El mercado restringe el fraude bancario, pero los bancos centrales lo permiten

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Originalmente, el papel moneda no se consideraba dinero, sino simplemente una representación de un material (el oro). Diversos certificados en papel representaban derechos en oro almacenado en los bancos. Los tenedores de certificados en papel podían convertirlos en oro siempre que los consideraran necesario. Como la gente encontraba más cómodo usar certificados en papel para intercambiar bienes y servicios, estos llegaron a considerarse dinero.

Los certificados en papel que se aceptan como medio de intercambio abren el ámbito para prácticas fraudulentas. Ahora se puede tentar a los bancos para que aumenten sus beneficios emitiendo certificados que no estén cubiertos con oro. En una economía de libre mercado, un banco de sobreimprima certificados descubrirá rápidamente que cae el valor de intercambio de sus certificados en términos de bienes y servicios. Para proteger su poder adquisitivo, los tenedores de los certificados sobreimpresos intentará naturalmente convertirlos de nuevo en oro. Si todos demandan el oro al mismo tiempo, esto quebraría el banco. Así que, en un mercado libre, la amenaza de quiebra restringiría a los bancos en su emisión de certificados sin respaldo de oro. Mises escribía sobre esto en La acción humana.

La gente se refiere a menudo al dicho de un estadounidense anónimo citado por Tooke: “El libre comercio en la banca es libre comercio para estafar”. Sin embargo, la libertad en la emisión de billetes habría rebajado considerablemente el uso de dichos billetes si es no se habría suprimido totalmente. Fue esta idea la que adelantó Cernuschi en las audiencias de la investigación de la banca francesa el 24 de octubre de 1865: “Creo que lo que se llama libertad de banca generaría una supresión total de los billetes en Francia. Quiero dar a todos el derecho a emitir billetes de forma que nadie deba aceptar billetes de ahora en adelante”.

Esto significa que en una economía de libre mercado, el papel moneda no puede tener “vida propia” y hacerse independiente del dinero material.

Sin embargo, el gobierno puede eludir la disciplina del libre mercado. Puede emitir un decreto que lo haga legal (o efectivamente legal) que el bando sobreimprimido no redima los certificados en oro. Una vez los bancos no estén obligados a redimir certificados en papel por oro, se crean oportunidades de grandes ganancias que crean incentivos para seguir una expansión sin límites de la oferta de certificados. La expansión ilimitada de certificados aumenta la posibilidad de desatar un aumento galopante en los precios de bienes y servicios que puede llevar a la quiebra de la economía de mercado.

Los bancos centrales protegen a los bancos privados frente al mercado

Para impedir esa quiebra debe gestionarse la oferta de papel moneda. El principal propósito de la gestión de la oferta es impedir que varios bancos competidores sobreimpriman certificados y hagan quebrar unos a otros. Esto puede lograrse estableciendo un banco monopolista, es decir, un banco central que gestione la expansión del papel moneda.

Para afirmar su autoridad, el banco central introduce sus certificados, que reemplazan a los de los diversos bancos. (El poder adquisitivo del dinero del banco central se establece a partir del hecho de que diversos certificados, que conllevan poder adquisitivo, se intercambian por el dinero del banco central a un tipo fijo. En resumen, los certificados del banco central están totalmente respaldados por certificados bancarios, que tienen una relación histórica con el oro).

El papel moneda del banco central, que se declara como de curso legal, también sirve como activo de reserva para los bancos. Esto permite al banco central establecer un límite en la expansión del crédito por el sistema bancario. Advirtamos que mediante la gestión monetaria en marcha, es decir, la inyección monetaria, el banco central se asegura de que todos los bancos pueden dedicarse conjuntamente a la expansión del crédito a partir de la nada, a través de la práctica de la banca de reserva fraccionaria. La expansión conjunta garantiza a su vez que los cheques que se presentan para su cobro en los bancos se liquidan, porque la redención de cada uno cancelará la de otro. En resumen, por medio de inyecciones monetarias, el banco central se asegura de que el sistema bancario es “suficientemente líquido” de forma que los bancos no se harán quebrar entre sí.

Los bancos centrales asumen lo que dejan los bancos privados inflacionistas

Parecería que el banco central puede gestionar y estabilizar el sistema monetario. Sin embargo, la verdad es exactamente la opuesta. Para gestionar el sistema, el banco central debe crear constantemente dinero “de la nada” para impedir que los bancos se hagan quebrar entre sí. Esto lleva a disminuciones persistentes en el poder adquisitivo del dinero, lo que desestabiliza todo el sistema monetario.

Observemos que en el libre mercado la gente no aceptaría como dinero un material si su poder adquisitivo está sometido a un declive persistente. Sin embargo, en el entorno actual, las autoridades centrales hicieron imposible el uso de ninguna otras moneda que no fuera el dólar, incluso sufriendo declives constantes en su poder adquisitivo.

En este entorno, el banco central puede mantener el actual patrón papel mientras las existencias de riqueza real sigan expandiéndose. Una vez las existencias empiecen a estancarse (o, peor, disminuir), ninguna inyección monetaria podrá impedir el desplome del sistema. Una mejor solución es, por supuesto, tener un verdadero libre mercado y permitir que el dinero material afirme su papel monetario.

La conexión auge-declive

Frente al actual sistema monetario, en el marco de un patrón de moneda material el dinero no puede desaparecer y poner en marcha la amenaza de ciclos de auge-declive. En la banca de reserva fraccionaria, cuando se devuelve el dinero y el banco no renueva el préstamo, el dinero se evapora (llevando a un declive). Como el préstamo se originó de la nada, evidentemente no podía haber tenido dueño. Por el contrario, en un mercado libre, cuando se devuelve el dinero material real, se entrega al prestamista original y la existencia monetaria permanece intacta.


Publicado originalmente el 20 de enero de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.