¿Planea Rusia una divisa basada en oro?

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La “tormenta perfecta” de inestabilidad geopolítica, aislamiento diplomático, graves depreciación de la moneda y declive económica que ahora enfrenta Rusia ha dañado profundamente la posición internacional de Moscú y posiblemente a largo plazo. Aun así, es precisamente esta situación la que puede impulsar al liderazgo del país a dar el paso radical de garantice su estatus de potencia mundial de una vez por todas: la adopción de un patrón intercambio oro.

Aunque sea una idea inverosímil a primera vista, muchos factores sugieren que una remonetización en oro podría ser el paso siguiente lógico para Moscú.

Primero, durante años Moscú ha estado expresando su falta de disposición a quedar a merced de EE. UU. y sus aliados de la OTAN y esta opinión se ha expresado más vehementemente por el veterano asesor económico del presidente Putin, Sergei Glazyev. Rusia ha estado dispuesto a jugar duro estratégicamente con Occidente sobre el asunto: el gobernador del banco central de Rusia dio el pasado noviembre el paso inusual de presentar a los medios internacionales de comunicación detalles de la compra compulsiva de oro del banco. El anuncio, el claro contraste con las tradiciones más taciturnas de esta institución, subraya la declarada consternación de Moscú con la hegemonía del dólar; su momento sugiere coordinación con los altos niveles del gobierno por presentar al oro como un arma en una posible guerra de divisas.

Segundo, a pesar de las presiones internacionales, Rusia ha sido muy cautelosa con las políticas de liquidación que llevaron a Reino Unido, Francia, España e Italia a deshacerse de oro en la década pasada, durante los intentos infructuosos de estimular sus respectivas economías enfermas, en particular, la venta por el entonces primer ministro Gordon Brown de 400 toneladas de las reservas del país a precios asombrosamente bajos. La decisión sorpresa de Moscú tras el inicio del cambio en el declive del rublo a principios de diciembre de 2014 de no recurrir a las reservas de oro del país, ahora las sextas del mundo, destaca la ambición de la postura de Rusia sobre el oro. A finales de diciembre, Rusia añadió otras20,73 toneladas, según el FMI a finales de enero, rematando una serie de compras durante nueve meses.

Tercero, aunque la economía rusa sea estructuralmente débil, bastantes de los fundamentales monetarios del país son sólidos, como el momento de la mudanza hacia el oro, pueden ser ideales geopolítica y nacionalmente. Rusia no es una nación deudora. Cuando escribo esto en enero, la deuda de Rusia con respecto al PIB es baja y la mayoría de su deuda externa es privada. El oro físico supone un 10% de las reservas rusas en divisas. El déficit presupuestario, en la proyección de noviembre de 2014, es probable que ronde los 10.000 millones de dólares, mucho menos del 1% del PIB. La tasa de pobreza bajó del 35% en 2001 al 10% en 2010, mientras que en 2013 se proyectaba que la clase media llegaría al 86% de la población en 2020.

El desplome de los precios del petróleo solo no hace más que intensificar el atractivo monetario del oro. Dado que las exportaciones de petróleo, junto con el resto del sector de la energía, equivalen al 45% del PIB, continuará la depreciación del rublo: las condiciones fiscales de nuevo inestables han devastado bancos y se avecina una mayor inflación, que se espera que llegue al 10% al final de 2015. Como Rusia sigue siendo (en un futuro previsible) principalmente una economía basada en recursos, puede decirse que solo un acercamiento al oro puede hacer más fuerte la moneda, aunque ñlimite la divisa disponible en Rusia.

Al comprar tanto oro como tiene, el país se asegura, en parte, de que tendrá dinero suficiente en circulación en caso de dicha transformación fundamental. En términos de restablecer el prestigio internacional tras la sacudida del petróleo, un movimiento hacia el oro permitiría que el país se viera como un socio comercial más fiable y digno de confianza.

Las repercusiones de Rusia sobre un patrón intercambio oro serían inmensas. Sobre todo, significaría que el primer gran cisma en el orden monetario mundial. China es muy probable que le siguiera. Esto podría significar que la amenaza de una grave inflación en Estados Unidos debería hacer volver a través del Atlántico a un montón de dólares no deseados, la peor pesadilla de la Fed. Sobre todo, el país evitaría los apalancamientos extremos de deuda que no se habrían producido si los capitales occidentales se hubieran mantenido en el oro.

“Un patrón oro sería atractivo políticamente, transformando el rublo en una moneda formidable y reduciendo significativamente los flujos de salida”, escribe el Dr. Enrico Colombatto, catedrático de economía en la Universidad de Turín.

Señala que el único inconveniente importante sería que la disciplina impuesta por un patrón oro privaría a las autoridades de poder político discrecional. La otra amenaza sería la de una nueva generación de banqueros centrales rusos demasiado influenciada por la mente monetarista del BCE y la Fed.

Como escribía recientemente Alisdair MacLeod, un veterano con dos décadas de experiencia en consultoría de banca off-shore residente en Reino Unidos, Rusia (y China) tendrían “todos los ases” al alejarse de cualquier posible guerra de divisas en el futuro entrando en el mercado del oro físico. En su artículo, añade que hay actualmente un bajo apetito de oro en los mercados occidentales de capitales y que es improbable que los tenedores extranjeros de rublos a plazo más largo los intercambien por oro, prefiriendo venderlos a cambio de otras divisas fiduciarias.

Mr. Macleod cita a John Butler, CIO de Atom Capital en Londres, que ve un gran potencial en un patrón oro intercambio para Rusia. Con el establecimiento de un tipo sólido de intercambio oro, argumenta, el Banco Central de Rusia ya no estaría limitado a comprar y vender oro para mantener el tipo de cambio. El banco podría gestionar libremente la liquidez del rublo y ser capaz de emitir bonos con cupones para el público ruso, permitiendo un rendimiento ligado a los tipos del oro. Al estabilizarse el rublo, bajaría la tasa del coste de la vida y aumentaría el ahorro, estimulado por una estabilidad a largo plazo e impuestos más bajos.

El cambio de moneda también sería favorable, sostiene Mr. Butler. Debido a las crisis de Ucrania y de las materias primas, los rublos se han visto relegados por dólares y euros. Con el anuncio de un patrón intercambio oro, aumentaría la demanda de rublos. Los mercados de Londres y Nueva York se contrarrestarían con provisiones restringiendo los intercambios oro-rublo de importaciones y exportaciones.

La geopolítica del oro también figura en las crecientemente cercanas relaciones de Rusia con China, un país que también ha dejado clara su preferencia por el oro por encima del dólar. (Rusia recientemente superó por poco a China como máximo comprador mundial del metal). Tras el acuerdo de 400.000 millones de dólares por 30 años firmado entre el gigante ruso del gas Gazprom  y la Compañía Nacional China del Petróleo en noviembre de 2014, China se centró en la internacionalización de su propio mercado del oro. El 15 de enero de 2015, el Shanghai Gold Exchange, la casa de cambio de oro físico más grande del mundo, y el World Gold Council, cerraron un acuerdo de cooperación estratégica para expandir el mercado chino del oro en toda la zona de libre comercio de Sanghai.

No es la primera vez que el patrón oro se ha visto como el remedio definitivo para los problemas económicos de Rusia. En septiembre de 1998, el prestigioso economista Jude Wanninski predijo, en un ensayo visionario para el The Wall Street Journal, que solo un rublo oro sacaría al país de su crisis, entonces de deuda. Fue después de asumir el cargo unos dos años más tarde, en mayor de 2000, cuando el presidente Putin inició la campaña de compra masiva de oro por el país. La política del rublo respaldado por oro se adoptó con éxito para pagar la deuda externa del país.

Como una postura a favor del oro es, esencialmente, anti-dólar, la especulación acerca de cómo reaccionaría EE. UU. plantea la cuestión de si a esto le seguiría una guerra total de divisas. Occidente tendría que mantener marginada regional y militar mente a Rusia, por no mencionar mantener los confines de la Fed, el BCE y el Banco de Inglaterra.

Tampoco es tan inverosímil esta perspectiva. Como ha escrito el autor holandés Willem Middelkoop  en su libro The Big Reset: War on Gold and the Financial Endgame,

Es inminente un reajuste del Sistema. Incluso antes de 2020, el sistema financiero mundial necesitará encontrar un anclaje distinto. (…) En un intento desesperado de mantener este sistema del dólar, Estados Unidos libró una guerra secreta contra el oro desde la década de 1960. China y Rusia han perforado la cortina de humo estadounidense en torno al oro y el dólar y ya no están dispuestas a continuar prestando a estados Unidos. Ambos países han estado acumulando enormes cantidades de oro, posicionándose para la siguiente fase del sistema financiero global.


Publicado originalmente el 6 de febrero de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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