Burocracia: conclusión

0

satiriconElburocrataEl análisis de las características técnicas de la organización burocrática y de su opuesto, la organización basada en el beneficio nos proporciona una guía para valorar clara e imparcialmente ambos sistemas de gestión de la división del trabajo.

La administración pública, el manejo del aparato gubernamental de coacción y compulsión, debe ser necesariamente formalista y burocrático. […] Tales reglas son indispensables para que la administración pública no se les escape de las manos a los altos funcionarios y degenere en la supremacía de los oficiales subordinados. Estas reglas son, además, la única manera de hacer que la ley prevalezca en los asuntos públicos y para proteger al ciudadano frente a una arbitrariedad despótica.

[…] Lo que se llama en una terminología muy tendenciosa la sustitución del principio del beneficio por el principio de servicio resultaría en el abandono del único método racional de cálculo en la producción dirigida a satisfacer necesidades [el sistema de precios]. El beneficio ganado por el emprendedor es precisamente la expresión del hecho de que ha servido bien a los consumidores, esto es, a todas las personas. Sin embargo en relación con la actividad de las oficinas públicas no existe disponible ningún método de cálculo que pueda establecer su éxito o fracaso.

En cualquier sistema socialista únicamente el equipo centralizado de gestión tendría el poder para dirigir, mientras que todos los demás tendrían que llevar a cabo las órdenes recibidas. Todas las personas excepto el zar de la producción deberían cumplir incondicionalmente las instrucciones, códigos, reglas y regulaciones emanadas por un cuerpo superior. Desde luego en este inmenso sistema de regimentación cada ciudadano podría tener el derecho para sugerir algunos cambios. Pero el camino desde tal sugerencia hasta su aceptación por la autoridad suprema competente sería tan largo y oneroso como el que hoy recorre una carta al director o un artículo en prensa sugiriendo una enmienda legislativa hasta su aceptación por la legislatura.

[…] En este libro no estamos discutiendo sobre personas sino sobre sistemas de organización social. No queremos decir que un cartero sea inferior a nadie. Lo que hemos de darnos cuenta es solo que la chaqueta de fuerza de la organización burocrática paraliza la iniciativa individual, mientras que dentro de la sociedad de mercado capitalista un innovador aún tiene una oportunidad de prosperar. La primera trabaja por el estancamiento y la preservación de una forma inveterada de hacer las cosas, la segunda por el progreso y la mejora. El capitalismo es progresista, el socialismo no. […]

Los adalides del socialismo se llaman a si mismos progresistas, pero recomiendan un sistema que se caracteriza por una rígida observancia de la rutina y por una resistencia a cada intento de cambio. Se llaman a si mismos liberales, pero intentan abolir la libertad. Se llaman a si mismos demócratas, pero anhelan o suspiran por la dictadura. Se llaman a si mismos revolucionarios, pero quieren hacer al gobierno omnipotente. Prometen las bendiciones del Jardín del Edén, pero planean convertir el mundo en una gigantesca oficina de correos. Todos los hombres excepto uno empleados subordinados en una oficina (bureau), ¡qué atractiva utopía! ¡Qué causa tan noble para luchar por ella!


Traducido del inglés por Jorge Bueso Merino.

Print Friendly, PDF & Email