Con Breaking Bad, Vince Gilligan creó una de las mejores series de la historia. La ha continuado con una precuela, Better Call Saul!, que explica cómo el poco ético abogado que aparecía en la anterior serie (Saul Goodman) era anteriormente un eterno perdedor llamado Jimmy McGill. Los seguidorfes de Breaking Bad están encantados de que Gilligan haya encontrado de nuevo una mina de oro y Better Call Saul! parece que se va a convertir en otro clásico de la televisión. Y aunque la serie no es abiertamente libertaria, los libertarios pueden aprender de ella.
Con solo una primera temporada completa, estoy seguro de que la serie tiene muchas sorpresas guardadas. Pero una cosa está clara: Gilligan continúa siendo el defensor de hombre pequeño contra el establishment y el poeta de la mezquindad de la existencia ordinaria en los Estados Unidos del siglo XXI. Captura toda la frustración, humillación y desesperanza de vivir en el mundo administrado del estado moderno.
Jimmy McGill es un pez en el fondo del pantano de la regulación pública que ahora cubre el panorama estadounidense. Como abogado novato, Jimmy se convierte en una criatura del sistema de tribunales, tratando de explotarlo aunque este le explote a él. Al empezar la serie, Jimmy trabaja como abogado público. En una sociedad que valora tanto las credenciales, tiene una enorme desventaja: su licenciatura en derecho es la Universidad de Samoa Americana.
Forzado a mendigar casos a un funcionario metomentodo, Jimmy es un parásito en la sociedad. Si no fuera por una multitud de normas y regulaciones públicas y de inadaptados que las violan, Jimmy no tendría trabajo. Si rascamos la superficie de su mundo, solo hay regulación pública por debajo de él.
En solo diez episodios, Jimmy ya ha cubierto toda la gama de la burocracia moderna. Mientras lucha contra el sistema de tribunales, también está interactuando (y peleando) constantemente con un gran y poderoso bufete de abogados que representa la impersonalidad y frialdad de la vida oficinista moderna. Jimmy también se ha enfrentado a una burocracia hospitalaria despreocupada, que trata de imponer a su hermano un tratamiento psiquiátrico contra su voluntad.
Como socio del gran bufete, el hermano mayor de Jimmy, Chuck, podría parecer representar al propio establishment. Pero ha desarrollado una enfermedad psicosomática y por tanto se une a las filas de todos los solitarios en Better Call Saul! que no se ajustan a las categorías de la sociedad y por tanto incurren en su ira burocrática.
Otro solitario en conflicto con la ley en Better Call Saul! es Mike Ehrmantraut, el arreglador y limpiador de Saul Goodman en Breaking Bad. Cuando conocemos su historia en el episodio 6, descubrimos que es básicamente un hombre bueno, que recurrió al delito solo debido a su implicación con un distrito policial corrupto en Philadelphia.
En la trama final de la temporada, Jimmy desarrolla una especialidad en el derecho de los mayores, lo que le lleva a las entrañas figuradas (y el contenedor literal) de una residencia asistida. En sus intentos por ayudar a los ancianos, Jimmy se enfrenta a un nuevo grupo de abogados, que le inundan con demandas de papeles. La pila de cajas de ficheros de casos que Jimmy está arrastrando continuamente simboliza las absurdas reclamaciones de documentación que impone la burocracia.
Jimmy se enfrenta a estas fuerzas burocráticas, pero solo convirtiendo su demanda colectiva en un caso de corrupción (RICO), que triplicará la indemnización. El águila legal Jimmy no tendría garras sin un estatuto federal pensado originalmente para combatir el crimen organizado, pero que ahora se aplica habitualmente a los delitos de cuello blanco. Al final, las demandas de papeleo del caso obligan a Jimmy a entregar el caso al gran bufete al que desprecia. Con todas estas reglas complejas, el estado hace imposible para alguien tan pequeño como Jimmy hacer negocios por su cuenta.
Los libertarios tienden a concentrarse en las formas clásicas de intervención pública: impuestos, sistema monetario, regulaciones económicas. Better Call Saul! nos recuerda que la tiranía del gobierno es realmente más insidiosa y generalizada de lo que podría parecer. Cuando estaba trabajando en Expediente X, Gilligan ya había explorado el régimen panóptico del estado moderno, tal y como lo analizaba el filósofo francés Michel Foucault: un mundo plagado de instituciones, como escuelas, clínicas y prisiones, que no son, estrictamente, parte del gobierno, pero que sin embargo nos controlar y monitorizan nuestras vidas para fines del gobierno.
Un tema que une a Breaking Bad y Better Call Saul! (heredado de Expediente X) es que vivimos en un estado vigilante y los registros de nuestro gobierno nos pueden marcar de por vida. Jimmy es perseguido por una sola falsa acusación de un delito sexual.
Para regular cada aspecto de nuestras vidas, el gobierno no puede hacerlo solo: funciona a través de una red de intermediarios. Muchas de estas instituciones simulan preocuparse por nosotros, pero en el proceso nos quitan nuestra libertad. Better Call Saul! retrata con brillantez el directorio entremezclado del gobierno moderno, instituciones cuasigubernamentales y todos sus satélites. Tribunales, bufetes de abogados, policía, grandes empresas, hospitales, residencias asistidas, todos trabajan juntos para limitar nuestra libertad, y todos funcionan dentro del aparato regulatorio del estado.
Jimmy McGill es un hombre normal contemporáneo, aplastado por la tiranía atenuada que predijo Alexis de Tocqueville para Estados Unidos en su libro La democracia en América. No es sorprendente que Jimmy ya está abrazando su lado oscuro y estafador y podamos verle transformarse en Saul Goodman.
Publicado originalmente el 23 de junio de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.