El ataque a los estadounidenses accidentales

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Cuando  Julie Veilleux descubrió que era estadounidense, acudió a la embajada más cercana de EE. UU. para renunciar a su ciudadanía. Habiendo vivido en Canadá desde que era una niña, no tenía ni idea que soportaba la carga de la doble nacionalidad. Pero la renuncia no hará desaparecer los pasados diez años de multas con el IRS.[1]

Nacidas de padres estadounidenses que vivían en Canadá, las dos hijas adolescentes de Kerry Knoll no sabían que se obtuvieron doble nacionalidad al nacer. (Un padre estadounidense confiere esa condición a los niños nacidos en Canadá).[2] Ahora el IRS quiere echar mano al dinero que ganaron en Canadá en trabajos veraniegos; las niñas esperaban usar su RESP (planes de ahorro educativo registrados) para la universidad.[3]

El IRS está empujando en todo el mundo para exprimir dinero de estadounidenses en el extranjero y de quienes tengan doble nacionalidad, lo sepan o no. No importa si los “dobles” quieren ser de EE. UU., nunca han puesto un pie en EE. UU. o nunca trataron con un estadounidense. Al IRS no le importa si los objetivos poseen un solo centavo. Al contrario que las demás naciones del mundo, Estados Unidos obliga a los ciudadanos expatriados a rellenar declaraciones de impuestos sobre dinero que no tienen, así como a informar de cuentas en bancos extranjeros o valores como acciones o RSSP. La posible multa por no informar es de 10.000$ por “activo descubierto” cada año.

Así, estadounidenses y dobles ciudadanos que viven en Canadá (o en otra parte) que no informen de su cuenta corriente local (ahora calificada por el IRS como “una cuenta ilegal offshore”) pueden responder por multas que se largan durante diez años y pueden sumar 100.000$. Una familia, como los Knoll, en la que hay dos padres estadounidenses y dos hijas con doble nacionalidad, podrían responder colectivamente por 400.000$.

Aproximadamente 7 millones de estadounidenses viven en el extranjero. Según el IRS, recibieron más de 400.000 declaraciones fiscales de expatriados el año pasado (una tasa de cumplimiento de aproximadamente el 6%). Probablemente el cumplimiento de los hijos con doble nacionalidad sea mucho menor. Aduanas e Inmigración comparten ahora información con el IRS y si alguno del 94% de los expatriados o sus descendientes accidentalmente estadounidenses ponen un pie en territorio de EE. UU., se exponen a ser arrestados.

¿Por qué ahora?

A las 8:30 de la mañana, ahora del este, del 20 de septiembre, la deuda nacional de EE. UU. era de 14.744.278.404.668$. Son más de 47.000$ por ciudadano estadounidense, más de 131.000$ por contribuyente. Estados Unidos está en quiebra y desesperado por apoderarse de cualquier dólar perdido a su alcance. Habiéndose apropiado de lo fácil dentro de sus propias fronteras, está extendiendo su alcance.

Hasta ahora, el impulso del IRS en territorio extranjero ha sido un impactante éxito según sus propios patrones. En 2009, el IRS ofreció una “amnistía” (es decir, multas más bajas, pero todavía importantes) a quien diera un paso adelante declarando cuentas en bancos extranjeros. Según FOX Business News, el programa de 2009 produjo netos

al gobierno 2.200 millones de dólares en ingresos fiscales (…) y 500 millones en intereses del programa de 2011, para un total de 2.700 millones. (…) Además, el IRS dice que todavía tiene que cobrar las multas de estos evasores, que podrían suponer cientos de millones más.

El comisionado del IRS, Doug Shulman, declaraba:

Estamos en medio de un periodo sin precedentes para nuestros intentos de aplicación fiscal internacional global. Hemos superado leyes internacionales de secreto bancario y estamos haciendo una seria abolladura en la evasión fiscal offshore.[4]

Ir a por el dinero universitario ganado por niñas nacidas y criadas en Canadá (o en otro lugar) es solo una parte del intento de aplicación internacional. El paquete completo se llama la Foreign Account Tax Compliance Act o FATCA; es una disposición para generar ingresos que se coló en una de las desastrosas propuestas de estímulo de Obama. Desde 2013 (o 2014, si se concede una excepción) todo banco en el mundo deberá reportar al IRS todas las cuentas de ciudadanos y exciudadanos de EE. UU. Si los dueños de las cuentas rechazan proporcionar verificación de su no-ciudadanía, se obligará a los bancos a imponer un impuesto del 30% a todos los pagos o transferencias a la cuenta a favor del IRS. Los bancos que no cumplan “afrontarán la retención de intereses y dividendos de origen en EE. UU., las ganancias brutas de la disposición de títulos de EE. UU. y los pagos intermediados”.[5]

Australia y Japón ya han expresado su rechazo a cumplir con ella. El Ministro de Finanzas de Canadá, Jim Flaherty, ha declarado públicamente que la legislación estadounidense propuesta “tiene implicaciones extraterritoriales de largo alcance. Convertiría a los bancos canadienses en extensiones del IRS y plantearía importantes problemas de privacidad para los canadienses”.[6]

Según el Financial Post:

El Toronto-Dominion Bank está empezando un pelea contra una nueva regulación de EE. UU. que obligaría a los bancos extranjeros a revisar miles de millones de dólares de depósitos para encontrar ciudadanos de EE. UU. que podrían estar escondiendo dinero. (…) TD se ha quejado de que la norma propuesta del IRS no es razonable porque obligaría al banco a hacer una inversión de 100 millones de dólares de EE. UU. en nuevo software y personal. Otros prestamistas que se resisten al intento incluyen al Allianz SE de Alemania, Aegon NV de Holanda y Commonwealth Bank de Australia. (…) Ahora la asociación de banqueros canadienses se ha unido a la fraternidad. En una declaración enviada por correo electrónico, la CBA calificó al requisito como “muy complejo” y “muy difícil y costoso como para que lo cumplan los bancos canadienses”.[7]

El Financial Times informa:

Uno de los más grandes grupos financieros de Asia está meditando silenciosamente una pregunta potencialmente explosiva: ¿podría organizar alguna de sus filiales de forma que dejara de manejar bonos del Tesoro de EE. UU.? Su motivo no tiene nada que ver con las previsiones del dólar. (…) En realidad, lo que preocupa este grupo financiero asiático concreto son los impuestos. En enero de 2013, EE. UU. implantará una nueva ley llamada la Foreign Account Tax Compliance Act. (…) Las nuevas normas han enfurecido a algunos cargos financieros en lugares como Australia, Canadá, Alemania, Hong Kong y Singapur. (…) Implantar estas medidas es probable que sea costoso; en jurisdicciones como Singapur y Hong Kong, las normas del IRS parecen contravenir  las leyes locales de privacidad. (…) De ahí el hecho de que algunos gestores de activos y grupos bancarios no estadounidenses estén debatiendo si pueden sencillamente ignorar FATCA creando filiales que nunca toquen activos de EE. UU. en absoluto. “Es una completa locura para EE. UU.: Estados Unidos necesita inversores globales que compren sus bonos”, explica enfurecido un director bancario. “Pero no tener activos de EE. UU. podría resultar ser la forma más sencilla de actuar”.[8]

Entretanto, la banca se hará más difícil dentro de Estados Unidos. La FATCA hará a los bancos responsables de cualquier transferencia “inapropiada” de dinero fuera de Estados Unidos. The Wealth Report, un sitio de análisis financiero, dice:

Los bancos de EE. UU. tratarán desesperadamente de cubrir su responsabilidad verificando el propósito exacto del pago, para asegurarse de que no entra dentro del ámbito de la legislación. La carga de la prueba pasará naturalmente al tenedor de la cuenta que esté tratando de transferir dinero, para demostrar que la transacción no está sometida a la nueva retención fiscal. Si el banco emisor en EE. UU. tiene cualquier duda en absoluto acerca del fin de la transacción, se verá obligado de deducir la retención del 30%. ¿Resultado neto? Va a ser condenadamente difícil que alguien transfiera dinero fuera de EE. UU. ¡Si eso no es una forma de control de divisa, no sé qué es! (cursivas originales)

Volviendo al niño y la niña

Los estadounidenses expatriados y sus hijos (alias personas con doble nacionalidad) se verán atrapados en las indiscriminada red de acero que el IRS quiere lanzar por todo el planeta. Su inocencia o ignorancia no importan. El IRS quiere dinero. Si expatriados y duales no tienen dinero que hayan ganado, el IRS reclamará requisitos oscuros de declaración  y los aplicará a gente que ni siquiera sabe que es estadounidense. Tratará de arrebatarles su dinero para la universidad y drenar los planes de pensiones de sus padres.

Pueden renunciar a su ciudadanía estadounidense, pero esa es una solución imperfecta. Para empezar no les inmuniza de sus diez años pasados sin declarar. Para seguir, seguir la señal de “salida” de Estados Unidos lleva a mucha gente directamente a través del Departamento del Tesoro donde se le puede obligar a pagar un brutal impuesto de salida de pago único. Básicamente, para quienes tengan más de 2 millones de dólares en activos, el impuesto llega a los 600.000$.

Además, la renuncia es un proceso difícil. The Globe and Mail es uno de los muchos periódicos canadienses que explica ahora a los lectores cómo pueden renunciar a la ciudadanía estadounidense. Dice:

Renunciar a tu ciudadanía de EE. UU. empieza con una tasa grande: 450$ (de EE. UU.) solo para poder presentarte ante un cargo consular. ¿Necesitas que se haga deprisa? Olvídalo. Pueden pasar unos dos años para conseguir una cita.[9]

La verdadera esperanza reside en un rechazo mundial a cumplir. La única potencia lo suficientemente fuerte como para frenar a Estados Unidos es el propio mundo. Hay esperanza de que pase esto. Reuters declaraba:

Una ley de EE. UU. pensada para apoderarse de miles de millones de dólares de evasión fiscal offshore ha generado la crítica de los bancos mundiales y los empresarios, que la rechazan por imperialista y como “la bomba de neutrones del sistema financiero global”. (…) Un alto ejecutivo estadounidense en la sucursal de Hong Kong de una importante firma de inversión [declaró] que la FATCA era “la acción más imperialista de Estados Unidos desde que invadió las Islas Filipinas en 1899”. La regulación (…) estaba “engendrando un profundo y creciente sentimiento anti-estadounidense en el extranjero”.[10]

¿Durante cuánto tiempo puede Estados Unidos mantener que la gente “nos odia por nuestra libertad”? La gente teme y odia a Estados Unidos por su totalitarismo. Y entre esa gente llena de temor están ciudadanos estadounidenses.

 


[1] Winnipeg Free Press, “Americans renounce citizenship over taxes”.

[4] FoxBusiness.com, “IRS Rounding Up Offshore Tax Evaders”.

[5] Forbes.com, “Expats Call For FATCA Repeal”.

[9] The Globe and Mail, “How to renounce a U.S. citizenship”.


Publicado originalmente el 21 de septiembre de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.