La abstención electoral y el voto en blanco como expresiones legítimas de protesta

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INTRODUCCIÓN

Vivimos en una realidad prácticamente global donde los políticos adalides del saqueo y medios de comunicación a su servicio hacen llamados  activos y constantes al voto, se habla de lo maravilloso que es participar en la  ‘‘democracia’’ como forma de gobierno, se te habla de un presunto derecho (y deber) que como ciudadano tienes para elegir a tus gobernantes, así como de una campaña continua de satanización y desprestigio a la abstención electoral y de los supuestos peligros que implica la no participación en este proceso; dicho esto surgen dos preguntas fundamentales: ¿Qué tiene de maravilloso elegir a tus  amos o gobernantes? y ¿Cuáles son los peligros de la abstención a participar?, la respuesta a la primera pregunta serán dislates de la típica borregada o expresiones de sentimientos de inferioridad y auto-flagelación colectiva, pero la respuesta a la segunda merece especial atención, porque es donde por lo general se demuestra la naturaleza totalitaria de los llamados  ‘‘demócratas’’: si no participas en el proceso ‘‘te debes atener obligatoriamente a los resultados de los que sí votamos’’ así que para empezar, la incorporación al sistema democrático como forma de gobierno no es libre sino compulsiva, es decir, autoritaria.

LA ABSTENCIÓN Y EL VOTO EN BLANCO

La abstención es simplemente no ejercer el voto, el voto en blanco es ejercerlo para no elegir gobernantes.  Puedo anticipar a la borregada decir ‘‘no seas tonto Edgar, tienes que participar, si no votas otros lo harán por ti’’ y sandeces por el estilo, cosa que es una mentira descarada porque con la abstención no estoy autorizando a nadie ni legitimando ningún gobierno. Hay que tener claro que con el acto de votar por un candidato no decides absolutamente nada, sólo delegas un poder para que terceras personas tomen decisiones por ti, se le encarga la facultad a unos burócratas para que tengan control sobre tus ingresos y ahorros.

La abstención es frecuentemente vista como un gesto de apatía política, pero atención: también puede manifestar una expresión de protesta contra el sistema político establecido.

La democracia como forma de gobierno emplea un conflicto eterno de masas e ideologías, la actitud de los votantes es como la del vivaracho:  ‘‘¡Apresúrate,  agarra ese palo para jorobarlos rápido!’’. Este sistema se fundamenta en la falacia  ad populum: ‘‘x tiene razón porque x es mayoría’’, si una mayoría decide robar o confiscar tu propiedad legítimamente adquirida con trabajo y esfuerzo, ¿te parece justo?,  ¿si entre todos votan y deciden perseguirte y matarte siendo inocente lo ves justo? ¿Por qué las decisiones de una mayoría invalidan los argumentos de una minoría?, por el hecho de que x sea mayoría no significa que está justificado para pisotear tus derechos, tu libertad y tu propiedad.

También sucede que las intenciones o decisiones de una mayoría se diluyen o transforman cuando pasan por la burocracia, porque la democracia como forma de gobierno no es más que un espejismo que da una ilusión de acceso al poder, los gobernantes hacen su campaña electoral (con fondos arrancados de tu bolsillo) y una vez elegidos se burlan de sus votantes porque sus decisiones no corren con ningún riesgo, ya que la burocracia se financia a través de impuestos, que son ingresos que se obtienen sin ningún coste, extorsionando y robando a la población, es un sistema que es corrupto desde su génesis.

La falacia autoritaria de la democracia como forma de gobierno queda al descubierto con el siguiente ejemplo: ¿Qué pasa si la mayoría (50+1) se abstiene (y/o vota en blanco) y no legitima ningún gobierno? O un 70% se abstiene, o la situación más extrema  un 99,9% se abstiene, ¿eso legitima al 0,01% para gobernar sobre el 99,9% de la población? Se les cae el velo, todo forma parte de un vulgar totalitarismo y autoritarismo.

Otra situación que puede darse es la siguiente, la mayoría de los habitantes de una determinada provincia, o región administrativa especial se abstiene y decide no legitimar al gobierno central, de acuerdo a ésta lógica, dicha región puede autodeterminarse e independizarse de iure del gobierno central y constituir su propia área administrativa, pero sabemos que en realidad eso no pasa porque la democracia como forma de gobierno es una completa falacia, no existe la libertad su naturaleza es la participación forzosa.

No es sorpresa que en presencia de estos argumentos el Estado dicte leyes para hacer el sufragio obligatorio, cuando una persona se abstiene no legitima ningún gobierno, pero cuando una mayoría se abstiene pone en peligro el propio sistema, porque toda la falacia autoritaria de la democracia como forma de gobierno se sustenta sobre una ficción tan frágil como un castillo de naipes.

CONCLUSIÓN

La posición de todo libertario debe ser la abstención electoral, porque es el medio idóneo de protesta para no legitimar la expoliación del Estado,  nosotros estamos conscientes de que no necesitamos de políticos  que metan sus manos en nuestros bolsillos, como lo había explicado en ésta publicación anterior, sabemos que el poder de elección o la soberanía deben residir en el individuo en cualidad de consumidor, que con sus ahorros decida cuáles productores de bienes y servicios deben producir y cuáles no y que el mejor sistema para llevar esto a cabo es el mercado, donde cada centavo de nuestro patrimonio equivale a un voto, lo que se conoce como Democracia de Mercado.

La abstención organizada y activa junto con la rebelión fiscal deben ser las armas de lucha por excelencia de la desobediencia civil contra el totalitarismo.

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