Klein versus Kirzner

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El pasado lunes hubo un acalorado y esclarecedor debate en el Coloquio sobre Instituciones de Mercado y Procesos Económicos de la Universidad de Nueva York (conocido antes como el Coloquio de Economía Austríaca), cuando Peter Klein presentó un extracto de su nuevo libro Organizando el Juicio Empresarial, coescrito con Nicolai Foss y publicado por la prestigiosa editorial de la Universidad de Cambridge. Israel Kirzner, el teórico que lidera el espíritu emprendedor en la economía austríaca así como enla más amplia profesión económica, estaba también presente. También lo estaban David Harper, el profesor de la Universidad de Nueva York que escribió un notable libro sobre la materia, y Mario Rizo, cuyo libro coescrito y subsecuentes artículos sobre temas relacionados con el tiempo y la ignorancia tienen una gran influencia en los círculos austriacos. Los participantes en el coloquio veían ya venir el combate entre estos prominentes teóricos austríacos, y ninguno de nosotros quedó decepcionado.

En su presentación, Klein puso en duda el influyente paradigma de la alerta del espíritu empresarial. Kirzner afirma que la alerta y el descubrimiento de oportunidades de beneficio – concebido como objetiva y simultáneamente cuando existen diferencias en los precios de los recursos y productos – es la cruz del empresario. Así, para Kirzner, el empresario es, esencialmente, un árbitro que compra un bien dado donde los precios son más bajos y vende el mismo bien donde los precios son más altos. No afronta ninguna incertidumbre, no arriesga ningún capital, y siempre se beneficia de estar alerta ante la oportunidad de obtener beneficio. Foss y Klein proponen, en cambio, un acercamiento al espíritu empresarial basado en el foco de Frank Knight y Ludwig von Mises sobre el “juicio” empresarial respecto de las inciertas condiciones futuras del mercado. El juicio se ejerce por el acto de invertir y distribuir recursos en largos procesos de producción que son organizados y controlados por el empresario hasta completar y vender el producto. Para Foss y Klein, el empresario es, por lo tanto, un capitalista y propietario. La empresa capitalista es la organización creada por el empresario para facilitar la propiedad y el control de las decisiones sobre las combinaciones de recursos productivos, que abarca su juicio sobre los futuros precios y mercados del producto.

La diferencia entre la concepción kirzneriana y la de Knigth-Mises (y Foss-Klein) sobre el empresario se resumía excelentemente en un esclarecedor intercambio entre Klein y un participante pro-Kirzner. El participante puso el ejemplo de un propietario de una plantación de naranjas, en la era anterior al zumo de naranja, que descubre el “hecho” de que el zumo está mucho mejor valorado que las naranjas frescas por los consumidores. El propietario actúa empresarialmente descubriendo mediante su capacidad de alerta y explotando sin costes la oportunidad de beneficio que le permite la diferencia de precios entre las naranjas frescas  menos valoradas y el zumo de naranja mejor valorado. Al hacer eso, también mejora la coordinación entre los planes de producción y los planes de consumo en la economía, lo que acerca la economía al equilibrio.

Klein respondió negando que el productor de naranjas hubiera descubierto ningún “hecho” en absoluto. Lo que el productor hizo fue juzgar que, bajo unas futuras condiciones de mercado, el precio del zumo de naranja superaría los costes de producción de los bienes, incluyendo las naranjas frescas, y, basándose en este juicio especulativo, invertir su capital en alcanzar esos recursos y organizarlos de acuerdo con un plan de producción específico. Y puesto que su juicio, y su inversión, y sus decisiones organizativas se mostraron correctos, obtuvo beneficios. De haber sido incorrectos, hubiera sufrido pérdidas. Así, mantenía Klein, la oportunidad de beneficio no era un hecho anterior esperando ser descubierta; más bien, la oportunidad de beneficio fue descubierta, a posteriori, como el exitoso resultado de una acción basada en un juicio especulativo. Si los planes de los agentes económicos están mejor coordinados o no, y si la economía está más cerca del equilibrio que antes, es “irrelevante”, explicó Klein: lo importante es que los beneficios a posteriori indican que los recursos han sido redistribuidos desde usos con menos valor a otros con mayor valor desde el punto de vista de los consumidores.

Klein también puso en duda la contención de Kirzner de que el empresario, en su capacidad de árbitro, fuese meramente una “metáfora”. En el extracto presentado, Foss y Klein escribieron astutamente:

“Al menos en el habla común, una metáfora es una figura literaria en la que un término y concepto se usa como referencia a algo que no denota literalmente, revelando así una similitud potencialmente esclarecedora. ¿No está hablando  Kirzner sobre empresarios del mundo real?… Argumentar que una construcción es una metáfora abre una brecha entre la realidad sobre la que se supone que la construcción arroja luz, y la construcción misma. Particularmente, el uso de razonamientos metafóricos es diferente del de usar modelos, construcciones, o tipos de supuestos ideales para captar las cualidades esenciales o fenómenos reales (lo que una metáfora no hace).

Esta afirmación fue puesta en duda por otro participante, que aseguró que las construcciones y modelos eran metáforas de la mima manera que un mapa era una metáfora de las autovías, carreteras, y calles cuya configuración dibuja. Después de todo, el mapa “abstraído de” algunas características esenciales del fenómeno real que se presenta. El crítico de Klein se equivocó al igualar las metáforas a los modelos y construcciones sólo porque ambos eran abstracciones. Pero, por supuesto, como Mises enfatizó repetidamente, todo pensamiento es necesariamente “abstracto”. Cuando decimos que un compañero de trabajo perjudicial es un “huracán”, un valiente guerrero es un “león”, o un atleta de bajo rendimiento es un “perro”, empleamos metáforas que se refieren al fenómeno real que percibimos y que es parte de nuestra experiencia vital. Son abstracciones en  tanto que no traen a la mente las múltiples características de aquellas cosas que realmente existen en toda su particularidad; pero tampoco las niegan. En estos ejemplos, se refieren a un atributo notable de un animal o un hecho natural por el cual queremos caracterizar el comportamiento de una persona. Las metáforas pueden incluso usar figuras míticas o literarias tales como unicornios, ogros, semidioses clásicos, brujas, y otras muchas; pero su propósito es siempre señalar una característica notable de una persona o cosa con la cual se compara.

El objetivo de un modelo o construcción económicos es completamente diferente. Tomemos por ejemplo la construcción de  la economía uniformemente rotativa. Es una construcción enteramente ficticia en la cual el cambio está completamente ausente y que está poblada de autómatas que repiten la misma ronda de actividades una y otra vez sin experimentar nunca sorpresa o arrepentimiento, beneficio o pérdida por el resultado de sus esfuerzos. Esta construcción es completamente imaginaria y no se refiere a ningún estado realizable de cosas en nuestro mundo. De hecho, especifica deliberadamente condiciones que falsean la realidad. No es una metáfora, no se formula para hacer más vívida, inteligible o convincente nuestra retórica; es una herramienta de pensamiento que los economistas usan para analizar la causa y la esencia del beneficio y la pérdida. Otros modelos económicos, como el punto de equilibrio perfecto, son también abstractos, pero no falsean la realidad. Por ejemplo, el punto de equilibrio perfecto describe el resultado del proceso por el que la gente real, actuando bajo condiciones de incertidumbre, interactúa para liberar los precios de mercado y explotar el mutuo beneficio del intercambio. Es abstracto en el sentido de que no hace referencia al color de pelo del actor, ni a su peso, edad, religión, etc., pero no lleva a cabo ninguna suposición falsa o contradictoria. Y tampoco es una metáfora, comparación entre una cosa y otra diferente, sino una descripción de la esencia de un proceso real de la interacción humana.

La provocativa presentación de Klein trajo muchos otros meditados comentarios, retos y objeciones durante el coloquio, pero a mi juicio, Peter expuso y defendió magníficamente su posición.


Publicado originalmente el 11 de mayo de 2012. El artículo original se encuentra aquí.

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