El engaño de la neutralidad de la red

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Una vez más, el gobierno quiere arreglar un problema que no existe. Según la administración Obama y la FCC, es necesario regular a los proveedores de los servicios de Internet para que no interfieran con el acceso a Internet de la gente. Esa afirmación plantea inmediatamente que preguntemos: ¿A quién se la ha denegado el acceso a la red?

En los pasados veinte años, el acceso a Internet no ha hecho más que extenderse y el servicio es mucho más rápido para mucha gente (incluyendo a gente “ordinaria”) que hace veinte años o incluso diez. Hoy, la banda ancha en Europa, donde Internet se regula más estrictamente, tiene menos alcance que en Estados Unidos.

Al plan de la administración se lo llama bastante inocentemente “neutralidad de la red”, pero en realidad no tiene nada que ver con la neutralidad y es solo un plan para aumentar enormemente el control del gobierno federal sobre Internet.

¿Qué es la neutralidad de la red?

No conocemos los detalles del plan porque la FCC rechaza dejar que los contribuyentes vean la propuesta de 300 páginas antes de votarla hoy. Pero sí sabemos unas pocas cosas.

Actualmente los proveedores de servicios de Internet (PSI) están regulados por la FCC, pero como “servicio de información” bajo las normas menos restrictivas del llamado Título I. Pero ahora la FCC quiere regular los PSI bajo un Título II mucho más restrictivo. Para una pista respecto de lo innovadora que es esta idea, recordemos que este paso a la regulación del Título II pondría a los PSI en el mismo régimen regulatorio que Ma Bell bajo la Ley de Comunicaciones de 1934.

¿Qué significa entonces esto en la práctica?  Según el comisionado de la FCC, Ajit Pai,”da a la FCC el poder de microgestionar prácticamente cualquier aspecto de cómo funciona Internet”. Más en concreto, Gordon Crovitz escribe en el Wall Street Journal:

[Con la neutralidad de la red,] los funcionarios pueden revisar la equidad de los resultados de búsqueda de Google, las fuentes de noticias de Facebook y los enlaces de los sitios nuevos entre sí y a anunciantes. BlackBerry ya está cabildeando ante la FCC para obligar a Apple y Netflix a ofrecer apps para los impopulares teléfonos de BlackBerry. Los funcionarios supervisarían redes de pares que comparten contenidos y otras partes de la red interconectada que permite de todo, de Netflix y YouTube a drones de seguridad y cirugía en línea.

La administración insiste en que estas medidas son necesarias porque, aunque no haya ninguna evidencia de que esto haya ocurrido realmente, es posible que en algún momento en el futuro, los proveedores de servicios de Internet puedan restringir algunos contenidos y apps en Internet. Así, nos dicen, el control del contenido debería entregarse al gobierno federal para asegurar que los proveedores de servicios de Internet sean “neutrales” cuando se trata de decidir qué está en Internet y qué no.

¿Pueden asignarse bienes de una forma “neutral”?

El problema es que no existe una asignación “neutral” de recursos, ya sea realizada por el gobierno o el mercado.

En el mercado, los bienes y servicios tienden a asignarse de acuerdo con los que más demandan los bienes. Donde la demanda es mayor, los precios son más altos, así que bienes y servicios tienden a ir allí donde son más demandados. Esto, por supuesto, tiene perfecto sentido y también refleja la democracia propia de los mercados. Allí donde grandes cantidades de personas ponen más recursos, allí es hacia donde se dirigirán más bienes y servicios.

Es este mecanismo el que dirige los mercados de alimentos, ropa y varios otros productos. Consecuentemente, tanto la comida como la ropa se han hecho tan abundantes que la obesidad es un importante problema de salud y las tiendas de ropa de segunda mano, vendiendo ropa abandonada casi sin usar, son un sector en auge, incluso en barrios ricos. Igualmente, loe teléfonos celulares no han hecho más que ser más asequibles y estar más extendidos en décadas recientes.

En sectores en que pueden entrar libremente nuevas empresas y en los que no se obliga a los clientes a comprar, las empresas o personas que quieran ganar dinero deben usar sus recursos de formas que sean demandadas libremente por otros. Salvo que el gobierno les conceda un poder monopolístico, simplemente ninguna empresa puede ignorar a sus clientes. Si lo hacen, las empresas en competencia entrarán en el mercado con otros bienes y servicios.

Aunque los bienes así asignados no se asignen “neutralmente” (según la administración), el hecho es que ahora más gente tiene más servicio a mayor velocidad que en el pasado. Además, incluso si las empresas (o el gobierno) trataran de asignar bienes de una forma neutral, sería imposible hacerlo, porque ni la sociedad ni el mundo físico son neutrales.

En su reciente entrevista sobre la neutralidad en la red, Peter Klein usaba la analogía con un supermercado. En los supermercados modernos, los proveedores de comida y bebida (utilizando las llamadas “primas de ubicación”) para que sus productos se anuncien cerca de la entrada del supermercado o se pongan en estanterías al nivel de los ojos.

Si el gobierno dijera que los supermercados que empezaran a ser más “neutrales” sobre dónde ubican los productos, podríamos ver inmediatamente que eso es imposible. Después de todo, los bienes de alguien tienen que estar al nivel de los ojos o cerca de la entrada. ¿Quién lo va a decidir? ¿Un puñado de burócratas o miles de consumidores que, con sus compras, controlan el éxito y fracaso de las empresas?

De forma similar, el ancho de banda varía para los diversos clientes de los PSI, dependiendo de la infraestructura y los recursos disponibles para cada cliente. Y aun así, a pesar de los temores inducidos por la administración de que los PSI perjudicarán a los clientes con pocos medios y la necesidad de entregar toda la banda ancha a los plutócratas, el acceso a Internet continúa expandiéndose. ¿Y quién puede sorprenderse? ¿Han dejado los supermercados de ofrecer alimentos nutritivos de bajo precio como plátanos y avena solo porque Nabisco Corp. paga una mejor ubicación de sus costosos alimentos procesados? Evidentemente no.

¿Quién controlará a la FCC?

Todos los bienes no tienen que asignarse en respuesta al mecanismo de precios dirigidos por las decisiones humanas del mercado. Los bienes y servicios pueden también asignarse por medios políticos. Es decir, los estados, empleando medios coactivos pueden apropiarse de bienes y servicios y asignarlos de acuerdo con ciertos objetivos políticos y los objetivos de las personas en puestos de poder político. No hay nada “neutral” en este método de asignar recursos.

En el debate sobre la neutralidad de la red, es casi risible que algunos sugieran que la FCC de alguna manera trabaja necesariamente en interés de la gente. Primero, ya podemos ver cómo considera la FCC a la gente con su rechazo a hacer públicas sus propias propuestas. Segundo, ¿quién definirá quién es “la gente”?  Y finalmente, después de identificar quién es “la gente”, ¿cómo determinarán los gobernantes de la FCC qué quiere “la gente”?

Seguro que no habrá ningún proceso plebiscitario, así que ¿qué mecanismos se usarían? En la práctica, las Instituciones burocráticas responden a presiones de cabildeo y políticas, como cualquier otra institución política. Sin embargo, los que más pueden permitirse cabildear y proporcionar información a la FCC, no serán la gente normal que tiene la limitación de sus presupuestos familiares y vive en lugar distintos de los edificios de oficinas de Washington DC. No, la gente en general se verá esencialmente impotente, porque los regímenes regulatorios disminuyen el poder de mercado de los clientes.

La mayoría de la interacción que tendrán los políticos de la FCC con “la gente” será mediante cabilderos que trabajan para los PSI, así que lo que hace la neutralidad de la red es dirigir la atención de los PSI lejos de los propios consumidores y hacia la Institución regulatoria. En el mercado, los clientes de una empresa con los que toman las decisiones más importantes. Pero cuanto más regulado esté un sector, más importante se hace la institución regulatoria para propietarios y directores de la empresa.

El resultado natural será más “captura regulatoria”, en la que las institución con la mayor porción en las decisiones de una institución regulatoria acaban controlando las propias instituciones. Hemos visto esto constantemente en las puertas giratorias entre legisladores, reguladores y cabilderos. Y podéis estar seguros de que una vez ocurre esto, el sector se cierra a nuevas empresas innovadoras que busquen entrar en el mercado. Las instituciones regulatorias asegurarán la salud de los proveedores del status quo a costa de nuevos emprendedores y nuevos competidores.

Tampoco esos regímenes regulatorios son siquiera “eficientes” en el sentido ortodoxo del término. Como señalaba el economista Douglass North, los regímenes regulatorios no mejoran la eficiencia, sino que sirven a los intereses de quienes tienen poder político:

Las instituciones no son necesarias, ni siquiera se crean normalmente para ser eficientes socialmente; por el contrario, ellas, o al menos las normas formales, se crean para servir a los intereses de quienes tienen el poder de negociación para crear nuevas normas.

Así que, si los populistas piensan que la neutralidad de la red dará de alguna manera una mayor voz a “la gente” sobre cómo se asigna la banda ancha y cómo funcionan los PSI, deberían pensárselo dos veces.


Publicado originalmente el 26 de febrero de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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