Nuestra ilusión actual de prosperidad

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El presidente Obama y la presidenta de la Fed, Janet Yellen, han estado presumiendo de mejorar las condiciones económicas en EE. UU. El desempleo ha bajado al 5,5% y el crecimiento en 2014 llegó al 2,2%.

Periodistas y economistas apuntan a esta mejora como prueba de que la flexibilización cuantitativa fue eficaz.

Acumular más deuda

Por desgracia, este último auge es artificial y ha sido construido sumando deuda a la deuda. La deuda familiar total aumentó un 2,5% en 2014 (el máximo nivel desde 2010). Los préstamos hipotecarios aumentaron un 1,5%, los préstamos de estudios un 6,6%, mientras que los préstamos para automóviles aumentaron un importante 9,6%. La mejora en las ventas de automóviles se basa sobre todo en una burbuja de tomadores de préstamos subprime. Las ventas de automóviles han sido activas debido a un aumento en los préstamos a personas con puntuaciones de crédito por debajo de 620. Desde 2010, esos préstamos han aumentado más del 100% y han pasado de un 20% de concesiones en 2009 a un 27% en 2013. Aun así, los préstamos para automóviles con buenas puntuaciones de crédito, por encima de 760, apenas se han movido el pasado año.

La toma de préstamos de consumidores subprime aumentó hastaa los 189.000 millones de dólares en los primeros once meses de 2014. Excluyendo hipotecas de viviendas, esto equivaldría a un 41% de los préstamos totales al consumo. Este es exactamente el tipo de préstamo que nos puso en problemas hace menos de una década y, para muchos consumidores, esto solo acabará en lágrimas.

Pero tenemos que preguntarnos: ¿está el auge actual construido sobre cimientos firmes? En otras palabras, ¿tenemos aumentos agudos en productividad o crecimiento en el salario real?

La productividad aumentó menos de un 1% de media en los últimos tres años y los salarios reales han sido iguales o han disminuido durante décadas. Desde mediados de 2007 hasta mediados de 2014, los salario reales disminuyeron un 4,9% para trabajadores graduados en el instituto, cayeron un 2,5% para trabajadores graduados en la universidad y aumentó solo un 0,2% para trabajadores con un posgrado.

¿Se está construyendo el auge sobre una amplia base de inversión en fábricas y equipamiento? La edad media actual de las fábricas y equipamiento en EE. UU. en una de las mayores registradas.

Entretanto, ahora está claro que el auge bituminoso fue una ilusión de prosperidad. Los precios del petróleo cayeron por debajo de los 50$, con algunos analistas pronosticando un petróleo a 20$ al final del año. Es una caída desde más de 100$ el año pasado. Muchos negocios bituminosos necesitan petróleo por encima de los 60$ solo para no perder dinero. Ahora mismo son seguros despidos masivos en el sector energético. Pocos se dan cuenta de que la mayoría de las ganancias en empleo en EE. UU. desde 2008 han sido en los estados bituminosos. Aun así, la carnicería no ha terminado. Inducidos por los bajos intereses, los bancos de inversión prestaron más de 1 billón de dólares al sector energético. El impacto sobre el sector financiero todavía no se ha sentido.

No ha habido una verdadera corrección de precios en la vivienda

Lo mismo pasa con los actuales aumentos en los precios de las viviendas y los costes de construcción. Tras la crisis financiera de 2008, los precios inmobiliarios deberían haber caído mucho más de lo que hicieron con respecto a otros precios. La nueva realidad entre oferta y demanda habría llevado a una corrección de precios similar a los que vemos hoy en los precios del petróleo o a las acciones de empresas de Internet después de estallar la burbuja de las punto com. Así que la vivienda debería haber permanecido floja posiblemente durante una década o más, hasta que se hubiera liquidado el exceso de inmuebles residenciales y comerciales vacíos.

Hoy la vivienda está de vuelta, con aumentos de precios a niveles de la época de la burbuja y la actividad de la construcción está repuntando. La mejora la impulsan los inversores profesionales en busca de rendimientos en el mercado de compra para alquiler y los tipos hipotecarios a largo plazo en mínimo históricos por debajo del 4%. Aun así, no ha desaparecido el excedente de propiedades comerciales vacías del auge anterior. Solo se ha quedado en el limbo, debido a la estrategia de “extender y pretender” de los bancos, posibilitada por la impresión masiva de los bancos centrales en los últimos seis años. El número de unidades vacías (gráfico 7) en EE. UU. sigue estando por encima de los 18 millones, un nivel alcanzado en 2008-2009. Respecto de 2014, el número unidades que mantenía el mercado seguía a un nivel máximo por encima de los 7 millones de unidades.

¿El dinero fácil arregla todo?

La política actual proveniente de la Fed parece pretender crear unas series interminables de auges y declives, con la esperanza de que los auges se acorten con más deuda y dinero fácil.

Pero uno de los principales impulsores de la crisis financiera de 2008 fue el exceso de deuda, mucha de la cual llevó a rescates financiados por el contribuyente. A pesar de esto, lo mejor que se le ocurre ahora a la Fed es rebajar los tipos de interés para estimular la demanda e inducir a familias y gobiernos a tomar prestado todavía más.

Sin embargo, interferir con los tipos de interés es con mucho la política más dañina. La economía no es un coche y los tipos de interés no son el pedal de la aceleración. Los tipos de interés desempeñan un papel crítico a la hora de alinear la producción con las demandas de la sociedad a lo largo del tiempo. Juguetear con ellos solo crea un creciente desalineamiento entre demanda y oferta a lo largo del tiempo, que requiere un ajuste siempre mayor y más doloroso.


Publicado originalmente el 1 de abril de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

 

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