejor pagados sin matemáticas son: enfermería (55 mil dólares para empezar), dirección de construcciones (52 mil), finanzas (menos matemáticas de las que parece) y empresas (casi sin matemáticas). Luego, por supuesto, esta lo grande: ser empresario. Aquí tú escribes las reglas, así que ganas tanto como estés dispuesto a poner de tu parte.

Así que esos son los héroes. Tomémonos un momento para los reaccionarios egoístas. Lo que no están dispuestos a devolver. Los que quieren vivir de los ingenieros petrolíferos y los matemáticos actuariales del mundo, contribuyendo con poco a los problemas del mundo.

Aquí no hay sorpresas. Los estudios menos valorados incluyen: periodismo, interpretación, música, antropología, psicología, inglés. Todos pagan tan poco que realmente no estás contribuyendo mucho a nada. Ahora, no es un delito ser egoísta: una sociedad libre significa que eren libre de leer a deconstruccionistas franceses o hacer bonitos collages. En lugar de devolver a la sociedad aprendiendo cálculo o haciendo bonitos diagramas de Gantt para I+D.

Aun así, es triste que tantos no tengan la conciencia social para salir y aprender a diferenciar una función. En su lugar, se quedan sentados escribiendo jeremiadas llenas de sinónimos acerca de los problemas mundiales para los que ellos mismos no son capaces de levantarse del sofá para resolverlos.

Por supuesto, luego están las profesiones coactivas: funcionarios, guardias de prisiones, maestros públicos. Como sus salarios se obtienen a punta de pistola y los distribuyen los sindicatos públicos, no podemos saber realmente si contribuyen en algo en absoluto. Quizá sí, quizá no, lo que nos devuelve a la problema del albañil ugandés.

La moraleja para el estudiante de cualquier edad: si quieres suponer una diferencia para la sociedad, aprende primero a diferenciar una función. Si no puedes hacerlo, busca al menos algo honrado que te haga ganar mucho dinero. Solo entonces puedes estar seguro de que realmente estás ayudando a los demás.


Nota: las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Mises Hispano.

Publicado originalmente el 16 de diciembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.