El nuevo mercado de la música

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Derek Thompson, de The Atlantic, escribió recientemente un artículo acerca de cómo el sector musical en evolución está ahora utilizando tecnología moderna, principalmente en línea, para predecir qué bandas y artistas aparecerán como los próximos grandes descubrimientos.

HitPredictor, una filial de iHeartMedia, que Thompson señala que es la principal propietaria de estaciones de FM en EEUU, predijo cuarenta y ocho de los cincuenta hits de radio en 2013, haciendo sonar secciones clave de canciones para oyentes en línea y clasificando sus respuestas. Otras empresas, incluyendo Shazam y The Next Big Sound, ofrecen herramientas similares para la predicción en el sector.

Sin embargo hay quien sugiere que estos nuevos servicios están “desanimando la buena música”, la llevar a los inversores hacia los que ya se sabe que les gusta a los oyentes y menos hacia artistas y estilos nuevos u ocultos. Los fans musicales normalmente están de acuerdo en que los mejores artistas han sido los que fueron originales “adelantados a su tiempo”, como Elvis, los Beatles o Bob Dylan. La duda es si músicos contemporáneos de este calibre serán trágicamente relegados. Es verdad que dichos artistas antes de explotar presentan mayores riesgos para discográficas e inversores, pero también existe el potencial para mayores recompensas.

Los consumidores tienen el control

Al final, los oyentes tienen el control, así que en lugar de ver estas innovaciones como perjudiciales para el estado de la música, debería reconocerse que  esto es lo que quiere la gente, después de todo, como evidencian su compra y las tendencias en streaming. La gente no quiere perder su tiempo rastreando música para encontrar artistas que le gusten: quiere que le llegue directamente su música favorita, que es exactamente lo que se está haciendo.

En general, la economía de mercado ha hecho cosas fascinantes por el sector durante décadas (desde la perspectiva de fans, artistas, productores y discográficas por igual) con la llegada de la amplificación, la grabación y la distribución masiva, así como el sonido generado por computadora. La música popular ha dejado de ser un lujo para los ricos y ahora es más accesible que nunca para la persona común. Estas nuevas técnicas  deberían verse como continuadoras de la tendencia de dar a los oyentes lo que quieren, en lugar de algo negativo.

Este año pasado, la popularidad en YouTube lanzó las carreras de la banda alemana Milky Chance y también del músico irlandés Hozier, ambos actuando ahora en grandes escenarios. Por supuesto, el artista más popular en ganar una exposición masiva en You Tube (que luego le impulsó a lo más alto de las listas) es Justin Beiber. Lo ames o lo odies, evidentemente está dando a millones de jóvenes la música que les gusta.

Otro gran avance ha sido el enorme aumento en la disponibilidad de instrumentos baratos de calidad. Por supuesto, la mayoría de la gente que toca un instrumento musical nunca se hará famosa por esto, pero sigue disfrutando tocando y creando música independientemente como automecenas, es decir, gente que hace música en su tiempo libre y tiene una ocupación distinta para ganarse la vida. Hay indudablemente más compositores vivos ahora mismo que en cualquier otro momento de la historia humana y algunos de ellos sí dan el gran salto de la oscuridad a una carrera musical de éxito que no habrían tenido los medios para comprar un instrumento hace siglos, no digamos poder hacer que su música se escuche en todo el mundo en minutes tras grabarla, sin escribirla.

Cooperación y colaboración pacíficas son la clave

Indudablemente estos desarrollos no se van a rechazar por dañinos para la música. Como en todas las áreas de la acción humana, la cooperación y la colaboración son claves para el progreso. Ningún individuo conoce todo y por tanto cuantos más mecanismos de retroalimentación tengan para rebotar ideas, mejor. El ejemplo más conocido de esto son los Beatles, que tienen veinte números uno en la lista Billboard 100, los mejores de la historia. Los Fab 4 solo duraron diez años, pero siguen teniendo más números uno en singles que todos en sus carreras en solitario combinadas, a lo largo de mucho más tiempo.

Este principio es el mismo en lo que se refiere al papel de los fans en el proceso de creación musical. Los hits de blues y también los sencillos de otros géneros, se han cubierto y rehecho una y otra vez, no debido a genio artístico o siquiera al diseño, sino simplemente porque a los fans les gustan interpretaciones originales y nuevas. Y cuando más directo sea el control que tengan los fans para comprar la música que prefieran, más artistas y productores sabrán los tipos de estilos y melodías que gustan a la gente., basándose en lo que se compra (o se oye). El mercado, de esta manera, promueve la composición de mejor música cada vez más popular.

Además, hay una organización llamada Bandcamp, un micrositio gratuito que permite a los artistas distribuir su música en línea y da los fans la posibilidad de hacer donaciones. También está la opción de que los artistas de cobrar, en cuyo caso Bandcamp se lleva el 15% de las ventas. Kickstarter es similar, proporcionando una plataforma para campañas de micromecenazgo, donde los músicos pueden presentar sus ideas al público y la gente es libre de donar dinero para ayudar en la financiación. Kickstarter solo se lleva el 5% y ha recibido 1.000 millones de dólares en compromisos de 5,7 millones de donantes desde 2009.

El mercado proporciona recursos para todo tipo de música

Aún así, para toda la influencia que tienen los mercados en el sector musical, el progreso no se limita tampoco a lo que es popular: se deja mucho espacio para la vanguardia. Es verdad que para la mayoría de los cantantes folk de cafeterías y grupos indies experimentales no hay dinero, pero si sirve de indicación la mentalidad común en la música punk underground, algunos artistas no buscan beneficios monetarios por su música y otros incluso los desprecian.

El mercado es el “mercado de las ideas”, la disposición en la que la cultura se hace realidad mediante gente distinta que se reúne voluntariamente e intercambia música, o en realidad cualquier cosa. El mercado es responsable de crear abundantes oportunidades, recursos, plataformas de distribución para compositores y dar a los fans la música que les gusta, así que el mercado tendría que verse como algo bueno para el desarrollo de la cultura musical en general. No como una fuerza destructiva que promueve “música mala”.


El artículo original se encuentra aquí.