Discriminación y libertad en el mercado

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FedEx y UPS anunciaron recientemente que no transportarán el “Ghost Gunner”, una fresadora digital concreta (como una impresora 3D, pero para metales) vendida como capaz de modelar partes de armas sin números de serie.

La presente situación es: (1) comprar, vender, poseer y usar armas de fuego sin número de serie es legal, incluso supuestos rifles de “asalto”; (2) tanto FedEx como UPS han rechazado voluntariamente transportar la fresadora digital, debido a la amenaza de acción gubernamental en el futuro y (3) en el pasado, el gobierno federal ha hechos responsables a FedEx y UPS de la legalidad de los bienes que transportan. Por el contrario, Correos no es responsable de la legalidad de los bienes que transporta (los son los remitentes) y necesita una orden judicial para inspeccionar los paquetes de los consumidores.

A pesar de la posible amenaza de futura interferencia estatal, la decisión de FedEx y UPS es voluntaria, no ordenada legislativamente desde Washington. Ambas empresas simplemente tomaron una decisión voluntaria de no implicarse en un asunto polémico y por tanto discriminaron en contra de ciertos potenciales clientes al rechazar su negocio.

El término “discriminaron” conlleva un pesado equipaje, así que desembalémoslo.

Primero, este autor, como práctica todos en la sociedad occidental moderna, se opone a la discriminación racial en las formas que la mayoría de la gente se imagina al leer o escuchar por primera vez el término. No defendería, por ejemplo, a un negocio con un cartel de “Negros no”, “Inmigrantes no” o “Judíos no” y animaría a otros a no hacerlo tampoco.

Sin embargo, merece la pena mencionar que algunas formas evidentes de discriminación racial se consideran moralmente aceptables en ciertas situaciones. Por ejemplo, el director de cásting de la película Selma nunca consideró usar un actor blanco para interpretar el papel de Martin Luther King. Los productores de películas tienen un tipo físico ideal y lo tienen en cuenta incluso cuando eligen actores para papeles de ficción, como Katniss Everdeen en Los juegos del hambre (un papel que nunca habría interpretado una mujer asiática).

Directores de cásting y productores de películas discriminan basándose en raza, etnia, sexo, tipo corporal y tipo facial, porque sirve a la historia o el personaje en cuestión. No hay una protesta colectiva contra este tipo de discriminación, porque no se basa en un prejuicio emocional o de odio contra un grupo de gente, sino en el sentido común y un cuidado por las preferencias (igualmente inocentes) de los espectadores de cine. No odiamos categóricamente la discriminación racial: odiamos la mentalidad prejuiciada racialmente tras algunos casos de discriminación. Importa el propósito de la parte que discrimina.

La discriminación en general es igual. No podemos negar el derecho de empresas y consumidores a discriminar, pero podemos ocuparnos del porqué de sus razones.

Lo que nos lleva de vuelta a FedEx y UPS. Si estoy a favor de las armas de fuego y no quiero que el estado interfiera con la creciente industria de la impresión 3D, podría preferir que FedEx y UPS digan al gobierno que se aguantara. Transportar las máquinas a tus clientes y luego iniciar una batalla legal por el derecho a hacerlo cuando llegue el momento.

Pero ni usted ni yo soportaremos los riesgos o costes de esa disputa. Solo FedEx y UPS pueden decidir si deberían arriesgar tanto a la presión pública (de las fuerzas contra las armas de fuego) como la acción legal decidiendo transportar las fresadoras de impresión 3D o cualquier otra cosa polémica. La decisión de no hacerlo es su prerrogativa, no la nuestra.

La discriminación, en forma de decisiones, es parte cotidiana de todo encuentro en el mercado. Y no es solo cosa de lo que aceptan los clientes, sino a qué precio: FedEx y UPS cobran más por paquetes más pesados o entrega más rápida.

La discriminación, en este sentido, es un elemento crítico de toda actividad de mercado. Permite que los bienes y servicios los consuman los más dispuestos a pagar por ellos. Esto a su vez permite que trabajo y capital se usen de las formas más productivas y valiosas.

Libertad significa libertad para discriminar. Esta declaración hace que se enfade mucha gente, tanto a la izquierda como a la derecha. Aun así, el derecho de FedEx y UPS a rechazar transportar material polémico es el mismo derecho que el derecho del dueños racista de una tienda a poner un cartel de “Negros no” o el derecho de un pastelero a no vender tartas de boda a parejas del mismo sexo o el derecho de Starbucks a prohibir portar pistolas visibles en sus tiendas. Es el mismo derecho ejercido por el editor de la revista de moda que solo contrata modelos bellas.

¿Qué puede hacerse entonces con los racistas, sexistas y otros tipos de gente intolerante en nuestra sociedad? ¿Hay que darles carta blanca para actuar según sus prejuicios? La respuesta debería haceros sonreír: ¡podemos discriminarlos! Podemos rehuir y boicotear al dueño racista del restaurante, igual que podemos rehuir y boicotear a FedEx y UPS por ceder ante los federales en lo referente a transportar fresadoras 3D. No es un examen de lo correcto y lo incorrecto, pero puede revelar preferencias de consumidores y empresas para los tipos de discriminación que son aceptables, frente a los reprensibles.

Aunque podamos boicotear un negocio con un cartel de “Negros no”, está claro que no deberíamos poner una pistola en la cabeza del dueño y decirle: “¡Permite negros en tu tienda o verás!”. Y si no tenemos la autoridad para hacer eso, no podemos delegar esa autoridad en otro, ni siquiera si se sienta en el parlamento o lleva una placa. Deberíamos limitar las respuestas violentas a solo los actos violentos. La no violencia es la única respuesta apropiada a actos no violentos de discriminación, no importa lo feos y moralmente incorrectos que sean dichos actos.


Publicado originalmente el 30 de abril de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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