Muerte e impuestos en la serie Marco Polo de Netflix

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[Extraído del primer número de The Austrian]

 

Llevábamos ocho episodios de la nueva serie de Netflix Marco Polo antes de ver la primera crisis moral seria del protagonista sobre asuntos de estado. Mientras se preparaban para el asedio de la capital de su enemigo, las tropas mongolas, a las que sirve Marco Polo, empiezan a sacrificar a las tropas enemigas capturadas vivas para convertir su grasa en aceite hirviendo para usarlo como arma.

Marco está horrorizado: “Son nuestros prisioneros”, protesta. “Es un pecado”. La singular excusa que recibe sigue oyéndose habitualmente hoy: “Esto es la guerra”.

De hecho, a pesar de las numerosas horas en pantalla de guerras, torturas, adulterios y mentiras, la defensa de Marco de los prisioneros de guerra es la primera y única vez en que oímos hablar de “pecado” en la serie.

Pero hay una buena razón para esto. Solo en los casos más extremos Marco acude a grandes ideas, como su moralidad cristiana. Después de todo, Marco Polo no es una serie sobre ideología, política o filosofía. En esencia, es una historia sobre la familia.

La nueva serie de televisión por streaming de  90 millones de dólares, Marco Polo de Netflix tiene lugar en el marco histórico de la vida real de los últimos días de la dinastía Song, que fue la última fuente importante de resistencia en China al kan mongol en el siglo XIII. El kan quiere unir toda Mongolia y China en un enorme imperio. Para hacerlo, debe obligar a la dinastía Song a someterse a su gobierno. Esos acontecimientos, tan distantes tanto en tiempo como en geografía, se muestran hábilmente por los creadores de la serie a través del propio Marco, que nunca deja de ser un extraño en esta extraña tierra.

Además, desde el mismo principio de la serie, sabemos que Marco está en Mongolia solo por un deseo de conocer a su padre, que ha estado ausente viajando durante la mayoría de la vida de Marco. Y aún así, tras la llegada a la corte de Kublai Kan, el padre de Marco le abandona y se lo entrega al kan como una especie de garantía para el permiso de aquel para comerciar libremente a lo largo de la Ruta de la Seda.

Marco acaba convirtiéndose en consejero del kan y, como todos esos cortesanos, no es un cautivo pero tampoco es libre. Todo lo que tiene depende de tener el favor del kan. Marco, sorprendido por la traición de su propio padre, empieza a sentir un vínculo familiar con el kan, que se confía a Marco. Cuando Marco tiene la oportunidad de huir de las tierras del kan, se mantiene sin embargo al lado de este, hasta el punto de ignorar su brutalidad en la guerra. El propio kan vive a la sombra de su abuelo Gengis Kan y se siente obligado a expandir el imperio que le entregaron. El kan debe asimismo ocuparse de un hermano ambicioso y unos primos rebeldes.

Los personajes que habitan el mundo de Marco Polo buscan amar y ser amados por los miembros de la familia. Por otro lado, los asuntos de estado son un obstáculo para alimentar estas relaciones. Acabar con una insurrección requiere que el kan mate a su propio hermano, después de lo cual le guarda luto y pide a Marco que le explique la historia de Caín y Abel de los “libros sagrados” de Marco. Marco por su parte busca la aprobación de su padre, y cuando su padre y su tío son arrestados tratando de sacar de China gusanos de seda (un delito castigado con la muerte) Kublai espera convencido que Marco interceda por ellos, cosa que hace. Si Marco no hubiera intercedido para salvar a los miembros de su propia familia, se nos hace entender, el kan hubiera considerado esa indiferencia por la familia como un enorme fracaso. Parece que la familia se impone a todas las ideologías y otras lealtades.

El papel central de la familia está presente entre los enemigos del kan y también en la dinastía Song. La mujer que espía en la corte del kan para el régimen Song está motivada no solo por algún tipo de patriotismo, sino por un deseo de proteger a su hija del corrupto primer ministro, Jia Sidao.

El propio Sidao, un trepador social de baja cuna, ilustra dentro de Marco Polo qué pasa con los que solo valoran el poder político. Sidao trata con desdén a su propia hermana y sobrina y solo piensa en asuntos de estado. Conspirador maestro, la brutalidad de Sidao contrasta con la del kan. Al contrario que Sidao, la brutalidad del kan está al servicio de lo que considera sus muchas responsabilidades. Tiene una deuda con su familia, con sus ancestros y con los que confían en él para su empleo y sostenimiento.

Sidao, por el contrario, no está al servicio de nadie, incluyendo el pueblo de los Song o el emperador al que a jurado servir. En cierto modo es el individualista definitivo y una comunidad de uno.

A través de estas relaciones, descubrimos que Marco Polo es profundamente conservadora (en el sentido tradicionalista del término) en su visión del estado y quienes viven bajo él. Aun así, aunque podemos hablar bien de la comparación en Marco Polo de la familia y el estado y de la afirmación de la serie de que los asuntos del estado deberían estar subordinados a los de la familia, sería un error decir que haya una parte de Marco Polo favorable a la idea de laissez faire. Por ejemplo, el personaje menos simpático después de Sidao es el padre de Marco que, como mercader, es retratado como avaricioso e incluso inepto, escapando de la ejecución solo gracias a los esfuerzos de Marco. El comercio del mercader no es virtuoso, nos dice la serie, y, para Marco, abandonado por su padre que busca riquezas en su lugar, la verdadera virtud se encuentra en el servicio al kan.

También los impuestos ocupan un lugar destacado en la serie y quienes los recaudan y cuentan son personajes tridimensionales y en buena parte simpáticos en Marco Polo. Por el contrario, quienes realmente generan los impuestos (mercaderes como el padre de Marco) o son interesados o “simplemente chusma sin nombre”.


Publicado originalmente el 19 de marzo de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.